Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Bosque por Mattane

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, si no a ellos mismos o a quienes manejan su imagen.

Notas del capitulo:

Bueno, espero que les agrade este humilde proyecto que les traigo. Nada más, a leer~

¿Cómo había llegado ahí? No tenía ni idea. Estaba perdido y, para su suerte, la tarde llegaría a su final en cualquier momento. En los minutos anteriores se ubicaba en su totalidad pero ahora y por culpa de ese maldito ruido que lo hizo corre unos metros más adelante, no porque tuviera miedo sino que corría por su vida, estaba oficialmente en un lugar desconocido.

Lo único que sabía era que se hallaba en el bosque cerca de su casa y que hacía mucho frio, tanto  que la nieve de la noche pasada todavía se conservaba intacta.  Se sentía impotente por no saber donde estaba y, además, temía por su vida. Si no encontraba el camino a su hogar ¿Qué iba a hacer ahí? “¡Se congelaría y hallarían su cuerpo algún día de estos!” Lo peor eran sus pensamientos para nada positivos.

Caminó unos metros más adelante y se encontró con el mismo paisaje ¡Nieve y árboles por todos los malditos lados! “Oh, cierto, estaba en un bosque” pensó, y agregó “debo estar ya con unas neuronas menos”.

Sentía frio, mucho frio, aunque llevara una tapado muy grande. Su nariz ya estaba roja y su garganta le dolía horrores. Los pies se le habían entumecido, ya no se acuerda cuando  y la lista continuaba.

Se fijó en su celular y se dio cuenta que llevaba ya ¡Una hora y medio perdido! Dios, estaba muerto. “Chau vida cruel, ya no te necesito” Dijo al vacío con una sonrisa de rabia. Quería un lugar cómodo y con calefacción ya, lo necesitaba si quería seguir viviendo.

“Bien, Kim Junsu. ¡Eres fantástico!” Gritó a los árboles que lo rodeaban. “Cada vez estoy más loco” pensó, por lo que había hecho.

En todo esto, oyó un ruido y miró automáticamente el lugar de donde provenía. Vio un chico que, para él, debería estar demente porque nada más andaba con un suéter, dejando ver su cuello y clavículas; unos botines negros y un pantalón ajustado del mismo color.

- ¡Hola! ¿Necesitas ayuda?- Dijo el chico extraño, dirigiéndose a su persona.

- ¡Oh!… ¡Sí! No sé donde estoy ¡Por favor, dime que tú sí!- Le contestó, mirándolo con un poco o quizás mucha confianza. Rezando para sus adentros que el chico, que para él estaba loco, no fuera un cazador- asesino que quisiera matarlo.

- Bueno, para tu suerte si sé  donde estamos en este momento pero ¿Dónde te dirigías tú?- Preguntó, mientras se acercaba lentamente a él.

“Dios mío ¿Por qué se acerca?” pensó y con un poco de miedo miró la acción del otro muchacho.

 - Err… A mi casa, queda cerca de uno de los extremos del bosque pero no sé cuál. – Dijo, dándose por vencido y dejando su paranoia de lado “O si no, no salgo nunca de aquí” meditó.

- Oh, creo que sí se cual es, pero temo decirte que estas muy lejos de ella ¿Cómo llegaste hasta aquí? – Preguntó, mirándolo a los ojos.

“¿Para qué quería saber eso? O sea, no había necesidad de tanta información ¿No?” Pensó, sin cumplir su ‘promesa’ de dejar la paranoia. “Es para entablar una conversación, idiota” Le dijo una voz rara desde su cabeza. Estaba más que claro, el frio lo había afectado y su cerebro ya inventaba voces extrañas, y quizás el ser también lo era, para que no perdiera su último grano de lucidez.  “deja de pensar tanto y responde o creerá que eres un loco” le gritó otra voz de su inconsciente. ¡Oh, era verdad! Ya hacía un buen tiempo que no hablaba y solamente lo estaba mirando pero ¿Qué le contestaría? Ya se había olvidado hasta el apellido con todo esto “¡Mentira! Tu apellido si lo sabes” lo reprendió la misma voz extraña. “Era solo un decir” le contestó a su voz interior.

-  Bueno, si no quieres decirme no importa ¿Sabes? – Le dijo el extraño demente, como lo había bautizado, al ver que no le contestaba.

- ¡No!- gritó, viendo como el otro ser lo miraba extrañamente. - Oh…  ¡No me mires así! Es que… -Contestó gritando.

- Es que… ¿Qué? ¿Estás  bien?- Le preguntó, mirando todo su cuerpo, viendo si tenía alguna lastimadura.

Te está mirando mucho, yo que tú corro” Le recomendó su voz interior “Él no me va a hacer nada” le dijo, esperando que sea cierto, “Solamente quiere ayudarme y se está preocupando por mí” terminó por contestar. “¿Dónde quedó la promesa de dejar la paranoia?” oh, se había olvidado de eso.

- ¡Oh! sí, estoy bien- Le contestó. Un poco avergonzado, por ese par de ojos negros que lo miraban fijamente. - Solamente es que no me acuerdo como llegué hasta aquí, se que escuché unos ruidos y corrí sin dirección para escapar. – Le respondió a su pregunta, bien tarde por cierto, pero “Mejor tarde que nunca ¿No?” Pensó. “Como tú quieras Junsu, como tú quieras” Le contestaron. Cada segundo  se ponía peor.

- Deben haber sido los lobos, hay muchos por estos lados, y en esta época atacan con más frecuencia- Comentó el extraño.

“¡Lobos! Ibas a ser comido por una jauría ¿Jauría? De lobos, Kim Junsu, y solamente encontrarían tus huesos” Pensó, totalmente aterrado por la posibilidad que le había dado el demente. “Claro, si buscaban tus restos, cosa  que no creo” Le comentó la misma, maldita por lo cierto, voz de su interior.

-¡Oh! No sabes lo feliz que me pone saber que fui perseguido por lobos- Contestó, descargando su frustración en el pobre. “¿Ahora es pobre? Si, ya” Le cuestionó su voz interior, “No será pobre pero está siendo víctima de mis demencias” Contestó.- Bueno, Yo me llamo Kim Junsu. ¿Tú cómo te llamas?, ¿Qué haces aquí? Y ¿Vives por estos lados? – Le cuestionó. “Si antes pensaba que podrías ser demente, lo acabas de confirmar. ¿Cómo le vas a hacer tantas preguntas juntas?” Le reprendió, lo que creía, sería su único lado de la conciencia. Era cierto, demasiadas interrogaciones juntas.

- ¡Wow! Antes no contestabas y ahora hablas mucho, por lo cierto- Respondió sonriendo, haciendo que él se pusiera ¿Rojo?, ¿Verde?, ¿Morado? No sabía ciertamente de qué color tomó su rostro por la vergüenza que sintió. – Y respondiendo la encuesta, mi nombre es Kim Jaejoong, soy de por aquí cerca y ahora iba en busca de leños. -Terminó de contestar el demente o simplemente, Kim  Jaejoong,  con una sonrisa en su rostro.

Bueno, le creemos lo que dijo como la absoluta verdad  o desconfiamos. Puede ser que nos quiere despistar y atacarlos cuando estamos indefensos” Le dijo la voz de su cabeza. “No podemos estar más indefensos que ahora, ya estamos por debajo de la línea de seguridad. ¿Viste? Esta vez te gané” Le contestó. “Si, tú me ganaste, pero perdiste una parte de lo poco cuerdo que estabas”. Maldita sea, tenía razón.

-Oh! Perdón, es que cuando estoy nervioso hablo mucho y no sé qué decir y se me juntan las preguntas y….-  “Dios, eres patético.  ¿Nervioso? ¿No pudiste encontrar una excusa menos a vergonzante? ” Reprendió de nuevo su interior. “En todo caso si no te gusta mis respuestas antes de retarme, ayúdame” Le contestó, ya un poco cansado por toda esta pelea con su razón. – Bueno, ya ¿Me puedes acompañar a mi casa? Es que si llego tarde me voy a acarrear varios problemas con mi padrastro. ¿Puedes? ¿Sí? ¡Te lo agradecería! – Terminó preguntando después de tanto dudar y rondar en un tema inexistente. Ya se quería ir a su hogar, aunque no sabía qué lugar era mejor, y resolver este problema de una vez por todas.

- ¿Nervioso? No te pongas de esa forma, no te voy a hacer nada malo. No muerdo… fuerte.- Le contestó ¡Riendo! ¿Por qué? Debe haber sido su cara de “¿Qué carajo?” que puso al escuchar su “¿Eso fue una respuesta? Más parece una burla” Meditó. “Si no es una burla, no entiendo su sentido de la seriedad” Le dijo su yo interior. – Y ¡Sí!, te puedo acompañar a tu casa. No quiero que tengas más problemas, demasiado con haberte perdido hoy.- Le respondió al final. Bueno, por lo menos ya tenía alguien que le sirviera de guía hasta su vivienda.

- Gracias, lo último que quiero es quedarme aquí por la noche. Me hace mucho frio, ya me estoy congelando. ¿A ti no te hace frio? Digo, no estás muy abrigado y no estamos precisamente en verano.- Le preguntó, ya con demasiada confianza de la que podría tomar con alguien desconocido en un bosque y que solamente sabía su nombre. “Como te gusta preguntar idioteces Junsu, no entiendo cómo puedo ser parte de ti” Le dijo la conciencia, “Tu tampoco eres muy sabía que digamos, cállate y déjame vivir” Le contestó, ya arto de todo esto.

- Oh ¿Lo estás diciendo por mi ropa? Es que no pensaba estar mucho tiempo afuera y no soy, de por sí, alguien friolento.- Le contestó, mirándolo a los ojos. “¿Soy yo o él nos está mintiendo? Digo, la respuesta no es muy coherente. ¿Qué no sabe que hace una temperatura bajo cero?” Le dijo su lado consiente. “Ya deja de hablar, no quiero ni pensar que puede llegar a ser un fantasma, o si no, voy a salir corriendo más adentro, si se puede, del bosque” Le respondió. – Ya está anocheciendo, vamos. El camino es por aquí.- Le dijo, señalando a la izquierda de donde se encontraban.

- Oh, bueno.- Le contestó. Tenía mucha suerte, se podría llamar así en este estado deplorable de estar perdido, y de haber encontrado ayuda, o que lo haya encontrado. “No sé cómo le voy a agradecer haberme llevado a casa, además que después tiene que volver solo y en el oscuro por la noche” Pensó, sintiéndose un poco culpable de estar alejándolo de su casa. “Oh, yo sé con qué le puedes pagar ¡Sexo! Es lo único que le puedes ofrecer, no tienes más nada encima, ni dignidad ya la perdiste hace mucho” Le ¿Aconsejo? Su conciencia. “¡Deja de joderme por un rato! Que no eres para nada chistoso, y si tengo dignidad ¿Sabes?” Le contestó. “Si, tienes tanta que no niegas que le vas a pagar con sexo. Has algo interesante, además de correr por tú vida y perderte”. ¿Cómo él mismo se podía decir estas cosas? Estaba muy loco ya, más que a su casa lo tendría que llevar a un manicomio. “Por favor cállate ¿Sí? No te voy a oír más”.

El camino a su salvación fue, por unos minutos, muy calmado. Iba detrás del chico, Kim Jaejoong, quién caminaba como si hubiera pasado todos los malditos días de su vida en ese lugar. ¿Cómo alguien puede orientarse tan bien? Algo debe estar mal, no puede conocer este lugar como la palma de su mano. Caminaron unos metros más y todavía no reconocía el camino, miraba para todos los lados tratando de captar un pedazo de lugar que conociera pero no pasaba nada. Si lo dejaban ahí, seguro no vivía para contarlo. También memorizaba, de paso,  por las dudas se volviera a perder “¡Dios ni quiera eso!” Pensó, dándose cuenta tarde que él no creía en dioses ni divinidades.

Él lugar todavía estaba llenos de árboles y no se veía ningún camino hacia ningún lado, el chico estaba inventando uno para llevarlo a su vivienda, que no se veía ni en sueños. “¿Tanto había corrido?” Se preguntaba. Antes no servía para ello, no sabía que tenía esa ‘cualidad’ escondida. “No te hagas el atleta ahora, corriste por el miedo que tenías, cualquiera hace eso” Le dijo su conciencia, pero esta vez no le contestó. Siguió los pasos de su guía, tratando de que no lo dejara atrás.

En el camino no dijeron prácticamente palabra alguna, solamente él gritaba maldiciones cuando se enredaba su tapado en alguna rama, o cuando su cabello quedó totalmente lleno de nieve al pasar por debajo de un árbol. Pero parecía que él era quién tenía a alguien, no sabe quien, con fuerzas divinas contra suyo o estaba cagado por un rinoceronte porque, al improvisado guía, no le pasaba absolutamente nada ¡Sí, nada de nada! y salía ileso en su totalidad de cualquier obstáculo que se cruzara.

Y como él  era Kim Junsu, no le resultó para nada extraño que por estar mirando, no sabe dónde, se cállese a un pozo. ¡Sí, un maldito pozo que estaba tapado de nieve! Dejándolo,  desde la cintura para abajo, enterrado. Lo peor era que había nieve, y por lo que cuentan, esta es muy fría. Se estaba literalmente congelando y su guía no hacía nada más que partirse de la risa frente suyo ¿Qué no sabía que podía morir de hipotermia si no lo ayudaba a salir? Porque él no podía  salir por su cuenta. Solamente se dignó a mirarlo con su cara de “Si tuviera un arma cargada, tú serías un blanco perfecto”, tratando de que adivinara sus pensamientos.

-¡No me mires así! No es mi culpa que te calleras  de esa manera tan chistosa ¡Es qué si te hubieras visto, no sería lo mismo! O dios, fue demasiado chistoso. ¡Tu cara fue un poema!- Le dijo, mientras se agarraba el estomago y se reía en su rostro. ¡Hasta le estaban saliendo lágrimas de tanto reírse! “Creo que ya no le debes nada, con tanta diversión gratis. ¡Él es tu guía y tú su bufón! ¿Qué más pago que eso?” Le señaló su conciencia. Bueno, lo que faltaba, ahora se le reía también ella.

Después de unos cinco minutos, por no decir que fueron quince, él chico dejó de reírse ¡Por fin, ya no sentía los dedos de sus pies! Y por ende, se acercó con cuidado a donde se encontraba para poder ayudarlo, más  todavía. Primero agarro su mano y tiró de ella, pero no pudo sacarlo. Bueno, él no era precisamente muy liviano, no por ser gordo si no por su peso normal ¡Era un hombre! “Si, después de todo lo eres. Hay que admitirlo” Agregó su conciencia. Lo peor es que él no podía ayudar en nada físico, solamente psicológicamente. “Si eso cuenta como ayuda en algún lugar” Pensó.

Siguió intentando un par de veces de la misma forma pero, al ver que era inútil, pasó sus manos por debajo de sus brazos y tiró de ellos hacia arriba. Y lo hizo, por lo visto, con demasiada fuerza porque no solamente lo sacó de su infierno de hielo, si no, que se calló de espaldas al suelo con él quedando como la damisela arriba del príncipe ¡Si pensaba que tenía dignidad, ya la había perdido! Se hallaba totalmente encima del otro sujeto, con su rostro muy cerca de él del contrario, tanto que sentía su respiración y, seguramente,  estaba rojo como un tomate. Se levantó en tiempo récor, antes de que quien lo guiaba digiera algo, y se dispuso a limpiarse la poca nieve que llevaba encima para disimular. “¿Le estabas por pagar ahora con sexo? Primero tendrías que esperar que te lleve a casa” Le dijo su conciencia. Ahora no sabía por qué no le sorprendió su comentario, ya lo estaba esperando y no distinguía si eso era bueno o malo.

Su guía  que también había decidido no hablar del tema, por lo visto, se paró unos segundos después de él, y se limpió un  poco la nieve adherida a su  suéter.

-¿Estás bien? Es que la caída te podría haber hecho algo. Veo que tus pantalones están algo húmedos. Debemos retomar el camino antes de que te haga más frio ¿Si?- Le dijo, compadeciéndose de él, si se podía aún más. “¿Tus pantalones están húmedos por la nieve o por algo más?” Le pregunto su conciencia, insinuando cosas que no quería ni pensar.

-oh, bueno. ¿A ti no te sucedió nada? Es que podrías haber caído mal.- Le preguntó, ya por lo menos se tenía que preocuparse por el otro chico ¿No?, sería muy egoísta de su parte no pregúntale aunque sea.

-Sí, estoy bien. Solo fue una caída inocente.- Dijo, con una sonrisa en su rostro. El chico, Jaejoong, después de todo, era muy bueno con él y se notaba que tenía paciencia porque, si no, ya lo hubiera dejado por ahí.- Entonces los dos estamos bien, retomemos el camino.- Le sugirió, dándose la vuelta y empezando a caminar.

Al ver que el otro chico se alejaba, mandó la señal a sus piernas para que se moviesen y no sabía como hizo porque las tenía congeladas. Dio unos cuantos pasos torpes antes de poder caminar decentemente y no como Bambi recién nacido. Daba lástima.

El resto del recorrido fue calmado, ya no le ocurrió nada, por lo menos en ese momento no le había tenido tanto odio el universo.

Caminaron, caminaron y seguían caminando, y lamentablemente, su hogar todavía no se veía. “Creo que te está llevando a otro lugar, uno apto para el sacrificio humano” Le dijo su conciencia, mientras el solamente daba un paso detrás del otro. “De cualquier forma iba a morir. En un  sacrificio, por lo menos, sale beneficiada otra persona. Congelarse en el medio de la nada, no le produce nada a nadie” Le contesto, esto de sentirse ‘útil’ aunque sea para un sacrificio  le estaba haciendo mal. Demasiado frio para sus pocas neuronas.

-No sé como hiciste para alejarte tanto de tu casa pero ya nos falta poco. Antes que anochezca ya vas a estar en ella ¿Sabes?- Le dijo Jaejoong, como leyéndole el pensamiento. Por lo menos le aseguraba que no iba a tener tantos problemas, ya de los que de por sí tenía. 

El camino que hasta ahora había sido plano, el suelo no tenía ninguna elevación mas allá de la nieve acumulada, se vio interrumpido por una lomada. Y en la parte más alta de esta, se pudo divisar su casa, ya que por las ventanas que esta poseía, se filtraba la luz artificial que iluminaba la estancia.

La felicidad que sintió al verse un poco más orientado que hace algunos minutos antes, era muy grande ¡Por fin ya no estaba en peligro! Si algo le pudiese ocurrir ahora, ya sabía para qué dirección tenía que correr y eso le daba mucha satisfacción. La alegría que inundaba todo su ser era casi irreal, que no la comprendía. Iba a disfrutar de ella hasta que llegara a su casa y se arruinara todo, ya sabía que su padrastro no se había preocupado por él en estas horas en las que se hallaba perdido, y si le contaba, era obvio que le iba a decir que por qué tuvo que volver. Su historia con él era muy difícil y complicada.

Caminaron unos metros más adelante, pero sin salir totalmente del bosque todavía, los árboles rodeaban su entorno y todo el lugar. El sol hacía que las nubes se tornaran  de un color anaranjado y rosa, haciéndoles ver un paisaje de lo más exquisito. Se hubiera quedado paralizado viéndolo, pero tenía que seguir caminando, no se quería quedar atrás y perderle el paso a su guía.

-Qué lindo paisaje ¿No? Es como una pintura antigua.- Le dijo a su guía, con una simpatía que era admirable. ¿De dónde había salido? No sabía, tampoco es que le importara mucho.

-Siempre para esta época sucede esto. En primavera también ocurre lo mismo, pero con todo pintado de verde y pequeñas flores rosas. ¿Nunca estuviste para esa época?- Le preguntó y contestó a su comentario.  

-Lamentablemente no, recién me he mudado hace uno días, pero de seguro en la próxima primavera lo hago.- Le contestó, a la única amena conversación que habían tenido hasta ese momento.

Dieron unos pasos más y llegaron al final del bosque. No sabía hasta donde lo iba a acompañar el otro chico y tampoco se animaba a preguntarle.

-Bueno, hasta aquí llego mi acompañamiento. Ahora tengo que volver a mi casa y encima con las manos vacías, había salido a casar y me encontré contigo.- Le dijo, mirándolo a los ojos y acercándose un poco a su persona.

¡Espera! ¿No había dicho que iba a juntar leños? y si quisiera casar tendría que tener, por lo menos, un arma. No creo que pudriera matar, lo que sea que case, con sus manos ¿No?” Le dijo su conciencia, después de no haber hablado en un tiempo. Era verdad, le estaba mintiendo pero ¿Por qué?

-Espera ¿No habías salido a buscar leños? Eso era lo que me habías dicho- Le dijo, un poco alterado ¡Y como para no estarlo! Le había mentido en la cara y no sabía por qué.

La reacción del otro sujeto lo vendió por completo, porque al darse cuenta de su metida de pata, abrió los ojos y se quedó paralizado.

-Es… que... Que -Le contestó tartamudeando. ¡Le había mentido y no sabía ahora que decir! “Lo dejaste sin palabras, eres un matador.” Le dijo su conciencia ¿De verdad le gustaba burlarse de él en todo momento?- Bueno, hasta aquí llego yo, de nada por todo. Adiós.- Le dijo. ¡Se estaba escapando! Oh no, el no lo dejaría.

-Espera, dime porqué me mentiste ¡No te puedes ir de esta manera! - Le gritó, agarrándolo del brazo para que no pudiera escapar. Podría parecer loco, pero él quería una explicación por todo esto.

-Oh bueno, ya déjame ir de verdad.- Le contestó, mirándolo a los ojos y con un semblante serio. – No quieres saber absolutamente nada, ve a tu casa y sigue viviendo tu ordinaria vida ¿Sí?- le dijo, con una voz una poco más gruesa  y terrorífica. “Te quiere hacer tener miedo, se macho por un día y descubre que esconde bajo la manga” le dijo su conciencia, apoyándolo en su curiosidad.

-No te voy a dejar ir, de verdad. Dime por qué me mentiste.- Le dijo, sacando agallas  de donde no tenía. Estaba ya confiado porque tenía su casa relativamente cerca y podía correr hacía ella si las cosas se ponían feas.

Lo que pasó después todavía no lo comprende, y su conciencia tampoco, porque no dijo palabra alguna.  Todo empezó con el otro chico, Kim Jaejoong, diciéndole que lo suelte pero como terco que era, él no lo hizo. Entonces, sacando fuerzas de no sabe dónde, él otro chico lo empujó haciéndole quedar sentado en la fría nieve. Al tenerlo así de ‘indefenso’, le empezó a decir.

- ¡No creí que te iba a decir esto! Tendría que haber terminado aquí, pero eres muy cabeza dura ¿Sabes? Hace mucho que no veo a nadie y no es porque no quisiera, si no que nadie puede, eres él primero desde hace siglos que lo puede hacer y te juro que hasta a mí me sorprendió. – Le dijo, mientras se llevaba una mano hacia la cabeza.- A ver ¿Cómo te explico? Soy,  por decir, el “Guardián del bosque”. Lo cuido de las personas que lo quieran dañar, a él y a todos sus animales.- Continuó diciendo, ya con su vista en el cielo, y sus manos a los costados. Como resignado a la situación.- Bueno, hasta ahí llega toda mi explicación. Te pido que no vuelvas por aquí a buscarme ¿Sí?, no te quiero ver de vuelta.- Finalizó.

Hasta ahora era todo dicho por él, pero del dicho al hecho hay, en este caso, muy poco trecho. Que te digan que es el “Guardián del bosque”, es una cosa,  pero que de la nada le aparezcan dos grandes alas en su espalda, ambas de color gris, y que empiece a volar como un ave, es otra cosa totalmente diferente. Sí, se había escapado ¡Y volando! Sí, señores, volando. Dejándolo, como un  idiota, sentado en el medio de la nieve, solo, con frio y una locura incrementándose a niveles insospechables.

Se levanto del suelo aparentando normalidad, ó lo más normal que le salió. Miró el cielo, viendo que el extraño, ahora guardián del bosque, no había dejado rastro alguno. Sacó el celular del bolsillo de su pantalón y se fijó la hora. Eran las siete y media de la tarde, y no sabía qué hacer.  ¿Qué hacía? Se iba hacia su casa, se quedaba ahí o simplemente se volvía loco, aunque la última opción ya la tenía cumplida. Pensaba, o rogaba, que podría ser un sueño pero luego de pellizcarse un par de veces y no despertar en su cama, se dio por vencido.

“¡Esperen! ¿Era verdad lo que había visto? ¡Dios! ¿Dónde está el arma cuando uno lo necesita?” Pensó, recién cayéndole toda la información a su cabeza, cómo una chorro de agua fría, más bien helada y con mucho, mucho hielo, en el medio su frente, empapándolo por completo. “¡Tiene que ser un sueño! No señores, Kim Junsu, no está loco ¡No le podía pasar tantas cosas en un maldito día! ¿No? ¿¡No!?” Pensó de vuelta. “Yo no sabía que tu inconsciente fuera a hacer tan buenas alucinaciones ¡Eres muy bueno en eso! Porque eran alucinaciones ¿No? ¿O estás verdaderamente demente?” Habló por primera vez su voz interior, que por lo visto, estaba igual de confundida que él.

Enumerando las cosas extrañas ¡Que enumerar ni nada! Lo más extraño fueron ese par de alas y el vuelo rasante del final. El chico no tenía nada de extraño más allá de las alas… ¡Esperen! ¡Nunca le hizo frio! ¡Por eso! ¡Era un mostro, demonio, guardián! Dios, más pensaba, más loco se ponía.

Al chico siempre le tuvo desconfianza pero nunca pensó que podría ser… Lo que dijo que era un ¿Guardián del Bosque? “¿Qué carajo? Dios, mátenme. ¿Dónde están los lobos rabiosos cuando uno los necesita?” Pensó, para no llorar.

Dejó de estar parado mirando a la nada para empezar a caminar hacia su casa. De por sí su vida era complicada y ahora se volvía loco, era lo que le faltaba. Lo único que rogaba en ese momento es que su padrastro no hubiera llegado a su casa, porque si llegó, estaba en el peor momento de su vida. Alucinaciones, más el enojo de su padrastro, no eran una dupla muy buena.

Caminó hasta su hogar con un tranco corto, como queriendo extender el recorrido. Todavía no entendía lo que había sucedido, el chico era el “Guardián del Bosque” eso ya lo tenía asumido pero ¿Por qué lo había visto él solamente? Se notaba que el espécimen, Jaejoong, no sabía por qué.  No sabía que pensar, de verdad ¡Tenía la mente en blanco! Su pensamiento se había esfumado como el chico-ángel.

Llego a su casa después de quince minutos y, para su suerte, su padrastro no había llegado. Apenas entró y vio que no se encontraba más que él, subió por las escaleras que guiaban a la segunda planta para ir a su habitación.

Quería y necesitaba una ducha reparadora, quizás tenía un poco de hambre, pero no le dio mucha importancia. Entró a su habitación y  seguidamente a su baño, que se encontraba dentro de ella, se sacó toda su ropa como un robot, porque no sabía bien que hacía, ya desnudo fue hacia la bañera y la empezó a llenar con agua caliente, le gustaba esa temperatura en ella, y cuando llegó a una altura considerable, cerró el grifo.

Sintió el agua caliente rodear su cuerpo y se dejó relajar por ella, su situación lo había estresado. “No te aflijas mucho, te van a salir canas verdes si sigues pensando” Le dijo su conciencia, como tratando de ayudarlo.

Empezó a bañarse y, conjuntamente, a pensar que iba a hacer. No sabía por qué no tenía nada de miedo, eso que era de por sí muy asustadizo. Kim Jaejoong no le daba miedo, si un poco de desconfianza, pero siempre la tenía cuando conocía a alguien. El hecho era el siguiente, no se creía que lo había imaginado todo, o si no ¿Cómo había llegado a su casa? Él estaba seguro que no se sabía el camino. Segundo, si el chico existía ¡Tenía que verlo de vuelta! Seguro, así podría dormir en paz las siguientes noches, aunque él le había dicho que no se le acercara más a su vida en el bosque, pero ¡El era Kim Junsu, y no sé iba a quedar solamente con eso! No, no quería solamente quedarse como los que una vez vieron un alíen, en algún momento de su vida y luego se lo cuentan a sus nietos. Él quería saber si fue cierto.

“Necesito un plan, quiero verlo de vuelta y si puedo, quiero tocar ese par de alas” pensó, si tocaba las alas se iba a dar cuenta si existía ¿No? “Yo creo que si vuelves a decir que quieres tocar algo del engendro, voy a creer que eres gay y además zoofílico. ¿Tenía alas no? Eso lo hace como un animal-persona” Le dijo su conciencia, “¿Cómo hacía para sacar tales conclusiones en ese momento?” Pensó,  no lo comprendía.

Estaba el hecho de querer verlo de vuelta, aunque corriera peligro que él “Guardián del bosque” se enojara con él y lo matara en pleno bosque, pero ¿Cómo hacía para encontrarlo? Digamos que pensar es una cosa y llevarlo a la acción es otra muy distinta. Tenía que pensar un plan que sirva, y que no fracase, lo necesitaba para su salud mental.

Lo peor era que la escena de las alas y el vuelo, todavía no se salían de su cabeza. Se repetía una y otra vez, y lo está cansando mentalmente. Su cuerpo ya estaba de por sí agotado por los nervios y el mal momento que pasó en el medio del bosque, contando el frio  y el pánico de no saber dónde se encontraba. Con ese desgaste mental, estaba más que exhausto.

Volviendo a la vida real y saliendo de sus pensamientos, se dio cuenta que el agua estaba ya tibia, entonces, decidió salir antes  de que se enfriara del todo.  Sus manos ya estaban algo arrugadas y su cuerpo se había relajado mucho. La ducha había sido, por lo menos, reparadora en ese aspecto. Salió de ella y se envolvió con una toalla, que se hallaba colgada en el perchero, y secó con otra, un poco más chica, su cabello.

Ya fuera del baño, fue hacia uno de sus placares y en una de las cajoneras que este posee, sacó un bóxer cualquiera, y también buscó, de paso, una remera y un pantalón cómodo para dormir.

Secó su cuerpo, lo mejor que le permitió su cansancio, y se vistió con la ropa elegida.  Ya no quería pensar más, necesitaba en ese momento su dulce y acogedora cama. Mañana iba a pensar qué podría hacer para encontrar de vuelta al ‘extraño engendro’, digiera su conciencia.

Se acostó y calló en un profundo sueño en apenas segundos.  Su cuerpo le estaba pasando factura por todo el esfuerzo realizado ese día.

 

Notas finales:

Cualquier duda que tengan me preguntan ^^

 

¡Gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).