CAPÍTULO 1 INTRUSOS EN FORKS
--Edward--
Mi padre nos había dicho que iba a volver con un aquelarre que se iba a quedar un tiempo en Forks. Casi anocheciendo, mi padre llegó con los otros vampiros. Oí sus pensamientos, revueltos y diversos, pero no lograba distinguirlos. Cuando llegué, había seis vampiros de ojos rojos en nuestro salón. Miré a cada uno de ellos, escuchando sus mentes. Había uno, alto y con aspecto de atleta, que vestía de colores llamativos. Pensaba en las ganas que tenía de conocernos. A su lado, una chica alta, de melena oscura, que vestía con una gorra plana de marca y con ropa ancha en general. Pensaba en cómo salir de allí e irse rápidamente fuera y no volver. Había otra chica, mas bajita, que vestía con una camiseta de Nirvana, y tenía el pelo color caoba muy oscuro. Ella hacía las posibles parejas entre nosotros, aunque no encontraba una para mí. El chico de su izquierda, algo parecido a ella, de rostro serio y ojos fijos en nosotros pensaba en su sed, y en las ganas de beber sangre. Me sorprendí que en sus recuerdos él no matara a gente, sino que bebía de bolsas de transfusión de hospitales. Quizás era un dato que debía consultar con mi padre. A su lado estaba el que parecía ser el padre, un poco más bajito que el de la camisa a cuadros. No pensaba, simplemente repetía en su mente las palabras de mi padre. Y por último, un chico moreno de piel, de cabello corto y oscuro, me miraba fijamente, como paralizado. Me detuve en él. No pensaba. No podía escuchar ningún pensamiento proveniente de él. Esto me frustró, pero intenté serenarme. Mi padre nos presentó, y a la vez nos presentó a la familia. El moreno se llamaba Jacob Black, a su lado estaba Mark Dawson. El chico alto de camisa de cuadros era Nathaniel Bonucci. A su lado, Gabrielle Bonucci. La chica de la gorra era Ayla Santos, y el chico atleta, David Patterson. Yo seguía enfrascado en Jacob. ¿Cómo era posible que no pudiera leer su mente? Quizás no estaba pensando en nada. Pero su expresión era de estar en otra parte en ese momento. Decidí no preocuparme de eso. Fui a presentarme personalmente a Mark.
- Encantado señor Dawson, soy Edward Cullen, es un placer conocerle a usted y a su familia-.
- Por favor, llámame Mark, lo de señor me suena muy formal- me contestó con una sonrisa amable y despreocupada.
- Me gustaría saber más acerca de vosotros- pregunté yo.
- Por supuesto, ¿qué quieres saber?-.
Me picaba la curiosidad acerca de sus dones. Le pregunté y él me explicó tranquilamente. Ayla tenía la capacidad de ver el presente, el pasado y el futuro de todo aquel que tocaba.
- Alice ve el futuro de todos, pero de manera inexacta. Supongo que ella también vera cambios constantes en el futuro- dije yo.
- Normalmente no ve el futuro lejano, llega a ver el futuro inmediato, el inevitable. Ese no cambia, está escrito, como ella dice- confesó Mark.
Siguió explicándome. Nathaniel controlaba la gravedad. Podía aislar a los objetos y seres vivos de ella o crear zonas de fuerte gravedad. David no tenía ningún don, simplemente era el más veloz de todos ellos. Gabrielle tenía la curiosa habilidad de controlar y manipular a los demás con su voz, cantaba una melodía con la que fácilmente accedía a las mentes de los demás. A partir de ahí, sus hipnotizados la obedecían en todo. Mark me explicó que él podía borrar tus recuerdos, y modificarlos. Hacer un lavado de cerebro, dijo él.
- ¿Y Jacob?- pregunté, mirando hacia el moreno.
- Jacob es, digamos especial… al parecer no tiene habilidades, pero…- se quedó en silencio.
- ¿Pero que?- insistí yo.
- Nuestras habilidades no le afectan en absoluto. Ni Ayla puede ver su pasado ni futuro, ni Gabrielle puede controlarle, ni Nathaniel hacerlo flotar ni caerse al suelo. Simplemente… no le afectan- explicó Mark.
Jacob se percató de que todos centraban la vista en él.
- No percibo sus emociones- dijo de pronto Jasper.
- Yo no veo su futuro, ni siquiera lo vi venir con vosotros- admitió Alice.
- Edward- se dirigió a mí Carlisle- ¿Puedes leer sus pensamientos?-.
Le miré fijamente. Él sonreía juguetonamente, pero en su mirada se reflejaba un tinte de preocupación.
- No- dije apretando la mandíbula. Una sensación de rabia e impotencia me recorría el cuerpo.
- Lo sé, soy un enigma- dijo el moreno, triunfante.
- Aún hay más. Cuando Jacob toca a alguien con algún don, lo neutraliza. Mientras te toca, no puedes usar las habilidades de las que dispones-.
- Eso me gustaría comprobarlo- dije yo.
Me dirigí hacia Jacob, pero Nathaniel, ligeramente mas alto que yo, me impidió el paso.
“No te propases, es mi Jacob” me dijo él mentalmente. Su mirada irradiaba un odio inmediato. Yo me quedé paralizado sin saber que hacer, si seguir adelante o dar marcha atrás.
- Déjalo, Nathan, no me hará nada- dijo Jacob.
Nathaniel se apartó. El chico me ofrecía su mano. Le cogí la mano, entrelazando nuestros dedos, y en un instante, mi cabeza quedó en silencio. Había dejado de oír los pensamientos de todos los presentes. Todos me miraron extrañados. Yo sonreía irónicamente. Me había privado de mi don con solo tocarme. Le miré. Él sonreía también, parecía divertido. Pero ¿por qué?
- Bueno, creo que ya te has dado cuenta de lo asombroso que es Jacob más que suficiente- alegó Nathaniel.
En cuanto solté a Jacob, una oleada de pensamientos llenos de celos me llegaron directamente, al igual que ovaciones por parte de mi familia alabando el asombroso don de Jacob.
- Bien, Edward, ¿por qué no acompañas a Mark y a su familia sus habitaciones?- me indicó Carlisle.
Acompañé a cada uno a su habitación. Gabrielle y Nathaniel en una habitación; Ayla y David en otra; Mark se decidió por ir al ático; y a Jacob le había tocado ir conmigo en mi habitación. Carlisle me había advertido ya de que uno de ellos tendría que convivir conmigo. A mi no me desagradaba la idea, pero claro, no quería tener problemas con los nuevos inquilinos. Entré en mi habitación junto con Jacob. Nathaniel iba detrás de nosotros.
- Jacob, ¿puedes salir un momento?- dijo el joven.
Jacob salió de la habitación a hablar con él. Yo simplemente intenté adecentar la habitación, mientras, sin poder evitarlo, escuchaba a los dos enamorados discutir.
- Nathan, no hay razones para estar celoso- repetía el moreno a su novio.
- No estoy celoso, solo que no me gusta como te mira- replicaba el otro.
- Está bien, hablaremos mañana- dijo Jacob zanjando la conversación y entrando en la habitación. Me miró. Por su cara pude deducir que sabía que yo había escuchado la discusión. Sonreí disimuladamente y seguí ordenando la habitación. Había traído un segundo sofá para él. Jacob simplemente entró e hizo la intención de desvestirse, pero recordó algo y se detuvo. Me miró fijamente.
- Me parece muy estúpido si te pregunto esto, pero… ¿te importa que me duche en tu baño?- preguntó sin poder evitar reírse.
Yo me reí y asentí. Él empezó a desnudarse y a ir de camino al baño. Si hubiera podido sonrojarme, ese hubiera sido el momento perfecto, pues él se había girado, y yo le estaba mirando embobado. Solté una risa amarga y me giré mientras él seguía mirándome por el rabillo del ojo hasta llegar al baño y cerrar la puerta. Yo me tumbé en el sofá y esperé a que saliera. Al cabo de unos segundos empezó a sonar música. Sonaban diversas canciones de Muse y de Foo Fighters. Pero de pronto, escuché una canción diferente. Una canción que me sonaba… I Knew You Were Trouble, de Taylor Swift. También se oían unos ruidos extraños. Me dirigí al cuarto de baño y me intenté asomar, pero la puerta estaba entreabierta. Me asomé y simplemente… aluciné.