Viajaba en el coche de la empresa de mi padre, era grande, de color negro y el chofer como todos antipático y sin temas de conversación. No sabía el porque lo habían puesto en otra escuela ¿Es que no había dejado claro aún que no tenía ganas de estudiar? Solo estar en su casa con los videojuegos. Mi padre ya me había dado como imposible al igual que mi madre, pero la rica de mi abuela pagaba todos mis estudios. La escuela estaba a unos pocos kilómetros de la ciudad, eso era muy raro, para que poner una escuela apartada de la ciudad, bueno no me hice más preguntas y dejé que el tiempo pasara. No me di cuenta y me había quedado dormido con la frente apoyada en la ventana, el chofer me despertó y no tardé en bajarme agarrando mi maleta con los libros y ropa, era como una espécie de internado ya que dormías también allí. En pocos minutos entré a la gran explanada de tierra de la entrada, no me recibió nada y solo el sonido del viento me acompañaba, parecía tenebroso, las paredes tenían moho, los cristales no estaban rotos por suerte pero demasiado sucios como para ver el interior, el reloj no funcionaba, sino que la aguja del reloj se movía hacia adelante y atrás haciendo un golpeteo algo molesto, sin esperar más abrí la puerta y pasé al vestíbulo, allí había unos papeles colgados con los horarios, no en muy buenas condiciones, en otro pequeño cartel ponía “Escuela de delincuentes” ¿Había leido bien? ¿Delincuentes? Él no era aquello y ahora me preguntaba de verdad porque estaba allí. Busqué la clase adonde debía ir, estaba en primer año de secundaria, al fin después de caminar un par de pasillo di con mi clase y me dispuse a entrar, cuando mi mano se dirigía a la puerta un fuerte golpe me tiró de costado, alguien había chocado contra mi, seguro alguien que llegaba tarde a clase, levanté la mirada y vi a un chico rubio despeinado frente a mi, con algunas mechas de color rojo, alto pero no tanto como yo y musculado, solo me echó una mirada desafiante y entro en clase dando un portazo, luego entré yo algo nervioso de ver aquello, el profesor estaba sentado en la silla con los pies en alto sobre la mesa, era realmente extraño... El profesor le dijo - acércate muchacho, tienes que presentarte - Rápidamente fui a subirme sobre la tarima no sin pasar por todas las miradas de los alumnos, todos chicos ¿Porque no dejaban de mirarme? - Hola, soy Choi Jun Hong, pero pueden llamarme Zelo como prefieran, soy de Mokpo y esta es mi sexta escuela - hice una reverencia para luego ir a sentarme al final de la clase, donde el profesor me indicó, empezó la clase de matemáticas y me recosté en la silla tirando la cabeza hacia atrás. Volteé la mirada hacia un lado y vi al chico, el que antes se chocó conmigo, con el lapiz en la boca moviéndolo de arriba a abajo, con una mirada fría y calculadora, me dio mala impresión pero al verlo mejor podía distinguir rasgos de alguien amable y considerado, poco duró aquella observación pues el chico se giró hacia mi y me dejó bien claro con su gesto de arrugar la nariz que no quería que le molestara, aún así aquello me puso el corazón a cien por hora ¿Que era aquello? ¿Miedo? no me di cuenta que me seguia mirando al cabo de unos segundos, me sonrojé dejando por los suelos el primer día mi dignidad y viré la cabeza hacia la pizarra, disimulando atender, el chico se dio cuenta y soltó una grave risa que me hizo enrabiar, pero no debía tener problemas nada más entrar.
Terminó la clase y nos dejaban media hora de descanso, el chico de mi lado se levantó rápido desapareciendo por el pasillo aunque fui corriendo tras el pero me quedé solo en mitad de la escalera, había desaparecido - aish... donde está, yo que quería conocer a alguien... - me volteé y una mano me pegó a la pared, era un chico grande y musculado, que pudo levantarme del suelo sin esfuerzo y dijo - no entiendo como han metido a un muñequito aquí, ten por seguro que no lo pasarás bien, soy JongUp, recuerda mi nombre - me soltó dejándome caer al suelo, mi cuello dolía por la presión del otro, tosí un par de veces y le miré, me daba mala espina, mi comportamiento calculador no servía con aquel tipo de gente, que solo usaba la violéncia física para intimidar, JongUp se acercó a mi con pose amenazadora hasta que solo quedaron un par de milímetros entre ambos, me empezó a acariciar los costados sobre el pantalón, aquello no me daba buena espina ¿Porque me estaba tocando así? ¡Éramos chicos! Mi cuerpo se tensó queríendo que aquello acabara, estaba a punto de llorar pero no debía, jamás había sentido aquello, como mi cuerpo se calentaba por las caricias de un chico... Solo podía pensar en que alguien le ayudara, o que apareciera un profesor. El chico pasó las manos bajo mi camisa acariciando toda la piel que tenía a la vista, apretaba sus pequeñas tetillas pero no tuvo lo que quería, no dejé escapar ni un leve jadeo, ni un simple suspiro, no le daría el placer de escucharlo.
De repente cuando todo estaba llegando a cosas mayores, ya tenía media camisa casi por los suelos y los pantalones desabrochados, el chico besaba mi cuello como sin importarle lo que yo quería o si alguien aparecía, algo lo aparto de encima mio, caí al suelo arrastrando la espalda por la pared y me tapé con los brazos, parecía un animal abandonado, como ya le ocurría aquello el primer día, no sabía quien le había salvado pero los brazos de este lo levantaron del suelo colocándole la camisa, levanté la mirada y vi de nuevo al chico de pelo rubio y rojo, quería darle las gracias pero las palabras no salían de mi boca, sin saber porque me tapó los ojos con la mano y de mi boca solo salían quejas, me hizo caminar por los fríos pasillos, solo pude escuchar como una puerta se abría, de pronto me dijo al oido con una voz que jamás olvidaría - En este lugar eres como tesoro, no dejes que nadie te quite lo que más quieres, solo tu aquí tienes corazón, utilízalo. - sus manos me soltaron dejándome caer sobre el piso, desapareció sin yo poderle decir nada, me encontraba al parecer en mi habitación, con la maleta a mi lado y los libros de la clase anterior bien puestos sobre la mesa, antes de caer rendido en las sabanas dije - Quien eres, porque me salvaste, quiero saber más... - Sin darme cuenta pasé las siguientes horas pensando en aquel chico, mi cuerpo se sentía extraño, me quedé dormido, soñé con él, justo en el momento que me salvaba pero la verdad no me sorprendió, solo quería que pasara el día, me olvidé de las clases que venían, pero supuso que lo entenderían.