Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mis 5 guardianes y el destino. por KeikoHikari

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

-         Kaito, ¿Quién era ese tipo?

-         Ese chico se llama Tommy, es hermano de Daiki, y no es un tipo muy agradable. Odia a todo el mundo y todo el mundo lo odia a él. Es como Daiki, es serio. Al ser familia de Daiki también ha desarrollado poderes, se entiende con los animales. – explicó.

-         Hermano de Daiki... ¡Pero cómo voy a saber que es hermano de él si ni siquiera lo he visto! – reclamé.

-         Tendrás tiempo de conocerlo. – soltó. – Como ya te he dicho no te acerques a él, no es de confianza.

-         Pero yo quiero conocerlo... – murmuré.

-         ¿Has dicho algo?

-         ¡N-No! Tan solo que lo he entendido, no me acercaré a él.

-         Está bien. Nos vemos después Shinji, tengo que entrenar, me está esperando Aiden en el gimnasio.

-         Está bien, adiós. ¿Y ahora que hago yo? ¡Ah, ya sé, voy a hablar con Michi! Quiero saber más de ella... Pero... ¿Dónde está? Esto... Allí está Idaína, voy a preguntarle... ¡Idaína! ¿Por casualidad has visto a Michi?

-         ¡Hola Shinji! Sí, la he visto hace un momento delante del gimnasio con Takumi, a lo mejor siguen allí. – me informó.

-         ¡Gracias Idaína!

 

Fui al gimnasio pero no había nadie en los alrededores, le di una vuelta a la casa de mi abuela y seguía sin ver a nadie. Hasta que me pareció ver a alguien entre los árboles. Me acerqué hasta poder escuchar lo que decía, estaba hecho todo un espía.

-         Me gustas Takumi.- dijo una voz femenina. Un momento, ¿esa era Michi? Me giré poco a poco para poder ver quien era. Y sí, eran Takumi y Michi. – Te conozco desde hace tiempo, siempre observándote desde las sombras. El primer día no te reconocía, tu pelo ha crecido y se ha vuelto más rojo, estás más fuerte y alto.

-         No podemos Michi... Tienes que irte, te estarán buscando... – respondió Takumi, serio. El cielo empezó a teñirse de nubes, se avecinaba una tormenta.

-         No me estarán buscando, ¡nunca lo hacen! – Truenos y relámpagos empezaron a dejarse ver. No me acordaba que me daban miedo los truenos.

-         Eso no es así. Yo sé que no es así. Tranquilízate Michi.

-         ¿¡Cómo quieres que me tranquilice!? – Y de repente un rayo cayó muy cerca de mí.

 

Me encogí, como si me hubiera dado un fuerte dolor de estómago, con las manos en mis oídos, cerrando los ojos fuertemente. Pero no conseguía quitarme el miedo de encima. Solo pensaba en que todo parase. De repente, empezó a llover, ya no se oían truenos ni se veían relámpagos. Me levanté del suelo, todavía me temblaban las piernas. ¿Por qué había parado todo? ¿Qué había pasado? Me di la vuelta para ver lo que pasaba entre ellos. Takumi estaba besando a Michi, la tenía agarrada por el rostro. A ella le caían lágrimas de los ojos. No entendía nada. ¿Por qué la besaba? Se supone que me tiene que cuidar a mí... Me alejé de ellos un poco y luego eché a correr como un loco, temía que los truenos volvieran, pero  me tropecé con una roca, me giré para ver si me habían visto y Takumi estaba mirándome. Yo miré el cielo, llovía más fuerte, Takumi le gritaba algo a Michi pero no lo oí bien. Y al momento fue corriendo hacia mí, las nubes se concentraban encima de mí, empezaban a verse resplandores de los rayos. Puse mis manos en mis oídos, no quería escuchar nada, solo sentí de repente a alguien que caía sobre mí. En ese momento un fuerte trueno me hizo gritar y soltar unas lágrimas, estaba realmente asustado y aturdido. Vi que Takumi había creado una barrera a nuestro alrededor, pero el rayo la estaba rompiendo. Lo último que recuerdo es sentir un gran poder dentro de mí después de pensar en ayudar a Takumi y desfallecer.

Me desperté un día por la tarde, no podía mover mi cuerpo estaba muy débil, no sabía lo que había ocurrido en los últimos días. Tenía un recipiente con agua a mi lado, yo tenía un pañuelo mojado en la frente. En la habitación donde estaba no había nadie o eso creía. Levanté mi brazo derecho poco a poco para intentar ponerme en pié. El símbolo de mi muñeca, es decir, la corona, había cambiado de color, ahora era azul. ¿Qué había pasado? ¿Cuándo había cambiado de color? ¿Qué significaba aquello? Demasiadas dudas y ninguna respuesta.

Intenté levantarme, pude ponerme de rodillas y después ayudándome con los muebles pude ponerme en pié pero, no di ningún paso. Entonces, alguien traqueó la puerta y entró.

-         ¿Takumi? ¿Estás por...? ¡Shinji, te has despertado! Realmente creí que no te ibas a despertar en mucho tiempo... Llevas inconsciente cuatro días, has estado ‘durmiendo’ todo ese tiempo. – informó.

-         A-Aiden... ¿¡Eh!? ¿Cuatro días? – repetí sorprendido.

-         Así es, cuatro días enteros – dijo Takumi. Entraba desde el balcón, bostezando y estirando sus brazos. ¿Había estado allí todo ese tiempo y no había entrado? ¿Qué clase de guardián era?

-         ¡T-Takumi! ¿D-Desde cuándo llevas ahí? – pregunté.

-         Desde ayer por la tarde, era mi turno de vigilancia. Me he quedado dormido en la hamaca de fuera... Me acabo de despertar, lo siento... – respondió con un rostro cansado.

-         N-No te disculpes, has estado toda la noche cuidando de mí... Gracias. – añadí.

-         Bueno, era mi turno para estar contigo Shinji, pero si ya has despertado no hace falta que me quede. Voy a informar a Iria de que has despertado, Takumi quédate con él mientras tanto. – dijo Aiden cerrando la puerta. Y allí estábamos Takumi y yo solos. No recordaba lo que había pasado anteriormente, pero sentía que estaba enfadado con Takumi, pero no sabía por qué.

-         ¿Vas a estar de pié todo el rato? – preguntó al fin después de observarme un tiempo.

-         E-Eh... N-No, pero es que no puedo moverme – dije con una risa de dolor. – Ya no me siento las piernas, pero estoy bien...

-         Yo te ayudo...

-         N-No, da igual, aquí estoy bien...

-         Oye Shinji, ¿te pasa algo conmigo? No me miras a la cara, evitas el contacto con mis ojos, no me dejas ayudarte, y antes te has sorprendido al verme.

-         Y-Yo... No es nada, estoy bien. – respondí mirando al suelo.

-         Oye... ¿Qué hacías paseando el otro día? ¿Nos estabas espiando? ¿Viste lo que pasó? – curioseó.

-         Yo... Esto... – Sentí de golpe mis piernas muy cansadas y me dejé caer al suelo, pero Takumi se tiró a por mí, me abrazó y cayó él al suelo de rodillas y yo seguía abrazado a su fuerte cuerpo. En ese momento recordé, aquel día cuando él se abalanzó sobre mí para protegerme del rayo también noté su cuerpo sobre el mío. Al ver que no podía mantener la pequeña barrera mucho tiempo quise ayudarlo con tanta fuerza que yo formé otra barrera, no sé cómo, pero lo había hecho. Cuando el rayo se disipó, la barrera también desapareció y como consecuencia de todo el esfuerzo que había hecho me desmayé. También recordé por qué me sentía enfadado con él... El beso con Michi. - ¡Suéltame! ¿¡Qué te crees que estás haciendo!?

-         No te pienso soltar hasta que me lo expliques, ¿por qué estás tan molesto? ¡Explícamelo porque no entiendo nada!

-         ¡Que me sueltes! – exclamé alejándolo de mi, al empujarle yo también caí al suelo, apenas eran cinco centímetros los que me separaban del suelo pero aun así me di un buen golpe en la cabeza. - ¡Ay! M-Mi cabeza...

-         Bien, ya te he soltado, habla...

-         Te vi besando a Michi. Estoy molesto. No debería de decirte nada, podrías darme una explicación, pero no quiero escucharla. Tengo suficiente por hoy...

-         Lo hice por ti. ¡Nos estabas espiando! Tú enfadaste a Michi, yo podía detenerla, iba a lanzarte un rayo... ¿¡Qué querías que hiciera!? Aun así, no pude protegerte, me protegiste tú a mí...

-         Y, ¿cómo puedo yo creerme eso? No puedo saber si de verdad es eso cierto. Pero solo quiero descansar, déjame solo, por favor.

-         Como quieras. Que descanses Shinji.

 

Sus palabras sonaban tan dulces que me hacía arrepentirme de mis palabras. Se despidió como los japoneses agradeciendo, haciendo como una pequeña reverencia. Sus ojos en ese momento eran tan gentiles... ¿Pero qué había hecho? Takumi lo había dado todo por mí y yo... Soy un completo idiota.

Al rato entró mi abuela y estuvimos charlando, me trajo la cena, pero en ningún momento le comenté lo del beso con Michi, tan solo le expliqué el por qué de mi cansancio. Me dijo que si podía volver a hacer eso es que mis poderes habían despertado, pero no me sentía tan esperanzado.

Estuve toda la noche pensando en Takumi. Salí al balcón arrastrándome y me levanté igual que lo había hecho anteriormente. Me senté en la hamaca donde había estado durmiendo Takumi hacía unas horas. Ahora estaba jugando con una pequeña llama, tumbado en la hierba. Él también estaba pendiente de mí, eso me hacía feliz.

Había múltiples estrellas esa noche, yo era fanático de la astronomía, la constelación de Perseus me observaba. ‘Perseo, ¿tan mal lo he hecho? Si me pudieras guiar te lo daría todo pequeño héroe. Te lo ruego, dime qué tengo que hacer’ pensé. Siempre le había rogado a esa constelación, no siempre me hacía caso pero aún así yo lo intentaba.

Esa noche apareció la mariposa, Perseo me había escuchado, cada vez que esa mariposa aparecía descubría algo nuevo. Quise alcanzarla y se posó en mi dedo índice, al mirar detrás de ella veía a Takumi, ¿eso quería decir algo? ¿Qué me intentaba decir? No captaba nada. Pero tenía mucho sueño y me dormí. A la mañana siguiente me sentía mejor, el símbolo había cambiado de color otra vez, ahora era de color amarillo. Esto cada vez era más raro no entendía nada.

-         ¿Puedo pasar? Traigo el desayuno Shinji. – escuché la voz de Takumi. Yo no quería responder pero él abrió igual.

-         No entres sin mi permiso, imagínate si me hubieras pillado desnudo o en alguna situación rara.

-         Pero no ha sido así, ¿verdad? – Parecía que había venido buscando guerra. Esta conversación no parecía haber empezado muy bien.

Notas finales:

No os olbidéis del review. ^^

¡Gracias!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).