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[SeTao-KaiLu] ¡Devuélveme mi cuerpo! por Ire-Rei

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Notas del capitulo:

Recordad los cambios de cuerpo~~~ :) XDDDD

Luhan y Sehun no se vinieron abajo.

Si bien era cierto que tendrían que esperar un día más para intentar cambiar su estado actual, también era verdad que habían hablado con alguien que parecía entender del tema y que, misteriosamente, incluso parecía que sabía de quiénes se trataban, así que guardaron esperanzas en que de verdad funcionara aquello.

Al volver se metieron en su habitación y no salieron mucho, evitando mantener conversaciones muy prolongadas con sus compañeros que pudieran comprometerles o ponerles en evidencia. El que estaba más atacado era Sehun, que no tenía ninguna confianza en sí mismo, hasta el punto en que a veces para contestar simplemente asentía o negaba con la cabeza, provocando una de esas veces que Baekhyun se riera de él y exclamara un “¿Te comió la lengua el gato, Luhan?”. Luhan ya se había encargado de decirle a su amigo a solas que por favor intentara hablar un poco más, que no iba a pasar nada y le estaba dejando en mal lugar, pero el otro le contestó que no tenía derecho a pedirle que hiciera nada por él cuando hacía unas horas había provocado una discusión con Kai.

-Ya te pedí perdón por eso. – Musitó Luhan arrepentido. Acababan de terminar de comer y estaban de nuevo solos en su habitación.

-Lo sé, y no te lo estoy echando en cara, pero entiende que me muera de miedo cuando los chicos me hablan. – Explicó. – Tú te pones nervioso y gritas, yo guardo silencio. No puedo evitarlo.

Luhan asintió comprensivo y justo en ese momento alguien entró en la habitación:

-Sehun… - Le llamó Tao felizmente, acercándose a Luhan. – No te habrás olvidado, ¿no?

Le llevó unos minutos recordar el plan que tenían para ese día. Sonrió educadamente al acordarse.

-Claro que no, ¿quieres ir ya?

-¿Dónde vais? – Preguntó Sehun preocupado. Él también quería pasar tiempo con Tao, pero a ojos de su compañero no era más que “un Luhan entrometiéndose en sus planes con Sehun”.

-Vamos a la cafetería de aquí al lado, a beber té de burbujas. – Explicó Luhan.

-¡Yo también quiero! – Exclamó casi instantáneamente Sehun.

-¿Desde cuándo te gusta tanto? – Tao rió con ironía. – Pensaba que sólo acompañabas a Sehun por hacerle compañía. Hoy le hago compañía yo, así que no te preocupes. – Y le guiñó un ojo.

Luhan miró con tristeza a Sehun. Podía verse a sí mismo con esa expresión que tanto odiaba de su cara, esa que sólo ponía cuando algo le había decepcionado enormemente. Entendía perfectamente cómo tenía que estar sintiéndose Sehun, pero no podía hacer nada.

-Volveré pronto. – Le prometió Luhan en un susurro, pero Tao le escuchó y vio cómo “Luhan” sonreía tristemente ante aquel comentario.

Todo empezaba a ser demasiado sospechoso.

 

Un rato después Tao y Luhan entraban en la cafetería preferida de Sehun.

Al moreno se le veía bastante emocionado, mientras que Luhan intentaba simular que también tenía ilusión por estar allí actuando como él pensó que se comportaría su mejor amigo, pero eso por mucho que se esforzara era bastante difícil.

-¿Qué desean? – Preguntó el camarero que les reconoció al instante, no sólo porque fueran famosos sino porque frecuentaban la cafetería a menudo.

-Pide tú primero, Sehun. – Decía Tao mientras revisaba la carta.

-Mmm… Un té de burbujas de… de taro. – Sonrió. Tao levantó la cabeza como un resorte y le miró enseguida con los ojos abiertos, sorprendido.

-¿Taro? ¿Tu preferido no era de chocolate? – Luhan se puso blanco como el papel.

-Ah sí, claro. – Rió nervioso. – Es por cambiar y no pedir siempre lo mismo…

Tao le miró desconfiado, ante la curiosa mirada del camarero, pero finalmente pidió lo mismo y se quedó unos segundos en silencio, meditando sobre algo. Luhan intentaba no mirarle mucho, observando divertido a las personas que estaban sentadas en otras mesas.

-Sehun, ¿puedo preguntarte algo? – Sonó un poco temeroso, como si tuviera miedo de preguntar lo que quería.

-Claro. – Contestó Luhan mirando cómo el camarero les servía los vasos y se iba de nuevo.

-Es un poco personal.

Luhan tragó saliva, pero decidió acceder para no parecer maleducado.

-¿Qué pasa Tao? ¡Suéltalo! – Sonrió mientras le hacía un gesto con la mano y bebía de su pajita.

-Está bien. – Carraspeó nervioso. – Verás, sé que tú y Luhan siempre habéis sido muy amigos… - El otro se puso alerta al escuchar su nombre. – Y nada, quería saber si de verdad sólo sois amigos. – La última frase la soltó del tirón, muy rápido, y justo al terminar cogió el té y empezó a beber, expectante por la reacción de su amigo.

-¿Sólo amigos? – Preguntó Luhan inicialmente confuso, pero enseguida cayó en la cuenta de lo que el otro pretendía decir. – ¿¡Qué dices!? – Exclamó. Y no pudo evitar echarse a reír. Tao se había ruborizado de repente.

-No es tan descabellado. – Se defendió haciendo pucheros. – Sólo hay que veros…

-Tú lo que ves es mucho fanservice.

-No, Sehun. Últimamente estáis más raros que de costumbre; os miráis cuando alguien os propone un plan, ¿acaso crees que no me di cuenta de cómo te miró Luhan cuando Kai le dijo de ir a jugar al fútbol? O hace unos momentos, cuando tú y yo nos íbamos… Además, estos días habéis discutido más y por tonterías, y esta mañana vi cómo os abrazabais en la cocina. No me pareció un abrazo muy amistoso, precisamente… - Cuando terminó de hablar se dio cuenta de que todo había sonado a un reproche.

Luhan se quedó sin habla. ¿Cómo es que Tao parecía tan pendiente de ellos? ¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¿Y por qué parecía que le molestaba tanto?

-Hasta te has pedido su sabor de té favorito ahora, en lugar del tuyo…

-¿Nos viste? – Preguntó haciendo caso omiso a eso último.

-Sí, pero no quise interrumpir y me fui. – Desvió la mirada y empezó a mover la cuchara dentro del vaso, sin ningún propósito más que mantener sus manos ocupadas para no mostrar cómo temblaba.

Luhan sonrió levemente. Se había dado cuenta.

-No tengo nada con Luhan, si es lo que me estás insinuando. – Explicó. Pudo percibir cómo los hombros de Tao se relajaban. – Hyung tiene un problema personal que no puedo contarte y por eso quizás parezcamos raros últimamente. –            Y no le estaba mintiendo.

-¿Seguro? – Inquirió Tao, y seguidamente apretó los labios. – Quiero decir, que vale. Era simple curiosidad.

-Qué curioso eres tú… - Afirmó burlón y le dio un golpecito con el pie por debajo de la mesa. Tao alzó la mirada sorprendido, como si no se esperara aquella conducta por parte de él pero, al ver la sonrisa de “Sehun”, sonrió también avergonzado, devolviéndole la patadita en un disimulado flirteo.

Luhan sonrió para sus adentros. Si Sehun se enterara a lo mejor le mataba, pero estaba seguro de que en un futuro podría llegar incluso a agradecérselo.

Ahora que se había metido en la piel de Sehun, y nunca mejor dicho, vivía la relación de ambos en primera persona pero, al ser realmente un tercer espectador, podía ser mucho más objetivo. Y pondría la mano en el fuego a que Tao tenía cierto interés por Sehun.

Claro que no se lo diría a su mejor amigo hasta estar totalmente seguro.

 

Sehun ojeaba una revista echado en el sofá, con el semblante tan sombrío que ninguno de sus amigos quería acercarse a hablarle o intentar animarle. Sólo una persona decidió sentarse en el borde del sofá, junto a él, y le miró con ternura.

-¿Estás bien, Luhan? – Preguntó Kai.

-Estoy cansado… - Mintió.

-Vaya, yo venía a proponerte lanzar unos tiros. – Frunció los labios. – Nadie puede venirse a echar un partidillo, pero al menos tú y yo podríamos ir al campo del barrio y hacer unos pases.

La mano de Kai se acercó a su rostro y le acarició con suavidad por la mejilla. Sehun se puso muy nervioso y se incorporó con rapidez. El corazón le latía a mil por hora y es que su amigo nunca le había acariciado de esa manera, pero claro, tenía que ser consciente de que él ahora era “Luhan”. Aun así le pareció raro.

-¿Quieres o no? – Insistió el moreno.

Sehun se lo pensó, pero finalmente asintió provocando una enorme sonrisa en el rostro de Kai. Quizás le viniera bien despejarse.

 

Sehun y Kai llevaban un buen rato en el campo de fútbol dando unos toques a la pelota. El equipo de fútbol de niños del barrio entrenaba en la mitad del campo, por lo que ellos cogieron la otra portería y se iban cambiando de posición. Cada vez que uno fallaba el gol, le tocaba ponerse de portero, y Sehun se había pasado la mayor parte del tiempo entre los palos.

-¿Qué te pasa, Lu? – Se jactó Kai preparándose para tirarle de nuevo. – Con lo goleador que has sido siempre…

El moreno dio unos pasos hacia atrás, una pequeña carrerita y chutó fuertemente, metiendo el balón por la escuadra. Sehun casi ni se movió del sitio.

-Estoy cansado de ganar siempre, ¿descansamos? – Sehun le sacó la lengua molesto por el comentario, pero era verdad que no estaba dando una. ¿Por qué podía cantar como los ángeles pero no le respondían las piernas? No era que jugara mal, para nada, pero tampoco llegaba a lo bien que lo hacía Luhan.

Se acercó a Kai y ambos se tumbaron bocarriba en el césped, junto al palo de la portería. Kai cruzó los brazos por detrás de su cabeza.

-Me he enterado de que esta mañana Sehun te gritó. – Dijo Sehun. Pensó que sacándole el tema podría arreglarlo un poco, no quería que le guardase rencor cuando volviera a su cuerpo.

-Sí… No sé qué ha podido pasarle. – Se encogió de hombros. – Supongo que habrá tenido un mal despertar, se estaba tomando una pastilla.

-¿Entonces no estás enfadado con él?

-No. – Una carcajada corta y seca salió de sus labios. – Todos tenemos días malos.

Sehun sonrió.

-Él está muy arrepentido, me lo ha dicho después. Y piensa que te has enfadado mucho.

-Pues que no piense esas cosas, no me molesto por esas tonterías.

-Vale. – Sehun seguía sonriendo y Kai volvió la cabeza para mirarle.

-¿Y tú por qué sonríes? – Preguntó sonriendo de forma pícara, incorporándose un poco para colocarse de lado, apoyando la cabeza en su mano derecha y el codo en el frío césped.

-Por nada. – Disimuló borrando aquella expresión de su cara.

-Qué mal mientes… - La sonrisa de Kai se ensanchó mucho más, Sehun pudo distinguir un brillo maligno en su mirada y de repente el moreno empezó a hacerle cosquillas.

-Ay, para, ¡para! – Gritaba Sehun revolviéndose, intentando zafarse de las manos de Kai que le sujetaban por la cintura y no le dejaban en paz. ¿Cómo podía tener Luhan tantas cosquillas? ¡Él no tenía tantas! No se esperaba aquella sensación, era totalmente  nuevo para él e inevitablemente empezó a llorar de la risa. Algunos niños que pasaban por allí se quedaban mirándoles divertidos. – ¡Para, por favor! – Al final le hizo caso y paró.

La mirada de Kai se posó sobre “Luhan”, con intensidad. Era precioso; su rostro parecía haber sido esculpido a la perfección y sus ojos eran hermosos. Acarició su cabello, era suave. Al realizar la caricia pudo distinguir cómo un ligero rubor acudía a las mejillas de su amigo, ese tono avergonzado que le quitaba el sueño. Le gustaba tanto…

-Luhan… - Susurró Kai sin perder la sonrisa. Comenzó a acercarse cada vez más con su mirada clavada en el otro, Sehun empezó a ponerse muy nervioso al verle de aquella manera hasta que, casi en el momento en que pensaba empujarle, Kai le abrazó. Sólo le abrazó.

Sehun suspiró silenciosamente. Puede que sonara a locos, pero por un momento pensó que le iba a besar.

-Jongin… Estamos en la calle. – Dijo Sehun. – Como nos echen una foto justo ahora la hemos cagado. – Bromeó.

Kai se incorporó y le miró. Seguía con su sonrisa, pero ahora se le notaba más apagada.

-Tienes razón, perdona. Sólo pensé que necesitabas un abrazo. – Se sentó en el césped, miró unos segundos al frente sin decir nada y se puso en pie sacudiéndose los pantalones. – Mejor volvamos ya al dormitorio, va siendo hora de cenar.

Sehun asintió, se puso en pie mientras Kai recogía la pelota y ambos se marcharon en silencio hasta el edificio. El menor no podía parar de darle vueltas a la cabeza. Aquello había sido muy, muy extraño.

 

Un poco más tarde, ya habiendo cenado todos juntos, Sehun decidió que necesitaba hablar con su amigo de aquello. Estaba seguro de que Luhan no le había contado algo.

-Oye, tengo que hablar contigo. – Le agarró del brazo y lo llevó hasta el pasillo. No había nadie por allí, pero aun así hablaron en susurros. – ¿Qué te traes con Jongin?

-¿Yo con Jongin? ¡Nada! – Contestó Luhan extrañado e inexplicablemente inquieto. – ¿Por qué lo dices? Has estado con él antes, ¿no?

-Pues porque…

-Ey, Sehunnie. – De repente apareció Tao, interrumpiéndoles. Al verles juntos cuchicheando recordó la conversación que había tenido esa tarde con el maknae. Se había muerto de vergüenza al preguntarle por el asunto y no pudo evitar sentir una punzada de celos en esos momentos, pero luego evocó las palabras de Sehun quien le había dicho que Luhan tenía un problemilla, así que no se preocupó más por el tema. – Voy a la ducha, ¿te vienes?

-Y-yo… - Tartamudeó Luhan viéndose en una encrucijada.

-¡¡No!! – Exclamó de repente Sehun. Tanto Tao como Luhan se volvieron a mirarle.

-¿Lo ves? – Susurró Tao de forma agresiva y mirando con intención a “Sehun” únicamente, pasando del grito que había soltado “Luhan” sin venir a cuento.

-¿Lo ves qué? – Preguntó Sehun con los ojos bien abiertos, metiéndose en la conversación de los otros. Tao le miró entrecerrando los ojos. – ¿Es que me he perdido algo?

-No te has perdido nada, pero solemos ducharnos juntos ¡así que déjanos en paz! – Gritó Tao. Le dolía tener que gritarle así a Luhan, su amigo, pero los celos le estaban comiendo por dentro.

-¡Nosotros estábamos hablando aquí antes así que déjanos tú en paz! – Exclamó esta vez Sehun, también sufriendo por gritarle de aquella forma a la persona que tanto le gustaba.

-¿Qué pasa aquí con los gritos? – Se quejó Kris apareciendo en escena.

-¡¡¡Basta!!! – Gritó Luhan cerrando los ojos con fuerza.

Los tres le miraron. Nunca habían visto a “Sehun” gritar de aquella manera. El silencio permaneció durante cerca de medio minuto, se respiraba la tensión en el ambiente y ninguno se atrevía a decir nada. Kris, aún con los ojos casi fuera de sus órbitas decidió irse de nuevo y dejarles solo. Si había pelea, lo mejor era mantenerse alejado.

-Luhan, tú y yo ya hemos terminado de hablar. – Contestó Luhan con dureza y un deje de cansancio en su tono de voz. Tao sonrió satisfecho. – Y tú Tao, hoy te vas a duchar solo. – Siguió hablando sin mirar a ninguno de los dos a la cara, con la mirada fija en el suelo. – Y ahora dejadme solo, por favor.

Dicho esto, Luhan se alejó de allí.

Tao miró a “Luhan”, y Sehun le devolvió la mirada de forma intensa. Tenía tantas ganas de pedirle perdón al chino, tantas ganas de decirle que no quería gritarle, que no quería ser una molestia, que en realidad él era Sehun y se había puesto tremendamente celoso sólo de pensar que pudiera ducharse con otra persona que no fuera él, pues aunque su cuerpo fuera el mismo no soportaría pensar que ha sido Luhan quien disfrutó del momento.

Pero no podía hacer nada de eso, y la impotencia que sintió provocó que comenzara a sollozar sin querer.

Tao se sorprendió de verle así, no sabía que le hubiera afectado tanto la rudeza con la que “Sehun” les había tratado, pero luego recordó “el problema de Luhan” y se sintió fatal consigo mismo.

-Luhan… Perdona. – Se acercó a él. Sehun le miró y sintió unos deseos enormes de abrazarle. – He sido un estúpido. – Tao le hablaba en chino, pero por suerte eran palabras fáciles así que no tuvo ningún problema en entenderle y contestarle.

-No, perdóname tú. – Sonrió secándose las lágrimas.

Tao sintió un impulso y le abrazó, y una vez lo hizo notó un cosquilleo. Una sensación extraña, parecida a la que sentía cuando alguna vez había abrazado a Sehun. Se le hizo extraño, pero fue agradable. Sehun le rodeó con sus brazos y le estrechó con fuerza. Se sentía culpable de estar usando el cuerpo de Luhan para aquello, pero necesitaba un abrazo. Necesitaba un abrazo de Tao.

Cómo le hubiera gustado habérselo dado con sus propios brazos.

 

Mientras tanto, Luhan se había sentado en uno de los sillones de la terraza.

Estaba desgastado física y psicológicamente. Sólo habían sido un par de días pero, definitivamente, habían sido los dos peores días de toda su vida.

Tanta tensión, tanto secretismo y tanto cuidado por no esclarecerlo todo había terminado provocando una discusión. Siempre terminaba todo en discusión, como esa misma mañana con Kai.

Kai… Luhan apoyó su cabeza en su mano derecha y se dejó caer, cerrando los ojos y respirando hondamente. Llevaba unas semanas con unos sentimientos muy extraños hacia el moreno, extrañísimos.

-Hace buena noche, ¿verdad? – “Hablando del rey de Roma…”, pensó Luhan. Abrió los ojos y se incorporó un poco en el sillón, viendo a Kai apoyado en la barandilla de la terraza. El moreno se volvió hacia él. – Iba a preguntarte si estabas bien, pero tengo miedo de que reacciones mal de nuevo. – Bromeó. Luhan bajó la mirada avergonzado por lo infantil que se había comportado aquella mañana.

-Perdona por eso. – Se puso en pie y fue a su lado. – No sé por qué te grité esta mañana. Estaba de mal humor y lo pagué contigo.

Kai dejó escapar una risita y le rodeó por la cintura, mirándole de reojo.

-Creo que sé lo que te pasa últimamente, Sehun. Creo que sé por qué estás tan irascible.

-¿Ah, sí? – Inquirió Luhan. La mano de Kai le quemaba, era ardiente y le provocaba una sensación que nunca había experimentado.

-Te gusta alguien… - Sonrió con malicia.

-¿Q-qué-qué dices?

-¡Te pones nervioso! – Rió el moreno señalándole con el dedo y le soltó por fin. A Luhan le hubiera gustado que aquella mano permaneciera durante más tiempo en su cintura, sosteniéndole.

-¡No me pongo nervioso! – Se quejó cruzándose de brazos, pero no pudo aguantar la risa al ver a Kai riendo a carcajadas. O quizás sonrió al verle tan feliz. Le gustaba aquella risa, mucho.

-Sí… ¿Me dices quién es? ¿O te lo tengo que sonsacar?

-No me gusta nadie… - Kai le escudriñó con la mirada. – Que no.

-Si me dices quién te gusta, te diré quién me gusta a mí.

Luhan se quedó sin palabras.

-¿Te…te gusta alguien?

-Vamos, Sehun. No me creo que no te hayas dado cuenta. – Susurró el moreno mirando de reojo a la puerta del balcón por si alguien asomaba las narices.

Luhan frunció el ceño. Si había dicho eso era porque tenía que ser alguien que tuvieran en común.

-¿T-Taemin?

Kai volvió a estallar en carcajadas.

-¿Ya estás leyendo fanfics de nuevo? Deberías dejar de hacerlo. – Dijo Kai divertido. Luhan bajó la mirada avergonzado, aquello era cierto pero no sabía que Sehun se lo había contado a Kai. Muchas veces Sehun y él leían esas historias escritas por fans para reírse y, en el caso de su amigo, para fantasear un poco con lo que escribían sobre él y Tao. – Ya veo que no vas a soltar prenda.

-No seas pesado… - Suspiró, queriendo evitar el tema y no sólo porque no quisiera decir nada, sino porque empezaba a molestarle el hecho de que a Kai le gustara una persona. No quería saberlo pero aun así no podía parar de preguntarse: ¿quién sería? ¿Alguna chica de la compañía?

-Vaya, yo quería tener una noche de confesiones contigo, pero veo que no va a poder ser…

Luhan le miró. Kai se había apoyado con los brazos en la baranda y miraba al frente con una leve sonrisa en sus labios. Sus labios eran muy bonitos, siempre lo había pensado. Meneó su cabeza queriendo apartar aquellos pensamientos de su cabeza, pero se encontró de nuevo a sí mismo observando el rostro del moreno. Sus ojos cerrados, disfrutando de la brisa nocturna, su cabello moviéndose con lentitud por el viento y, una vez más, sus gruesos labios. Sintió una presión en el pecho.

-Jongin… - Luhan le agarró del mentón y su amigo le miró confuso, incorporándose. Le miró de cerca y se quedó prendado por los ojos de “Sehun” que emitían un brillo peculiar en ese momento, un brillo muy similar al de aquella persona que le había robado el corazón.

-¿Qué pasa? – Preguntó confundido.

Luhan reaccionó y le soltó.

-Nada. – Sonrió triste. – Creo que voy a dormir, estoy cansado.

-Claro… - Kai asintió, albergando un sentimiento chocante en el corazón. – Yo también debo de estar muy cansado… – Le dijo, aunque parecía que estuviera más bien hablando para sí mismo. Por un momento se había sentido atraído por su amigo, ¿en qué estaba pensando? – Pero quiero dejar claro una cosa.

-¿El qué?

-Que tenemos una conversación pendiente. – Le sonrió amistosamente. – Creo que necesito hablar con alguien de esto… - Se llevó una mano al corazón. – ¿Vale?

Luhan asintió, sonrió con pesar y se metió de nuevo en el piso para irse a su habitación a dormir.

Sólo esperaba que el día que Sehun y Kai tuvieran esa conversación, no fuera él quien ocupara su cuerpo. No quería escuchar a Kai confesando quién era esa persona que tanto le gustaba. No podría aguantarlo.

 

Al día siguiente, Luhan y Sehun habían madrugado para poder visitar a aquella singular anciana que tan intrigados les tenía. Iban tapados hasta las orejas, supuestamente de incógnito, pero así llamaban más la atención.

-Aquí es. – Dijo Luhan mirando un papel que tenía en la mano, donde habían apuntado la dirección minutos atrás.

-¿Tú le has dicho a alguien que salíamos?

-No… - Sehun le miró con preocupación. – No te preocupes, vamos a lo que vamos. Es lo importante ahora, ¿no?

Sehun asintió y llamó al timbre. La puerta se abrió sola y ambos se miraron asombrados, se encogieron de hombros y decidieron entrar.

El lugar era oscuro, pero no tenebroso. Al contrario, era relajante y una suave música envolvía la habitación, junto al intenso olor a incienso que se respiraba. Todo el lugar estaba decorado con curiosos artículos y posters que hablaban de espiritismo y otras cosas por el estilo. Los dos amigos admiraban el lugar conforme se quitaban los gorros, gafas de sol y otras prendas que ya no les hacían falta.

-Aquí estáis al fin. – Dijo una voz. Los chicos miraron hacia el lugar de donde procedía y se encontraron con la mujer de la foto allí sentada, en un enorme sillón morado y acariciando un peludo gato gris. La anciana llevaba un vestido bastante hortera y el cabello de un rojo intenso para nada natural.

-Buenas, señora. – Saludó Sehun cordialmente y ambos hicieron una reverencia casi de noventa grados.

-Vamos, vamos, menos formalidades. – La mujer soltó al gato en la mesa y se levantó para mirarles de cerca, sonriendo. – Así que no me equivocaba, erais vosotros.

-¿Cómo lo supo? – Se atrevió a preguntar Luhan.

-Querido, las personas como yo notamos estamos cosas a leguas. Sólo tuve que ver vuestra actuación de antes de ayer para darme cuenta de que vuestras auras estaban diferentes, algo no cuadraba.

-¿Estaba viendo el programa? – Preguntó Sehun divertido.

-¿Qué pasa? ¿No podéis tener fans de sesenta años? – Cuestionó indignada. Se dio la vuelta y empezó a ojear un libro.

Sehun alzó sus cejas y ahogó una risa junto a Luhan. Siempre les había hecho gracia tener seguidoras tan mayores.

-No queremos andarnos con muchos rodeos… - Dijo el mayor. – Como supondrá, esto es un incordio para nosotros. Necesitamos volver a nuestros cuerpos lo antes posible o nos volveremos locos.

-No tan deprisa. – La señora se volvió a sentar en su sillón y señaló un par de sillas que había a un lado. – Sentaos, por favor.

Los dos chicos cogieron las sillas y se sentaron al otro lado de la mesa, en la cual había varias barajas de carta normales, otras de tarot y una gran bola de cristal. Sehun pensó si realmente todo eso servía para algo.

-Sí que sirve, chiquillo. – Dijo la mujer enojada mirándole de reojo.

-¿¡Cómo sabe lo que estaba pensando!? – Preguntó asustado.

-Para poner fin a esto necesito saber por qué ha ocurrido. – La mujer obvió el comentario de Sehun y se dirigió a Luhan, que se había quedado un poco confuso por lo que acababa de ocurrir. Sehun se aguardó de pensar de nuevo en algo malo, sólo por si acaso.

-No sabemos. – Dijo Luhan. Aún no estaba muy convencido con la teoría del eclipse de luna.

-Sí sabemos. – Le contrarió Sehun. – Fue por el eclipse. Pedimos unos deseos.

-¿Unos deseos? – La mujer apuntó en una libreta lo que le decían.

-Sí, eso es.

-¿Y qué deseos?

Sehun tragó saliva y miró a su amigo con miedo. Su deseo era bastante comprometedor.

-Vamos, no tengo todo el día y creo que vosotros tampoco… - Comentó la mujer divertida. Podía sentir el temor en los ojos de los chicos, por lo que los deseos debían de ser embarazosos.

-Usted no dirá nada, ¿no? – Preguntó Luhan con miedo.

-¿Por quién me tomas? ¿Sabes lo que es el secreto profesional?

-Está bien… - Luhan miró a Sehun y le instó a que hablara con un gesto.

-Yo desee no separarme nunca de Tao, mi compañero.

-¡Lo sabía! – Le interrumpió la mujer soltando una risita ilusionada. Seguidamente carraspeó y volvió a ponerse seria. – Perdonad. ¿Y tú?

-Yo desee encontrar a una persona que me quisiera y estar junto a ella, ya sabe… Amorosamente hablando. – Comentó Luhan avergonzado. – Básicamente fue eso. No mencioné a nadie en especial.

-Recuerdo que después de aquello, como yo estaba un poco deprimido, Luhan me abrazó y sentí algo extraño. – Continuó Sehun. – Como cuando tocas a otra persona y te da un calambre.

-Ajá… Ése fue el punto de contacto. – Decía la mujer sin parar de escribir.

-¿Entonces cree que pudo ser eso? – Preguntó Luhan.

-Sí, estoy casi segura. – Concretó alzando la mirada.

-Pero, ¿por qué yo? Entiendo que el deseo de Sehun tenga sentido pero, ¿y el mío?

-¿No te has parado a pensar que quizás esa persona que deseaste sea alguien cercano a Sehun?

Luhan se sintió estúpido. Claro que no había pensado en ello, pero porque era disparatado. Con Sehun sólo tenía en común a gente de la compañía, y la mayoría tenía la misma relación con el maknae que con él. No es que Sehun tuviera especial relación con nadie, salvo los chicos del grupo. Los chicos del K.

-Eso es absurdo. – Masculló Luhan.

-No lo es, estas cosas no fallan nunca. – Dijo la mujer. Sehun miraba a los dos sin saber qué pensar. ¿Quién podría ser esa persona? – Bien, pues por lo que me habéis contado la solución es bastante fácil. Hasta un niño de cinco años lo adivinaría.

-¿Cuál? – Preguntó Luhan alterado.

-¿Cuál es la solución? – Dijo Sehun casi a la vez, echándose sobre la mesa.

-Sólo necesitáis otro eclipse de luna que rompa el hechizo. – Concluyó la mujer.

-¿Y cuándo será eso? – Luhan sentía su corazón palpitar con fuerza, deseando de todo corazón que no faltara mucho para aquello.

-Mmm, veamos… - La señora cogió un calendario y empezó a pasar páginas. – Pues exactamente el veinticinco de octubre. Dentro de unos cuatro meses.

Los dos creyeron morir justo en ese momento y exclamaron casi al unísono:

-¿¿¡¡Cuatro meses!!??

Notas finales:

Uyuyuy qué feo se pone esto (???) en el próximo capítulo...no hago spoiler, pero todo empieza a ser ya DEMASIADO sospechoso chanchan (?) ¿creéis que Tao y Kai se darán cuenta en algún momento? XD...

Bueno, aquí es tarde y mañana tengo un día muuuy duro, así que voy a dormir ya pero prometo que mañana contesto a los reviews del capítulo 2, ¿ok? :D:D ¡¡PROMETIDO SIN FALTA!!

Gracias por los reviews de verdad *-* me animan un montón, y gracias por leer <3

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