Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una tarde en la cafetería por Fye

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Aquí estoy, sentado en esta cafetería, esperando a que aparezca. Sentado en un rincón poco iluminado y menos concurrido, donde puedo tomarme tranquilamente el café sin ser molestado y con una vista sin obstáculos hacia la entrada del recinto.

¡Como odio los lugares concurridos!. No me gusta estar rodeado de mucha gente. Al menos hoy hay menos gente que otros días, eso me alivia un poco. Pero todo cobra significado si es por él.

Quince minutos y no ha aparecido, se está atrasando un poco. El suele ser puntual y llegar siempre a la misma hora, todos los días. Y yo, igual que siempre, aquí lo espero, para deleitarme la vista con su presencia. Presencia sublime, que obliga a todas las miradas a seguirlo a donde vaya. Siempre he pensado que en realidad hay personas que nacen con ese don. Con ese carisma necesario para llamar la atención, para sociabilizar fácilmente y en eso, él es increíble. Todos los aquí presentes, lo quieren y aprecian. Y se de muchos y muchas que al igual que yo, lo esperan simplemente para verlo o saludarlo.

Y soy tan cobarde, que ni siquiera me atrevo a demostrarle algún interés, incluso así esté seguro de que ya muchos sepan que el motivo de mi espera diaria es él. Yo sencillamente me hago el desentendido y sigo con disimulo, esperándolo.

Yo soy todo lo opuesto a él, quizá por eso me guste tanto. Soy una persona muy independiente e introvertida. Puedo pasar fácilmente inadvertido y soy torpe en las relaciones interpersonales. En síntesis: no soy carismático ni llamo la atención. Espero que no te equivoques, no me estoy quejando, solo explico como soy. A veces no me gusta, pero por lo general, estoy conforme. Mi espíritu es un poco solitario. Pero al igual que todo el mundo necesito a alguien solo para mi. Alguien con quien sentirme completo y no necesitar de nadie mas.

Quizá pueda ser él... es posible...

Finalmente aparece: un Dios apareciendo humildemente por aquella puerta, interrumpiendo mis pensamientos autodestructivos. Definitivamente tiene que ser él...

Con su espléndida sonrisa ilumina el lugar. Una sonrisa honesta y sencilla. Se le ve un poco contrariado, parece que se le hizo difícil llegar, pero se nota su felicidad de por fin habar llegado a su destino.

Se sacude un poco su larga cabellera (que le llega casi a la cintura), está húmeda. ¡¡Es cierto!!, ¡¡ha estado lloviendo!! Y no me había dado cuenta, que tonto fuí al no darme cuenta. Cierra el paraguas y lo recuesta en una pared cercana a la puerta, donde igualmente, reposan otros.

Una de las meseras, (Sallie, la conozco bien es amiga de mi hermana), se acerca y lo saluda afectuosamente -muy afectuosamente para mi gusto- y él le corresponde, mientras yo me muero de los celos, cosa que, naturalmente, no demuestro.

La chica le facilita una toalla con la cual sacude un poco mas su cabello, y la pasa suavemente por su abrigo. Parece un niño secándose después de jugar bajo la lluvia, es adorable.

Hay muchas chicas en el local, con sus miradas fijas en él; unas disimuladas otras no tanto. En esos poco minutos que habían transcurrido desde que entró, se había convertido en el centro de atracción, y yo, tratando de restarle importancia, trato de continuar con mi café, a pesar de que hace rato se ha acabado.

-Otro mocaccino, por favor –¡¡Es el colmo!!. La chica me ignora, solo para verlo (vamos yo haría lo mismo, si no fuera tan como soy...) –Discúlpame!! –Llamo su atención– Otro mocaccino, si?? –La chica me sonríe apenada y sonrojada me ofrece una disculpa, corre a servir el café y me lo trae inmediatamente, solo para seguir en donde estaba: apreciando a aquel chico de largos y hermosos cabellos oscuros.

Comienzo a molestarme. Todos mantienen su atención fija en él. Lo devoran con la mirada. Todos quieren algo de él. Y lo que me molesta mas aún, es que yo soy igual a ellos, yo también quiero algo de él: tan solo lo quiero a él.

Ahora se encuentra hablando con un grupo de chicas que se le acercaron para saludarlo y hablar un rato con él. Animadamente, él habla con ellas, mientras se saca el abrigo mojado y lo deja reposando en una silla. Esto si me hace reaccionar. Su cuerpo es perfecto y puede adivinarse su anatomía, incluso por encima de sus ropas. Es casi un modelo, su altura, su porte, su gracia. Su pecho, amplio, firme y masculino, su abdomen plano y bien formado, sus piernas, contorneadas y fuertes, y ni hablar de lo que hay entre ellas.... ¡¡Mejor no sigo!! (¡¡mira hacia arriba!! ¡¡mira hacia arriba!!), mejor desvío la mirada... mi rostro y mi cuerpo me delatan (menos mal que estoy sentado...)

Cuando me tranquilizo, noto que ha comenzado a moverse. Parece que se dirige a la barra, donde llegan y se distribuyen los pedidos, donde esta la caja registradora, los cafés y por supuesto, donde estoy yo.

Se ha librado muy protocolarmente de aquellas chicas– zamuro, y se dirige hacia acá. Mi corazón late rápidamente y se me hace muy difícil disimular. Parece que busca algo o a alguien. Me deprimo un poco y me hundo en mi asiento. ¡¡Mi maldita timidez y mi forma de ser!!

Lentamente levanto la vista de nuevo y ya muy cerca de mi se encuentra él. Me está viendo y me ofrece una de sus mas amplias y radiante sonrisa. Se detiene junto a mi y se sienta en el banco, junto a mi.

-Hola bonito –me dice. Me enojo con el, aunque realmente en el fondo esté feliz de verlo.
-¡¡Te he dicho que no me digas así!! ¡¡Y menos en público!! –le muestro mi rostro enojado.
-Esta bien, esta bien, no te enojes...
-No se como, si tengo rato esperando por ti.
-¿Un café? –Interrumpe la misma camarera de antes, esta vez muy pendiente de sus clientes (babosa)
-No gracias –Responde cortésmente y viendo como, frustrada, la chica se retira.
-¿Eres muy popular no? -le comento molesto.
-No seas así. No quiero que te pongas así. Está lloviendo y se me hizo tarde. Salí tarde de trabajar, me asignaron mucho trabajo, pero lo terminé rápido para tener libre el fin de semana, para estar solo contigo.
-Hmmp –Me alegra su respuesta, pero no se lo demuestro.
-No me respondas así. Después de todo lo que tuve que hacer ¿no me lo agradeces?, ¡¡eres cruel!! –me replica simulando llanto, lo que hace que me apene aún más. Le gusta mucho llamar la atención por encima de todo y sabe que así cederé fácilmente.
-¡¡Esta bien!! Deja ya eso. Anda ¡ya!, te creo, te creo, pero ¡deja de hacer eso!, todos nos ven...
-¡Me encanta verte así!, tienes la cara roja... –me dice sonriendo al tiempo que se acerca a mi oreja– justo como cuando estamos juntos y llegas...
-¡Ya basta! –le interrumpo gritando, al mismo tiempo que me alejo de él y ahora sí están todas las miradas sobre nosotros, y él lo único que hace es reírse, y yo, rojo hasta las orejas.
-No tienes que decir esas cosas ¡y menos aquí! –le respondo bajito, evadiendo su mirada.
-Ya, tranquilízate, no te digo nada mas. Eres muy tímido y reservado. Disfruta mas de tu vida (conmigo por supuesto). Acaso no te gusta saber lo feliz que soy contigo?? –Esta vez me habla pausadamente, tratando de tranquilizarme.
-No es eso, es que este no es lugar para hablar de esas cosas, y...
-¡¡Y nada!!. Cualquier lugar es bueno, y además te lo estoy diciendo a ti solamente, y no a medio mundo, como me gustaría.

Volteo asustado, y lo miro directamente a los ojos, nervioso y con un poco de rubor en mis mejillas. A pesar de que lo quiero mucho, me estremece su forma de ser...

-No te preocupes, no lo haré. Sé que te molestaría. –Sonríe melancólicamente.
-Lo siento... –Esta vez soy yo quien se disculpa.
-¿Por qué lo sientes? No te preocupes, Comprendo que es tu forma de ser. –Y allí está esa hermosa sonrisa que no lo abandona, y continua.– También entiende, que ésta es mi forma de ser. Que estoy tan enamorado de ti que quiero gritárselo a todo el mundo, quiero que todos lo sepan.
-¡Tonto! La única persona que lo necesita saber, ya lo sabe y esta feliz de saberlo. –Esta vez, soy yo quien le regala una sonrisa.
-Pues entonces, eso es suficiente para mi!! –Dice determinado– ¡¡Me encanta tu sonrisa!!, es hermosa. “No tanto como la tuya” pienso, pero me reservo el comentario. –Vámonos de aquí. Hace mucho frío. Estoy cansado y lo único que quiero es llegar a la casa y descansar entre tu cuerpo y sobre todo entre tus piernas...
-¡¡Siempre tienes que ser así!!. –Le pregunto simulando enojo.
-¡Sip! –Me responde como niño travieso.
Se levanta y se va despidiendo de todos. Recoge su abrigo y su paraguas mientras pago. Afuera sigue lloviendo. Lo alcanzo en la puerta, la abre, me deja pasar y lo espero afuera, bajo el techo de la cafetería. Luego me sigue, paragua en mano. Me abraza y nos vamos caminando a nuestro hogar, tras las miradas envidiosas de muchas chicas del local.

Y pienso, aspirando su aroma y sintiendo su calor, que definitivamente ha valido la pena la espera.



Editado: 06-09-2007

 

Comentarios: samdelioncourt@yahoo.com ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).