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Dulce sangre negra por BoomMy_Xu

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Notas del fanfic:

Hola!

Como me anamore de la novela Sangre Negra. Pues quise adaptarla con dos de mis idols favoritos Heechul y Hong Ki.

Bueno, como ya dije es una adaptación de la novela "Sangre Negra".

La historía no pertenece y por desgracia menos los personajes xD

Pero espero que les guste!

 

~*LJ*~

Notas del capitulo:

Y aquí el primer capitulo!!!

 

 

Espero les guste

jajaja se que si, yo lo ame, espero tener muchos reviews!!!!

 

 

 

 

~*LJ*~

La punta de la espada cortó limpiamente el cuello del no muerto, haciendo que la oscura y espesa sangre brotara del corte. Antes que el vampiro alzase sus manos hacia la herida, en un banal intento de aferrarse a su errante existencia, su cuerpo había explotado en un confeti de cenizas negras.

 

El callejón quedó vacío a excepción de una silueta humana que se erguía cubierta de los restos de aquel chupasangre. Vestido completamente de negro y con ropas ajustadas a su atlético cuerpo, llevaba un cinturón del que colgaban toda clase de accesorios de lucha como dagas, un par de shurikens y una antigua pistola pirata de chispa del siglo XVIII. Pero lo que más se destacaba en el sujeto era una larga y fina espada que cruzaba su espalda. La empuñadura era de un intenso color rojo sangre y la hoja dorada brillaba sin la necesidad de un foco de luz para ello.

 

La compañera de aquel florete permanecía en la mano del hombre, mezclándose el dorado con la asquerosa sangre del maldito. Con un pañuelo de papel, limpió los restos y volvió a colocarla sobre su espalda, haciendo que ambos aceros se juntaran en forma de cruz.

 

—Uno menos —dijo, mientras pequeños mechones castaños caían por su frente y sus verdes ojos miraban al horizonte donde la luz del amanecer empezaba a verse tímidamente.

 

“Sangre Negra”, “El Muerte”, “El Cazador”, eran los diversos nombres con los que se le denominaba dentro de los Clanes vampíricos. Los más eruditos lo bautizaron como

 

“El Caballero Oscuro”. Sólo la simple mención de Sangre Negra hacía que muchos chupasangres desearan achicharrarse al sol antes que tenerlo enfrente.

 

Muy pocos humanos conocían la existencia de los Señores de la Noche, como a ellos les gustaba llamarse. Para Sangre Negra no eran más que escoria, asesinos, condenados, demonios de sangre, que chupaban la vida de los seres que consideraban inferiores a ellos.

 

La sociedad de los vampiros estaba muy bien jerarquizada. Los más influyentes pocas veces se mezclaban con la parte baja del eslabón, pero aun así, eran todos de la misma especie, un conjunto. Se diluían entre la sociedad humana aparentando ser uno más, con trabajos y vidas similares a los humanos. Sin embargo, eran un gueto; no interactuaban más de lo necesario con ellos, sólo para su estricta alimentación.

 

No les estaba permitido tomar más de un humano al mes, y mucho menos convertirlos, pero como siempre, las reglas se hacían para romperse. Muchos malditos estaban corrompidos al igual que los seres humanos, y su sed de sangre hacía que drenasen hasta la muerte a su víctima.

 

La primera mordedura de un no muerto no era mortal, sólo dejaba a la persona en un estado de trance donde el vampiro podía disponer de ella a su antojo. La segunda lo convertía en un desecho humano. Seguía viviendo, pero destruía neuronas y el cuerpo quedaba expuesto a toda clase de enfermedades debido a la bajada de defensas que sufría. La tercera era, técnicamente, la muerte en vida. Ningún demonio de sangre llegaba a este punto, ni siquiera los más degenerados, ya que significaba convertir al humano. Matarlos no era importante, apenas había castigo por alguna que otra muerte ocasional. Pero convertirlos significaba enfrentarse a la cúpula mayor de los eruditos del Clan, y el veredicto no era otro que la muerte.

 

Sangre Negra llegó a su casa, por llamarlo casa, pues aquello parecía más bien un búnker. Ventanas y puertas se cerraban con persianas de acero, y el interior era un amasijo de ordenadores con cables conectados entre sí.

 

—¿Cómo fue la noche? —preguntó un hombre de baja estatura y pelo canoso.

 

—Kevin está fuera de combate —contestó Sangre Negra mientras iba despojándose de todas sus armas.

 

—Ya nos vamos acercando, Heechul. Ese tipo era uno de la camarilla de Siwon. En cuanto note su ausencia sabrá que tú has tenido algo que ver. Dentro de poco estará loco por hincarte el diente y, cuando eso ocurra, el cabrón será nuestro junto con todo su clan de chupasangres.

 

A Heechul no le habían puesto el apodo de Sangre Negra sin razón. Había una, y muy significativa. Algo en su sangre atraía sobre manera a los no muertos. El olor en ella alteraba los sentidos de los vampiros, despertando un fuerte deseo por beber su sangre. Esa era la gran baza con la que contaba Heechul.

 

Ni los suyos ni él mismo sabían el porqué, pero con los años habían comprobado que los malditos se giraban en su dirección y se abalanzaban sobre él como perros en celo. Le habían hecho numerosas analíticas para intentar encontrar alguna evidencia química al respecto, pero no habían descubierto nada esclarecedor.

 

Siwon era el jefe del clan. Aún no se habían visto en persona, ya que llevaba poco tiempo saliendo a la calle dedicado a exterminar a los condenados, y siwon era un no muerto que no se dejaba ver entre la multitud, ni siquiera entre los suyos.

 

Heechul tenía veintiséis años. Desde pequeño, notaba cómo algunas personas de caras pálidas y ojos oscuros que parecían estar enfermos, lo escrutaban con aquellas miradas profundas.

 

En una ocasión, una de aquellos individuos lo arrinconó en una fiesta y le lamió el cuello. Su madre, pensando que estaba siendo un depravado por liarse con una tía en medio de todos, lo apartó y se lo llevó a casa. Esa misma noche, sus padres murieron. Los asesinaron. Aquella mujer entró en su hogar mientras cenaban, abrió la boca dejando ver unos enormes colmillos y, sin mediar palabra, desgarró los cuellos de sus padres. En el momento en que se dirigía hacia Heechul con los caninos ensangrentados y los ojos completamente negros, la puerta de la casa estalló en mil pedazos. Un hombre pequeño y con el pelo blanco entró con una espada en la mano y rebanó el cuello de la mujer, haciendo que desapareciera entre ceniza.

 

Tenía veinte años cuando Shindong lo salvó de la chupasangre y cuando supo que aquellas personas que no dejaban de observarlo eran, en realidad, vampiros. Aquella noche pudo salvarlo porque llevaba detrás de aquella perra varios días y vio cómo entraba en su casa.

 

Shindong se lo llevó con él y le explicó todo lo relacionado a ellos. Empezó a enseñarle técnicas de combate junto con el uso de toda clase de armas, desde espadas hasta pistolas, pasando por dagas y shurikens. Aprendió la forma de matar a un vampiro y las maneras que éstos tenían de hacerlo, además de sus costumbres, por dónde se movían, las diferentes razas que existían y su jerarquía.

 

Cuando llevaba dos años con Shindong, en una noche de fiesta, bebió más de la cuenta, conoció a una chica y se acostó con ella. A las pocas horas, su cuerpo empezó a palpitar y su sangre fluía a través de sus venas a un ritmo enloquecedor. El deseo enfermizo de hacer suya de nuevo a aquella muchacha le hizo buscarla por los peores antros de la ciudad. Una vez que la encontró la poseyó de nuevo, pero en su torbellino sexual no se dio cuenta que se llevó algo con él: una mordedura de vampiro. La chica era una maldita, una condenada, una asesina. Pero cuál fue su sorpresa que, cuando aún estaba intentando digerir todo aquello, la no muerta lo encontró movida por su sed de sangre, la sangre de Heechul.

 

Shindong notó que el chico estaba como febril. No se concentraba en aprender, llevaba dos noches saliendo y volvía agotado, pero con una enorme satisfacción pintada en su cara. Le obligó a que le contara qué estaba sucediendo y Heechul se lo dijo sin tapujos. Aquel hombre era todo lo que tenía y no vio la necesidad de mentirle. Shindong lo recluyó en su habitación, pero al tercer día, Heechul había arrancado la puerta de cuajo, con una fuerza inusual en un humano, enloquecido por la necesidad imperiosa de volver a tener a la chica. Cuando aún no había anochecido, la vampira irrumpió en la casa con los colmillos alargados en su máxima extensión, los ojos negros como el carbón y media cara quemada por el sol. Shindong no tuvo más remedio que aniquilarla.

 

Después de aquello se percataron de dos cosas: primero, en la sangre del chico había algo que desequilibraba a los vampiros, los perturbaba, los enajenaba, haciendo que incluso se atreviesen a aventurarse bajo el sol sólo por saborear una vez más la exquisita sangre; segundo, los fluidos corporales de los no muertos trastornaban a Heechul en la misma medida que su sangre lo hacía con los vampiros.

 

Lejos de inquietarle todo aquello, Shindong lo vio como la mayor oportunidad para poder acabar con el Clan al completo empezando por su líder, Siwon. El chico aún no estaba listo para enfrentarse a alguien de la talla del jefe, por ello lo tuvo tres años más de entrenamiento hasta formarlo por completo y poder llevar a cabo un plan.

 

—En estos seis meses te has hecho un nombre temeroso entre esos hijos de puta, y con la muerte de Kevin, Siwon va a estar más pendiente de ti. Estoy seguro que en cuanto te huela se correrá en los pantalones deseando morderte. Recuerda que tiene que hacerlo. Tenemos que conseguir que dependa de ti hasta el punto de que salga de su apestoso ataúd a plena luz del día —dijo Shindong ayudando al chico a deshacerse de su cinturón.

 

—Shindong, sabes que no duermen en ataúdes —contestó Heechul riendo.

 

—Es un decir. ¡Y que no te toque nada más que el cuello! No queremos a un Heechul enloquecido rompiendo puertas porque no puede tener su caramelito —exclamó Shindong mientras recogía las armas que el chico había dejado sobre la mesa y las colocaba en una caja fuerte.

 

—¡Venga, Shindong! ¡No es cómo si me lo fuera a follar! —dijo Heechul irónico.

 

—Heechul, en las pruebas que te hicimos, vimos cómo lo que soltó aquella puta asesina que te tiraste alteraba tus células sanguíneas. Lo único que sabemos que puedes tolerar de esos bastardos, sin que te entre la neura de “Jack el follador”, es la saliva. Así que mantente alejado de todo líquido no deseado —le reprochó Shindong—. Venga, ve a echarte un rato. Esta noche nos adentraremos en Vampir´s. Nunca has estado tan cerca de tantos chupasangres a la vez, pero tenemos que hacer que el cabrón salga de una puta vez de su madriguera.

 

Heechul se dirigió a la parte de arriba de la casa donde se encontraban las habitaciones. Se desnudó, se metió en la cama y cerró los ojos pensando en cómo haría para que Siwon lo mordiera, sin darle a entender que lo hacía adrede.

 

 

Pero lo que Heechul no sabía es que iba a buscarle las cosquillas a un vampiro con más de dos mil años de antigüedad y que, como el buen vino, mejoraba con el tiempo. Intuía que debía ser más cuidadoso con siwon que con los otros, por algo era el jefe del Clan, pero no percibía hasta qué punto su plan iba a hacerle tener que tomar la decisión más desgarradora de su vida.

 

Notas finales:

Y?????????

 

Imaginense a Heechul con esas ropas negras!!!

xD

 

jajaja :L

 

 

ya ok, no leemos el vieners!!!


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