Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sabes... no quiero arrancarte. por Anoniima

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Todos los personajes de Naruto son autoría de Masashi Kishimoto

 

 

 

ADVERTENCIA: Sugerente continuación de ''Podremos hablar de aquello luego''. Se recomiendo su anterior lectura.

 

De no ser asi, esto no afectara la concreta comprencion de la historia pero si el hilo de la trama.

Notas del capitulo:

 

-       No debes verlo así, debe ser algo agradable de compartir con las personas que queremos y amamos – el mayor le sugería que cambie de idea ante la cuestión en sí, sin quitar la vista de su libro – el sexo no es solo salvajismo.

 

-       Amor o cariño no es eso lo que necesito, ni lo que vine a buscar –

 

-       Oh – se detuvo un momento para observarlo – algún día querrás hacer sentir bien a alguien más,  lo desearas y no te importara como te sientas tu exactamente. Ni lo que tengas que hacer.

 

 

Mierda – pensó el ojinegro mientras volvía a concentrarse en lo que hacía. A Sasuke le encantaba ver a su pelirrojo retorciéndose de placer, agitado, incapaz de cerrar la boca para ahogar los constantes gemidos. Le encantaba ver a Gaara exitado, suplicante por más y más. Pero aquellas palabras habían llegado a el de repente, interrumpiendo su atención al otro – Idioteces.

 

Los dos se encontraban en su cama: el azabache a medio recostar, con su espalda levemente erguida gracias a varias almohadas, y desde ahí… contemplaba al aguamarina, sentado sobre sus caderas, cabalgando su miembro frenéticamente. De esta forma Sasuke tenía la mejor vista posible de Gaara: podía ver su cara suplicante, su miembro erecto, y podía también apretar sus nalgas cuando él quisiera.

 

Tener a su pelirrojo rogando porque lo follara, era para él, la manera perfecta.

 

______________________________ 

 

 

Ha pasado un largo tiempo, no sé cuánto exactamente, podría decir que unos dos años desde que llegue a Konoha con Sasuke. Actualmente nos hospedamos en la vieja casona donde el azabache vivía de pequeño, el único lugar donde había aceptado, aunque representara un tortuoso recuerdo para él, residir.

 Vivir aquí también representa una pequeña sensación de malestar para mí. Desde el vamos Sasuke se había ganado muy mala fama desde lo acontecido con Orochimaru. La desconfianza hacia su persona aún estaba viva en cada aldeano y en las autoridades de la villa más aun, ya que temían una nueva traición de su parte. También les causaba muchos problemas con villas aliadas por considerarlo una potencial amenaza; y  yo no me quedaba afuera en las sospechas de todos: el ex portador de un demonio, ex asesino, ex postulante al puesto de Kazekage que abandono todo por quedarse con un traidor a los ojos del mundo.

No podían evitarlo, muchos nos miraban con odio, miedo y hasta a veces asco. Sin duda esas eran las que más dolían. Pero, por lo menos yo, ya estaba acostumbrado a ese trato, y a Sasuke parecía no importarle.

 Al poco tiempo de llegar, supe que mi lugar estaba al lado del azabache, por lo cual abandone mi entonces actual puesto de embajador. Claro que esto no fue nada fácil. Se sucedieron varios problemas y discusiones, pero gracias al apoyo de Tsunade todo termino pacíficamente.

Sasuke se había negado a seguir bajo el servicio de su aldea como ninja, solo realizaba algún que otro turno en la policía militar de Konoha, que a pesar de no tener el mismo peso que antes poseía, seguía funcionando como control del orden público.

Otra de las cosas que mantenían mi cabeza inquieta era el único verdadero amigo que alguna vez tuve en Konoha, el cual no se encontraba en el pueblo. Naruto ya se había ido para cuando llegamos con Sasuke. Siempre estuvo ahí cuando lo necesite, cuido de mí como pocos lo han hecho en mi vida. Naruto me enseño muchas cosas, pero desafortunadamente, todo el cariño que podría tenerle nunca me fue correspondido. Sai también ha desaparecido.

 Sé por qué, pero intento no pensar en eso, por lo menos no ahora, prefiero recordarlos a los dos en los buenos tiempos, felices, en paz.

 Sasuke me reúsa el tema y en especial del rubio. Recuerdo que me visito en Suna tiempo antes de partir. Parecía muy interesado en lo que había hablado con el Uchiha aquella vez que lo había visitado cuando aún estaba en prisión, el mismo Naruto me envió allí para ayudarlo a hacer recapacitar a Sasuke, aunque eso no fue exactamente lo que paso. Aquella tarde parecía estar impaciente por saber con lujo de detalles lo que me había dicho, aunque sus esfuerzos fueron en vano.

 Recuerdo cuando se fue de mi oficina en Suna, lo último que me dijo fue:

 ’Espero que Sasuke recapacite, es un…  amigo muy importante para mí, podría matar por protegerlo y que se quede en Konoha – rio – aunque sé que preferiría que lo maten antes que yo lo protegiera o lo obligara a hacer algo’’

 Y bueno, Sai… es un poco más peculiar que los demás. Lo veía junto a Naruto y su otra compañera, Sakura.

Según entiendo Sai había tomado el lugar de Sasuke en su formación de equipo, y para poder hacer tal cosa, debía ser muy bueno en lo que hacía, ya que el Uchiha siempre ha sido un ninja excepcional: aún recuerdo nuestra primera pelea, como olvidarla, ver mi sangre; recuerdo que me apasiono al punto de asustarme, ese día supe que tenía que matar al Uchiha, debía atraparlo. Y hoy puedo decir que lo logre, pude atraparlo, aunque no de la forma en que yo pretendía aquella vez…

 

Tan perdido estaba en todo lo que había vivido hasta ahora que se le había olvidado la causa de recordar todo aquello. Hizo violentamente un bollo con aquel papel, liberando así frustración y se precipitó sobre la cama despertando de un salto a Sasuke.

Este se levantó suavemente, como si nada lo hubiese turbado demasiado.

 

-       Por mi pueden tener todo el mundo, pueden quedarse con los todos Kages y con cuanto prisionero puedan hacerse, pero no pueden quedarse contigono podía quitar la vista de los ojos de Sasuke a pesar de que el cuerpo del moreno se encontraba totalmente desnudo al igual que el suyo.

El azabache acaricio su rostro y bajo por su brazo, tomando su mano. Lo jalo y recostó a su lado, tapándose ambos con una fina sabana.

Lo miro, agotado, sus ojos le decían que era una molestia, que no importara lo que diga: la decisión estaba tomada.

 

-       No exageres, no es que valla a morir o algo así – Gaara resoplo, tal vez estaba siendo un poco, un poquitito dramático, pero la situación lo exasperaba - ¿Acaso no te importan? Imagino que has leído el pergamino de pe a pa, arriba y abajo, izquierda a derecha. Podría presumir que hasta hiciste una copia.  Si Suna era la cuestión en sí y Sasuke lo sabía, el pequeño cada vez entendía menos el porqué de la repentina aceptación del moreno por volver a servir a Konoha como ninja - No tengo opción. Los malditos ancianos saben que soy muy bueno… demasiado bueno, para estos asuntos extraordinarios. No dejaran que me niegue a hacerlo, es una situación de suma y completa importancia, tiene que ser tratada con delicadezacerro sus ojos como dando por finalizada la conversación, pero no era suficiente.

 

-       ¿Y desde cuando a  ti te importan esas cosas? Sabemos que el solo podría escapar, hasta donde sabemos solo son unos idiotas que se dejaron llevar por sus impulsos… idiotas – cuestionó el pelirrojo pensando que Sasuke no esperaría que se tragara esa absurda excusa. Pero más que nada, quería saber el real interés de Sasuke por aceptar aquello.

 

-        Si me niego tomaran represarías, harán lo que sea por arruinarme la vida. Así que, irán contra ti también. ¿O crees que hospedan a un extranjero de tu carácter porque les caes bien? ¿Crees que les agrada que yo esté viviendo nuevamente aquí luego de todo lo que ha sucedido en el pasado? Sabes que Suna ha pedido más de una vez por tu retorno, exigiendo que nuestras autoridades me maten por secuestro, cuando todos bien sabemos que tenía una orden de escoltarte hasta aquí y con gusto o hubiesen hecho de no ser por quienes se opusieron... Konoha no puede permitir que una disputa política por tu persona afecte negativamente en su alianza con Suna. La única razón por la cual puedes vivir aquí en paz es por la alianza entre nuestros pueblos. Un paso en falso y estamos muertos los dos.

Eres muy valioso para tu pueblo, no los culpo por quererte de regreso, pero… ¿aun crees que quieren que vuelvas porque te quieren y respetan? Podría apostar todo a que ahora no eres más que un traidor otra vez y que vivas junto a un traidor no lo mejora. Ya has visto cómo te mira la gente, todos deben pensar ‘’si allí va la perra de Sasuke Uchiha’’ – era verdad, miradas de afecto no eran precisamente las que sobraban pero odiaba que se refiriera a su persona con esos términos, aun así, no lo interrumpió.

 

-       Sabes lo que siento, te necesito aquí ahora; frio y calculador como siempre. Tengo que hacer esto por los dos. Te imaginas lo que podría generar que sea asesinado?. Convulsionaria el orden en el que vivimos, los espíritus de cada hombre estallarían. La incertidumbre se apoderaría del buen juicio de muchos, nada bueno puede salir de eso. Te prometo que cuando termine podremos estar tranquilos otra vez -

 

¿Porque? porque debía correr el riesgo de perderlo? No le importaba si sonaba egoísta, no quería dejarlo, si era necesario montar una escena de niño caprichoso lo haría, no podía correr el riesgo de perderlo otra vez.

 

-       Confía en mí. El grupo rebelde ‘tiene al Kazekage’, no sé por qué se preocupan tanto, lo único que tienen que hacer es enviar 4 ninjas competentes para que el viejo pueda escapar y luego… lo terminas. Los tipos deben ser unos idiotas. Tus hermanos están organizándolo todo allá y Naruto está en camino. Sai y yo saldremos para allá mañana – Bien, tenía que resignarse a la idea, y limitarse a esperar lo mejor de esto. Por un momento la idea de que, quizás, encontrarse con ellos lo reconfortaría un poco, pero se esfumo rápido. Y el desgano le gano.

 Se miraban, algo sonrojados, aunque ninguno haga mención de aquello. Los dos estaban algo incomodos y es que esa noche habían tenido que atravesar la conversación más odiosa de las que habían tenido últimamente. Una en la cual… tuvieron que recordarse su amor, su preocupación por el otro, para luego acabar con esa sensación de idiotez y cosquillas en el estómago (aunque ninguno de los dos demostraría sentirlo), recordándoles, que eso los hacia feliz.

 

______________________________

 

 

Por la mañana cuando me levante Sasuke ya no estaba. No pude replicar, no pude suplicar - aunque no lo haría - no pude siquiera despedirme. No pude siquiera saludarlo antes de que se valla. No iba a verlo durante un tiempo.

Me dispuse a empezar de una vez el día, pero siquiera pude superar el desayuno: este se había quedado atascado a mitad de mi garganta y parecía no querer bajar. Y esa sensación de asfixia continúo todo el día…

Se tornó insoportable, no podía tolerar estar sin hacer nada. ¿Desde cuándo procedía de aquella manera? ¿Desde cuándo se quedaba sentado, tomando cómodamente una taza de té, los problemas se soluciones por si solos, o peor: dejando que los demás solucionaran sus problemas?

Era mi aldea y era también mi responsabilidad. Y debía cumplirla, tenía que llegar allí; iba a hacerlo, nadie podía decirle que no.

 

 No teníamos por qué despedirnos, pronto nos veríamos otra vez.

 

Notas finales:

Cualquier duda será aclarada sin molestia alguna. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).