Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El nerd de Naruto por Boa Fleur

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Espero que les guste :D

 

Notas del capitulo:

Mi primer fic despues de años :0

El nerd de Naruto

Hola soy Naruto Uzumaki y esta será la primera y última vez que me verás en esta situación. Te preguntarás que situación, yo te respondería que la vista desde el suelo jamás me fue más desagradable. Y es que quien no se sentiría asqueado tirado en el piso cubierto de sabrá dios quien sabe qué cosa. Lo cierto es que a mis compañeros de  colegio les dio por hacerme una bromilla, vale que era el blanco perfecto. Era el nerd, el chico bobo del lugar, pero tampoco es como si fuera la peste negra acechando Europa.

Cielos, a quien quiero engañar, ese tipo de situaciones se han ido repitiendo desde que ingrese a este estúpido “manicomio” llamado erróneamente Instituto Konoha, escuela número uno del país de Fuego, donde los pequeños bastardos, entiéndase alumnos, disfrutan de poner en práctica sus más retorcidos pensamientos y es ahí donde desgraciadamente entro yo.

Ni yo mismo se cómo di a parar aquí. Bueno en realidad sí, pero dejando de lado el drama, diré que mi vida en este infierno no es del todo mala. He aprendido a ser más tolerante, algo que en mi vida había sido. Decir que he aprendido aquí más valores que en el orfanato me parece una ironía. Pero todo tiene una razón de ser. No me arrepiento, sólo que de vez en cuando me gustaría partirle la cara a toda esta bola de chiflados, ganas no  me han faltado, desde luego, pero hacer eso significa la inmediata suspensión y con ello la decepción.

En fin, parece que ya he echado raíces de tanto que estuve en el suelo, suerte que ya  nadie queda en los pasillos.

De algún modo había sobrevivido un día más y se me hacía extraño ya que mis amados compañeros no se conformaban sólo con una treta como esta. Sin embargo no me puse a pensar más en mi buena suerte ya que la fortuna podría ofenderse y volverme la espalda. De tan sólo pensar en eso un escalofrío repentinamente recorrió todo mi cuerpo, casi como un impulso me puse a rezar a todos los dioses conocidos y por conocer, mi buena suerte debía seguir y no la dejaría ir tan fácilmente.

Tardé un poco en calmarme y respire tal y como me habían enseñado en las clases de yoga que tomaba a escondidas. Hey no es algo de que lo que tenga que avergonzarme, es que debo canalizar mi furia y que mejor que el yoga. Muchas cabezas rodarían de no ser por ese deporte y eso es algo que debo evitar, aunque la idea no me sea indiferente.

Me levante como pude y supe al instante que estaba hecho un asco. Me sentía pegajoso y cielos… ¿Acaso era yo quien despedía ese hedor? ¡Huelo como un cerdo! No, peor que eso, huelo a trol…

Lamente no haber previsto que el grupo de fastidiosos me venían siguiendo desde que puse un pie en este recinto, ¿ya dije que es una casa de locos? Pero estaba claro que mi cabeza no estaba para prestar atención a nada ni a nadie. Por fortuna los pasillos estaban silenciosos y casi podría decirse que oscuros. Lejos de sentir miedo, como en otras ocasiones, —sí, las películas de terror tiene que ver en ese pequeño detalle— caminé rápido y confiado hacia las regaderas dispuesto a desaparecer todo rastro de inmundicia.

Cuando terminé de bañarme a conciencia y vestirme, me fui rápido para llegar a tiempo a mi segunda clase, está claro que a la primera ni para que entrar y menos conociendo al profesor Ibiki, ese tipo me causa escalofríos.

Una lástima que todos mis planes terminen siempre mal. ¿Y es que porque nadie me deja tranquilo eh? Tal parece que soy aclamado, soy famoso y sin yo pedirlo. Algún subnormal me empujo con la delicadeza que puede llegar a tener un trol o sea nada. Vaya que tengo yo con los troles, a cada rato los invoco, lo cierto es que la trilogía de El señor de los anillos me dejó con una pequeña obsesión. Me gustaría cambiar papeles y ser como el poderoso Aragorn y no como Frodo, no se ofendan pero Frodo… es Frodo. En fin después de tanto divagar, escucho algo, pero estaba tan concentrado en mis sueños de grandeza que no sé de qué fue el asunto.

Puse mi mejor cara e hice como si no hubiera pasado nada. Me era difícil pero debía mantener un perfil bajo si quería llevar una vida más o menos pacífica. Caminé adolorido, por los pasillos hasta llegar al salón de mi segunda clase, conociendo al profesor Kakashi estaba seguro que vendría por lo menos media hora tarde. Suficiente tiempo para ponerme a estudiar.

Que quede claro, no es que sea un ratón de biblioteca, lo que pasa es que necesito muy buenas notas y estudiar es el método más fácil y digno para obtenerlas. Cuando entré al salón ni lento ni perezoso me senté en los primeros sitios y a lado de la ventana. Había unos cuantos estudiantes conversando entre ellos. Yo era el único anormal que estaba estudiando, pero poco o nada me importaba, así que seguí con lo mío. Aunque era difícil seguir y comprender la lectura cuando los murmullos y gritos se escuchaban cada vez más fuerte a medida que llegaba más gente y entre ellos, el grupo que no se cansa de fastidiarme cada día.

El salón de clases a pesar de que era eso: un salón, era un buen sitio para que la guerra estallase. A pesar de que quería pasar desapercibido o bien ser un fantasma, los idiotas del grupo me utilizaban como un blanco para sus estúpidas bromas. Yo en mi mente no paraba de maquinar torturas más allá de lo que puede llegar a aguantar un humano. Algún día mis más inmundas ratas. Solía decir para acallar esas ganas apasionantes de barrer el piso con sus rostros. Mis manos temblaban mis piernas también, pero si piensas que es por miedo o algo parecido te estas equivocando. Aún no ha nacido el tipo que me haga tenerle miedo.

—Uzumaki Naruto, listo para lo que tu amo ordene —dijo de pronto el segundo al mando. Su nombre era Sai. El tipo era de lo más extraño pues siempre cargaba con una sonrisita de lo más espantosa. Juraría que no tenía otra expresión en su rostro.

Ese era el juego estúpido que estos tipos llevaban. No sabía si reírme fuertemente en sus caras o golpearlos hasta desfallecer.

Ellos se sentaban atrás pero todo lo que decían era claramente escuchado. De modo que toda la clase se enteró que yo supuestamente ya tenía amo o dueño. Las cuchicheos de pronto se dejaron escuchar y mi cara se puso caliente estoy seguro que estaba roja, producto de la humillación.

—D-dejenme en p-paz… E-el profesor pronto llegara… y no le gustará ver es..esto.

Silencio total.

Si, lo sé… te has quedado con la cara sorprendida, pasmada, extrañada o de orco a punto de ver a Sauron vestirse de rosa para ir a una cita con Smeagol. Créeme yo también lo estaría, la escena esta para morirse y no precisamente de dolor. Si sabes a lo que me refiero.

Yo también me avergüenzo de que conozcas ese lado mío, pero no hay nada que se le pueda hacer.

Mi mirada en ese instante era de escalofríos. Mis lentes se me estaban cayendo por el sudor. No dejaba de temblar. Aclaró que no es por miedo eh.

—¿Así que puedes hablar eh? Ya era hora, estaba pensando que si no lo hacías yo tendría que poner en practica a estos —señaló sus puños que se estaban golpeando uno entre otro, dándome a entender que eso era lo que sucedería—. No hice la tarea, dámela antes de que venga Kakashi.

—¿Por qué debería hacer eso mono insolente? ¿Sólo porque lo dices tú? Pues que te quede claro, yo no te daré nada, y permíteme darte un consejo, si yo fuera tú, empezaría desde ya, porque el profesor Kakashi no tarda en venir.

Sai se quedó con la boca abierta y con una expresión de asombro igual a la de los demás compañeros. Creo que ahora si me pase, pero ¿a quién le importa? si no lo hubiera dicho, el trabajo en el que mi mamá me ayudo habría caído en manos equivocadas y eso no me lo permitiría. El grupo de Sai parecía no estar conforme con lo que dije, un idiota bastante ágil, me tomó de la camisa del cuello y me empezó a hablar muy fuertemente.

—El gatito saco las garras, una lástima que hayas decidido mostrarlas en el momento equivocado pues hoy te recordare cuál es tu lugar.

Su aliento recorrió toda mi faz y yo casi vómito, pero me mantuve estoico.

—No hace falta. Pero si tú también quieres pelea, pues pelea tendrás.

Supongo que nadie ha sido espectador antes del sujeto que se ha atrevido a siquiera contestarles. ¡Soy el actor principal! Estoy un poco más feliz.

—Déjamelo a mí, este nerd anda más hablador de lo que recuerdo. No me gusta.

—Pues a mí tampoco me gusta que te estés metiendo en mis cosas.

El tipo hervía de enojo, lo sabía porque su rostro se contorsionaba como si fuera un animal. Me mostraba sus dientes gruñendo. Su cara me pareció idéntica a la de un orco. Mi reacción fue instantánea, me reí como un poseso.

—Estoy harto de sus bromas pesadas. Por fin llegó el momento en que todos me respetaran y aceptaran. Prepárense porque no me andaré con jueguitos…

Mi puño se descargó en el rostro del simio. No me detuve con él, ataqué fuertemente sin compasión a Sai, fue tan fuerte el golpe, que puedo jurar que le vi unas lagrimillas.

—Aunque me digan que me detenga no lo hare. Nadie puede parar al líder Naruto.

Estaba emocionado, no había ser en este mundo que me detuviera. Me ensañé con todos los que alguna vez osaron burlarse de mi magnánima persona. Chillaron, suplicaron, lloraron y suplicaron aún más.

—Recuerden arrodillarse ante su nuevo amo y señor.

—Como usted diga Uzumaki Naruto

—Amo y señor para ti. Si no obedeces tu destino será horrible, porque me encargaré personalmente de que no quieras vivir.

Tal vez me estaba pasando, pero es que fueron años en los que aguante sus bromas que ahora debía volvérselas con creces.

—¿Qué estas esperando, nerd? ¿Una invitación acaso? entrégamela ya si no quieres que mi paciencia llegue a su límite.

De pronto volví a la realidad duramente, casi como si me hubieran golpeado incontables veces. Observe detenidamente mi situación y pude percatarme que el tipo esperaba algo, pues sus manos estaba extendidas y su expresión era de aburrimiento, como si supiera que le cumpliría sus mandatos. Pensé si la mejor opción sería dejarlo esperando, y que buscara alguien más dispuesto que yo. Obviamente el pobre no encontraría a nadie. Su ego estaba por encima de lo aceptado y sinceramente no habría persona en este mundo que quisiera aguantarlo.

—Lo siento chicos, pero me perdí en el sendero de la vida. Ahora bien, todos vuelvan a sus lugares.

Suspire quedamente, me salve. Mi suerte no me abandonó.

Las clases del profesor Kakashi concluyeron y yo me levante rápidamente de mi asiento. No habría un derramamiento de sangre, al menos no este día. Mis padres me esperaban en casa temprano y debía salir limpio para no preocuparlos. Fui el primero en salir, para dirigirme a la siguiente clase. Repito, no soy un cobarde que huye de sus batallas. La verdad es que si estuviera en mí, la escena de mis sueños no se compararía a lo que hubiera podido hacer. ¡La superaría con creces dattebayo!

El salón quedaba al otro extremo del colegio, así que un largo recorrido me esperaba. El instituto era lo bastante grande como para perderse, había muchos edificios, cada uno trataba materias diferentes. Por lo que siempre iba de un edificio a otro. La vegetación del lugar era increíble. El instituto contaba con varias zonas verdes donde podía relajarme y disfrutar de las horas libres. Y lo mejor de todo es que tenía un escondite. En pocas palabras el lugar era elegante, no por nada era la número uno en el País del Fuego. Sin embargo los estudiantes dejan mucho que desear. El instituto contaba con varios sectores, desde guardería hasta preparatoria. No muy lejos se encontraban las diferentes facultades de la universidad. Yo iba en segundo año de preparatoria. Conocí, muy para mi desgracia, el colegio cuando entré a tercer año de secundaria, puedo decir que ese fue mi primer peor día.

Unas lindas chicas pasaron a mi lado y yo les sonreí galantemente, ellas me miraron de arriba abajo y se marcharon. Pensaban que era muy poca cosa. Yo nada más pude reírme. Yo sé que con las ropas que llevo puestas nadie me voltearía a ver dos veces. No obstante las encuentro cómodas. Aun no terminaba de acostumbrarme a mi nueva vida y eso que ya llevaba poco menos de tres años aquí.

¿Por qué siempre termino acorralado? Y es que ahora ya no me encontraba caminando tranquilamente, no señor, ahora bastantes grandulones me cercaban el paso. En mi interior bufe con fastidio. En esta escuela jamás tendría un día de paz y descanso.

—¿Q-que quiere-en? —Ahí vamos otra vez.

—¿Creíste que te librarías fácilmente? Nadie se burla de mí y sale campante maldito nerd.

Porque no me sorprende que el que se pusiera gallito era el mismísimo Sai.

—D-de que h-hablas… Yo no me he b-burlado de t-ti —si tan solo tuviera una grabadora y me escuchara hablar, tendría para reírme durante toda mi vida.

—No te hagas el idiota conmigo, que no funciona —dijo Sai—. Muy bien chicos, ya saben qué hacer.

Y como si esas palabras fueran mágicas, las manos del grupo de Sai empezaron a levantarme. Yo sin embargo logre escabullirme con cierta facilidad, ellos apenas eran unos novatos, muy difícilmente me contendrían. Corrí muy lejos de allí, escuche a la distancia los gritos del grupo de psicópatas.

No sé porque todos se meten conmigo, yo soy un tipo calmado, mentira, mi fachada demuestra rectitud, pero mi verdadero ser es alguien más bien hiperactivo. Siempre me gusta hacer cosas diferentes, es por eso que a veces pruebo fastidiar muy sutilmente a las personas desesperantes como Sai. Puedo tartamudear demasiado y ya con eso logró mi cometido, aunque las consecuencias sean feas. Pero igual sigue siendo divertido.

 

Las clases terminaron sin pena ni gloria.

Estaba oscureciendo cuando de repente estoy siendo arrastrado hacia un callejón sin salida y estampado en la pared por un brazo musculoso, esto sería excitante si no fuera por el hecho de que no conozco al tipo y no me van los tíos.

Tuve esta revelación divina; siempre querían joder conmigo, supongo que es mi mirada encantadora y mi rubio natural sin olvidar el porte elegante que me caracteriza. Admitámoslo nadie se resiste.

—¿Escuchaste rubio? Así que si no quieres que las cosas se pongan feas, más te vale cooperar.

Ya adivinarás mi cara de “What The Fuck” que puse. ¿Este tipo de que va? ¿Acaso mi inocente mente comprendió que lo que quiere este feo orco —no lo he visto, pero ya me lo imagino: un gay todo machote—, es mi puro y angelical cuerpo? ¿Será eso?

—Lo s-siento pero n-no. Déjame ir o gritare…

—No me hagas enfadar mocoso. O cooperas o no te gustaran los planes que te tengo reservados —el tipo gruñó y pude sentir su aliento golpeándome mi sensible oreja; repugnante olor de cantina. Fue asqueroso. Estaba muy pegado tanto que podía sentir cada parte de su cuerpo presionado contra el mío.

Aun a pesar de estarle dando la espalda a la humanidad, vi periféricamente. Había personas, pero ninguna prestaba atención a lo que sucedía. SI venía un ejército de zombies a matarme nadie se daría cuenta. Era una buena oportunidad para descargar la frustración.

El sujeto apretó su agarre en mi brazo apenas haciéndome sentir dolor. Después me volteó muy apresurado. Supongo que quería terminar rápido, porque aunque me haya arrastrado a un callejón oscuro, las calles estaban más o menos llenas de personas. Sus ojos recorrían mi cuerpo con una mirada desenfrenada. Con sus pupilas dilatadas y movimientos torpes. Genial, el tipo estaba drogado.

—¿Y cuáles serán ellos, si se puede saber?

No pude evitar sonreír abiertamente. La inocencia que dibujaban mis ojos dejaron de aparentar para dar lugar a la ferocidad que ya no podía controlar. Ya no estábamos en el colegio y no había ningún alumno rondando por ahí, por lo que era inútil seguir actuando.

—Algo que no te gustara, aunque quien sabe, puede terminar gustándote.

Al parecer este sujeto no comprendía que de seguir así el que terminaría en el suelo y sangrante sería precisamente él. Me pude fijar más en su rostro, definitivamente era apto para estampar mis puños.

Cuando estaba a punto de mostrar mi verdadero yo, una canción un tanto empalagosa pero que me gustaba se dejó escuchar. Suspiré, eran mis padres. No tenía mucho tiempo.

—Esta situación es muy hilarante. Mis padres me esperan, ¿y sabes? no quiero preocuparlos.

Y en un movimiento rápido se desenganchó de mí y lo golpeé duramente en el abdomen haciéndolo tambalear dos pasos hacia atrás. Podría llegar a jurar que él no se esperaba algo así.

—Un solo golpe y no puedes mantenerte recto, ¡patético!

En un movimiento certero y elegante —aprendí del mejor— estampe mi puño en la mandíbula rasposa del pobre bastardo. Haciendo crujir los huesos de su cara. Ugg eso dejaría marca el día siguiente. Sin embargo parecía que aun quería dar lucha y en un movimiento débil quiso impactar en mi pecho pero antes de siquiera lograrlo, moví su muñeca quebrando su hueso al instante y le hice una llave, cayo dolorosamente al piso con un sonido hueco. Con eso aprendería a no molestar a nadie.

—La próxima vez escoge mejor a tus víctimas.

No me quede a verlo, mis padres se enfadarían si llego tarde. Así que ligero como una pluma me fui corriendo con dirección a mi hogar en donde mis dulces padres me esperaban para compartir una maravillosa cena y un agradable tiempo en familia.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).