Todo vale la pena cuando llega el sábado, porque no solo era el día en que Orochimaru viajaba a Tokio por negocios, ni porque estaba varios kilómetros lejos de él, y a veces se quedaba solo en casa.
-Naruto-dijo sonriendo al ver al chico-, bienvenido, pasa, siéntate
Todo valía la pena al llegar el sábado, porque era el día en que Naruto tomaba clases con un sensei al que Orochimaru le debía un favor, después de que el catedrático abogara por él en un pleito callejero con unos chicos que respetaban al sensei.
-Buenas tardes, Iruka-sensei
Iruka-sensei acompañó al narco esa noche hasta el bar, donde conoció a Naruto, que le explicó que nunca había asistido al colegio, lo que Iruka vio mal, y le pidió al tío del chico enviarlo a un instituto, pero ante la negativa, el sensei le dijo entonces que pagaría su deuda sí le permitía al rubio visitarlo, y así, educar al niño como se debe.
-¿Terminaste los problemas que te di?
-Si, sensei
-Los revisare
El sensei vivía en un edificio de departamentos fuera de los arrabales donde vivía Naruto, que disfrutaba cada visita que hacía a ese hermoso departamento. Iruka era como un padre; no, era especial, todo en él lo era. Su presencia angelical, su suave voz, su varonil aroma natural, que se intensificaba durante el verano, sin perfumes o esencias; la amabilidad de cada gesto, y con la que lo trataba todo el tiempo; su manera de explicar cada cosa a su alrededor, como sí conociera los secretos del mundo, y estuviera ansioso por contárselos a Naruto. Amaba a Iruka-sensei.
-Perfecto como siempre, Naruto-sonrió el sensei-, estas aprendiendo muy rápido
-Gracias, sensei-respondió el rubio, sentado a la mesa a su lado
-Bien, continuaremos con los kanjis, hoy aprenderás siete más, wakarimashita?
-Hai, sensei; casi lo olvido-dijo, y tomó su mochila, sacando una caja envuelta en un viejo papel que el sensei reconoció, pues fue con ese papel con él que envolvió un libro que le regaló al chico.
-Es para usted-continuó
-Gracias, Naruto-sonrió el sensei, y con cuidado de no romper la envoltura, descubrió el regalo. Era una bella y costosa caja de bombones de chocolate.
-¿Le gustan?
-Claro, te lo agradezco
El sensei abrió la caja y, antes de tomar uno, le ofreció al chico, quien tomó uno. La caja fue quedando vacía al avanzar la clase, así que antes de que cayera la noche, terminó en el basurero de la cocina, y la envoltura, bien doblada, regresó a manos de Naruto.
-Me dio mucho gusto que vinieras, Naruto-dijo el sensei mientras bajaban las escaleras.
-Me gusta venir a verlo, sensei
-¿Sabes? Estas aprendiendo muy rápido; eso es bueno, pronto tendrás que pensar en una preparatoria
-No creo que mi tío me permita ir
-Buscaremos la forma en que lo acepte,-puso su mano sobre el hombro del niño-te lo prometo
-Ya lo se-dijo Sazuke molesto-... Si...si... Ya lo hice-sostenía el teléfono inalámbrico de la casa-... Ya lo se, no soy un niño...si... Aquí esta-miró a Kakashi, sentado en el sillón-...si...ya lo sé... Adiós, si; salúdame a Deidara-y colgó, aunque un rumor lejano en el teléfono dejo en claro que solo él lo había hecho.
Sazuke se dejo caer en el sillón, y lanzó el teléfono a la mesita. Kakashi lo miró, mientras el moreno se recostó en sus piernas.
-¿Itachi?-preguntó el sensei
-Volverá de Kyushu en unos días
-¿No estaba en Tokio?
-Si, pero fue a Kyushu por Deidara, allí esta la posada de su familia; fue a recogerlo
-¿Cómo esta su padre?
-Ya esta mejor, solo se quedará unos días para ver que mejore
-Entonces, tendré que regresar a mi departamento
-Nadie te obliga, quédate en mi habitación, si?
Kakashi sonrió.
-Claro, como tú quieras
-Gracias
El sensei miró por la ventana, ya había caído la noche.
-¿Por qué no salimos a caminar?-sugirió Kakashi
-¿Caminar?
-Si, así yo no pensare solo en sexo, como tu dices, y tu no tendrás que hacer berrinches
Sazuke lo miró unos segundos, y lo besó.
-Ok
Iruka insistió en acompañarlo hasta su casa, pero Naruto se negó. La verdad era que le daba pena que Iruka-sensei viera de nuevo el lugar donde vivía. Le aseguró que llegaría bien, y que le llamaría al entrar a la casa, pero no lo hizo, pues en el momento que entró al departamento, Orochimaru lo sentó en la sala, frente a dos tipos rudos con aspecto de luchadores de lucha libre.
-Naruto-dijo su tío-, llegaste a tiempo
-¿Quiénes son ellos, tío?
-Estos caballeros serán tus nuevos clientes
-Pero yo...
-Hace un tiempo los conocí en Tokio, y les di mi aprobación para compartirte con ellos; hoy será el día de prueba, así que ve a mi habitación, y alístate
-Pero...
-¡Ahora!-gritó su tío, y el chico huyó a su habitación. Desde allí escuchó a su tío prometer que ese día sería inolvidable.
-Pero, por favor,-dijo Orochimaru-, se que ustedes son un poco violentos, así que les pido que no lo lastimen tanto, o los otros dos clientes se quejarán
Naruto se dejo caer al suelo, llevando su mano izquierda a la herida en su cabeza. No quería tener que aguantar a más personas violentas, con una era suficiente. Así que hizo lo que había planeado hacía casi un año.
-Naruto-llamó su tío minutos después-, los caballeros te están esperando, sal ahora
Con poca paciencia, abrió la puerta para encontrar la habitación vacía.
-¿Qué tipo de paseo es este?-preguntó Sazuke molesto-Estos son los asquerosos arrabales
-¿Nunca habías venido?-interrogó divertido Kakashi
-No-respondió molesto
-Bueno, el club esta cerca, y hay un buen bar a donde a veces vamos a tomar algo
-No puedo creerlo
Kakashi y Sazuke caminaban uno al lado del otro por las calles observando los clubes nocturnos, y los bares, pensando en entrar a alguno, cuando alguien chocó contra la espalda del moreno, haciéndolo tropezar, pero no llegó al suelo, el platinado lo sostuvo, aunque el otro si terminó en el suelo. Kakashi estuvo por reclamar, al igual que su novio, cuando ambos vieron al tipo.
-Naruto-dijeron al unisonó sorprendidos, no solo por el chico, sino por que el otro lo conocía.
Al ver quienes eran, se puso de pie, acercándose.
-Ayúdenme-dijo mirándolos a cada uno-, no quiero volver con mi tío, por favor, solo necesito dinero para ir...
-No te preocupes-interrumpió Sazuke-, yo te ayudare
-Vamos,-dijo Kakashi-mi auto esta cerca
-Pe... Pero no saben a dónde voy...
-Nos guiarás en el camino
Naruto cayó sobre un puñado de ropa en el amplio closet de Sazuke. Trató de levantarse, pero Sazuke y Kakashi improvisaron con la ropa, y le ataron las manos a la espalda, y sus pies, para luego amordazarlo con una corbata, para así, cerrar la puerta con llave, y ponerle una silla para atrancarla, al ver que el rubio la pateaba.
Se miraron de repente, molestos, y dieron un paso atrás, jadeando por el esfuerzo de controlar al rubio.
-¿De dónde conoces a Naruto?-gritaron, señalándose inquisidoramente.