De nuevo me encontraba en cama recién despierto y bañado en sudor. Había vuelto a soñar con él: su pelo moreno y ondulado; sus ojos marrones y grandes; su nariz recta y perfecta; sus mejillas aterciopeladas y suaves y sus tentadores labios los cuales me incitaban a besarlo y no parar nunca…
Es el sexto día que me despierto así, deseando sumergirme de nuevo en mis sueños para buscarlo, verlo y pedirle que sea real y no tener que dormirme para verlo.
Una vez estuve a punto de tocarlo pero la luz me impidió alcanzarle ya que el sol con sus brillantes rayos consiguió despertarme antes de tener el privilegio de rozarle; después de eso me frustré y lo único que quería era dormirme para buscarlo en mis sueños y soñar lo máximo posible para poder estar con él el mayor tiempo; esto me había causado un desgaste físico: estaba pálido, delgado y agarrotado por no moverme ni nutrirme así que decidí levantarme y ducharme porque el sueño de esta noche había acabado conmigo ya que, de nuevo, me encontraba a punto de rozarle y de nuevo mi eterno enemigo, el sol, me desvelo y me provocó una fuerte desesperación al perderle .
Ya duchado me miro en el espejo y no me reconozco… estoy ojeroso, sumido y desesperado este chico que se parece en mis sueños me ha vuelto adicto a largas sonatas solo para verlo aunque sólo sea unos instantes y esta adicción me esta ahogando en la tristeza por que ese chico misterioso no exista en la realidad.
Me dirijo a la cocina pero paso por delante del contestador y veo un mensaje de voz así que decido reproducirlo mientras busco que desayunar, en el, mí madre decía:
-JONGIN RECUERDA QUE LA CENA DE LA EMPRESA DE TU PADRE A LA QUE DEBES ASISTIR ES ESTE DOMINGO. NOSOTROS YA NO VAMOS POR CASA TE ESPERAMOS ALLÍ. VE EN TRAJE BESOS TUS PADRES.
Después de escuchar a mi madre acabar de desayunar me cambie de ropa arreglándome con unos simples vaqueros para salir a comprar el traje y comida.
Me pasé todo el sábado fuera de casa el traje fue costoso buscarlo ya que no encontraba uno que me fuera cómodo pero al final encontré uno era simple negro con camisa blanca y una corbata estampada con blanco y azul oscuro; al final llegue a casa reventado, me tiré en cama y me dormí al segundo.
De nuevo el sol me despertó; apenas eran las nueve y media, extrañamente había dormido de maravilla y me encontraba bien hasta que me di cuenta que no lo había visto, que era la primera vez en seis días que no lo veía al cerrar los ojos; me frustré y me quedé en cama durante dos horas esperando que él y su brillantez me deslumbraran en un sueño pero después de esperarlo no conseguí conciliar el sueño así que me levante y decidí salir a correr para despejarme.
Después de una larga carrera vuelvo a las cuatro de la tarde; me había tomado un café a media mañana pero decidí comer alguna fruta ya que aunque no me entraba mucho en el estómago debía comer algo más por mi salud.
Me duché y me cambié relajadamente mientras la frustración de no haberlo visto en la noche me daba vueltas por la cabeza atormentándome cual pesadilla.
Llego al restaurante a las nueve y me reúno con mis padres y me siento con ellos.
-quien es esta vez?-digo arisco
-un importante empresario y su familia así que sé educado y amable-dice mi madre seriamente a lo que yo tuerzo la cara.
En ese momento yo no me podía creer lo que veía; era el chico de mi sueño, mi pesadilla y mi anhelo; me quedé en shock ya que no sabía si era un sueño demasiado real o él era de carne y hueso.
-y este es mi hijo Kyungsoo-dice el magnate presentando a su hijo acercándolo más a mi casa que yo agradezco ya que así puedo mirarlo mejor aunque no lo consigo muy bien ya que el tiene la cara bajada y sonrosada lo cual me parece muy tierno.
-y este el mi hijo Jongin- dice mi padre, a lo que yo voy saludando hasta que me paro en frente de él y le extiendo mi mano.
-hola soy Jongin-digo con una sonrisa
-ho-hola yo soy Kyungsoo-dice tímido sonrojado mirándome a los ojos a lo que yo lo único que puedo pensar en lo tierno y adorable que se ve; ahora sólo me queda descubrir si es él el chico de mi sueño pero a juzgar por esos tiernos y grandes ojitos juraría que sí.