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En lo prohibido por MKiSS88

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Notas del capitulo:

Este es un capítulo doloros U,U Esperemos que todo le salga bien al 2Seop! 

La fiesta iba avanzando con gran éxito. Todo parecía perfecto: buena música, buenos tragos (permitidos por la madre de AJ), chicas lindas, sus mejores amigos y… su primo. Un perfecto cumpleaños si no fuera por el intruso invitado de Kiseop; ese chico que parecía tan fino y que quería quitarle la atención de su primo, así lo veía. Pero eso no lo tenía desanimado ni nada, él estaba disfrutando su fiesta como todos y bailando con distintas chicas para ver si Kiseop lo miraba amenazante y celoso, pero nada…


Kiseop simplemente hablaba con Kevin, risueños de lo que se contaban en el oído, y quizás qué cosas eran, que el gato era el que se ponía a rematar de celoso, rojo de furioso.


Uno de los amigos de AJ, Soohyun, se dió cuenta de esa reacción en la pista de baile.


—Oye —le llamó pero no hacía caso —. AJ.


—Qué quieres —le respondió tajante, extrañándolo aún más esa reacción.


—Tranquilo, hombre —siguieron bailando a la par de la música. Estaban uno al lado del otro —. ¿Qué te pasa?


—De qué o qué.


—Estás raro. Diría más bien que molesto con algo.


—¿Y por qué debería estar molesto? —le miró con el ceño fruncido.


—No sé, pero estás así todo el momento.


—Solo déjame disfrutar de la fiesta, ¿quieres? —tomó la mano de la desconocida chica, acercándose más al lado de donde se encontraba Kiseop sentado.


Ahí bailó lo más sensual y provocativo para que su primo lo viera; la chica hacía lo mismo y casi se restregaba en su cuerpo; en su entrepierna, para ser más específico, pero ni así provocando una reacción en Kiseop. Sin embargo, éste último, lanzó una mirada al gato, quien lo miraba fijamente a los ojos y le sonrió ladino.


AJ juraría que era el sarcasmo natural de Kiseop, burlándose de él y eso le molestó.


Así como fácil llegó su enojo, corrió a la chica de su lado y fue directo donde el pelirrojo para tomarlo del brazo y sacarlo del lugar, llamando la atención de todos los presentes y más de sus amigos.


—¡Suéltame! —expresó Kiseop adolorido por el agarre en el brazo. De seguro le quedaría un moretón de nuevo.


AJ hizo caso omiso y lo llevó al baño más cercano y desocupado de la casa. Lo metió con tanta fuerza que Kiseop casi cae dentro de la ducha; pero él sin importarle, cerró la puerta con seguro.


—¡¿Qué demonios te pasa?! —reclamó Kiseop mientras se sobaba su brazo.


—El que debería hacer esa pregunta soy yo —dijo enojado AJ.


—¿Qué?


—¿Qué es lo que te pasa a tí?


—Ya ves que nada. Estoy disfrutando de la fiesta tanto como tú —dijo burlón.


—Pues yo veo que andas de muchos cuchicheos con ese.


—¿Y qué te importa a tí? —espetó molesto —. Te dejé bien en claro que no me iría si así lo querías, mientras y cuando estuviera con mi invitado a tu vista, ¿verdad? Ahora te enojas por que me encuentro ahí, conversando y no puedo hacer nada —le cuestionó.


Bien. Kiseop tenía razón en ese punto, pero de igual forma sentía que el otro le quitaba atención. Atención que tenía pensado atraer desde la mañana temprano, sin saber que el pelirrojo iría con un invitado “sorpresa”.


—¿Estás celoso? —fue la pregunta repentina que logró captar la atención de AJ desde sus pensamientos. Kiseop se rió —. Dios mío. Estás celoso, no puedo creerlo —¿acaso era un chiste su estado?


—¿Qué es lo gracioso? ¿Acaso no puedo estarlo? —reclamó.


—Por supuesto que no —dijo irónico —. Digo, tú y yo no somos más que primos; después de eso, nada —aduló con sus manos.


—¿Cómo que nada? Prometiste que me darías lo que quería.


—Claro, eso —rodó los ojos —. Te lo daré, solo que después no quiero que me andes persiguiendo por donde vaya, ¿te quedó claro? —AJ medio asintió. Él no estaba seguro de parar después de lo que harían, pero entonces probaría…


Los dos salieron del baño y llegaron al mismo tiempo al lugar de la fiesta. Todos voltearon a verlos y al no ver una pelea de palabras a la entrada, decidieron volver su atención a los tragos y bailes.


Kiseop se fue a sentar junto a Kevin, quien le preguntó que había pasado. Éste se trató de explicar que solo había sido un malentendido con AJ y que ya estaba solucionado. Sin embargo, le dijo que ya estaba cansado y que tenía unas tremendas ganas de dormir. Kevin tomó eso como la despedida y la verdad es que se sentía muy incómodo tras varias miradas serias del primo de Kiseop, así que decidió por irse en ese momento. Kiseop lo quiso dejar a la salida tras pedir un taxi y es entonces que miró a AJ y le dió la señal de que se iría a casa.


El gato ya estaba ansioso de que pasara lo que tanto había pensado y sentido, y esa señal daba el momento que se aproximaba. Tomó de un solo sorbo su trago y se dirigió hacia la salida.


—¿A dónde vas? —alguien lo detuvo en el proceso. Era Soohyun.


—Yo pues… iré a buscar mi regalo de cumpleaños —el otro abrió sus ojos sorprendido.


—¿Por fin? —le dió a entender lo que él creía. AJ asintió —. Uf… Suerte, campeón —lo alabó sin saber que con quien tendría esa oportunidad, sería su primo. Solo le sonrió y se fue del lugar, corriendo tras los pasos apurados de Kiseop hacia su casa.


—Oye, espérame —le dijo a unos pasos atrás, pero el otro no le hizo caso —. Tu amigo se fue rápido —lo vio asentir. Estaba muy callado para su gusto —. ¿Pasa algo? —y es entonces que el pelirrojo paró en seco. AJ hizo lo mismo.


—Sí, pasa algo —suspiró profundamente —. No puedo hacerlo… —lo miró a los ojos. Estaba inseguro de las consecuencias que esto podría traer. ¿Y si alguien se enteraba? —. Simplemente no puedo, lo siento —diciendo esto, volvió a retomar camino a su casa.


La verdad de las cosas, es que Kiseop no quería hacer nada con su primo de dieciocho años recién cumplidos, por miedo a sentir algo más que no tenía planificado. Antes se estuvo cuestionando el por qué AJ podía dominarlo a veces (la gran mayoría) y el por qué él se dejaba hacer cuando el otro pedía cercanía. ¿Acaso necesitaba cercanía alguna? Según él: no, no lo necesitaba. No lo necesitó antes y menos ahora con un familiar. ¿Entonces por qué cedió al primer beso y prometer la primera vez para ambos?


Su cabeza entraba en una duda inmensa al respecto y la verdad, es que no quería pensar e irse por las ramas en algo que podía ser tan simple como un “no”, pero su boca no se atrevía a mencionar aquel monosílabo…


AJ se quedó parado masticando y digeriendo cada palabra antes dicha por Kiseop. Todo lo que dijo, lo que le había prometido y ahora la negación a cumplirlo. ¿Qué debía esperar ante eso? ¿Decepción? Sí, pero sin embargo, no lo sentía tan así, porque mil veces el pelirrojo le dijo del problema que tendrían y le encontraba razón; pero era tan testarudo que insistía e insistía a querer tener algo y tal vez eso estaba cansando a su primo. Lo sabía, no era tonto y se daba cuenta.


Tanto meditaron ambos en ese pequeño instante, que el primero en reaccionar fue el gato.


—¡Espera! —corrió tras Kiseop y lo detuvo del brazo, ganándose una mirada casi ida del otro.


—Ya te dije que…


—No lo necesito… —expresó sincero y es que en verdad no lo necesitaba, no así —. Solo quiero esto —y tirando del brazo, logró atraerlo para besar esos labios que deseaba día y noche: sin movimiento alguno y no fugaces como las veces anteriores, extrañando a Kiseop.


En medio de la calle y, afortunadamente, sin personas alrededor, mantuvieron esas mismas posiciones.


Kiseop miraba su primo y se preguntaba por qué no lo detenía y la razón era simple: le gustaban sus labios. Se dejó llevar por el momento y subió sus manos para posarlas sobre el rostro del contrario, demandando un beso más profundo, desconcertándolo aún más que antes. Él mismo incitaba a que todo esto pasara y no le disgustaba, le encantaba. ¿Era alguna clase de pecado caído sobre él? No lo sabía.


Lo que sí sabía es que los labios de AJ se sentían mejor que antes con los tragos tomados en la fiesta, obteniendo de su aliento y lengua un sabor dulce que ansiaba más y más, hasta que debió detenerse quejumbrosamente.


—Eres un tonto —susurró sobre los labios contrarios, ganándose una sonrisa de AJ.


—Así me quieres.


—Claro, así te quiero —soltó irónico.


—Vamos, no seas así conmigo, Kiseop —pidió AJ —. Sé que soy muy arrebatado y… molestoso tal vez, pero quiero que seas sincero con lo que sientes; no importa de qué cosa. Por favor…


El pelirrojo se lo pensó por un instante. Podía ser sincero, pero aún había consecuencias de eso.


—Podría hacerlo —se alejó un poco del rostro del gato —, pero no me convence del todo.


—¿Convencer? —Kiseop asintió —. ¿De qué?


—De lo que siento realmente y debo decir que… me confundes —alzó sus hombros dándole menos importancia pero sabía que si la tenía del todo.


—¿Eso quiere decir que sí me quieres? —preguntó emocionado.


—De quererte, te quiero; es obvio porque eres mi primo. Tal vez… —desenvolvió lentamente los brazos que AJ había puesto en su cintura —… podrías gustarme, pero lo pongo en duda aún —le sonrió levemente para retomar nuevamente el camino, dejando al otro estático en el lugar.


¿Había escuchado bien? ¿Kiseop gustaba de él? El solo hecho de escucharle decir eso, el corazón le fue a mil por hora y es que por tantas semanas había deseado que algo así saliera de esa boca casi víbora de sarcasmos y negaciones, que esto lo emocionaba de sobremanera; tanto así que sintió ganas de abrazarlo y no soltarlo. Sin embargo, debía aguantarse y dejarlo ir.


Después de todo y un poco resignado, no recibiría su regalo de cumpleaños.


Kiseop llegó a pasos apresurados a su casa, casi azotando la puerta al cerrarla.


—¿En qué demonios estaba pensando? —se dijo a sí mismo en la soledad de la sala, tomándose el pecho y sentir su corazón latir acelaradamente —. Esto no debe ser así… —miró al techo y luego cerró sus ojos para calmar todo su interior.


Claro que no debería de ser así, él estaba en un “juego” con AJ. El gato parecía intuir eso y sin embargo seguía y seguía insistiendo tanto, que hasta le salió la palabra “gustar”. Maldición, eso no es lo que quería Kiseop, pero AJ le ganaba siempre…


Se tocó los labios después de unos instantes. Ese beso tan distinto y sincero que logró del gruñón de su primo, le hizo cambiar su opción de atracción a gustar. Es como del odio al amor, solo que el proceso se estaba haciendo más largo y tortuoso con el solo hecho de que fueran de la misma familia. Bueno, ni tanto, solo primos lejanos…


¿Qué le estaba pasando?


AJ caminó hacia la fiesta con paso lento, pensando en que Kiseop lo llamaría en cualquier instante. En vano, miraba hacia sus espaldas para ver si alguien se acercaba: nada, él seguía solo en su camino de regreso. Suspiraba resignado, pero feliz ante la “casi” declaración de Kiseop. Sonrió para sí mismo, feliz del acontecimiento.


De pronto, escuchó su nombre a lo lejos. Miró hacia el frente: nadie; hacia atrás: Kiseop… Por un momento se dijo que era un espejismo en medio de la noche (cosa que no era posible) y miró hacia delante, pero escuchó nuevamente el llamado. Giró y Kiseop se encontraba más cerca, aunque traía una cara de pánico y creyó que algo malo había ocurrido con él.


—¿Kiseop? —le habló a la distancia —. ¿Qué es lo que pasa? —preguntó cuando ya estaba a su lado. El otro respiraba agitado por la carrera.


—Vamos… —Kiseop tomó la mano del gato y lo llevó consigo a su casa.


—¿Qué? ¿Pasó algo en tu casa? —consternado, lo siguió sin duda.


—Sí, algo pasará ahí y espero que no te niegues; porque esto es lo que querías, ¿verdad? —dijo sin mirarlo a la cara y con pasos agigantados.


—Espera, espera. ¿De qué hablas?


—De tu regalo de cumpleaños, idiota. Es ahora o nunca —pero AJ se soltó del agarre.


—Detente —pidió en un grito. Kiseop hizo caso, dándole la espalda —. Te dije que no lo necesitaba. ¿Por qué lo haces? —cuestionó.


Kiseop respiró profundamente.


—Es para quitarme ésta culpa, ¿contento?


—¿Culpa? —lo vió asentir —. ¿Te sientes culpable de lo que me dijiste hace poco?


—Me siento culpable de lo que siento —confesó —, de lo que podría pasar si es que no sigo el principio que tengo desde el comienzo. Es inquebrantable; bueno, era, hasta que siguiste mi juego del primo fastidioso por unos abrazos y negándose a cada tacto de cercanía hacia tí. Pero eres un maldito que cambió su parecer de un día para otro y que en vez de abrazos, los cambió por besos y más cercanía…


Esas palabras sorprendieron nuevamente al gato, pero en vez de estar feliz como antes, se sintió raro con la situación. Ese maldito principio arruinaba cada momento de los dos.


—¿Y eso es malo? —cuestionó el gato.


—¿Qué si es malo? —Kiseop volteó y en su cara no había más que confusión de que el otro no podía entender lo que decía. De todo lo que decía desde un comienzo —. Jae, en serio, no eres un niño tonto. ¿Acaso no te das cuenta de lo que te estoy diciendo? ¿De lo que dice tu boca? ¿Acaso no piensas lo que hablas?


—Por supuesto que entiendo. Pero sinceramente me está aburriendo el tema de que somos primos después de cada vez que hacemos algo. Antes de un beso, discutimos; en medio del beso, lo disfrutamos y cuando termina, cambias totalmente y me dices nuevamente lo de tu principio y bla, bla, bla —dijo molesto —. Estoy encabronado con eso, maldigo que tengas eso en mente.


—Pues lo siento, pero eso lo tenía más que admitido antes de comenzar a molestarte con los abrazos.


—Pues te diré que me importa un carajo.


—Bueno, tendrás que acatarlo sin importar qué y ya —dió media vuelta; parando en seco por lo que el gato comenzó a hablar.


—Pero te gusto —a Kiseop se le había olvidado eso —y estás confundido… —analizó AJ un poco para sí —. Eso quiere decir que lo último que me dijiste no es para nada cierto y que en verdad el principio que tienes, puede ser omitido conmigo, ¿cierto?


—No trates de analizarme, AJ.


—No lo hago, solo te digo lo que entendí de toda ésta situación. Te dije que fueras sincero conmigo y no lo estás siendo del todo.


—¿Entonces quieres que te diga la verdad? —lo miró a los ojos.


—Eso es lo que estoy esperando —AJ se cruzó de brazos.


—Todo lo que hemos pasado es un maldito…


—¿Juego? —adivinó la última palabra —Lo sabía.


Y Kiseop tenía razón en que el otro lo intuía. Sonrió ladino.


—Si todo esto es un juego, ¿por qué no seguimos jugando? —ofreció el gato sin remordimiento alguno —. Juguemos, sin incluir sentimiento alguno. Así lo quieres, ¿no? Por lo tanto, comenzaremos de cero, ¿qué te parece?


—Me parece que estás loco.


Y AJ estaba consiguiendo lo que siempre hacía: cambiar los roles en el juego de Kiseop.


—Me parece que te estás acobardando. Es un juego que tú comenzaste y no quieres seguir.


—No trates de cambiar mi opinión, Jae, menos ahora que ya sabes lo que pienso.


—Tú comenzaste el juego y no quieres terminarlo —insistió.


—Maldición, AJ, estás siendo insensible y te está doliendo, lo sé.


Ciertamente, todo esto le dolía. El que Kiseop jugara con él, no se lo esperaba y de verdad creía que algo con él podía funcionar a pesar de la sangre. AJ trataba de sincerarse siempre con corazón puro, mientras que Kiseop siempre lo hacía con odio o con futuras malas consecuencias y nada bueno.


—Está bien. Me duele que seas así, Kiseop. Te he sido sincero desde el primer beso que nos dimos y tú solo piensas en seguir jugando; si es que seguimos jugando.


—Yo ya no jugaré contigo, Jae.


—Claro, conseguiste algo y ahora te lo quieres quitar de encima.


—¿Conseguir? No conseguí más que besos, caricias y…


—Conseguiste que alguien se enamorara de tí… —el enojo, el arrepentimiento, el egoísmo decayó por completo para tomar lugar al dolor. Kiseop se sintió dolido antes esas palabras —. Lo hiciste y eso duele más… —AJ volteó y caminó, buscando en sus bolsillos su Ipod y por suerte encontrar sus audífonos para escuchar nada más que música. En su garganta se hayaba un nudo incontrolable cuando escuchaba a Kiseop llamarle. Pero no, no voltearía y no caería en sus redes nuevamente.


Kiseop cayó a mitad de la calle, arrepintiéndose de todo: de molestarlo, de poder lograr algo con él que fue enamorarlo… Eso no se lo esperaba de ninguna manera; tanto, que hasta le dolía… Eso no es lo que quería en su juego…


—Por qué… —se preguntó una y mil veces, y odiándose a sí mismo por ser como era.


Se echó a llorar desconsolado en esa soledad que tendría de ahora en adelante en su corazón por haber arruinado algo que podía llegar a ser verdadero…

Notas finales:

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