Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi encantadoramente desagradable salvador por aleii

[Reviews - 172]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aloo alooo

bueno aqui esta el siguiente cap, espero

no haberlos hecho esperar mucho tiempo!

Saluditos y besos!

Alce el rostro al escuchar suspirar por tercera vez a Julia. Mis ojos se toparon con su pequeño rostro ovalado y lleno de pecas, que parecía estar embelesado, observando hacia la nada.

-¿De nuevo?-pregunté, arqueando una ceja

Julia clavo sus ojos sobre los míos durante un segundo, mientras me mostraba una enorme sonrisa y movía su cabeza de arriba abajo, afirmando. Luego, de nuevo regreso su mirada y su concentración hacia “la nada”

-No entiendo que le vez-refunfuñe, girándome y echando una rápida mirada sobre mi hombro.

Ahí estaba de nuevo aquel chico por el cual Julia se la pasaba suspirando todos los días.

Su nombre era Sebastián Ruíz, pero todos lo conocían como “Seb”… era un chico alto y desgarbado, que lucía un cuerpo delgado pero atlético, y tenía un espeso y ondulado cabello negro, además de unos grandes y luminosos ojos azules.

Además, era “popular” y siempre estaba rodeado por su pequeño y privilegiado grupito de amigos, el cual constaba por cinco chicos y cinco chicas, entre los cuales se encontraba Helena, su actual novia.

-Es encantador-afirmó Julia, repitiendo aquel aburrido listado de las cualidades de Sebastián-y guapo, y popular, y juega muy bien y…

-¡Ok, ok!-exclamé, deteniendo su rollo-no hace falta que me vuelvas a echar el discurso mareador acerca de tu amor platónico

Julia me lanzó una fría mirada.

-No es mi amor platónico-refunfuño, haciendo una mueca

-¿Entonces qué es?-pregunte

-Podría considerarlo como un buen amigo-afirmó

-¿Ah sí?-dije, impregnando mis palabras de una excesiva incredulidad

-Pues sí-insistió-platica conmigo durante las clases, y siempre me presta sus apuntes cuando puede. Además es sumamente amable y caballeroso

-No te creo-murmuré-yo creo que tu amor nubla tus sentidos

-Tendrías que conocerlo para entenderme-farfulló, desviando la mirada, concentrándose de nuevo en Sebastián.

Sin poder evitarlo, refunfuñe para mí unas cuantas palabrotas, recordándome conseguirme una nueva amiga… una con cerebro. O al menos una que no estuviera obsesionada con Sebastián o con alguno de sus amigos.

Pero eso era bastante imposible.

Yo entendía a la perfección que Sebastián y sus cuatro amigos eran realmente guapos, pero eso no les quitaba lo idiotas y patanes. Y yo tenía la creencia de que una cosa no se compensaba por otra. Así que para mí, esos cinco eran las peores personas de las cuales te podías enamorar.

Eran justo como decía Pablo, despiadadamente irresponsables y encantadoramente desagradables. Así eran esos chicos.

Pero yo no podía hacer nada contra ellos, ya que eran populares. Algo que… aunque sonara patético, era como el clásico estereotipo de película gringa. Pero así eran las cosas.

Yo me imaginaba que quizás tenía que ver con que la escuela estaba hecha para la crema y nata de la ciudad… ósea, para todos los hijos e hijas de los ricos empresarios.

Nada que ver conmigo, que había logrado entrar  a la escuela, gracias a una absurda y ridícula beca del cien por cierto, la cual tenía que mantener a toda costa. Al menos, si entre mis planes estaba el terminar la preparatoria algún día.

¡Puff!, ahora, yo era el que estaba suspirando, solo de pensar en la semana de exámenes que se venía. Seguramente terminaría loco… o muerto… o asesinado brutalmente a alguien. Lo más probable es que fuera la primera opción.

-Odio a esa tipa-masculló de pronto Julia, entrecerrando sus grandes ojos, los cuales hace solo unos segundos mantenían una graciosa mirada de borrego enamorado

-¿Tu archi- enemiga?-pregunte sonriendo

-Sí-afirmó-Helena

De nuevo me gire, observando fugazmente sobre mi hombro. Ahí estaba aquella chica de piel morena e increíble cuerpo. Abrazaba con fuerza a Sebastián, aferrándose a él, mientras se paraba sobre las puntas de sus pies.

-Para que veas, ella sí que es agradable, no como tu amor platónico-dije alegremente, recordando aquel patético día en el cual, al entrar a clase de Biología, el profesor comenzó a preguntar si alguien sabía quién era Daniel Mendoza… tristemente nadie me recordaba, o al menos eso pensé, hasta que Helena salió a mi rescate y termino presentándome al profesor como el “chico nuevo”.

Al instante Julia me lanzó una mirada de anaconda y sentí que los vellos de mi nuca se erizaban.

-Te odio-masculló, al tiempo que se ponía de pie y se alejaba de la mesa

Solté un suspiro y me pregunte cuanto  tiempo se tardaría en perdonarme esta vez. Quizás si me había pasado un poco con mi comentario, pero estaba seguro que tenía razón.

Hasta ahora lo único que había recibido de parte de Sebastián, habían sido burlas. Por culpa de mi ropa “dark y emo”, como ellos solían decir y por mi famoso apodo “el nuevo”, él y sus graciosos amiguitos, se la pasaban riéndose de mí a todo momento y en cada ocasión.

Así que ahora no podía llegar Julia, e intentar que me cayera bien ese tipo tan terriblemente odioso. Simplemente no podía verlo de otra manera… al menos no con la forma en que se comportaba siempre conmigo.

-Si continuas haciéndola enojar, te quedaras sin amigos-murmuró Pablo, dejándose caer en el lugar que solo hace un momento ocupaba Julia

-¿Y tú qué?-pregunté, sonriendo

Al contrario de Julia, Pablo era alguien al que tampoco le caían nada bien Sebastián y su grupo de amigos. Así que siempre que teníamos la ocasión y podíamos, la molestábamos de alguna forma y ella terminaba yéndose, sumamente indignada.

-Pues yo nada, solo vengo de pasada-contestó, sonriendo también-¿y ahora que le dijiste para que se enojara tanto?

-Nada, que Helena me caía bien

-¿Su archi-enemiga?

-Sí, exacto

-Ahora entiendo porque se fue-murmuró, arqueando una ceja

-Sólo dije la verdad, y tú sabes muy bien cuanto me molesta que aun cuando ella sabe la forma en que me tratan esos tipos, siempre este hablando tan bien de ellos… -farfullé, defendiéndome… porque en realidad, ahora me sentía un poco culpable.

-Lo sé, pero ella esta locamente de él, así que de alguna forma se justifica-afirmó, cruzándose de brazos. Y bueno, es que pensándolo bien, tenía un poco de razón… así que seguramente tendría que ir con Julia a disculparme si quería que me volviera a hablar.

-Es que de verdad no entiendo que le ve-insistí

-Debes aceptar que tiene su cierto encanto, cualquier lo podría ver a kilómetros-murmuró, clavando su mirada hacia lo lejos, seguramente observando a Sebastián.

-Puede ser, pero yo no le veo nada de encantador, en realidad lo único que siento cuando lo miro es un malestar estomacal-masculle, esbozando una mueca para reforzar mis sentimientos hacia ese tipo

-Pues si me propusiera tener una noche alocada con él, la verdad es que no me negaría del todo-musito, torciendo una sonrisa

Al instante alce mi rostro,  mirándolo extrañado. Aunque yo ya tenía bastante claro que Pablo era gay, aún no me dejaba de sorprender cuando hacía comentarios como aquellos.

-¿Qué?-preguntó, al percatarse de que lo observaba

-Nada… solo que… me estaba preguntando si quizás Julia te estaba comenzando a pegar su enamoramiento por ese tipo-murmuré, medio en broma, medio enserio, alzando las cejas, lanzándole una mirada a lo “Sherlock”.

Pablo me mostro una enorme sonrisa, mientras arqueaba de manera coqueta una ceja.

-¡Oye!, no hay necesidad de que te pongas celoso-exclamó, acercándose rápidamente, depositando un pequeño y fugaz beso sobre mi mejilla. En un segundo me sentí acalorado, avergonzado y supe que estaba más rojo que un tomate.

-¡¿Quién esta celoso?!-le grite asustado, abriendo mucho mis ojos

-Tú-murmuró, torciendo una media sonrisa-solo quería dejarte claro que tengo amor para todos

-No tenías la necesidad de dejarlo tan claro-masculle, cruzándome de brazos, dejándole claro que estaba más que indignado…

-Daniel-murmuró-solo era una broma-añadió, lanzándome una de aquellas miradas suyas de cachorro perdido… mantuve mis ojos puestos sobre él, fingiendo que seguía molesto, pero realmente era algo imposible con aquella expresión suya…

-Está bien-dije en un suspiro, resignándome, ya que no había posibilidad de que estuviera enojado con mi único amigo en la escuela. Bueno… eso en el caso de que Julia insistiera en seguir enfadada conmigo.

-¡Perfecto!-exclamó entusiasmado, lanzando sus brazos sobre mi cuello, apretujándolo con fuerza-ya sabía yo que no podías ser tan gruñón

Lo mire de reojo, sonriendo levemente, pensando en que no me podría haber conseguido amigos más extraños.

 

 

-¡Por favor!-exclamó por octava ocasión

-No-dije, comenzando a sentirme cansado

-Pero sí me debes una por eso que dijiste el otro día sobre Helena-insistió Julia, copiando la expresión de cachorro abandonado de Pablo. La mire fugazmente, al tiempo que pensaba que no podía aceptar su propuesta. Esta vez no. Me negaba firmemente. Nunca, jamás de los jamases podría aceptar.

-No me importa, no lo hare Julia-afirmé, siguiendo con mi camino hasta el salón. Al instante mi pequeña amiga me rodeo por la espalda con sus delgados brazos, impidiéndome avanzar.

-¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor!-rogó, poniendo una terrible y molesta voz chillona-¡te lo suplico Daniel!

-¿Por qué no invitas a Pablo?, seguro él si acepta ir contigo-dije, intentando salirme por la tangente

-¡Ya le dije!, pero se niega a acompañarme… y tú eres mi mejor amigo… así que… pensé que… aceptarías ir conmigo, ¡no puedo ir sola!

La mire de reojo. No podía creer que estuviera utilizando el chantaje emocional para intentar convencerme. Es que, de verdad no quería ir… no quería

-¿Y si llevas a Claudia?-pregunté, al tiempo que intentaba zafarme de sus brazos que comenzaban a imitar a una anaconda…

-Tiene diarrea, es imposible que vaya conmigo

Solté un largo suspiro, pensando en lo siguiente que podría decir a mi favor. ¿A quién más podría invitar Julia para ir a la estúpida fiesta de Gabriel?

-¡Por favor Danny!, juro que si me acompañas no me volveré a enojar contigo cuando digas algo malo sobre Seb, juro que me portare como buena amiga y nunca más te dejare solo mientras comemos…-comenzó a decir, completamente desesperada. Ya había llegado al punto en que me ofrecía el molestarla y decir cosas negativas sobre su amor platónico.

-Yo…-pero aun así, realmente no quería ir-no sé

 

 

 

Realmente no entendía, como ni de qué forma, la loca y psicótica de Julia había logrado convencerme de que acompañarla era una buena idea.

No comprendía que clase de truco mental había utilizado con mi pobre cabeza, para lograr que viniera hasta este lugar.

-¿Entramos?-preguntó mi “querida amiga”, tomando de mi brazo con fuerza.

Mire por tercera vez hacia la enorme casa que estaba frente a nosotros. Hasta donde me encontraba se alcanzaba a escuchar la música y además, podía oír los gritos salvajes  y desenfrenados de las personas que se encontraban dentro.

-¿Y si mejor vamos por unos tacos?-pregunte inocentemente a Julia, en un intento por distraerla y huir rápidamente

Al instante me lanzo una mirada de “estarás loco” y supe que no me quedaba de otra. Ya no había forma de huir de esta tortura que me esperaba. Así que sin otra opción, moví la cabeza de arriba abajo, afirmando.

 

Julia sonrío al ver mi “optimismo” y entonces, por fin, entramos.

 

Dentro era un completo caos. Había vasos tirados por todo el lugar, además de condones usados, gorritos de fiesta aplastados, y cigarros pegados al suelo.

Mire de reojo a mi valiente amiga, que tenía una embelesada mirada en su rostro… al menos a uno de nosotros dos nos estaba pareciendo fabuloso.

Así que la jale, continuando con nuestro camino, ya que por más que quisiera, no podíamos quedarnos estancados en la entrada.

Pero mientras más nos adentrábamos en la casa de “Gab”, uno de los mejores amigos de Sebastián, e integrante del club privado de populares, iba descubriendo poco a poco que las cosas iban de mal en peor.

Pronto comenzó a llegar hasta mi nariz el indefinido aroma de vómito, mezclado con cigarrillo y alcohol, además de que había unas cuantas personas tiradas en el suelo besándose, toqueteándose y lamiéndose.

Aleje  la mirada de una pobre chica de cabello rojizo, que intentaba a toda costa parar de vomitar.

-¿Apoco no es increíble?-preguntó entusiasmada Julia

-Si por increíble te refieres a terrorífico, entonces sí-mascullé

-¡Ash, que aburrido!-farfulló, ignorándome completamente-el lugar es más que fantástico

-Como tú digas-murmuré

-Además ¡mira!, ahí está Seb-dijo sumamente emocionada, señalando con su dedo hacia un punto lejano.

Y sí, justamente a unos pasos de donde nos encontrábamos, estaba Sebastián, con su típica pose de chulo engreído.

-Pero esta con Helena-murmuré

A su lado, se encontraba su  guapísima novia, que bailaba al ritmo de la música, moviendo sus caderas de un lado a otro, mientras se restregaba contra su novio.

-Ya lo sé-masculló Julia, frunciendo enojada la nariz-pero da igual, en algún momento se tendrá que separar de él, y entonces será mi oportunidad

-Mmm-musite, pensando en cuáles serían las posibilidades de que esos dos se separaran. Podían ver como Sebastián paseaba frenéticamente sus manos por el cuerpo de Helena, y además, por la expresión que se cargaba… dudaba mucho que alguien o algo, lograra alejar a su novia de él.

-¿Cómo me veo?-preguntó de pronto Julia, girándose y quedando de frente a mí. Sus ojos brillaban bajo las luces de colores y pude notar lo emocionada que estaba por estar aquí. Sonreí levemente y decidí echarle una mirada.

La verdad, es que no era tan guapa como Helena… pero ella también era bastante linda. Tenía unos grandes ojos, y una pequeña nariz, además de unos labios gruesos. Y de cuerpo, tampoco estaba nada mal. Y sobre todo ahora, con su pegado vestido negro, que mostraba a la perfección cada una de sus curvas… bueno… podría conquistar a cualquiera de la fiesta.

Pero ¡cómo no!, ella iba detrás del tipo más difícil y complicado, que aparte de todo, tenía novia.

-Te ves perfecta-dije, sonriéndole aún más

-Gracias-dijo alegremente, desviando la mirada, aparentemente nerviosa. Y es que bueno, no estábamos muy acostumbrados a decirnos cumplidos con tanta soltura-y ahora, creo que deberías ir a buscarnos unas bebidas. Si no, nunca voy a tener el valor suficiente para acercarme a Seb.

-¡Como ordenes!-exclamé haciendo voz de soldado, y dando media vuelta… pero justo entonces, en ese exacto momento en que me giraba… choque torpemente contra alguien.

 

Un chico rubio, y musculoso clavo sus fríos ojos sobre los míos, observándome de forma despectiva. En su mano, chorreaba un vaso de plástico… y en ese instante, supe que… algo muy malo estaba por suceder. Podía notar como se había instalado sorpresivamente un intenso silencio en el lugar, y podía sentir las miradas de los demás clavadas sobre mí.

-¡¿Acaso eres idiota?!-grito Gabriel, lanzando su vaso y lo que quedaba de bebida, contra el suelo-¿acaso no te podías fijar?

-Yo… lo siento-musite, pensando en la mejor forma de huir

-¡Hiciste que manchara mi ropa!-exclamó furioso, jalando de mi camisa

-Perdona, no me fije-insistí, en un intento porque me soltara. La verdad es que no tenía ni un poco de ganas de salir golpeado de esta fiesta

-¿Quién te invito?-preguntó entre gritos, mirando a su alrededor, aún sin soltarme-porque yo no tengo ni idea de quién eres

-¡Es el nuevo!-exclamó una vocecita al fondo, al tiempo que se escuchaba un estallido de risas

-Ah… pero si eres el idiota sin nombre-murmuró, clavando su mirada sobre la mía, entrecerrando sus ojos-el que siempre anda con el gay ese

-¡El raro!-dijo de nuevo aquella persona, y una vez más el grupo de idiotas se comenzó a reír, mientras yo seguía sin entender que era lo gracioso de todo esto.

-¿Sabes?, tu no estabas invitado a mi fiesta, así que lo mejor será que te largues…-masculló Gabriel, aventándome contra el suelo.

Por un momento, sentí como un molesto nudo se instalaba en mi garganta. Me odiaba por haber aceptado venir a este lugar, y por haber tenido que pasar por todo esto. Me odiaba por haber creído que podía ser una buena idea, y por haberle hecho caso a Julia.

Así que rápidamente, me levante de suelo, mirando fugazmente hacia donde se encontraba mi amiga. Ella me miraba de forma asustada, sin saber que hacer o cómo reaccionar, y entonces entendí que no se iría junto conmigo.  ¡Vaya amiga!, esboce una mueca, y cuando por fin estaba decidido a irme, escuche de nuevo aquella molesta vocecita

-¡Mejor vete con tu novio!-exclamó, seguido de las risas de los demás

Sin pensarlo mucho, clave mis ojos sobre los de Sebastián. Este simplemente se reía junto con los otros… sin prestarme atención. Así que pasando por alto todas las palabras razonables que gritaba mi cerebro, camine decididamente hasta donde se encontraba, quedando de frente a él. Todo esto era su culpa.

En un segundo note como su mirada cambiaba, y sus ojos se abrían enormemente por la sorpresa.

Me detuve a solo unos centímetros, y entonces, tome un vaso de plástico que se encontraba detrás de él, y rápidamente, le vacié todo el líquido sobre la cara.

Al instante escuche gritos ahogados a mi alrededor, y sentí como alguien de nuevo me jalaba de la camisa, alzándome sobre el suelo. En ese momento pensé que acabaría golpeado, pero Sebastián calmó con una mirada a la persona y le pidió que me soltara.

 

-Déjalo-murmuró, pasando sobre su rostro una servilleta-supongo que tendrá una buena razón para haber hecho esto-añadió

Sus ojos me miraban fijamente y sentí que mis piernas se volvían de gelatina. Jamás me había imaginado que esto terminaría así. Pensé que sería golpeado y luego me echarían a la calle, pero… que Sebastián me preguntara por qué lo había hecho… nunca

-¡Porque es tu culpa! ¡Idiota engreído!-le grite en la cara y entonces di media vuelta, saliendo lo más rápido posible de ahí.

Tenía claro que no volvería a tener tanta suerte.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).