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Mis 5 guardianes y el destino. por KeikoHikari

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-         Todavía sigo sorprendido de que eres tú, mi hermana mayor...

-         No hay dudas, hermanito. – Me mostró su brazo izquierdo, en la cara interna, debajo de la palma, tenia tatuada una corona de color rosa.

-         ¡Es la misma que la mía! – exclamé.

-         Por supuesto, ¡somos hermanos! Muy bien Shinji, esto que va a suceder ahora te va a doler mucho. Pero he de hacerlo.

-         ¿Q-Qué vas a hacer?

-         Voy a unir nuestras almas, así creo que conseguiré despertarte. Tan solo tengo que tocar el... – Lucero se apartó de repente, una fuerte brisa pasó por en frente de mi cara. Apareció Aiden delante de mí, con la mirada puesta en ella.

-         ¿¡Quién eres!? – gritó Lucero.

-         Eso deberíamos de preguntarlo nosotros. – continuó Kaito.

-         Habla. – interrumpió Takumi.

-         Hemos llegado en el mejor momento. – dijo Idaina.

-         ¡Chicos! ¡Alto! Es mi hermana.

-         ¿¡Hermana!? – preguntaron todos a la vez.

-         Sois muy ruidosos. – dijo Daiki bajando con un salto de uno de los árboles.

-         ¿D-Daiki? – Estaba muy sorprendido. No pensé que se mostraría más en público.

-         Vaya, vaya, aquí iba a haber una pelea y yo he interrumpido. Siempre llego en los mejores momentos.

-         Lárgate Daiki, esto no tiene nada que ver contigo.

-         Tan solo he venido a ver, Idaina, no estés tan a la defensiva. Que coincidencia, también están las chicas..., oh, y ese. – Con ‘ese’ se refería a Zeria.

-         ¿¡Por qué eres tan frío!? – Instantáneamente me miró con odio, aunque también mostraba algo de tristeza.

-         No quiero alguien así cerca de mí. – dije dejándole atrás. Mis guardianes me siguieron.

-         S-Shinji..., ¿estás bien? – preguntó Aiden.

-         Estoy bien, no os preocupéis. Tan solo quiero llegar a casa.

-         Yo te llevaré. – Takumi me cogió en brazos y en ellos me quedé dormido antes de llegar.

-         ¡Buenos días! – exclamó Aiden cuando me vio despertar.

-         ¿Ya es de día? – dije mientras estiraba mis músculos. – Te ha tocado a ti la vigilancia por lo que veo. – Él asintió con la cabeza. – Daiki..., ¿dónde está?

-         A ese idiota lo dejamos atrás en el bosque, ¿recuerdas?

-         N-No recuerdo nada. Tan solo sé que pasó algo con él, y luego... Zeria, también estaba... Y habían muchas chicas, unas 6 y una de ella era la líder. ¡Mi hermana! ¡Ella era mi hermana! Tengo que decírselo a la abuela...

-         Ya lo sabe. – interrumpió Aiden. – Esta mañana han tenido una charla un tanto larga, así que lo sabe todo. – De pronto se escucharon ruidos que provenían del patio exterior, los chicos estaban entrenando.

-         ¿Por qué no está Takumi? – pregunté.

-         Ha tenido que hacer unos recados hace unas horas. Estará a punto de llegar. ¿Tienes algún asunto pendiente con él?

-         Fue él quien me trajo en brazos a casa. Quiero saber lo que pasó después de eso, no entiendo por qué no recuerdo nada... Solo sé que estaba muy cansado.

-         Ayer ocurrieron muchas cosas, es posible que agotaras toda tu energía con esos cambios drásticos de situación. Hoy puedes descansar. Ya es hora de ir a entrenar, si necesitas algo tan solo llámame.

-         Claro Aiden. Gracias... – En el momento en el que me dejó sola me puse a pensar en lo que había sucedido la noche anterior y recordé que mi hermana quería juntar nuestros tatuajes...

 

Avisé de que iba a buscar a mi hermana y no dejé que me acompañara ningún guardián porque Zeria estaría allí. No quería que hubiera peleas entre él y mis guardianes, puesto que el odio era mutuo. Creía conocer el camino pero llegó un momento en el que me encontré perdido. Árboles y rocas en todas direcciones, pensé que Zeria me encontraría, mas no apareció. Solo bastaron unos minutos para que alguien me encontrara.

-         ¿Qué haces en mis dominios? – preguntó alguien que, por su voz pude reconocer.

-         ¡D-Daiki! Estoy perdido... ¿Me ayudas a...?

-         ¿Ayudarte? Ni que fuera tu mayordomo.

-         Pero tú eres...

-         Uno de tus guardianes... Lo sé, yo no elegí serlo. – Volvió a interrumpir. - ¡Estúpidos antepasados! Yo no estaría aquí ahora si él no se hubiera enamorado de ella.

-         ¿Él? ¿Ella? ¿De quiénes hablas?

-         Nadie que te pueda interesar.

-         ¿¡Por que eres tan maleducado conmigo!? ¿No puedes hablar con algo más de delicadeza? Sé que no soy más que un humano más, y como humano que soy me gusta que me respeten por el mero hecho de serlo. Ahora entiendo por qué las chicas te odian.

-         ¿Las chicas? ¿Te refieres a aquellas que estaban al lado de ‘esa’?

-         ¡Ni se te ocurra hablar tan despectivamente de ella! – grité.

-         A ella no se le puede llamar ser humano. Es un ser rastrero y despreciable, solo por ello está condenada a ser tan mala. Ella me hizo así. – susurró.

-         Estuviste enamorado de ella. Por eso hablas tan mal del cariño en sí, intentas hacerte el valiente pero no puedes olvidarla y eso te duele aún más. – Sin decir nada me agarró del cuello y comenzó a apretar.

-         Tú no sabes nada. – vocalizó lleno de ira. Sus ojos parecían arder, y los árboles y la tierra empezaban a temblar. Las raíces de los árboles salían del suelo y agarraban mis piernas.

-         D-Daiki, m-me haces d-daño... – dije dificultosamente.

-         ¡Detente Daiki! – exclamó Lucero que aparecía de entre la maleza. Iba acompañada de mis guardianes.

-         Luz... – soltó con un hilo de voz. Se quedó parado con su llegada.

-         Suéltalo, él no tiene nada que ver en esto. – La mano que sostenía mi cuello fue dejando de apretar poco a poco, hasta que me soltó. Hacía tiempo que había dejado de tocar el suelo con mis pies, así que caí directamente al suelo, mareado por la falta de respiración y tosiendo debido al apretón.

-         ¡Shinji! – grito Takumi e hizo el intento de acercarse a mí, pero las ramas de los árboles más próximos agarraron sus brazos al igual que todos los demás guardianes, exceptuando a Lucero.

-         Todo este tiempo, intentando ganarme tu corazón, cuando descubro que estás enamorada de Takumi. Puede que él tenga mejor carisma que yo, mejor cuerpo, que sea más listo, más fuerte, pero no acepto que él esté antes que yo. – No podía creer que Daiki estuviera diciendo todo aquello, se estaba sincerando completamente sin importarle lo que estuviera pasando a su alrededor. ¿Lucero estaba enamorada de Takumi? Mi cara de asombro describía perfectamente cómo me había impresionado aquello. Takumi nunca me había hablado sobre ello.

-         ¡Cállate Tsuri! ¿Y por ello tienes que montar este numerito? ¡Tienes que aceptarlo! Yo soy incapaz de enamorarme de alguien así, ¿¡es que no lo entiendes!? ¡Mírate y mírame! Somos muy diferentes.

-         P-Pero... Luz... Yo...

-         Vete de aquí, por favor Tsuri. – rogó Lucero. Cabreado y sin decir nada más se marchó. Los árboles volvieron a su estado natural, yo me acosté en el suelo cansado psicológicamente, los guardianes masajeaban sus muñecas y se acercaron a mí.

-         ¡S-Shinji! ¿Qué te pasa? – preguntó Takumi levantándome.

-         Tan solo estoy un poco cansado, muchas cosas acaban de pasar. Lucero, tu estás... – Al girarme para comprobar que ella me estaba escuchando la encontré de rodillas, llorando desconsolada.

Notas finales:

Disculpen la tardanza, con el final de curso no pude escribir nada, desde ahora subiré más, prometido!

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