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Free my heart por Error404notFound

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Notas del fanfic:

Mi primer fanfic publicado. Gracias por haber posado la mirada en él.

Ahh ¿qué más? XDD

Espero que la serie Free! obtenga muchas seguidoras fujoshis. n.n/

Notas del capitulo:

Bueno, aquí mi primer fanfic publicado (la verdad es que he escrito un montón pero la pereza me ha ganado la mayoría de las veces y se han quedado en mis libretas de historia), que va de la reciente serie Free!, que la verdad, es una maravilla de fanservice y fuente de yaoi para mí.

Bueno, las parejas principales, como ya han leído en el resumen, son:

Rin x Haruka

Makoto x Haruka

Vale, espero que lo disfruten tanto como yo lo hice al imaginarlo (sí, con todo y lemon).

Enjoy it, please! :3

Nota 1: A través de los capítulos, aparecerán nombres de los personajes en grande. Esto quiere decir que a partir de ellos, la historia es narrada desde el punto de vista de dicho personaje. Esto es para que nadie se aburra leyendo el mismo tipo de manera de pensar :D

+ Makoto Tachibana +

 

Makoto se levantó temprano para ir a ver a su mejor amigo, que recientemente, se había convertido en algo más desde la escapada que habían organizado a la playa sin incluir a Nagisa. Claro que no había sido intencionado, sino que el pequeño rubio tenía un montón de tareas por hacer, y gracias a ello había preferido quedarse en su casa. Y entonces, Makoto y Haruka se habían quedado convenientemente solos, como habían estado infinidad de veces. Pero aquella fue ligeramente distinta. Makoto estaba descansando de nadar toda la tarde, recostado en la arena que, al caer la noche, estaba lo suficientemente fría como para poder echarse una agradable siesta. Y Haruka… bueno, él seguía nadando sin preocuparse de que tuviesen clase al día siguiente. Entonces fue cuando pasó. Algo parecido a un grito ahogado despertó al castaño de su ensoñación y lo había obligado a echar carrera al agua. Haruka no se veía por ninguna parte, y eso, en una alberca, era fácil de solucionar, tanto como echarse al agua para salvar a su amigo. Pero eso era el mar. Sin bayas, líneas, canales, ni nada que les indicase a las personas hasta dónde era seguro nadar. En el océano había tiburones...

— ¡Haru!

El castaño se detuvo justo antes de entrar al agua y barrió el lugar con la mirada. No se veía a su amigo por ningún lado. Justo cuando creyó que debía saltar y buscar sin pista alguna, vio a la lejanía burbujas saliendo de la superficie azul. Eso fue más que suficiente. De un salto, Makoto entró al agua, sin importarle qué clase de peligro habría podido acechar a su amigo, y mucho menos que algo le pasase por intentar salvarlo.

Cuando Makoto llegó de nuevo a la playa, llevando a cuestas a su amigo, se dejó caer. Haruka estaba inconsciente, sin moverse. Eso no auguraba nada bueno.

— ¿Estás bien, Haru?

No hubo respuesta. Makoto sabía lo que tenía que hacer. Clases de natación y campamentos de verano basados en primeros auxilios pagados por su madre deberían dar fruto ahora.

Makoto se inclinó sobre el chico moreno y juntó sus labios con los de él. Le dio aire y después, entrelazando los dedos y ejerciendo presión con las palmas, empujó hacia abajo. Repitió el proceso decenas der veces sin dejar de gritarle que se quedara con él.

Después de un rato de esfuerzo por parte de Makoto, Haruka tosió fuerte. Y después lo hizo varias veces más.

— ¡Haru! —gritó el castaño, aliviado, ayudando  a su amigo a sentarse sobre la arena.

Haruka no respondió, ocupado expulsando toda el agua de su sistema. Después de que hubo acabado, suspiró con fuerza, sin duda con alivio.

Miró a los ojos al castaño, y éste lo tomó como el fin de la pesadilla. No pudo describir con palabras cuan feliz se sentía de que Haruka estaba con bien. Simplemente no podía.

Ahora le tocaba reprocharle.

— ¿Se puede saber qué rayos hacías? ¡Realmente…! Me asustaste.

La expresión de Haruka daba a entender que ya se le había pasado el susto. Ese era él, se dijo Makoto, el despreocupado Haruka Nanase.

—Una medusa bebé me picó —mostró su muñeca, algo hinchada.

Makoto abrió los ojos.

— ¿Ehhhh? ¡Pero si las medusas viven en su propio hábitat! ¡Es imposible que una medusa haya estado tan cerca de la playa como para…!

—Una medusa bebé me picó —repitió Haruka, como si no hubiese escuchado, y después de ver el rostro de incredulidad de Makoto, agregó —: Intenté tocarla y ella se asustó. No esperaba eso y… inspiré por la nariz y un montón de agua me llenó la garganta.

Makoto levantó una ceja.

— ¿Y qué rayos hacías en el fondo del mar (porque aunque la medusa haya estado tan cerca de la playa, no están cerca de la superficie), si tú no eres ningún buzo? ¡Deberías estar justo por arriba del agua haciendo crol, o…!

—Yo sólo nado al estilo libre. Hago lo que me viene en gana.

Makoto dejó escapar un suspiro.

—Al menos no te ha pasado nada grave. Esa medusa no parece haberte hecho algo más que quemarte un poco.

El castaño vio que su amigo no miraba a otro lado buscando algo más interesante que su conversación, como siempre hacía. Esta vez se mantuvo mirándole a los ojos.

— ¿Por qué me salvaste?

— ¿Eh?

Haruka repitió la pregunta.

— ¿Por qué me salvaste? Pudo haber sido un tiburón. Podrías haber sido devorado por él…

Makoto miró los ojos del azul del mar que tenía su amigo y sonrió un poco.

—No sé —se encogió de hombros —. Por un momento no me importó que mi vida pudiese estar en peligro. ¡Pero no es gran cosa! Seguro Nagisa también…

—Gracias.

Makoto se le quedó viendo al moreno. Eso no era común en él. Y como si le hubiese leído la mente, Haruka quiso aclararle, hablando atropelladamente.

—E-estoy seguro que nadie hubiese hecho eso. Digo, habrían ido por ayuda, y mientras yo me hubiese ahogado. No es que pensara que tú harías eso, pero… ah… esto…

Makoto no dio crédito a sus ojos. Haruka Nanase sonrojado. Estaba mirándose las manos y evitando su mirada. Y entonces a Makoto le pareció claro: ahora sabía por qué le había valido un comino si su vida corría riesgo al intentar salvarlo. Y el alivio enorme que le había dado al saber que su vida ya no corría peligro.

Makoto sonrió y le acarició la mejilla a su amigo. Haruka se sobresaltó visiblemente pero no se movió. Incluso mantuvo la respiración un momento. Al siguiente, Makoto ya lo estaba besando.

—N-nn…

Haruka se revolvió un poco y casi al instante, le echó los brazos al cuello. Eso también era nuevo. Haruka Nanase aceptando algo que no tuviese que ver lo agua de buenas a primeras. Y Makoto tomó eso como luz verde para avanzar. Se acercó más a él y le puso la mano tras la nuca para atraerlo más a él.

 

Y más o menos así era como habían empezado oficialmente una relación. O algo así. Por lo menos se habían dado cuenta de lo que sentían uno por el otro. Sí, ¡Haruka también! De no ser así, le hubiera rechazado sin más.

— ¡Haru! ¡Soy Makoto!

El castaño llamó a la puerta de su amigo. Y como siempre, no hubo respuesta. Ahora tocaba rodear la casa y entrar por la ventana. Como siempre. Bueno, a veces entraba por la puerta trasera, pero venía siendo lo mismo.

Makoto entró a la casa y fue directo al baño. Ahí debería estar su novio perdiendo el tiempo. Era viernes por la tarde, y en lugar de salir de antro, Haruka prefería meterse a su tina de baño con todo y bañador. Y ahora que ya tenían abierto el club de natación… Makoto rió. Seguramente Haruka odiaba el frío porque no podía nadar todavía. Y estaban en abril, lo que era peor.

Makoto entró al baño sin tocar, esperando encontrarse con la mirada zombie de su novio dentro de la tina, pero en lugar de eso, vio a su pequeño delfín de juguete tirado en el piso y la tina vacía.

— ¿Eh?

Makoto aguzó el oído. Cerca se escuchaba un ligero rumor… ¡la estufa! Seguro estaba haciendo pescado frito. El chico cruzó la casa de su amigo en unas cuantas zancadas y fue a la cocina. ¡Ahí estaba! Estuvo a punto de decirle algo cuando se fijó que, como era costumbre, llevaba su traje de baño puesto y encima su delantal azul, exponiendo de la forma más hermosa posible —además de la natación —, el cuerpo bien formado de su novio. Una idea le cruzó por la mente. Le gustaba sorprenderle con cosas que no eran comunes en él, que siempre era todo inocente, tranquilo y amable. Tenía un lado más seductor, que combinaba con su faceta de siempre. Haruka siempre se sonrojaba viendo esa parte de él. Y un Haru sonrojado, era lo más bonito que Makoto podía ver.

Estuvo a punto de llevar a cabo su idea cuando recordó algo importante: Lisa. Una sombra cruzó por su rostro. Debía contárselo pronto, porque no podía mantenerlo más tiempo en secreto.

 

 

+ Haruka Nanase +

 

Quería pescado frito, como siempre después de estar un buen rato en su tina. Ahora que no tenía tareas —las había hecho en la tina, por lo que algunos cuadernos terminaron empapados —, comer un poco le parecía bien. Había pasado el día normal con sus amigos en la escuela y preparando cosas para el recién abierto club de natación. Ah… tan sólo con pensar en poder nadar en un lugar más grande que chapotear en su tina…

Haru sintió que unos brazos se deslizaban por su cintura, debajo del delantal, y le apretaban contra algo detrás de él. No supo qué estaba pensando hasta que sintió una respiración caliente en el cuello. Después un beso húmedo allí mismo. Haruka quiso girar la cabeza, pero se sintió incapaz de moverse.

—M-Makoto —logró susurrar seguro de estar rojísimo.

El susodicho se limitó a responder con algo parecido a un ronroneo, que sólo hizo que Haru se estremeciera. Y como si no le hubiese bastado, Makoto deslizó sus manos hacia arriba, recorriéndole el cuerpo con suavidad. Haru ahogó un gemido. Las manos de Makoto llegaron a pasar cerca de su pecho, y una de ellas salió por el cuello del dental, quedando sobre los labios de Haruka. Hicieron presión allí, y Haru los entreabrió para dejar entrar dos dedos de Makoto, con un gemido que no pudo reprimir. Sintió cómo su novio sonreía contra su cuello.

Los dedos salieron de su boca mojados de saliva y empezaron a dejar un rastro húmedo desde sus clavículas a uno de los pezones. Y ahí, Makoto jugueteó con él, con los dedos húmedos.

— ¡Ah…! —Haruka arqueó la espalda y echó la cabeza hacia atrás.

Makoto despegó los labios de su cuello y subió a su oreja, mordiéndola suavemente. Sin dejar de hacer esto último, pellizcó con delicadeza el pezón de Haru, sacándole otro gemido.

—B-basta ya…

Makoto rió un poco.

— ¿De verdad quieres que pare?

Y sin esperar respuesta, metió la mano libre el en traje de baño del moreno.

— ¡Hnn!

Haruka soltó el pequeño sartén donde estaba cocinando el pescado y le dio un codazo fuerte a su novio. Violador también era un buen término.

— ¡Oi! —Makoto dio un pequeño brinco hacia atrás entre carcajadas, sobándose el área dañada.

Haruka se volvió con el ceño fruncido, y el castaño levantó las manos, como pidiendo disculpa.

—Venga, Haru. ¡En mi defensa digo que te veías muy lindo sonrojado!

Al escuchar esto, el rostro de Haru se hizo aún más rojo.

— ¿Qué haces aquí?

Makoto se encogió de hombros y echó su mochila en la pequeña mesa que Haruka tenía en su cocina. Le sonrió.

—Tenía ganas de verte.

Y entonces Haru vio que Makoto detuvo la mirada en su delantal. Él se preguntó qué es lo que tanto observaba y se echó un vistazo agachando la cabeza. Lo vio enseguida: el repentino ataque de su novio había dejado sus pezones erizados, y esto se le notaba perfectamente a través del delantal. No supo si podría estar más rojo, pero no se arriesgó a enrojecer más si cabía y cruzó los brazos sobre el pecho, queriendo ocultar los dos pequeños bultos que Makoto había hecho resaltar. Su novio se dio cuenta y se llevó la mano detrás de la cabeza.

— ¿Me pasé un poco?

Haruka soltó un gruñido y se dio vuelta.

—Siéntate —dijo —. El pescado está casi listo.

Makoto asintió con una sonrisa.

—Espera, voy a lavarme las manos. Están llenas de tu saliva.

Cuando vio que los hombros de Haru se tensaban, salió pitando al baño, seguro de que iba a lanzarle cualquier cosa que tuviese a mano.

Solo en su cocina, Haru miró la ventana. Estaba nublado. Probablemente habría lluvia. Suspiró y se llevó la mano al corazón. Normalmente no expresaba nada con la mirada, ni siquiera irritación, pero cuando estaba con Makoto sus sentimientos salían a flote, y eso… lo hacía sentir bien. Que alguien supiera que no era una piedra sin sentimientos. Tal vez la manera en que Makoto los hacía salir no era precisamente buena, pero funcionaba. Y la verdad es que… le gustaba. Mucho. Tal vez por eso no tenía problemas en salir con él: le hacía sentir que podían interesarle cosas que no tuviesen que ver con el agua. Cosas como Makoto en sí.

Podía hacerle enfadar, y mucho peor, hacer que se viera enfadado, pero estaba enamorado de él por eso. Por hacer que fuese más abierto con el mundo. Y por ser más abierto, terminaba más enamorado de él. Era un círculo vicioso.

De repente, un ruido estridente resonó en la casa. Un teléfono. El suyo no sonaba de esa forma, así que seguramente sería el móvil de Makoto. Fue a la mesita donde estaba la mochila de su novio y rebuscó el infernal aparato. Makoto no parecía salir del baño a pesar de semejante ruido, así que probablemente no sólo se estaba lavando las manos. Haru suspiró y tomó el teléfono. Vio que el fondo de pantalla era una foto suya con él. Se sonrojó. ¿Qué clase de persona hacía eso? Tomó aire y contestó el teléfono. No dijo nada.

— ¿Hola, Makk-kun?

Una voz de chica. Haruka pensó que debería decir que Makoto estaba ocupado y que le llamaran en otro momento, así que se propuso hacerlo cuando la voz femenina volvió a llegarle a través del aparato.

— ¿Podemos vernos hoy en el lugar de siempre? Te he extrañado.

Eso no fue lo que hizo que Haru se estremeciera. Fue el tono seductor y prometedor que empleó. Un escalofrío le recorrió la espina.

— ¿Quién habla?

La chica rió al teléfono.

—Soy yo, amor. Lisa.

No supo en qué momento Makoto había entrado en la habitación. Y tampoco se enteró en qué momento una lágrima escapó de uno de sus ojos.

—Haru… —Makoto venía con una sonrisa — ¿Quién es?

Él tragó saliva y apretó el puño. Cortó la llamada y aventó el teléfono a la mesa. Entonces Makoto pudo ver bien que estaba llorando.

— ¿Qué…?

—Lisa.

Makoto abrió los ojos desmesuradamente y la boca también, pero no salió nada. Estiró la mano en su dirección. Haruka no le tuvo piedad.

—Quiere verte hoy. En el lugar de siempre.

Makoto empezó a negar con la cabeza.

—Déjame explicarte.

Ahora Haru fue quien negó. Eso era demasiado para él. Había entregado su corazón sin miramientos a su mejor amigo, con la esperanza de que… Cerró los ojos con fuerza. Le dolía el corazón. Recordó que hacía unos momentos Makoto le estaba manoseando. Se sintió sucio. ¿Cómo pudo haberle tocado cuando sabía que esa chica…?

—Bastardo —fue todo lo que pudo decir.

Se dio vuelta y se dispuso a salir. En un buró junto a la puerta estaba su chamarra. Dejó el delantal y se puso la chamarra.

— ¡Espera! —Le gritó Makoto —No entiendes…

Haruka le ignoró y salió de la casa. Ya estaba cayendo la noche, junto con una suave llovizna.

— ¡Haru! —Makoto le tomó la mano y lo obligó a volverse — ¿A dónde vas? Es casi de noche… Y esta es tu casa.

Haruka le miró con todo el odio del que fue capaz.

—Exacto. Es mi casa, así que cuando regrese más te vale no estar aquí.

— ¡Tengo una explicación para esto! ¡Haru! —le rogó.

Él se deshizo de su agarre con un manotazo.

—No me llames así.

Y así, Haruka se fue. Al parecer, estaba equivocado, y Makoto no era alguien especial, al que estaba destinado. Esa pinta de orca no era más que una fachada. Y aunque el Haru de siempre hubiese escuchado una explicación para después razonarla y sacar una conclusión, él no podía pensar. Le dolía mucho el pecho. Eso se lo había hecho Makoto. Lo había hecho más sensible para después destrozarlo. Vaya hijo de puta.

Al final, tal vez Haruka Nanase fuera compatible sólo con el agua.

Notas finales:

Y... ¿qué tal ha ido? Espero que les haya gustado. Creo que será semanal, así que espérenlo el viernes o el sábado en la tarde :D

Vale pues... eso es todo. Disculpen si no describí muy bien las situaciones pero es que voy con prisa XD Vale, nos leemos :D

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