Cap. 11.- Ya no somos novios cruzados
Luego de unos meses, Alois y Ciel se estaban alistando para su graduación.
- Apúrate Ciel – le dijo el rubio
- Ya voy, no me apures – le respondió el azulino
Ahora eran así las cosas, Ciel y Alois, se habían vuelto cercanos, tal vez no amigos, pero si cercanos. Y Claude y Sebastian por lo menos podían tolerar estar juntos sin que empiecen las peleas, que generalmente se daban por ver quién era el más seme de los dos.
Entraron a la ceremonia de graduación, los menores se veían hermosos con sus capas y sus mucetas, Sebastian estaba feliz porque por fin Alois se había graduado, y todo gracias a la ayuda y motivación de Claude, él había estado pendiente del menor durante todo el año y Ciel que ahora era más amigo que enemigo también lo había ayudado a explicarle cosas que él no entendía. Y ahora todo su esfuerzo daba recompensa, Alois estaba al frente en el escenario al lado de Ciel, recibiendo su título de graduación.
Claude estaba tan feliz que incluso unas lágrimas rodaban por sus mejillas. Sebastian, quien estaba a su costado, vio aquellas gotas y no pudo contenerse las burlas.
- Vaya, vaya, pero miren quien está llorando – le dijo el ojirojo
- Cállate, Sebastian, solo estoy feliz porque Alois se está graduando – le respondió el ambarino con una mirada molesta
- Jajajaja, lo siento no puedo enojarme me miras enojado y esas lagrimas te quitan toda la seriedad… jajaja… lindo puchero Claude – le respondió rio por lo bajo el otro
- Tsk – una mueca fue soltada por Claude
Luego de que todos los estudiantes hayan recibido su título, el director Spears llamó al mejor egresado para que dedicara unas palabras, y como sabemos nada más y nada menos era Ciel, obviamente.
El peliazul subió al escenario, tomó el micrófono y empezó con el discurso
Primero quiero empezar con un gracias, dedicado a aquellas personas que me ayudaron a que este día llegara. A mis padres, que aunque no estén conmigo, sé que desde el cielo me están mirando y están felices de que pude graduarme. A la Academia, cuyas enseñanzas fueron impartidas con excelencia y calidad por tan bueno profesores (miro a Sebastian y a Claude) quienes día a día se esfuerzan porque todos sus conocimientos lleguen a nuestra memoria y nos ayuden a crecer intelectualmente. Pero sobretodo a mi ángel guardián que ha estado conmigo durante este tiempo apoyándome y dando felicidad durante cada segundo. (N/A lo siento tenía que decirlo).
Felicidades a todos mis compañeros, hoy es un día importante, dejaremos las aulas del colegio para pasar a formar parte de la sociedad. NOS GRADUAMOS!!!!
- Nos graduamos – repitieron todos los estudiantes lanzando sus mucetas al aire.
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Luego de la ceremonia, las fotografías no se hacían esperar, Ciel estaba con Elizabeth, buscando a Alois, quien había desaparecido apenas habían salido del teatro. Sin embargo Ciel buscaba a Sebastian, desde ese día Sebastian iría a vivir en la casa del menor, y Alois iría a la casa de Claude.
Ahora Alois solo tenía a Claude, su tío había fallecido hace dos meses, y secretamente Claude había estado pagando la colegiatura de su novio, sin que se enteraran en la Academia, por esa razón iban a vivir juntos, para disminuir gastos, como decía Claude, pero realmente era porque así lo quería y si él lo quería así tenía que ser, y como ven Claude se había vuelto mucho más egoísta en cuanto al rubio, si por poco no lo encerraba en casa para que nadie lo vea, le sonría, le hable, peor lo toque. Un amor asfixiante, solo Ciel y Sebastian tenían derecho a verlo, pero solo Ciel a tocarlo.
Sebastian por su parte, protegía a Ciel, sin llegar a ser pesado con el menor, al principio si habían tenido sus pleitos por la actitud del menor de “a mí nadie me controla” por lo que Sebastian tuvo que aprender a tratarlo, pero todo era color de rosa ahora, aunque a veces al menor le molestaba la actitud de su novio, pero lo amaba y eso era lo importante.
La mirada del menor se detuvo al ver a Sebastian asomado por una ventana del tercer piso quien lo llamaba, y sin que Elizabeth lo viera, aunque se sospechaba de que Ciel tenía algo con su profesor de química, le encantaba ver al menor feliz, y como buena prima que era, guardaría su secreto, quería mucho a Ciel, por eso quería verlo feliz; se alejó de Elizabeth lo más rápido que pudo, subió las escaleras y se dirigió por el pasillo hasta dar con Sebastian.
- Por fin me encuentras – le dijo el mayor – te tomo mucho tiempo hacerlo
- Que sucede Sebas.. – no puedo continuar, sus labios fueron sellados por los del mayor
- Es mi amor… verdad? … dime mi amor, Ciel… te lo he dicho muchas veces – con un lindo puchero le reclamó
- Sebas…mmm … mi amor – le dijo el menor ruborizado
- Qué lindo eres – le dio otro beso más corto y al separarse le tomo una mano y le deposito una cajita
- Que es esto, Sebastian? – pregunto el menor
- Ábrelo – le dijo con una sonrisa
Ciel tomo la cajita y al abrirla se encontró con un anillo plateado que tenía una piedra azul en su medio (el anillo de Ciel Phantomhive para que lo reconozcan). Ciel abrió sus ojos sorprendido, era hermoso
- Te gusta? – le preguntó el mayor
- Me encanta – le respondió con un brillo en sus ojos
- Sabes que este anillo le pertenecía a un Conde de Inglaterra en la época Victoriana? – le dijo el mayor quien tomaba el anillo y se lo colocaba en el dedo
- Ese conde es… - dijo el menor con sorpresa
- Ciel Phantomhive – dijeron juntos al unísono – exacto – continuo el mayor, tiene tú mismo nombre, tal vez eres uno de sus descendientes, quien sabe – le dijo con una sonrisa
- Como lo conseguiste? – le pregunto el menor
- Que sería de mí, Sebastian Michaelis, si no pudiera hacer algo tan simple como esto… para el amor de mi vida – le respondió irguiéndose y respondiendo como un sirviente leal. Ante esto Ciel solo rió
- Sebastian, meere da (es una orden), ámame durante toda tu vida y nunca me engañes, si lo haces mi cuerpo y alma te pertenecerán – le dijo con su tono orgulloso y seguro
El mayor se agachó llevando una mano a su pecho y poniendo una rodilla en el suelo dijo – YES MY LORD
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Mientras Ciel y Sebastian se juraban amor eterno, Claude y Alois estaban rumbo a su casa
- Con lleguemos quiero darte algo importante – le dijo el mayor
- Claro mi vida, que es? – pregunto ansioso el menor
- Paciencia cariño, paciencia – le respondió con una sonrisa
Una vez en la casa del ambarino, el mayor se dirigió a su habitación, Alois se quedó en la cocina, viendo que podía comer, hasta que encontró unos bocadillos de queso con manjar de leche, los tomó y se dirigió a la sala donde se sentó a esperar a su novio. A los pocos minutos llegó el mayor escondiendo sus manos detrás de su espalda. Alois regresó a verlo
- Claude, que tienes ahí? – salto a su cuerpo, antes de que el mayor pudiera esquivarlo, por lo que cayeron al suelo
- Itai, eso dolió mi amor – dijo sentándose y tomando a Alois en sus brazos, tomó su mano y le puso un anillo dorado
- Este anillo pertenecía al conde Alois Trancy, te queda muy bien mi amor – le dijo el mayor sonriéndole
- Claude… - respondió sorprendido – tu, tienes que quedarte a mi lado por siempre y amarme fielmente- dijo abrazándose a él como si lo fuera a perder
- Yes you highness - respondió abrazándolo y juntando sus labios en un tierno beso.
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Aquella noche en la casa de Claude hicieron una cena de felicidades con Sebastian y Ciel, los 4 comieron y disfrutaron de una rica cena preparada por los mayores y un exquisito vino. Luego de ella y unas cuantas discusiones leves entre los menores, los cuatro se dirigeron a ver una peli, aunque hubo mas besos que película
- Sabes mi amor, estábamos mal – le dijo Alois al mayor trayendo la atención de los otros dos
- A que te refieres? – pregunto Claude al no entender
- A que entre nosotros estábamos mal, estábamos cruzados – dijo el menor
- Cruzados? – pregunto Ciel – no entiendo
- Ahhh… entiendo – dijo Sebastian – se refiere a que ahora hemos cambiado entre nosotros de novios
- Ahhh …. – dijeron Claude y Ciel al tiempo – ya entiendo
Los 4 se quedaron viendo y con una sonrisa dijeron:
“YA NO SOMOS NOVIOS CRUZADOS“
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