Fue realmente una mala decisión ir a la tienda de mascotas sin siquiera discutir sobre que optarían por adoptar y cuidar.
Ninguno de los dos se preocupó en pensar primero y en menos de lo previsto ya se encontraban ahí con la idea de que podrían coincidir en una misma opinión cuando la realidad era otra.
- ¿Desde cuándo te gustan los perros?- JongIn reprochó. Su mirada se encuentra más ocupada en el pequeño felino que se encarga de ronronear en su regazo, en cambio, sus dedos corresponden a la muestra de afecto mientras acaricia el blanquecino pelaje.
En el otro costado de la tienda, Kyungsoo está viendo a un castaño cachorro que se encuentra corriendo por el reducido espacio que le es permitido en el contenedor.
- Siempre he preferido a los perros, los gatos son inútiles al momento de cuidar la casa, deberíamos tener un buen guardián.- Fue la instantánea respuesta del mayor quien pide permiso para liberar al cachorro pudiéndolo tomar ahora entre brazos.
- Hyung, la casa ya tiene suficiente seguridad incluso sin perro guardián.- Contesta JongIn proponiéndose a reír.
Por una fracción de segundo ambos atinan a conectar sus miradas inspeccionando las pupilas del otro, no saben que decir más solo acuerdan un 'hmm...' a la par, una vez más siendo tercos y un tanto orgullosos, como siempre.
JongIn se muerde inconscientemente el labio inferior para silenciar cualquier nuevo comentario a la vez que lleva su dedo índice por debajo del cuello del pequeño gatito, este parece derretirse al contacto comenzando a ronronear en muestra de felicidad y a girar su rostro por aquello. JongIn deja escapar un sereno suspiro y decide que ya está encariñado con el felino.
Él siente que ha tomado una decisión, pero su seguridad se desmorona cuando voltea hacia un costado en busca del mayor.
Kyungsoo se encuentra sentado sobre sus piernas jugando con el cachorro, su mano de un lado a otro, pues alguien la persigue. JongIn reconoce esa sonrisa, es como si viera inclusive una versión más joven del mayor mientras que su acompañante le taclea para degustar de su cara en sincronía del movimiento alegre de su cola.
Parecen ser los mejores amigos a pesar del corto tiempo que han pasado juntos y JongIn no puede evitar curvar sus comisuras, una inquietante sonrisa le es contagiada al ver como su novio juega con el castaño extrovertido.
JongIn recuerda los tiempos cuando regresaba tarde a casa, encontrándose con un solitario y cansado Kyungsoo, siempre esperándole despierto sin importar lo que marcara el reloj.
Ahora que lo piensa; Kyungsoo se queda en casa más tiempo que él, a menos que él llegue temprano lo cual es raro que pase.
Con ese pensamiento, levanta al gatito con la ayuda de ambas manos mirándole directamente a los ojos, le brinda a su vez, una decepcionante sonrisa para disculparse.
El pequeño no tiene idea de nada así que solo sigue con su juego de maullidos, es regresado al encargado de la tienda mientras que él regresa al lado de Kyungsoo.
Kyungsoo se sorprende por la repentina decisión de su obstinado novio, más cuando momentos atras lo veía disfrutar de aquel animal pero sin querer discutir más acerca de su rendición, anticipa su mejor sonrisa presentándole a su nuevo amigo.
Él sabe lo mucho que JongIn ama a los gatos pero este sigue insistiendo en que deberían adoptar al cachorro con la única condición de ser él quien lo nombre.
El mayor acepta sin reproches a la vez que le es concedido un suave beso en sus comisuras por parte del menor, es inevitable para él dejar que sus acciones salgan con naturalidad, además los propietarios ya se encontraban haciendo el papeleo y eso bastaría para tener a un nuevo integrante en el hogar.
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De vez en cuando, Kyungsoo siente algo de pena por el menor por lo que una tarde de regreso a casa aprovecha para comprar un par de orejas de gato, con ellas lo recibiría en casa aquella noche.
Al ver la expresión del menor no dudó en concluir que él es el gatito preferido de JongIn.