Ambos entre las sábanas, me encontraba bajo mi novio, Jonghyun, gimiendo por sus caricias y suaves envestidas seguras contra mi punto dulce. Se movía a la perfección, haciéndome gemir un poco alto.
-Más Jonggie –susurré y besé sus labios tiernamente, demostrándole mi amor en un simple toque que para mí significaba todo-
-Ah, estás tan estrecho Tae –gimió en mi cuello, ahí sentí mi corazón apretarse y gruesas lágrimas cayeron por mis mejillas-
-Soy Key, Jonggie –Sollocé, me solté suavemente de su agarre, en un movimiento ascendente quité su miembro de mi interior y me volteé, dándole la espalda en su propia cama-
-Key, Kibum, lo siento… yo… -bufó- Perdón… -abrazó mi espalda besando mi cuello pero sentí nuevamente mi corazón apretarse y lo alejé-
-Terminemos Jong, no puedo con esto…
No era la primera vez que Jonghyun confundía a Kibum con Taemin, su ex novio que aún no superaba. Vivía sufriendo por su perdida y Key, como fiel enamorado quiso ayudarlo a olvidarlo. Se acercó a él hasta que logró hacerlo formal. Pero cada vez que tenían intimidad, tarde o temprano Jonghyun nombraba a su ex, provocando el quiebre constante del débil corazón del chico de mirada felina y aunque el mayor lo supiera, Kibum no se lo iba a confirmar.
-No, por favor no termines conmigo Kibum, yo cambiaré, ya no lo nombraré.
-No puedo obligarte a olvidarlo Kim Jonghyun, tú lo amas a él, el que sobra soy yo, me estoy haciendo daño.
-No, yo... yo lo olvidaré porque debo olvidarlo.
-Cuando lo olvides, búscame… Yo te estaré esperando.
El menor se levantó de la cama de su novio y buscó su ropa por el cuarto, aguantando sus juguetonas lágrimas, cuando iba a recoger su polera color rosa sintió un leve mareo, seguramente producto de los constantes llantos nocturnos y el poco apetito que tenía. Lo ignoró y se sentó a los pies de la cama, vistiéndose por completo. Se levantó, abrochando su pantalón y cogió su celular que yacía sobre el velador, al lado de Jonghyun.
-Te amo JongHyun, espero que algún día puedas corresponderme, hasta pronto.
Con una pequeña sonrisa ladeada y cargada de tristeza salió de la casa de su ex novio de ahora en adelante. Había luchado tanto, así como había sufrido. Ahora seguiría su vida como si nada hubiera pasado y seguiría con su frente en alto. Incluso cuando tuviera que ver a Taemin todos los días en su trabajo de medio tiempo sonriéndole como si nada.
En realidad, el pequeño no tenía la culpa. Sus padres lo habían obligado a terminar con Jonghyun porque creían que era algo anormal una relación entre hombres. Ambos sufrieron mucho, pero Taemin pareció superarlo cuando conoció a una simpática e inocente niña llamaba NaEun. Ella era compañera de escuela del menor y como se veían cada día, terminaron siendo amigos, mejores amigos y recientemente novios. Cuando esto llegó a oídos de Jonghyun sufrió una gran depresión, de la que solo pudo sacarlo medianamente Key, pues ahora ya estaba harto de romperse el corazón como un tonto y decidió alejarse.
El rubiecito Key llegó a su casa, normalmente estaba solo pero ahora se veía una leve luz al final del pasillo, es decir, en la habitación de su hermana Sunny, la pequeña rubiecita tierna que siempre lo ayudaba y consolaba. Kibum al notar la presencia de esta, sus ojos se llenaron nuevamente de lágrimas y corrió a sus brazos. Tocó levemente la puerta y la dulce voz de la chica se escuchó.
-Adelante –volteó a ver a su hermano- Bebé, ¿Qué te ha pasado? –corrió y lo refugió en sus brazos acariciando su cabello con destellos rosa-
-He ter… terminado con… con Jonghyun –rompió a llorar en los brazos de su noona-
-Pero, ¿porqué?, tu lo amas PinKey
Se sentaron ambos en la cama de Sunny mientras el menor intentaba calmar su respiración e hipidos.
-Lo… lo amo, pero el ama a Taemin, aún lo ama Sunny… -dijo en un berrinche el menor-
De pronto Key comenzó a sentirse flácido, débil, su estómago rugió fuertemente, estaba muerto de hambre.
-¿Sabes?, nos olvidarémos de este tema por un rato, comerás, veremos películas, escribiremos alguna canción o qué se yo, y te relajarás, mañana arreglarás todo y me contarás bien.
Besó la mejilla rosada del menor aún un poco húmeda y secó todo rastro de lágrimas.
-Ven bebé… -tomó su mano y lo llevó a la cocina-
Key se sentía tan vulnerable y débil que solo siguió sin regañar como normalmente hacía, su hermana preparó una deliciosa sopa de algas mientras él acomodaba la mesa. Se dispusieron a comer.
-¿Has… hablado con mamá y papá? –preguntó Key, pues ellos estaban de “Luna de Miel” por sus veinte y tantos años juntos-
-Si, ellos están aún en Busan …
Y se acabó el tema de conversación. Sunny no quería ver a Kibum llorar, por lo que el menor decidió irse a su cuarto con la excusa de “tener sueño”. Apenas entró a su cuarto, su corazoncito comenzó a latir más rápido que nunca y se arrodilló llorando. Estaba en posición fetal en el suelo, apretando su estómago. Nadie entendía su delicado estado. Amar una persona con todas tus fuerzas desde que lo viste hace casi… diez años, verlo con otras personas y sufrir en silencio cada noche, y cuando al fín lo tienes, que te rompa el corazón cada vez más, hasta cuando te robó tu virginidad.