Promesa.
¿Es de masoquistas venir al lugar en el que tú y yo comenzamos y terminamos nuestra relación? Tal vez lo sea y aun así he venido cada mes durante un año, sin importar la presión en mi pecho y el nudo en mi garganta, ni mucho menos las lagrimas que se acumulan en mis ojos impidiéndome ver con claridad. ¡Y aquí estoy otra vez! Sentado en la arena como cada mes, recordando nuestros momentos juntos, nuestro inicio, y nuestro fin.
Las dos fechas que me marcaron y acompañaran de por vida. 05/05/2011 fue cuando nuestra relación inició. El día más feliz de toda mi vida. 05/05/2012 La fecha en la que perdí todo, en la que se derrumbó el castillo que tú y yo habíamos construido juntos, exactamente cuando cumplíamos nuestro primer año de relación tú decidiste que lo mejor era que termináramos. ¡Lo mejor para quién! Yo estaba perfectamente bien contigo a mi lado.
¿Dónde quedó esa promesa que me hiciste?
Un año después de haber terminado con nuestra relación estoy aquí, en la playa. El lugar más hermoso y triste que puede existir.
¡Soy un estúpido!
Aún después de un año no logro averiguar que fue lo que hice mal, lo que detonó nuestro quiebre. Sería mucho más fácil si te preguntara a ti, pero para qué hacerte recordar viejos tiempos que de seguro intentas olvidar.
La playa está desolada. A estas alturas del año nadie gusta venir. Excepto a ti, eres la única persona que he conocido y que guste de venir en invierno. Gracias a ti, ahora siempre vengo en esta fecha, así llueva o haya sol, no me importa, porque hasta el día de hoy cumplo con la promesa que te hice de venir aunque sea una vez al mes. Aunque la idea era venir contigo, pero si no se puede no importa, no faltaré a mi promesa como tú faltaste a la tuya.
¿¡Por qué mierda te fuiste!?
Mi mundo antes de tu llegada era solitario, triste y sin vida, estaba completamente desolado y de hecho podría decir que me agradaba, tal vez por estar acostumbrado a eso. Pero cuando tú apareciste todo cambió, de pronto y sin darme cuenta, yo estaba rodeado de una cálida luz. Mi mundo ya no era triste, tú lo llenabas de vida y alegría.
Así fue todo hasta que decidiste que nuestra relación terminara. En ese momento caí en un abismo sin fin, oscuro. Volví a mi mundo habitual de soledad, y debo decir que ya no me agradaba en lo absoluto, me acostumbré a tu calidez. No quería volver a aquella oscuridad, pero tus palabras, todas y cada una de ellas, me fueron enterrando cada vez más profundo.
La soledad se volvió nuevamente mi compañera. no tenía a nadie más. Tú te llevaste todo lo que había conseguido hasta ese día, absolutamente todo.
Por un tiempo lo tuve todo y ahora no tengo nada. ¿Qué me espera? Tal vez seguir extrañándote como hasta ahora.
¿Qué haré con esto que siento por ti, Uruha?
Suspiré y me levanté, pero al cabo de unos segundos volví a caer a la arena, con alguien encimaque me abrazaba como si no hubiese mañana. En mis labios se curbó una sonrisa, sabía a la perfección quien era. Pasé mis brazos por su delgada cintura para atraerle más hacia mi, aspiré su dulce aroma y lo estreché aún más. Temía que fuera un sueño y que luego ya no estuviera entre mis brazos. Descarté esa posibilidad cuando le escuché hablarme entre llanto y llanto, disculpándose y diciéndome cuanto me amaba. Le hice jurar que jamás me dejaría otra vez, él aceptó.
¿La razón por la que me dejó?
Nunca la supe, pero cuando volvió conmigo eso dejó de importar. ¿Por qué habría de importarme cuando ya lo tenía conmigo otra vez?