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~ Casado con un hombre ~ por Monnyca16

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Notas del capitulo:

Primeramente una disculpa. He tenido problemas con los caps y con el tiempo. Este fin de semana comencé a trabajar de maestra de matemáticas a domicilio y me fue pesado incluso hasta para hacer mis tareas. 

He estado muy ocupada. En verdad espero poderles subir ya los fines de semana seguidos. Saben que no las abandono y que si no subo es por algo, pero siempre recuerdo actualizar. 

Capítulo 31

“Primer mes”


El teléfono celular de Nicolás comenzó a vibrar, despertándolo. Volviéndose a los cinco sentidos, asomó la cabeza, viendo a su alrededor. Sus ojos pararon a la puerta de entrada y salida, poco después se situaron en el móvil que seguía vibrando entre las sabanas. Al verlo, Noah detuvo el escándalo que estaba armando, para después recostarse a un lado de su esposo. Cerró los ojos y sonrió, recordando la noche anterior; porque pese a los problemas, había arreglado sus pendientes con Oliver. Faltaba una hora para poder marcharse, llegar a tiempo a la escuela y presentar sus exámenes, así que se relajó para dormir un poco más, sólo un poco más...hasta que le vino un recuerdo vago. No sabía si era correcto, pero la fecha de su celular marcaba un suceso muy importante, inclusive la vibración que antes detuvo era para recordarle ese suceso, pues semanas antes lo apuntó en su agenda de celular para poder estar preparado, pero no lo estaba. 

Vuelto loco, observó de nuevo su celular, rectificando el día 16 de septiembre. Sí, era 16 de septiembre y ese día se celebraba su primer mes de casado junto a Oliver. El corazón se le detuvo por un instante. Joder. No lo recordaba y no era por maldad, sino por otras ocupaciones. Su entrenamiento académico había sido tan frustrante que el día esperado se le olvidó, y lo más agobiante era que no tenía un regalo para su marido. ¿Qué se suponía que le regalaría? 

Con lentitud se levantó de la cama, asegurándose que el susodicho seguía durmiendo. Fue hasta el espejo y al verse notó que el tiempo sí había pasado muy rápido. Su cabello estaba crecido y de un color más claro y de hecho ya no tenía los piercing de los labios ni el de la lengua. ¿Qué le había pasado? No cabía duda, no sólo se había olvidado de su primer mes de casado, sino que también de su aspecto físico. 

Agarró su mochila y se fue corriendo al baño. Se cambió ahí y salió de casa para ir directo a sus exámenes. Iba muy temprano, pero no le importaba, servía de algo para poder tramar una sorpresa con horas de anticipación, pero primero tenía que hacerle creer a Oliver que no estaba enterado de cuán importante era el día. 

Para su mala suerte no pudo planear algo interesante, por lo cual se quedó en blanco antes de presentar.

A los pocos segundos recibió un mensaje de Oliver y lo leyó, alzando el teléfono celular.

“¿Tienes libre esta noche?”

 

Nicolás se mofó en alto y de puro nerviosismo. ¿Acaso Oliver estaba tratando de recordarle la fecha? Nico no sabía, pero tampoco era que le diría de sopetón que sí recordaba lo que se celebraba ese día.

 

No, iré a cenar con Tomás porque estoy castigado y le festejaré su cumpleaños por adelantado”

 

Le dio a enviar y esperó una respuesta inmediata, pero no recibió nada para los siguientes minutos. ¿Había sido muy cruel? Pero igual era mejor así, para que lo demás fuera sorpresa.

Después de 30 minutos, Oliver le mandó un mensaje nuevo, que decía:

“¿No puedes festejarlo otro día?”

 

 

“No, tiene que ser este”

Mandó Nicolás, guardándose las risas. El pobre podía imaginar la cara toda frustrada de Oliver en esos momentos y en el fondo le dolía hacerlo sufrir.

“¿Tan importante es?”

 

Claro que sí, Tomás es mi amigo”

 

Al minuto de mandar ese mensaje, Oliver lo llamó, sorprendiéndolo. No quería regalarla, así que colgó inmediatamente el llamado. Ya más relajado escribió un nuevo mensaje.

 

“Estoy presentando, Oliver ¿Acaso quieres que no apruebe?”

No hubo respuesta para ese último mensaje, de seguro Oliver ya estaba molesto y vaya que sí tenía sus razones de poder para hacerlo…

 

—¤(`a94;a94;´)¤—

 

Con los resultados inmediatos en mano, Nicolás fue feliz. Como era de esperarse, aprobó ambos exámenes, el de historia con 91 y el de física con 90, sin embargo no estaba feliz. No era porque no le interesaran demasiado esas materias, sino porque NO sabía qué regalarle a Oliver. Como cosa de adrede, tomó la mejor decisión del mundo: llamarle a su mejor amigo.

—¿Nicolás? —preguntó automáticamente el rubio poco después de escuchar jadeos de desesperación por parte del contrario. Nicolás estaba dramatizando y cuando eso pasaba, entonces algo muy malo estaba sucediendo.

—Sí, sí ¡Tomás! —gritó en alto, logrando que Tomás se apartara el celular del oído.

—¿Qué te pasa? ¿Te duele algo acaso?

—El corazón y la cabeza —dijo el pecoso, cansadísimo.

—¿Te fue tan mal en los exámenes?

—No, no es eso, lo que pasa es que no sé qué regalarle a Oliver, ven inmediatamente a la escuela y haz una lista de lo que tú le regalarías a Caroline ¿Sí? Bueno, adiós.

Y fue así como cortó la comunicación. Tomás pensó demasiado en la petición de Nicolás, así que durante el camino escribió una pequeña nota.  Por otra parte, Nicolás consideró las cosas y volvió a imaginar un regalo sexual para su marido. ¿A Oliver le gustaría otro baile erótico? Pero necesitaría una tanga nueva y escogerla sería un caos. No obstante también estaba pensando en otro tipo de regalos que no eran nada sexuales.

Como segunda opción tenía: hacerle una carta mega cursi. La tercera era una fiesta sorpresa. Pero ¿Le gustaban las fiestas sorpresas? No sabía. Básicamente lo único que le gustaba a Yael era el orden y la privacidad, además de la responsabilidad.

—¿Estás pensando como los locos? ¿Quieres ver mi lista? —la mofada típica de su mejor amigo apareció frente a sus ojos. Tomás había llegado y eso significaba salvación, o al menos tranquilidad.

El pelirrojo de ojos azules se abalanzó en Tomás, desesperado.

—Estoy pensando como los locos…. Sí, sí, enséñamela —gritó el pelirrojo, alzándose de hombros.

El rubio levantó la hoja de papel que estaba media llena, para después leerle a Nicolás en voz alta lo que él le regalaría a su novia en caso de cumplir un mes de casados. 

Ahí decía:

 

-Un ramo de flores

 

-Chocolates

 

-Pastel

 

-Una botella de Vodka

 

-Serenata

 

-Sexo

 

-Un auto

 

-Tangas

 

—Ese es el orden que le pondría, ¿qué opinas? —interrogó, viendo directamente a su amigo.

—¿Un auto? Pero Oliver ya tiene un automóvil —renegó el festejado.

Tomás se negó una y otra vez, diciéndole:

—Pero esas son mis ideas, es obvio que Oliver es hombre y que no necesita de flores y chocolates ni todas esas cosas cursis, ¿has pensado en llevarle serenata?

—Es hombre, Tomás ¡Hombre! —se lo dejó en claro señalando su entre pierna.

—Lo sé, lo sé, es sólo que sería lindo —añadió su amigo, tratando de tranquilizar la agonía de Noah.

—En ese caso él debería de llevarme serenata ¿No crees? —Nicolás se confundió completamente.

—Pero tú cantas, Nicolás. ¿Te imaginas si le cantaras una canción que significara mucho para ti y para él?

—No estoy seguro de los gustos de Oliver, por lo que sé, a él le gusta el rock en inglés, en alemán y nada más. Es algo especial para la música y en ese caso necesitaría cantarle algo que realmente le guste.

—Pero es tu regalo, Nico. Eso significa que te tiene que gustar a ti y  ya él podrá valorarlo ¿Me entiendes?

—Bueno, entonces le prepararé una serenata, pero necesito un regalo, un regalo material que utilice y que siempre que lo use se acuerde de mí —ya más tranquilo logró articular.

Tomás se cruzó de brazos, pensante.

—Entonces tienes que pensar en un regalo que a Oliver le sirva siempre —musitó lo más obvio.

—Bueno, él es muy puntual —añadió Nicolás como si el foco se le hubiese prendido.

—Entonces un reloj, un reloj caro y hermoso —propuso el futuro cumpleañero.

—¿Un rolex?  —preguntó dudoso. No sabía de relojes, pero su papá compraba de esos… o al menos eso creía.

—No lo sé, el que quieras, pero necesitamos comprarlo ahora mismo. —Tomás lo jaló para llevarlo inmediatamente de compras.

—Pero no sé qué canción prepararle, sé muchas…

Su amigo se detuvo, soltándolo del brazo y pensando mucho la situación.

—Pues cántale la que más te guste —terció con mucha angustia.

—O lo que  nos describa —susurró para sí mismo el pecoso.

 

—¤(`a94;a94;´)¤—

 

Después de dos horas, Nicolás compró el reloj para Oliver, teniendo problemas para escogerlo, pero al fin de cuentas hubo uno que sí le gustó y que parecía ser el indicado para el empresario. Aprovechando las compras, fue a comprar una caja de regalo, un moño y él mismo envolvió el presente. Al principio hizo un mugrerío porque no le quedaba bien el moño, pero después de 7 intentos, pudo hacerlo bien. 

Ya con el regalo en la mano, se dirigió hasta la empresa de su marido. Antes de entrar, se miró la ropa. Se miraba decente, bueno, eso creía.

¿Llevaba playera indecente? Negativo. ¿Traía puestos pantalones de mezclilla decentes y sin agujeros? Positivo. ¿Tenis o zapatos negros? Tenis color  negros. Sus zapatos no lo convencían, pero al menos eran negros… ¿Cabello peinado? Positivo. ¿Regalo empaquetado? Positivo. ¿Guitarra? Positivo. ¿Plumilla? Positivo. ¿Buena voz? Sí, o al menos eso creía. ¿Ganas? Sí, muchas ganas.

De acuerdo a su listado todo estaba perfectamente bien, ahora sólo le faltaba entrar y colarse en la oficina de Oliver. Respiró profundo y entró, tratando de no verse nervioso. Preguntó por el presidente y le dijeron que estaba en una junta y que en 20 minutos se desocuparía, por lo que se aseguró de entrar lo más rápido posible.

Ladeó la cabeza cuando apenas estuvo dentro del gran lugar que antes había visitado, sacó la guitarra del estuche y  se sentó sobre el escritorio. Pensó demasiado en la canción que le dedicaría a Oliver, no era que  hubiera pocas canciones para dedicar, sino que sólo existiera una que  describía  su historia perfectamente bien. Estando con Tomás lo pensó demasiado, tenía varias canciones en mente, pero sólo una era la indicada para todo momento y estaba seguro que no se arrepentiría de cantársela, porque sencillamente al escucharla podría identificar y recordar todos sus atentados. 

Nicolás sabía que no era muy común cantarle a la persona amada, así como también se le hacía muy rápido dedicar una canción que hablara de amor puro. A Nico no le gustaban mucho las cursilerías, así  como tampoco los sentimientos fríos. Pero, sin lugar a dudas, algo lo hacía estar seguro que lo que él tenía preparado no era exagerado en demasía.

Sacó la plumilla de su bolsillo y comenzó a practicar la canción, dando a conocer sólo el sonido de su guitarra. Vocalizó varias veces, afinando el sonido que manaba de sus cuerdas vocales y ya estando completamente listo, se quedó esperando a Oliver. Miró su reloj y  al ver que eran las 4 pm de la tarde la puerta de la oficina se abrió.

Oliver arrugó el entrecejo, anonadado. No esperaba la visita de Noah, así como tampoco encontrárselo sentado en su mesa de trabajo con la guitarra en las manos. Sin poder decir nada, Oliver se acercó hasta él, observando el regalo que estaba a un lado de éste y que el anillo de casados seguía puesto en su dedo. Despistadamente rodó los ojos para mirar su mano, asegurándose de también tenerlo puesto.

Los dos tenían sus respectivos anillos y aunque el regalo de Oliver no se miraba a la vista, no significaba que estaba con las manos en blanco. Nicolás dibujó una suave sonrisa en sus labios, buscando distracción. ¿Qué se suponía que seguía? ¿Tenía que tocarle y cantarle la canción inmediatamente? O ¿Primero debía saludarlo? ¿Qué era lo que tenía que hacer para que todo saliera perfecto? No tenía ni la menor idea y estaba de esa forma porque ya había estado fingiendo no saber nada.

—Ha pasado un mes, no se me olvidó —Nicolás alcanzó a pronunciar palabra, quitando ágilmente la guitarra que posaba sobre sus piernas para poder recibir a su esposo —.Conozco a muchas personas que no celebran su primer mes de casados, incluso ni lo recuerdan, pero no importa que seamos la excepción. Personalmente no siento que estemos avanzando demasiado rápido, simplemente pienso que vamos dando pasos con calma. He pensado también que te mereces algo que realmente valga mucho la pena, no estoy seguro de si soy lo suficiente para ti, inclusive no estoy seguro aunque tú me digas que sí lo soy. No es que tenga la autoestima baja, sólo es que en verdad deseo con todas mis fuerzas ser perfectamente lo que tú necesitas. ¿No es gracioso? Antes se suponía que te odiaba, pero ahora recuerdo cómo nos conocimos y también todos los primeros problemas que hemos tenido, y me burlo. Es por eso que he decidido venir aquí para tocarte y cantarte una canción que cada vez que la escucho, me hace recordar a nuestra historia. Notros  hemos tenido subidas y bajadas, eso es lógico, pero seguimos juntos y eso no tiene nombre, y si lo llegara a tener, entonces te pido de favor que me lo digas. Oliver, lo siento de verdad, lamento no poder ser razonable y ser un martirio, también lamento mucho depender de ti y manipularte en varias ocasiones. Te quiero, te amo y quiero que estemos juntos en todo momento y lugar, yo trabajaré duro para poder ser mejor, te lo prometo y me lo prometo a mí mismo. Feliz primer mes.

Con un suspiro, Nicolás concluyó. Puso las dos manos en sus costados, asegurándose de no desmayarse ahí mismo y esperó una respuesta de Oliver. Los segundos en conjunto con la grisácea mirada de su esposo lo hicieron sonrojarse hasta las orejas, lo que hizo  a la vez que se encogiera de hombros, viéndose totalmente nervioso.

Oliver avanzó hasta él, se inclinó hasta el enano, puso ambas manos en el escritorio y cuando estuvo a tan solo un centímetro del rostro del pelirrojo, habló.

—Eres lo suficiente, créemelo —murmuró, mirándole los labios y sonriéndole al mismo tiempo. Levantó la mirada y al funcionarse con el azul de los orbes del minino, continuó—. Eres perfecto para mí y lo sabes, eres lo más perfecto que tengo. Yo nunca me imaginé vivir esto, incluso al conocerte por primera vez no pensé que nuestra relación evolucionara así de rápido, pero me has flechado. Me has enamorado, Nicolás. Gracias por este primer mes, mi amor. Y lo siento yo también por perder los nervios en la mayoría de las ocasiones, te amo. Te amo.  

Las manos de Nicolás inmediatamente buscaron el rostro de Oliver para acariciarlo. Deslizó sus delgados dedos por sus mejillas, hasta alcanzar besarlo rápidamente en los labios. Al despegarse, Oliver jadeó, buscando impulsarse más para continuar el beso. Nicolás lo besó con agonía, bebiendo de su fresca y jadeante reacción, deslizando a la vez sus manos por el cuello de su marido, hasta colgarse de él y abrazarlo al mismo tiempo con todas sus fuerzas. 

—Estoy castigado —recordándoselo con ingenuidad, Nicolás se separó de Oliver, dejándolo agitado. No deseaba sentirse malo ni mucho menos, sólo estaba siguiendo su castigo y aunque no quería, debía hacerlo.

—Sí, pero sólo por hoy no lo estarás —musitó el mayor, acariciándole las mejillas con los pulgares. 

Sonriendo de lado, Nicolás fue hasta el oído del más alto, susurrándole:

—Mm, entonces ¿tendremos sexo?

A Oliver se le enchinó la piel ante la pregunta, dando a conocer que era lógicamente positiva.

—Ya lo veremos —comentó, separándose al instante del chiquillo.

—¿Ya veremos? —dudoso lo cuestionó con lo que parecía no agradarle.

—No empecemos a pelear ¿De acuerdo?

—En el auto, Oliver. Tengo esa fantasía y si no se cumple entonces es posible que muera por falta de sexo —espetó, golpeándole el pecho con ambos puños.

—La gente no puede morir por eso…

—Pues yo sí —añadió el mocoso con rapidez.

—¿Así qué?  —Oliver se relamió el labio, buscando cambiar de tema, pero no lo logró.

—O en la oficina —propuso Noah.

Oliver sonrió coqueto. No se esperaba una propuesta tan pervertida, pero de igual manera le gustaba. Amaba tener sexo y más si era con Nicolás, así que no se resistiría a negarse a sus fantasías. 

—En la cama —le propuso Oliver —. O en nuestra habitación. —Levantó la mano para peinar al chiquillo, esperando una respuesta—, pero en el auto no.

—¿Por qué no? Hoy es un día importante y…

—Soy muy alto y tendría problemas para moverme

—Bien, yo arriba y tú abajo. —Nicolás rogó.

—Quiero más privacidad —compuso Oliver inmediatamente.

—En el auto, será ahí —concluyó el pelirrojo —. Ahora déjame comienzo. —Señaló la guitarra para poder agarrarla y comenzar a tocarla.

Oliver lo único que pudo hacer fue conformarse. No era que le desagradara el sexo en auto, pero para un día especial no lo miraba atractivo.

Sujetó la plumilla y comenzó a tocar. Observó a su esposo y sonrió ante su reacción toda impresionada y feliz. La canción era muy conocida, además que ya estaba vieja, pero de igual forma su letra era hermosa y eso nadie lo podía negar.

 

b34;Come up to meet you, tell you I'm sorry 
I don't know how lovely you are…


I had to find you 
Tell you I need you 
Tell you I set you apart…


Tell me your secrets 
And ask me your questions 
Oh let's go back to the start…


Running in circles 
Coming up tails 
Heads on a science apart…

Nobody said it was easy 
It's such a shame for us to part…


Nobody said it was easy 
No one ever said it would be this hard
Oh take me back to the start…

I was just guessing 
At numbers and figures 
Pulling your puzzles apart 
Questions of science 
Science and progress 
Do not speak as loud as my heart…

 
Tell me you love me 
Come back and haunt me 
Oh and I rush to the start…

 


Running in circles 
Chasing our tails 
Coming back as we are… 

Nobody said it was easy 
Oh it's such a shame for us to part…


Nobody said it was easy 
No one ever said it would be so hard 
I'm going back to the start… 
b34;

b34;Ohhhh, uhhhh uhhhh uhhhhh 
Ahhhh,uhhhh uhhhh uhhhhh 
ohhhh,uhhhh uhhhh uhhhhh...
b34;

Coldplay - The Scientist

 

Cuando las manos de Nicolás comenzaron a despegarse del instrumento musical, Oliver se cubrió el rostro con ambas manos. Esa no había sido la primera vez que Nicolás le cantaba una canción, sin embargo la canción que había escogido había sido perfecta para ellos dos. ¿Cuántas veces se pedían disculpas y se buscaban? Era incontable el número de ocasiones, pero siempre lo hacían. Ellos siempre estaban juntos a pesar de estar enojados, de matarse con palabras feas e incluso después de hacer cualquier tontería que acarreaba malas consecuencias.

Nicolás agarró su regalo y se bajó de la mesa para poder entregárselo a su esposo. Cuando Oliver lo vio parado frente a él, el alma se le salió, haciéndolo abalanzarse hacía éste. Lo abrazó con tantas fuerzas que el cuerpo del chiquillo crujió de dolor, pero luego los músculos se relajaron, haciendo que Oliver lo soltara lentamente.

—Nadie dijo que era fácil, como nadie tampoco dijo que sería tan difícil —Oliver murmuró, repitiendo la frase de la canción —. Eso siempre estuvo en mi cabeza desde que nos conocimos, pero siempre volvemos a comenzar, a pesar de todo siempre volvemos a estar juntos.

—¿Te gustó? —Oliver asentó con la cabeza, diciendo que sí—. ¡Ahora abre mi regalo! —Sacudió la caja que contenía el reloj.

Oliver la sujetó con fuerzas, abriendo el presente sin romper mucho el papel ni el moño que se miraba algo cucho. Al abrirlo, Oliver abrió los ojos como platos. Era un reloj muy hermoso y él amaba los relojes.

—¿Te gustó? —le preguntó, pero esta vez refiriéndose al reloj que Oliver ya acariciaba.

—Bastante —Sonrió al musitarlo. El pequeño pecoso se puso feliz al instante; ver a Oliver feliz lo hacía sentir relajado. Si Oliver era feliz él también lo sería, de eso no cabía duda.

—¿Y mi regalo? —preguntó el crío, haciendo un mohín con la boca.

—Tan desesperado… —murmuró Oliver pasándolo de largo y sacando una cajita de uno de sus cajones privados.

Nico cerró los ojos por los nervios, pero no se aguantó las  ganas y prefirió abrirlos, asomándose en la cajita. Oliver le abrió la caja y al ver lo que había adentro, Nicolás se paró de puntitas. Era un collar de oro y parecía muy costoso. No lucía muy exagerado, haciéndolo perfecto para un uso diario. Era un collar delgado, pero masculino en sí.

—¿Te gusta? —Oliver le preguntó para poder estar seguro de si su regalo era lo suficientemente genial para Nicolás.

El contrario se quedó en blanco, mirando el presente una y otra vez, tratando de no gastarlo con su asombrada mirada. El enano no contestó, logrando que Oliver se asustara.

—¡Rápido, pónmelo, pónmelo! —gritó el adolescente, dándose la media vuelta para que Oliver le pusiera el collar. 

—¿Entonces sí te gustó?  —Alistó el collar para ponérselo, rodeándolo en el hermoso cuello de Nicolás.

—Es perfecto, nunca uso cadenas y es un regalo perfecto —gritó el pecoso, asegurándose de que el collar ya estuviera bien cerrado. Se lo acarició nanosegundos después de tenerlo puesto  y se volvió hasta Yael para abrazarlo con fuerzas. 

—Me gustó, me gustó mucho, mi amor —le susurró al oído poco después de que Oliver lo cargara y lo hiciera levantar ambos pies como si fuera una florecilla bailarina. 

Esa noche sería larga para ambos, pero Nicolás ya lo tenía fríamente calculado. Después de los regalos, tocaba pasear y  poco después  tocaba tener sexo. Pero de algo no estaba seguro, se trataba del rato para pasearse, ya que en esos momentos su entre pierna estaba endurecida y no soportaría el dolor a menos que lo hicieran en la oficina.  

Notas finales:

Ahora shí, espero que les guste un montón. ¿Qué otra cosa? Dejen sus comentarios y pues nada, las amo.


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