Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mis 5 guardianes y el destino. por KeikoHikari

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Perdonar las faltas ortográficas y la tardanza, estoy trabajando en un especial :P

-         ¡Shinji, ¿estás bien?! – preguntó Takumi asustado.

-         ¿Por qué te has escapado? ¡Nos tenías muy preocupados! – exclamó Kaito.

-         Yo... Yo... L-Lo siento... – tartamudeé.

-         Ya basta chicos, se nota que está arrepentido. No se lo reprochen más, o si no, harán que se sienta peor. – dijo Aiden con un tono tranquilizante.

-         Perdónanos Shinji, pero entiéndenos, nos has preocupado. – soltó Idaína.

-         ¿Por qué no nos dijiste que ibas a venir solo? Alguno de nosotros te habríamos acompañado hasta aquí, gracias a eso, ahora nos caerá una buena. No debimos dejarte solo, te metes en peligro cada segundo. Esto no volverá a ocurrir, desde ahora no te vamos a dejar solo aun que nos lo pidas de rodillas. Tú lo has querido. – El sermón de Takumi me hacía sentir  más seguro. Sabía que había hecho mal, pero ahora me sentía peor por no haberles dicho nada a ninguno.

-         No lo volverás a hacer, ¿verdad?

-         No, Kaito, te lo aseguro. Chicos lo siento mucho, yo en ningún momento quería preocuparos, pero quería venir a comprar unas cosas y no quería molestaros en vuestro descanso. Soy un mal ejemplo de la realeza, aún no creo que sea ese descendiente. Será mejor que volvamos.

 

Yo me di la vuelta y comencé a andar para adentrarme en el bosque, los chicos me siguieron. Fue un camino silencioso, nadie quiso hablar, ni comentar nada. En el bosque volvió a aparecer el Oni que me había atacado antes, pero estaban todos conmigo y pudieron vencerle. Aquel bicho acabó explotando y soltando una especie de purpurina azul que me invadió y cayó encima. Esa noche tuve un sueño, en él aparecía un chico con unos colmillos como los vampiros, unos ojos grises que brillaban en la noche, y que tenía el mismo dragón tatuado que yo poseía en el brazo, él en el cuello. Yo le preguntaba su nombre sin parar y él no paraba de decirme que cuidaría de mí y que tuviera cuidado. Al final del sueño, aparecía una mujer, vestida como una princesa pero con su traje rasgado, no tenía rostro, un destello de luz lo tapaba, pero tenía un rastro de sangre a un lado de la cara que sí me llamó la atención. Tenía un cabello rubio muy largo y una diadema detrás del flequillo. Me ofrecía una rosa roja, en su muñeca vi el tatuaje de esa corona que también tenía yo.  Justo cuando iba a coger la rosa se disipaba y la dama desfallecía. En ese momento yo me desperté, bueno más bien me despertó Aiden, decía que estaba hablando en sueños, también estaba algo alterado. Como de costumbre miré aquella corona que había en mi muñeca, ahora era azul. Aiden me tranquilizó un poco, y seguí durmiendo. Por la mañana estaba más tranquilo, pero todavía recordaba el sueño que había tenido. ¿Quiénes eran aquellas personas y qué tenía que ver conmigo? ¿Por qué tenían los mismos tatuajes?

No se lo conté a nadie, habría sido un sueño cualquiera, estaba cansado. Le dije a Aiden que tan solo había sido un sueño y él lo afirmó, las cosas que decía no tenía sentido.

Mi abuela me mandó a comprar unas cosas a la ciudad y Kaito me acompañó. Durante el camino mientras atravesábamos el bosque oímos un ruido que venía de las hojas de los árboles más altos. Los dos miramos hacia arriba, una sombra negra se paseaba entre las ramas a una velocidad increíble. Por la silueta dedujimos que era un humano, pero que no era del todo ordinario. Kaito salió corriendo detrás de él.

-         ¡Oye! ¡Kaito no me dejes aquí solo! ¡Eh! ¡Baja de ahí! ¡Kaito! ¿Me estás escuchando? ¡No te hagas el sordo! – Yo también corrí tras él, si me dejaba solo lo peor podía pasar. Como yo pensaba un bicho con forma de tigre apareció frente a mí. Era completamente  negro, menos los ojos que eran lilas, no dejaba de gruñirme. Dí unos pasos hacia atrás y él se acercó gruñendo. Cuando de repente comenzó a correr hacia a mí.

-         Enredaderas, haced que deje de correr. – Aparecieron del suelo las raíces de los árboles que lo envolvieron y pararon sin dejar apenas moverse. Giré mi cabeza, estaba seguro de que aquella voz era la de... - ¡Daiki!

-         Hola. – Apretó su puño, cuanto más lo apretaba, más se ajustaban las enredaderas, hasta que el tigre negro se hizo polvo.

-         G-Gracias. – agradecí, no podía creer que me hubiera salvado y más conociéndole a él.

-         Lo hago por obligación, no te equivoques, en ningún momento te habría salvado en situaciones como esta en condiciones normales.

-         Tan simpático como siempre. – respondí sacudiendo mis ropas.

-         ¿Y la sirenita? – preguntó mirando a mi alrededor.

-         ¿Qué sirenita? ¿Te refieres a Kaito? Ha visto a alguien sospechoso y se ha ido persiguiéndolo, me ha dejado aquí solo. No se lo pienso perdonar.  – dije molesto.

-         Era de esperarse de un inútil como él. Tendré que quedarme contigo hasta que ese estúpido. Siéntate y no te muevas. – dijo obligándome a sentarme.

-         N-No me obligues a sentarme, ¿quién te has creído? – Me apoyé en el tronco de un árbol, y éste me agarró con sus ramas. – O-Oye Daiki, ¡suéltame!

-         Así no te podrás mover y evitarás ponerte en peligro. – Daiki apoyó su espalda en el tronco del árbol que tenía en frente y se durmió. Parecía que estaba cansado y no había dormido en toda la noche. Al rato yo también me dormí, volví a tener el mismo sueño de aquel hombre extraño y la princesa con su vestido destrozado, quien me llamaba sin parar algo asustada, pero tan solo era la voz de Kaito.

-         ¡Shinji! ¡Eh, Shinji, despierta! ¡Vamos! – decía dándome pequeños guantazos. Estaba en el suelo, con Kaito de rodillas a mi lado. – Ya era hora de que abrieras los ojos, me tenía preocupado.

-         M-Me dejaste solo – murmuré adormilado.

-         Lo sé y lo siento mucho, lo que no me esperaba es que Daiki se ocupara de ti mientras yo no estaba. Sobre aquella sombra, he de decirte que la perdí, cuando estábamos cerca de la ciudad, pero te puedo decir que era un hombre e iba vestido con una túnica negra. No sé lo que quería ni por qué estaba por aquí.

-         No te preocupes, buen trabajo – dije cerrando los ojos.

-         ¿Tienes sueño? Está bien te llevaré a casa en brazos puedes dormirte Shinji.

 

Tal y como dijo me llevó a casa de mi abuela. No sabía por qué estaba cansado, pero sentía que tenía sueño y solo conseguía quedarme durmiendo. Esta vez en mi sueño la princesa me pedía que la buscara, que necesitaba verme. El hombre de los colmillos pequeños y ojos plateados no estaba, no apareció. Cuando desperté mi abuela estaba a mi lado, me pidió que le contara lo que había pasado en el bosque, le dije que Kaito se había ido detrás de una sombra negra sospechosa y Daiki me había puesto a salvo de un tigre negro. Al escuchar lo del tigre mi abuela se sorprendió y dijo algo que no logré entender, lo único que me entendí era que debería de centrarme en despertar mis poderes por el bien de el pueblo y el mío. Yo no sabía cuándo iban a despertar, ni en qué condiciones estaría mi cuerpo en ese momento. Por varios días se me había olvidado mi deber de despertar estos poderes ocultos. Estaba atento al cambio constante en el color de la corona. Me gustaría saber por qué ese cambio de color y a qué se debía.

Estando yo en el césped, vi algo brillar en el fondo, cerca del comienzo del bosque. Al acercarme un poco pude afirmar que era la mariposa, o el supuesto espíritu, según mi abuela, que quería ayudarme y que cada día que aparecía descubría algo nuevo. No quería que me metiera en algún otro lío que me alejara de mi deber, así que no me acerqué tanto como hacía de costumbre. Pero ella vino a mí y me hizo dormir otra vez. Esta vez era como una visión, me mostraba a través del bosque un camino que parecía no acabar, no podía ver el final.

Takumi me despertó antes de que pudiera verlo.

-         Shinji, ¿te encuentras bien? Llevas todo el día durmiendo, y cada vez que despiertas pareces desorientado. Puedes explicarme lo que sea, te escucharé.

-         T-Takumi, estoy bien, no te preocupes, tan solo necesito descansar. E-Esta noche no he dormido bien y estoy recuperando las horas perdidas. – mentí.

-         Está bien, me fío de ti. Espero que si algún día necesitas contarme algo, me lo digas sin ningún miedo. – dijo sacudiéndome el pelo. Mi cara se tiñó de rojo por la vergüenza y la risa tonta aparecía, sin olvidar los latinos que incrementaban.

Notas finales:

¡No os olvidéis del review! :D

-Keiko.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).