Tao sentía que se quedaba sin oxígeno. Comenzó a hiperventilar y a mirar a todas partes, como si se encontrara perdido. Tenía que calmarse, tenía que volver a su cama y acostarse, quizás todo era un mal sueño y sólo tenía que despertar, porque había sonado todo tan real que no podía tratarse de una broma; la única esperanza es que aquello fuera una pesadilla.
Agobiado y tambaleándose chocó con una mesita del pasillo haciendo un ruido bastante fuerte y entonces sí que sintió miedo, completamente seguro de que le habían escuchado.
-¿Qué ha sido eso? – Preguntó Sehun con el corazón en la garganta.
No pasó ni un segundo cuando Luhan había salido corriendo de la habitación y se encontró con Tao allí plantado, inmóvil, incapaz de hacer un solo movimiento. Y con una expresión de horror como si acabara de ver a un fantasma.
-Tao…
-¡No te acerques! – Gritó Tao en un tono demasiado agudo. Estaba asustado.
-Escucha…
-¡He dicho que no te muevas! – Volvió a gritar dando un paso hacia atrás. Justo en ese momento salió Sehun y Tao le miró confundido. Era el cuerpo de Luhan pero… ¿Ése era…Sehun?
-Nos has escuchado… - Susurró Sehun horrorizado.
-No os acerquéis, dejadme. – Dijo Tao nervioso, y se dio la vuelta corriendo metiéndose en su habitación y cerrando de un portazo. Los chicos pudieron oír cómo incluso echaba el pestillo de la habitación.
-¡¡¡Mierda!!! – Gritó Luhan golpeando la pared con su mano tan fuerte que sintió como si se le clavaran mil estacas en la mano, pues todavía la tenía resentida del golpe del día anterior, pero no le importó el intenso dolor. Aunque el desgarrador grito que dio resonó en toda la casa.
-Dios, Luhan, ¡para! – Sehun le agarró de la mano y la envolvió con las suyas. Las caricias le calmaron un poco, pero todavía sentía punzadas. – Me vas a destrozar la mano...
-Lo siento… - Se disculpó. Últimamente nada le salía bien.
-Ven, necesitas hielo. – Sehun le llevó de la mano hasta la cocina, cogió un poco de hielo y lo envolvió en un trapo. Después se lo puso a Luhan en la zona que tenía más hinchada y le miró con preocupación. – Quédate aquí y no te quites esto durante un buen rato. Voy a hablar con él…
-Sehun…
-No pasa nada, déjamelo a mí. – Sonrió con desgana y salió de la cocina con convicción.
Al llegar frente a la habitación de Tao se quedó estático por un momento. ¿Qué iba a decirle? ¿Cómo iba a explicárselo? Porque no podía negárselo o decirle que todo era una broma o que se lo había imaginado. No cuando Luhan había reaccionado de esa manera, aquel grito debía de haberse escuchado en todo el vecindario y el golpe en la pared había sido bestial.
Pero algo tenía que hacer.
-Tao… Abre. – Dio unos golpecitos con los nudillos en la puerta. Al no obtener respuesta volvió a llamar. – Abre, por favor…
-Vete. – Escuchó desde dentro.
-Por favor, Tao. – Suplicó. – Necesito hablar contigo…
Tao escondió la cara en la almohada e intentó taparse las orejas para no oír más, pero seguía escuchando los insistentes golpes en su puerta. Además él era Sehun, en teoría. Se levantó desganado odiándose por ser tan débil, quitó el pestillo y sin abrir la puerta volvió a echarse en la cama escondiendo el rostro.
Sehun al escuchar el pestillo abrirse, decidió entrar.
-Permiso… - Y allí estaba Tao. Tumbado bocabajo y sin indicios de querer hablar, aunque al menos le había abierto la puerta y aquello ya era un gran paso. Con miedo a ser rechazado fue a sentarse en el borde de la cama. – Tao… - No obtuvo respuesta. – Dime algo…
El chino volvió su cara y le miró a los ojos. Miró a los ojos de “Luhan” pero ése no era él.
-Eres… ¿Sehun? – Preguntó con miedo. Sehun asintió y el rostro de Tao se descompuso. – ¿Qué ha pasado?
-Es… Es una larga historia. – Contestó, sin saber muy bien qué decir. Debería contarle la verdad, aunque omitiría las partes vergonzosas.
-Creo que tengo derecho a saberlo. – Tao se incorporó y se quedó sentado. Parecía más receptivo ahora. – En realidad creo que todos tenemos derecho a saberlo. Nos tenéis engañados.
-No es así, Tao…
-Sí es así. – Contestó con dureza y entonces recordó todos esos momentos de las últimas dos semanas que le habían extrañado tanto. Todas las veces en que Sehun y Luhan se habían mirado de forma sospechosa. Aquella vez que parecía que Luhan le estaba pidiendo permiso a Sehun para irse con Kai a jugar al fútbol. Cuando fue a beber té de burbujas con Sehun y le vio tan extraño. Cuando se pidió el sabor favorito de Luhan, en lugar del suyo. Cuando le pidió a Sehun que se ducharan juntos y éste dudó, cosa que nunca había hecho, y Luhan se había negado de repente gritando “¡No!”. El abrazo que le dio Luhan y aquello tan especial que sintió. Las salidas clandestinas de los dos. La pelea. Y, sobre todo, el cambio de actitud de Sehun; eso era lo que más atención le había llamado y por lo que se había comido tanto la cabeza. Ahora todo tenía sentido. – Ahora lo entiendo todo… - Susurró con la mirada perdida. – Por eso han pasado tantas cosas raras estos días.
-Tao, prométeme que no se lo dirás a nadie.
-¿Por qué? Ni de coña Luhan, esto tiene que saberlo todo el mundo.
-No soy Luhan, soy Sehun…
-¡Como sea! – Exclamó exasperado. – Esto es una locura… ¿Qué coño habéis hecho?
-Fue el eclipse.
-¿El eclipse? – Repitió atónito. A veces parecía que Sehun se estuviera riendo de él.
-Sí, hicimos algo mal al pedir unos deseos y al día siguiente nos despertamos así.
-Venga hombre, esto es absurdo… - Rió de forma irónica y volvió la cara a un lado. Entonces le oyó sollozar. “Luhan” temblaba cabizbajo y sorbía con la nariz.
-¿Piensas que esto es fácil para nosotros? – Sollozó. – ¿Que no tenemos miedo? – Alzó el rostro y Tao le miró, sintiendo como se moría por dentro al verle de esa manera, tan triste y desamparado. – ¿Crees que no creímos morir cuando nos dimos cuenta de lo que había pasado? ¿Cómo piensas que nos sentimos al teneros engañados a todos? – Sehun empezó a llorar con más fuerza. – Todos, todos los días me despierto y lo primero que hago es mirarme el cuerpo para ver si, por alguna maldita casualidad, todo ha terminado. Pero no, sigo encerrado aquí. – Se llevó las manos a la cara y comenzó a llorar.
Tao se sintió fatal al verle así. Había sido demasiado duro con él sin pararse a pensar en cómo tenían que estar pasándolo ellos. Y había hecho llorar a la persona que más le importaba en el mundo.
No importaba cuál fuera el recipiente, en su interior era él.
-Lo siento, Sehun… - Se acercó y le abrazó con fuerza. – Lo siento… - Volvió a susurrar. – No debería haberte dicho esas cosas, pero esto es difícil de entender para mí. Necesito que me lo expliques con detenimiento.
-No hay más que decir, sólo eso. – Dijo Sehun aún lloroso.
-¿Y no tiene solución? – Preguntó aterrado.
-Sí… No lo sé. – Sehun se separó de él y se sorbió los mocos. – Fuimos a hablar con una mujer que es médium y nos dijo que teníamos que esperar al siguiente eclipse lunar, dentro de cuatro meses.
-Cuatro meses…. – Repitió Tao como si fuera un robot. Era demasiado tiempo.
-Ya… Le preguntamos si no había otra opción y dijo que no lo sabía, que tendría que estudiarlo bien… Pero Luhan se puso muy nervioso y nos fuimos de allí, y desde entonces no hemos vuelto. Hyung ha estado buscando soluciones, pero nada. – Sehun se pasó la mano por la nariz sorbiendo los mocos. – Quizás tengamos que esperar cuatro meses a que esto se solucione… - Rió de forma amarga, con los ojos aguados.
Tao acercó su mano y le secó las lágrimas con dulzura. Al sentir su cálido tacto, Sehun cerró los ojos y sonrió. El chino le miró con atención. ¿Cómo no se había dado cuenta? Aunque físicamente era Luhan, no cabía duda de que era su querido Sehun. Su forma de hablar, sus gestos, incluso sonreía de forma diferente. Pero claro, todo era demasiado surrealista como para haber pensado en ello, ni siquiera haberlo sospechado, y por eso nunca se lo había imaginado.
-No te preocupes, buscaremos la solución. – Concluyó Tao firmemente. – Os voy a ayudar, ¿vale? Y no se lo diré a los chicos… Al menos de momento. – Prometió con una sonrisa. – Pero si la cosa se alarga me veré obligado a hacerlo, esto no puede quedarse así…
-Vale… Gracias. – Sonrió Sehun mucho más animado y volvió a abrazarle.
Estuvieron unos minutos así, abrazados en silencio con fuerza y con afecto. Se separaron y quedaron a escasos centímetros, mirándose a los ojos. Una sonrisa apareció en sus rostros. Aunque nadie debería haberse enterado de lo ocurrido, ahora Sehun se sentía muy bien porque podía dejar de mentir a Tao y ser quien él era realmente. Estaba mal por su parte, pero empezaba a alegrarse de que el chino les hubiera pillado.
Tao seguía mirándole a los ojos sonriente, sus narices casi rozaban y no podía fijar bien su vista por la cercanía, todo era borroso. El corazón de Sehun palpitaba con fuerza pues nunca antes había estado tan cerca de Tao y sentía que algo diferente sucedía entre ellos.
-Es raro estar abrazando a Luhan de esta manera. – Comentó el chino divertido. Sehun dejó escapar una risita y bajó la mirada avergonzado. “De esta manera”, pensó emocionado. De manera especial. Como si eso sólo lo hiciera con él.
Tao suspiró y, para sorpresa del más pequeño, le dio un dulce beso en la mejilla. Sus ojos se abrieron de asombro y sus mejillas se tiñeron rápidamente de un dulce rosado. Tao empezó a reír.
-Luhan se sonroja con mucha más facilidad que tú. – Bromeó. Sehun rió y se mordió el labio inferior inquieto, separándose al fin y empezando a hablar de muchas más cosas.
Sehun le contó todo lo que había pasado esos días, o al menos todo lo que se podía contar ya que no quería dar detalles acerca de sus sentimientos. No se sentía lo suficientemente valiente como para dar ese paso. Además, también omitió lo que se traían entre manos Kai y Luhan, a pesar de que Tao le había preguntado un par de veces si ocurría algo entre ellos. “Veía a “Sehun” siempre muy cerca de él”, le había dicho.
Desde el pasillo, Luhan llevaba asomado un buen rato y les había visto abrazarse y empezar a hablar animados. Sonrió para sus adentros contento porque su amigo se encontrara tan bien. Se merecía más que nadie ser feliz.
Un poco más tarde los chicos llegaron del desayuno.
-Espero no encontrar ningún cadáver… - Bromeó Chanyeol.
-No seas estúpido. – Baekhyun le dio un codazo y todos rieron. Nadie esperaba encontrar cadáveres, pero lo que estaba claro era que pasarían unos días hasta que Sehun y Luhan volvieran a ser lo que eran… O quizás eso no sucediera nunca más.
Pero todas sus apuestas se desmoronaron cuando entraron en la cocina y vieron a Sehun y Luhan riendo divertidos mientras se preparaban el desayuno.
-¿Pero qué coño…? – Murmuró Kyungsoo fijándose en cómo “Luhan” agarraba de la cintura a “Sehun” y le decía algo al oído, provocando una risa a carcajadas por parte del otro.
-¿Qué hacéis…? – Preguntó Suho extrañado.
-El desayuno. - Contestó Sehun simplemente encogiéndose de hombros. Todavía tenía el labio hinchado.
-Compañeros, sentimos mucho lo de ayer. – Luhan hizo una reverencia de noventa grados y le dio una patada a Sehun para que le imitara. Su compañero hizo lo mismo y se incorporaron al momento. – Siento haberle pegado a Luhan y sentimos haber formado ese escándalo.
Tao apareció en ese momento con una sonrisa y le hizo mucha gracia verles así. Muchísima gracia. Todo era más gracioso cuando sabías la verdad.
-No entiendo una puta mierda. – Murmuró Xiumin.
-¿Y tú por qué no has venido al final? – Le preguntó Kris a Tao, quien cogió una manzana y le dio un mordisco.
-Se me hizo tarde y me quedé hablando con ellos. – Explicó simplemente.
-¿Tienes algo que contarme? – Preguntó Suho en voz baja.
-No te preocupes hyung, lo de anoche fue una niñería.
-Tanto como una niñería… - Murmuró Yixing mirando el labio hinchado de “Luhan”.
-En serio… Creo que no deberíamos decirle nada al mánager. – Intentó convencerle. Suho arrugó las cejas y miró de nuevo a la pareja de amigos que seguía preparándose el desayuno sin atenderles.
-Todo el mundo se dará cuenta del labio de Luhan. – Opinó Chanyeol.
-Diremos que se cayó en el baño y se dio un golpe, ¿sí? – Tao puso cara de angelito y todos le miraron confusos. ¿Ahora Tao se iba a unir al “grupo de los raros”?
-Como queráis. – Suho hizo un gesto con la mano. – Empieza a dolerme la cabeza por vuestra culpa… Pero que no vuelva a ocurrir. – Dijo, teniendo la extraña sensación de que había dicho esa frase cuarenta veces los últimos diez días.
Justo en ese momento empezó a sonar su móvil. Era el mánager, seguramente para concretar los planes del día. Cuando Suho empezó a hablar por teléfono todos dejaron de tener interés en el asunto y cada uno volvió a sus cosas, salvo Kai que entrecerró los ojos y se quedó mirando cómo Tao se acercaba a los dos amigos y comentaban algo divertidos. Después le vio acercarse a “Luhan” y susurrarle algo al oído, provocando una risita nerviosa en él.
Los celos atravesaron el pecho de Kai como un puñal.
Aquella tarde tuvieron que ir al edificio de la compañía para ensayar la coreografía de la nueva canción y de algunas anteriores, ya que iban a actuar en un concierto junto a otros grupos y tenían que llevarlo bien preparado para estar a la altura de lo que se esperaba de ellos: uno de los grupos más prometedores del último año.
En uno de los descansos, Sehun, Luhan y Tao aprovecharon para escaparse e ir a la cafetería. La idea fue de Tao que se moría de ganas por saber más detalles de todo aquello.
-Y, ¿cómo os las arregláis en el trabajo? – Preguntó Tao. Se había sentado frente a sus amigos, y ellos dos uno al lado del otro.
-Ensayando a escondidas… - Contestó Sehun. - ¿Te acuerdas del día que grabamos y que el mánager nos echó la bronca después por no haber estado a tope? – Tao asintió. – Ese día fue cuando todo empezó. Tuvimos que escaparnos antes de la grabación porque no teníamos ni idea de qué íbamos a hacer.
-La verdad es que estábamos muy agobiados… - Dijo Luhan meneando la cabeza.
-Que sepáis que desde fuera todo se ve rarísimo. Los chicos llevan días diciendo que algo pasa entre vosotros.
-Ya me imagino…
-Me acuerdo cuando me preguntaste si estábamos liados. – Rió Luhan al recordar la conversación en la cafetería, pero Tao pegó un bote y le dio una patada por debajo de la mesa. – ¡Au!
Sehun le miró extrañado por el quejido y Tao disimuló. Era cierto que en su momento se lo preguntó a quien él creía que era Sehun, pero si al final resultaba que el maknae no se había enterado de nada mejor era dejarlo estar, bastante vergüenza había pasado ya.
Pero no, Luhan había tenido que abrir la boca para meter la pata. Se veía que aunque interiormente fueran ellos, algunas cosas quedaban reminiscentes en los cuerpos. Sehun siempre había sido al que se le escapaba todo.
-Bueno… - Tao carraspeó para disimular. – En casa también se os ve raros, pero ahora no tanto. Salvo por las peleas.
-Hemos aprendido a comportarnos como lo haría el otro. – Dijo Sehun.
-Sí, aunque a mí el otro día me dijo Jongin: “empiezas a comportarte como Luhan, no te juntes tanto con él”, o algo así. – Rió Luhan imitando la voz de su amigo.
-Te lo dije… - Le riñó el maknae.
-Ah, eso, ¿qué te pasa con Jongin? Estás todo el día pegado a él. – Le comentó Tao como si nada bebiendo de su batido.
-¿A mí? Nada. – Respondió Luhan nervioso y demasiado rápido. Tao le miró de forma sospechosa pero decidió no seguir preguntando, aunque se había dado cuenta de que algo ocultaba.
-Que sepas que por tu culpa lo pasé mal. – Se quejó. – Sabes que me encanta pasar tiempo con Sehun y yo rallado porque no me hacías ni puto caso. Y resultó que eras tú…
Sehun rió agradecido por aquellas palabras y miró a Tao con un brillo especial en los ojos. Éste le devolvió la mirada y se sonrieron. ¿Por qué le parecía a Sehun que todo había cambiado desde aquella mañana? Se estaba empezando a hacer muchas ilusiones y no quería después llevarse el mayor chasco de su vida.
-Deberíamos ir a ver a la médium otra vez. – Opinó Sehun mirando a su amigo. – Tao también está de acuerdo. Tenemos que intentar acabar con esto cuanto antes, no podemos esperar cuatro meses.
-Supongo que no hay otra opción… - Suspiró el mayor de todos dejándose caer en la silla.
-Y no te sientes así, me dolerá la espalda… - Le regañó Sehun y Luhan volvió a erguirse a regañadientes. Tao no pudo evitar reír.
-Es gracioso veros así, preocupados por lo que hace el otro porque sabéis que es vuestro cuerpo.
-Muy gracioso, sí… - Contestó Luhan de forma irónica.
-En realidad sí es gracioso. – Comentó Sehun divertido. – ¿Sabes? ¡Luhan tiene lunares en sitios insospechados!
-¡¡Sehun!! – Se quejó el mayor muerto de la vergüenza.
-Es verdad… A la hora de ducharos… - Murmuró Tao y de repente sintió celos. En su cerebro visualizó la imagen de Sehun duchándose, frotándose por todas partes…pero siendo Luhan. Es decir, Luhan llevaba días tocando el cuerpo de Sehun por todos los rincones. Sus mejillas se encendieron.
-¿¡En qué estás pensando Tao!? – Se escandalizó Luhan, casi leyéndole la mente. – Joder, qué vergüenza… - Se cruzó de brazos enfurruñado y volvió la mirada.
-Vamos Lulu, no pasa nada. – Rió el maknae. – Yo también hago lo mismo, ¡pero tendremos que ducharnos! No me he asustado por tocarte nada.
-Dios, para por favor… - Se llevó las manos a la cabeza totalmente abochornado. Tao seguía en shock imaginando mil cosas poco puras.
-¿No os habréis…? – Y dejó la pregunta en el aire mientras hacía un gesto con la mano como si se estuviera masturbando.
-¡¡¡No!!! – Gritaron a la vez los dos chicos.
-¡Vale, vale! Sólo preguntaba… - Contestó Tao un poco más tranquilo.
Los chicos se quedaron en silencio, seguramente pensando en eso último que su amigo les había mencionado hasta que Luhan se volvió hacia el que estaba a su lado.
-Ni se te ocurra, ¿eh?
-Que no voy a hacer nada, ¡joder! – Se quejó Sehun. – Qué poco confías en mí, tampoco es que me haga especial ilusión hacerte una paja.
-No hables en voz alta, por dios… - Susurró Luhan ruborizado y pidiendo que por favor se lo tragara la tierra. Tao empezó a reír escandalosamente y los dos amigos le miraron sonriendo. – ¿Qué pasa?
-Nada, es que… - Decía entre risas. – De verdad, es muy gracioso veros así. Sé que es una putada, pero en serio es muy divertido. – Siguió con la risa floja y contagió a sus amigos, empezando los tres a reír a carcajadas por lo absurdo que era todo.
En ese momento pasaron por la cafetería Chanyeol, Baekhyun, Kai y Kyungsoo y les vieron riendo y comentando algo animados.
-Anda, mirad dónde estaban… - Baekhyun señaló hacia la mesa.
-Nos vemos luego en el ensayo, voy con ellos. – Dijo Kai sin mirarles, con la vista fija en aquella mesa y se alejó.
Cuando llegó fue como si un jarro de agua cayera sobre él. Los tres dejaron de reír y le miraron de forma incómoda, como si hubiera cortado el rollo, y eso le sentó fatal. Se sintió fuera de lugar.
-¿Qué hacéis?
-Nada, merendar. – Contestó Luhan. Kai miró a “Luhan” y se sentó junto a él.
-¿Te vienes a dar una vuelta?
-Venga, Jongin, ¿no ves que estamos aquí de tranquileo? – Se quejó Tao, que no quería que se llevara ahora a Sehun.
-¿Qué? ¿No te basta con acaparar a Sehun, también tienes que hacerlo con Luhan? – Espetó el moreno con dureza. Tao enmudeció y prefirió no contestar.
-Vamos, Jongin, no pasa nada. Estoy un poco cansado, ¿por qué no te sientas con nosotros? – Le ofreció Sehun, haciéndose pasar lo mejor que pudo por “Luhan”.
-Está bien… - Contestó sin quitarle el ojo de encima a Tao, aunque éste sólo miraba su batido mientras le daba la vuelta a la cuchara como un tonto.
Los cuatro amigos pasaron el resto del descanso hablando, aunque ya no era como antes pues tenían que volver a guardar las apariencias y esto a Luhan le entristeció mucho. ¿Y si se lo contaba a Jongin? No… Tenía envidia de que ahora Sehun pudiera ser tan sincero con Tao, pero Tao se había enterado de pura casualidad, nadie se lo había contado. No podía ser tan egoísta; si habían prometido no contárselo a nadie, no lo haría… Aunque se muriera de ganas por decirle al moreno quién era él de verdad y todo lo que había pasado.
Por eso tenían que volver a la normalidad lo antes posible.
Aquella noche Tao se acercó al cuarto de los dos chicos. Kyungsoo estaba allí tumbado en su cama leyendo un cómic, así que tendría que disimular.
-Luhan… ¿Puedes venir un momento? – Preguntó dirigiéndose a quien él sabía que era Sehun. Éste asintió y le siguió hasta el pasillo, donde no había nadie.
-¿Qué pasa?
Pero Tao no le respondió. Le abrazó fuertemente, agarrándole con fiereza por la cintura y hundió su rostro en el cuello de Luhan. No era lo mismo, eso estaba claro. No era el cuerpo de Sehun, ni su peso, ni su altura, ni su tacto, ni su olor. Pero podía sentirle, podía sentir su alma.
-Sehun… - Susurró. – Buenas noches.
Sehun le correspondió el abrazo. ¿Sólo le había hecho salir de la habitación para darle las buenas noches? De aquella forma tan… ¿Íntima?
Tao se separó y se mordió el labio sonriente.
-Démonos prisa en arreglar esto, tengo ganas de abrazarte a ti… - Sonrió y dejó escapar una risa. No podía creer que estuviera siendo tan lanzado después de tanto tiempo, pero ya no iba a perder ni un segundo en conquistar al maknae. – Tengo muchas ganas, no te imaginas cuántas…
-Y yo… - Confesó Sehun ruborizado.
Tao le guiñó un ojo y se fue hasta su cuarto, no sin antes volver a mirar al que había dejado como una estatua en el pasillo, anonadado y en las nubes, con una tonta sonrisa dibujada en su cara.
Pero justo cuando Sehun iba a darse la vuelta para volver junto a Luhan y Kyungsoo, una mano le agarró fuertemente del hombro y le empotró contra la pared del mismo pasillo. Sehun se sobresaltó hasta que vio que era Kai, aunque no se quedó tranquilo del todo cuando observó la expresión del moreno. Le salían chispas de los ojos.
-Luhan, te voy a hacer una pregunta y más te vale ser sincero conmigo. – Empezó a decir. – Júrame que me vas a decir la verdad o te prometo que no responderé de mis actos si me entero de que me has engañado.
-¿Qué cojones te pasa, Jongin? – Se removió pero Kai hizo más fuerza todavía, evitándole cualquier movimiento.
-Luhan, ¿estás con Tao? ¿Te gusta Tao? ¿Le gustas a él?
-¿¡De qué hablas!? – Se escandalizó Sehun. Seguramente Kai les habría visto y entendería que le hubiese fastidiado, pero aquella forma de reaccionar era demasiado...agresiva.
-Contéstame.
-¡No! – Negó rotundamente. – Ni tengo nada con él, ni me gusta, ni yo le gusto a él. – Kai aflojó el agarre y Sehun pudo soltarse al fin, retrocediendo un par de pasos. – No sé qué coño te pasa pero espero que sea la última vez que te comportas así. No eres nadie a quien le tenga que dar explicaciones de lo que hago o dejo de hacer.
Y dicho esto se retiró hasta el dormitorio, dejando al moreno allí avergonzado y sintiéndose como una mierda. No sabía por qué se había comportado así, pero su amor por Luhan era tan fuerte que estaba cegado y ya ni siquiera podía controlar sus impulsos. Tenía que confesárselo de una vez por todas o terminarían peor.
