Ya hacía casi tres semanas que el joven vampiro, Marshall Lee, se declaró ante el príncipe Gumball. Marshall ya estaba aburrido, quería sexo, desde hace mucho tiempo que no intimidaba.
Marshall se llevaba a Gumball de la mano, esa era la noche en que por fin poseería el cuerpo de su novio.
-M-marshall…-Dijo Gumball – No estoy preparado mentalmente…
-No me importa- Contestó el vampiro, mientras lo acorralaba. – Hoy tomaré tu trasero ¿Entendido?
El joven rosado solamente acintió, dejandose hacer por el chico grisaseo. Marshall comenzó a besar a Gumball, para dar inicio a su ritual de amor. El vampiro se empezó a frotar contra Gumball, el cual se resistió en un comienzo gracias al miedo, pero luego se dejó llevar ya que su novio acostumbraba a hacer eso cuando se besaban.
-Gumball – Dijo Marshall, cortando el beso y dandole la vuelta- chupa mis dedos.
El vampiro se abrazó al príncipe por detrás, besando su cuello y con su otra mano acarisiaba sus labios hasta meter sus dedos en su boca. Gumball, con mucho sonrojo, chupaba aquellos delgados y largos dedos que exploraban su boca. Mientras Marshall Lee seguía besando la nuca de Gumball, comenzó a meter la mano en los pantalones, haciendolo temblar. Sus pantalones cayeron y el príncipe sólo encojió sus hombros y bajó la cabeza. Marshall comenzó a introducir sus lubricados dedos en la entrada trasera de Gumball, haciendo que tiemble aún más.
-Ya no te dolerá….-Dijo Marshall, mientras sonreía, pero luego escuchó unos quejidos - ¿Gumball?
-Nhg….Uhg….Hic….-Lloraba Gumball en voz baja- No….-Dijo con un bajo tono, sin dejar de llorar.
Marshall comprendía la situación, no quería que Gumball la pasara mal en su primera vez y si no le gustaba, sería la última.
-Perdona, Gumgum – Llamó este por su apodo, mientras sacaba sus dedos. – Perdona, haré algo especial solo para ti, ni siquiera lo he hecho a mis novias, así que mantente tranquilo. – Y con una sonrisa, le dio un tierno beso en su rostro.
Se arrodilló y colocó sus manos en el traseo del príncipe. Este volteó a mirarlo, con los ojos lagrimosos y llenos de curiosidad. No esperaba lo que el vampiro hizo a continuación. Marshall empezó a lamer la entrada trasera de Gumball, lubricandolo. Gumball solamente se estremeció con la sensación.
-¡N-no! ¡M-m-m-marshall! Eso es…¡Ah! Asqueroso…. – Gemía mientras temblaba.
Marshall sólo seguía con su labor y después prosiguió a introducir su lengua en su recto. Gumball gimió mucho más fuerte al sentir la humeda lengua de su novio en sus paredes interiores. Comenzó a disfrutar la sensación y a exitarse. Marshall notó eso y empezaba a masturbar al príncipe. Él tambien se sentía exitado y comenzó a tener una erección que apretaba en sus pantalones. El vampiro acarisiaba de arriba hacia abajo el pene de Gumball mientras seguía pasando su lengua.
-N-no….Marshall…C-creo que voy a….correrme….-Decía Gumball, estremeciendose.
El grisáceo sólo aumentó la velocidad de sus carisias y sacó su lengua, para morder ligeramente la cadera del amateur. El dulce príncipe sólo gemía de una forma muy sonora, hasta lanzar su esperma en la mano de Marshall.
-¿Ves? Se siente rico~ - Rió el vampiro, viendo a su novio respirando de forma algo agitada – Ahora, tú encargate de mi.
El no muerto se levantó y volteó a Gumball, haciendo que crucen sus miradas. El chicloso príncipe seguía jadeando por su reciente orgasmo, mientras su novio solo se reía cuando tomaba la mano del príncipe para colocarla entre sus piernas.
-Frótamelo ¿Puedes? – Pidió Marshall.
El príncipe, con mucha vergüenza, comenzó a frotar los pantalones de Marshall. Al saber que no era suficiente frotar sobre sus jeans, decidió armarse de valor y abrirselos, para sacar su duro pene y ver como estaba.
-Santo cielo….Está tan grande – Dijo, mientras contemplaba su parte inferior.
-¿Te gusta? – Preguntó retóricamente – Es todo tuyo. Puedes jugar con él tanto como quieras.
Gumball lo miró a los ojos, muy avergonzado por lo que acababa de escuchar. Comenzó a mover sus manos de arriba hacia abajo, mirando esa enorme erección. Se comenzó a calentar poco a poco y a jadear, a pesar de no ser tocado. De forma rápida, también tomó su propio pene y lo pegó contra el de Marshall, para poderse masturbar junto a èl.
-Que bueno que te gusta, Gumgum, disfrútalo. – Mencionó Marshall Lee mientras le daba un beso en el rostro a su jadeante príncipe, lo cual se convirtió en uno de lengua.
Cuando Gumball y Marshall Lee se corrieron, manchándose uno al otro, Marshall tomó algo de semen y comenzó a lubricar el trasero de Gumball nuevamente. Ya no había dolor, solo placer, incluso el príncipe llegó a mover el mismo sus propias caderas.
-Ma-Marshall…-Tartamudeó el príncipe.
- Ahora voy a penetrarte , Gumgum.
El vampiro comenzó a voltear al príncipe y a penetrarlo suavemente. Gumball se quejó un poco al inicio, pero Marshall Lee hizo un excelente trabajo con sus dedos y le dejó de doler rápidamente.
-Ahh… - Gimió sonoramente el chicloso.
- ¿Puedo moverme? – Susurró este al oído.
El príncipe, con toda su vergüenza, asintió a la propuesta del vampiro. Tal vez sea por los 18 años que se había estado conteniendo, porque se sentía extrañamente bien. El no muerto dio comienzo a sus movimientos, mientras que el príncipe hacía lo mismo. Marshall se sorprendió ante eso y rió, nunca creyó que el Dulce Príncipe sería tan lujurioso, dando inicio a sus pensamientos, como que Gumball se masturbaba mucho y usaba su trasero, y otras cosas más.
-Vaya, Gumgum – Dijo este a su oído, mientras seguía empujando – No sabía que eras de esa forma. Creo que ahora serás mi puta – Y dando a terminar la frase, le plantó un beso en la boca a su príncipe, el cual aceptó muy bien.
-A-aaaaahh….N-no…Marshall, no…ah, me d-di-digas de esa form-ma - Dijo con mucha dificultad ante la fricción.
Marshall sólo se seguía riendo, entrando y saliendo del recto de Gumball. Este gemía de forma sonora y hacía todo lo que Marshall le pedía sin llegarlo a dudar. Su visión estaba muy nublada y su cuerpo estaba ardiente. Su mente estaba consumida por el sexo y ya no pensaba claramente.
-¡M-MARSHALL! ¡YA NO! ¡V-V-VOY A….! – Gritaba Gumball, víctima del placer.
En cuestión de tiempo ambos se corrieron, dejando a Gumball muy cansado. Sus mejillas estaban encendidas, aun tenía mucha vergüenza. Su respiración estaba bastante agitada, pero comenzaba a ver las cosas claramente. Marshall besó detrás de su cuello, sacando su miembro del trasero de su príncipe, de forma lenta para hacer sensitivo al chicloso.
-Ahhh… - Gimió cuando sentía salir el pene de Marshall.
-Mira que adorable – Dijo Marshall cuando terminó de sacar su miembro y abrir su trasero con sus manos- Tú culo está todo lleno de mi semen~ tan solo mira como brota esto.
-Déjame, Marshall….No digas esas cosas… - Le dijo el chicloso, mirando al suelo, avergonzando.
-Pero es una linda vista – Subió la mirada el vampiro, con una sonrisa y sin apartar sus manos- Todo esto me dejó lleno de semen….Debes limpiar mi polla por mis servicios, Gumgum~
- ¿Limpiarla? – Preguntó este, volteándolo a ver
- Sip, con tu boca
- ¿Mi boca? ¡Marshall, eso es muy asqueroso!
- Fue mucho más asqueroso cuando lamí tu culo, y te gustó mucho. Deberías hacer lo mismo por mi ¿No crees? Venga, Gumgum, no me dejes así.
Gumball dudó por unos momentos, luego se decidió por hacer lo que le pedían. Se arrodilló ante Marshall, dejando su cabeza a la altura de las caderas de Marshall.
Sus labios se envolvieron en la cabeza y luego hasta la mitad. Sus mejillas estaban ahuecadas y balanceaba su cabeza hacia arriba y hacia abajo, pasando su lengua por la carne de este. Cerró sus ojos mientras lamía y chupaba de forma rítmica, tratándole de dar a Marshall todo el placer que podía. A veces lo miraba a la cara, mientras el vampiro apoyaba su cabeza hacia un lado de su hombro, con una sonrisa en su rostro y jugaba con los cabellos del príncipe. Marshall comenzó a temblar un poco y se inclinó, tomando la cabeza de Gumball con ambas manos y apretó un poco. Se corrió sin avisar en la boca del chicloso,
-Trágatelo todo, Gumgum…. – Pidió el vampiro.
Gumball, con mucho esfuerzo, hizo lo que le pidieron. El sabor era amargo, pero no estaba tan mal. Sentía toda la sustancia caliente de Marshall pasar por su garganta, dándole una coloración de vergüenza. Se separó con un ''plop''.
-Bien hecho, mi dulce príncipe~ -Sonrió Marshall, mientras lo veía y le daba un beso relajante en su mejilla. – Ahora sabes lo que es el sexo, y lo disfrutaras siempre ¿Entendido?
-S-sí….Marshall – Contestó, con una bella sonrisa mientras de su boca goteaba la esencia de Marshall.
Y así comienzan las aventuras sexuales de estos dos