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Amar en invierno. por Lizzy IS

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Sobre la ciudad yacía una capa gruesa y blanca
de nieve, Misaki se hayaba en la cocina
preparando el desayuno antes de que su amado
despertase, mientras cortaba los vegetales le
invadía la felicidad de estar casado con la
persona que más amaba en este mundo,
despertar cada día junto a él no tenía precio. No
pudo evitar sonreír, en aquel momento sobre su
cintura se habían posado unas manos heladas y
sobre su nuca sentía el aliento calido y
tranquizador de Usagi.

-Buenos días.- le dijo mientras le besaba la nuca.

-Bu...Bu... Buenos días.- contestó Misaki mientras
soltaba el cuchillo y la zanahoria, aquel beso le
puso realmente nervioso, siempre le alteraba que
Usagi le tocase.

-¿Sabes? Odio que te levantes sin avisarme cada
mañana, la cama está vacía sin ti.- continuaba
besando y mordiendo la nuca del susodicho.

-Lo...Lo siento, de veras, yo...-en aquel momento
Akihiko lo besó apasionadamente.

-Serás estúpido. Llevamos demasiado tiempo
juntos y no has dejado ni un solo momento en
actuar como una adolescente hormonada. Tienes
21 años, tonto... Comienza a crecer o me buscaré
a otro.- dijo entre carcajadas al ver la cara de su
amado ponerse roja de furia.

-Pero... Yo...- Intentó acabar la frase pero los
labios de Akihiko estaban ya muy cerca de los
suyos y aquellos ojos, que en un tiempo le
parecieron tan fríos, ahora eran lo único que le
hacían feliz.

Realmente amaba a su marido y él lo amaba
todavía más. Pero le sentó realmente mal aquel
comentario y sabía la forma perfecta de cómo
vengarse.
Volvieron a sumergirse en un beso humedo y
lleno de pasión, las manos de Akihiko recorían
con ansía el cuerpo de Misaki, lo necesitaba,
ahora y siempre. Necesitaba sentir el calor de su
precioso maridito. Notaba como con cada beso y
con cada carica su maridito se alteraba más y
más, sabía que, por muy refunfuñón que se
ponga, siempre acababa cediendo ante él. O eso
creía. Comenzó a acariciar cerca del casi notable
bulto de Misaki.

-Usa..g..i, para... te...te...ngo que continuar con el
DESAYUNO, QUITA ,QUITA - se apartó con
brusquedad y volvió a coger la zanahoria y el
cuchillo que antes había soltado. Intentando
relajarse ya que era muy difícil poder controlarse
en una sitición como esa.

-Pero, ¿qué te ha dado ahora? ¿Qué te pasa? -
preguntó extrañado Usagi.

- Ve con otro que te de lo tuyo. Total, yo
simplemente soy una adolescente hormonada. En
aquel momento, Usagui no pudo contenerse y se
echó a reir como si no hubiera mañana.
Realmente, le había molestado aquel comentario
al pequeño.

- Misaki... ¿cómo eres tan estúpido? -dijo
mientras se incorporaba y dejaba de reir.

- No soy estúpido -dijo firmemente.

-Sí, sí lo eres. ¿Cómo puedes siquiera pensar que
me iría con otro? -cada vez de hayaba más cerca
de Misaki.

-Tú mismo lo has dicho -volvió a notar la
respiración alterada de Akihiko en su nuca.

- No seas crío, anda. Lo hago por tu bien, te va a
doler mucho el pequeño Misaki como no te ayude
-comenzó a reír y a manosear a su maridito.

-Se me pasará. Todo es mental. Yo puedo
controlarlo -mentía como un bellaco.

-Tengo derecho a un polvo por semana -hizo un
pequeño puchero.

Sus manos no paraban quietas, sabía como hacer
que el pequeño enloquecíera y se dejara
controlar por el deseo. Lo cogió de la mano sin
apretar demasiado y lo llevo a la habitación, lo
dejó caer en la cama mientras cerraba la puerta
con pestillo.

-Usagi, deja de hacer el tonto, se va a quemar el
arroz -añadió levantándose de la cama.

-El arroz puede esperar -ahora se hayaba muy
cerca de su rostro-. ¿Misaki, cuántas veces te lo
tengo que repetir? Eres como un niño pequeño.
Te amo, ahora y siempre. ¿Tanto te cuesta
captarlo, zeporro? - al acabar esa frase lo tumbó
con ansias en la cama quedando él encima. Misaki
estaba sorprendido, nunca se cansaría de oír esas
dos palabras, era feliz y sabía que Akihiko no le
mentía.

Akihiko comenzó quitándole la camiseta, sin
prisa pero sin pausa, mientras acariciaba el torso
de su amado se deleitó con uno de sus pezones,
lo mordía y lamía con ansias. Cada vez iba
bajando más y más hasta llegar al ya notable
bulto, Akihiko fue lamiendo poco a poco aquel
miembro y lo introducía en su boca de una
manera tan sumamente erótica que Misaki no
aguantaba mucho. Siempre se preguntaba de
dónde se había sacado esos dotes... ¿Tal vez hizo
algúna película porno? Usagi volvió a recorrer
con suaves besos el torso del pequeño, en aquel
momento se le ocurrió hacer alguna de sus
perversiónes favoritas, le incorporó un dedo en
la boca de Misaki y dijo que lo lamiera, el
pequeño no dudó en hacerle caso, comenzó a
succionar y lamer aquel dedo como si del mismo
miembro de Akihiko se tratase, se veía tan
sensual Usagi no podia esperar ni un segundo
aquel rostro inocente haciendo eso le excitaba
demasiado, sacó el dedo de la boca del pequeño y
lo introdujo en él lentamente para ver el rostro
de su maridito lleno de placer, no pudo contener
un gemido al sentir aquel dedo dentro suyo,
aquellos movimientos circulares lentos y
después bruscos lo hacían perder la razón.

Poco a poco, fue introduciendo el segundo y
tercer dedo para dilatar aquella cavidad que ya
estaba acostumbrada a recibir las visitas de su
amado. Al ver lo dilatada que estaba la entrda,
Akihiko saco los dedos de su interior e introdujo
su pene lentamente mientras miraba al pequeño,
en su cara se hayaba una mueca de extasis
indescriptible, estaba tan ansioso por sentirlo
dentro, los movimientos eran lentos y constantes,
Akihiko comenzó a masturbar a su maridito
lentamente al igual que las embestidas que le
hacía quería que aquella vez fuera eterna, le
fascinaba como con cada embestida el pequeño
soltaba un gemido tras otro, pero no podía
aguantar más, necesitaba aumentar el ritmo lo
ansiaba, las caderas de Misaki se movían al ritmo
de las embestidas de Akihiko, cada vez más y más
fuerte, Misaki estaba ansioso su entrada
devoraba con gula el pene de Akihiko y pedía
que fuera más rápido, aquella actitud le
encantaba al mayor, las embestidas pronto
comenzarón a ser sumamente rápidas y la mano
del mayor en el pene de Misaki iba cada vez más
rápido. Entre gemidos ambos se vinieron, y
Akihiko salió del menor viendo como su semen
salia de la entrada del menor, estaba sumamente
sexy así. Misaki había quedado rendido.

Akihiko lo tapó con una manta y fue a ducharse.
Era feliz, después de todo lo que habían sufrido
para poder estar juntos... Los constantes ataques
por parte de su hermano y su padre, el secuestro
de su pequeño por parte de ellos dos, el acoso de
una fan que dejó a Misaki con el ojo morado... Los
únicos en alegrarse de su matrimonio fueron
Takahiro y su esposa. Ahora que lo pensaba, el
pobre Misaki había sufrido todos los ataques por
parte de su familia.

Comenzó a reir.

-Pobrecillo mío - se dijo para sí mismo. Al salir de
la ducha, Misaki seguía dormido, era realmente
bello contemplar su torso desnudo y aquella fina
manta tapando sólo sus partes -podría estar todo
el día encima de él sin agotarme -musitó en voz
baja haciendo un pequeño puchero. Se dirigió
hasta su despacho y comenzó a escribir, le
quedaba hasta el día 22 para entregar el último
tomo, Eri Aikawa no paraba de meterle presión
para que lo acabara a tiempo, como de
costumbre. Se sentó al lado de su enorme oso y lo
miró.

-¿Cómo demonios voy a entregarlo el 22 si ni he
empezado aún? ¿Y si no se lo entrego? ¡¡¡NO,
NO!!! Ésa loca me mataría -se levantó del sofá y
se colocó en la silla del escritorio-. Bueno...
Comencemos, qué puedo escribir... Misaki me
roba todos mis pensamientos impuros... ¡HA! ya
sé, ya sé... Claro -se rió-, cómo no había pensado
en eso -comenzó a escribir lo que había sucedido
esa misma mañana, sabía que si Misaki lo leía
acabaría muerto, pero aún así estaba falto de
ideas y qué mejor que una experiencia para
escribir.

No tardó apenas una hora en acabarlo, era la
primera vez que tenía un trabajo acabado antes
de tiempo, era incluso mejor que inventarse las
historias y pensó en continuar escribiendo sus
experiencias antes que inventarselas, era más
divertido.

Aquella misma tarde llegó Aikawa a su
departamento y entró como si fuera la dueña de
la casa.

-USAAAAGIIIIII~~~. -gritó como posesa. En
aquel momento, Akihiko temía que despertara a
Misaki, que estaba durmiendo tan plácidamente
y bajó corriendo las escaleras.

- ¿Se puede saber por qué gritas? ¿Y más aún, por
qué entras como si nada? Puedo denunciarte
esto. es ayanamiento de morada -dijo algo
enfurruñado.

-¿Qué pasa? ¡Ha! ya sé... Pobre Misaki, lo tienes al
pobre agotado -se dejó caer en el sofá.

-¿A qué has venido? -inquirió Akihiko mientras
se encendia un cigarrillo.

-Verás, la editorial ha decidido dar las vacaciones
antes, por lo tanto, mañana tienes que entragar el
último tomo.

- Vale -contestó él sentandose en el sofá de
enfrente, al lado de otro enorme oso.

- ¿Vale? -se sorprendió- ¿Me estás diciendo que
lo acabarás mañana? No me lo creo -dijo Aikawa
incrédula.

-Ya lo tengo listo. ¿De qué te extraña? Soy un
profesional -comentó mientras se levantaba para
ir a la cocina.

-¡¡¡¿QUIEN ERES TÚ Y QUE HAS HECHO CON EL
USAGI DE SIEMPRE?!!! -volvió a gritar.

- ¿Quieres dejar de lavantar la voz? -Akihiko se
servió un poco de café.

-¡Ha! Sí... Misaki, perdón, perdón -comentó casi
susurrando-. Qué poco caballeroso eres, ni me
has preguntado si quería café -dijo algo
indignada.

-Ya que entras como pedro por su casa, sabrás
dónde está el café y las tazas. Eres mayorcíta -
alegó algo molesto.

-Pero, aún así, soy una señorita -hizo un pequeño
puchero.

-Realmente me molestas -comentó Akihiko
mientras le servía café.

-Gracias. Pero no tomo café, no me gusta -
carcajeó Aikawa.

-¿Necesitas algo más o te vas ya?

-No, sólo aviso de que mañana vendré a por el
tomo. Ya me voy, deja de mirarme con esa cara de
viejo amargado -se levantó y dirigió a la puerta.
Se volvió con una sonrisa sospechosa como si se
hubiera acordado de algo en el último minuto-.
Una última cosa. Dile al bello durmiente que
mañana se pase por la empresa para que le den
la paga.

-Adiós -y le cerró la puerta en las narices-. Esta
mujer realmete me aletra -se dirigió hacía el
enorme ventanal del salón y se encendió otro
cigarrillo. Realmente, las vistas eran preciosas en
invierno, le recordaban a su boda, Misaki estaba
realmente precioso ese día y más en la luna de
miel. Apenas pisaron la calle. Una sonrisa pícara
se le dibujó en el rostro. En aquel momento
escuchó el sonido de la ducha, suponía que
Misaki se había despertado. Ya eran casi las
cuatro de la tarde.

-Usagi, ¿cuántas veces te tengo que repetir que
no me saques fotos mientras duermo después de
hacerlo? -espetó el pequeño molesto mientras
bajaba las escaleras secándose el pelo con una
toalla verde.

-¡¿YO?! ¡¿Sacarte fotos?! -se hizo el inocente- ¿De
dónde te has sacado esa idea, tesoro? -añadió
Akihiko como un niño pequeño.

-Mira esto, pervertido -le enseñó la foto que le
hizo hace rato.

-¿De dónde has sacado eso? -comentó mirando a
Misaki sorprendido, se suponía que sólo él sabía
el escondite de las fotos.

-¡¡¡AJÁ!!! Con qué no habías sacado ningúna foto
¡¿Eh?! Pues ese cajón está lleno de ellas. ¡ERES
UN PERVERTIDO! Akihiko Usami -dijo un tanto
enfuruñado.

-Anda, no te enfades, es que es inevitable sacarte
fotos estás realmente sexy dormidito desnudo
sólo con la manta... Me fascina verte así...
Realmente...-se acercó a su oreja- Me excita -y la
mordió. El corazón de Misaki latía tan fuerte que
se le salía del pecho. La voz de Akihiko era
sumamente atraciva y le encantaba de una
manera terrible. Era como una droga, todo él lo
era. No veía el mundo sin Akihiko. Lo era todo
para él pequeño.

-Siempre igual... Odio cuando haces esto -se quejó
aniñado.

- ¿El qué? -preguntó Usagi extrañado.

-Seducirme... -dijo como un niño- Voy... Voy a
hacer la comida -y se dirigió hacía la cocina.
Usagi se sentó enfrente de él y lo contemplaba.

-Con que seducirte, ¿eh? -comentó con una
sonrísa pícara.

-Sí... Haces que no pueda controlarme, me
dominas y me abstrayes del mundo real para
meterme en un mundo fascinante lleno de
orgasmos y placer -dijo con voz sensual para ver
si provocaba al mayor.

-Con que esas tenemos, ¿no? Un niño como tú no
debería jugar así con su superior. Lo sabes,
¿verdad ? Luego, si se te castiga, no reproches -
dijo siguiendole el rollo.

-Pero si he sido malo, lo mejor será que reciba mi
castigo... ¿Me he portado mal, a caso? -sabía que
esa actitud le volvía loco a Akihiko.

-Te has portado muy mal... -dijo Akihiko con los
ojos llenos de deseo.

-Pues castígame... -concedió Misaki mientras se
abría dos botones de la camisa.

En aquel memento, Usagi ya no podía controlarse
más, pero no quería caer en el jueguecito del
menor y se levantó diriguiendose al ventanal
para contemplar la ciudad. Misaki, al ver esa
reacción, dejó de limpiar el arroz para dirigirse
junto al mayor y comenzó a besarle la nuca
mientras sus manos recorrian con ansia el
cuerpo y el miembro del mayor que se dejaba
hacer.

- ¿Misaki, qué te pasa? -dijo Akihiko mientras la
voz se le cortaba con cada caricia y besó al
menor.

-Hoy quiero mandar yo -le susurró al oído.

-Ya lo intentamos una vez y no funciono -recordó
Usagi mientras se giraba para estar de cara al
menor.

-Me da igual -dijo con un puchero casi innotable.
Akihiko sólo sonrío y tumbó al menor en el suelo
volviendo a quedar encima, pero el menor estaba
empeñado en dominar él y se puso encima de él.
Mientras le descabrochava la camisa besándole el
cuello y mordiendólo. Le susurraba que había
sido malo y que merecía un castigo por no
obedecer a su superior. Akihiko estaba casi al
borde del éxtasis, le encantaba esa actitud de su
marido.

Fue desvistiéndolo poco a poco tocando,
lamiendo y besando por todo el torso de mayor
hasta llegar a su enorme miebro ergido. Se lo
metió de una en la boca y comenzó a hacer
movimientos circulares con la boca como mucho
antes Akihiko se lo había hecho a él, su lengua no
paraba quieta con aquel miembro en la boca, los
movimientos eran muy lentos pero realmente
placenteros, tanto que, al aumentar el ritmo
Akihiko no aguantó mucho. En aquel momento
Misaki comenzó a chuparse el dedo como él
sabia, luego otro y otro después, y se los fue
introduciendo a si mismo uno después de otro
gimiendo muy fuerte, Akihiko se deleitaba con
aquella escena, Misaki gemia cada vez más fuerte
gritando que había sido malo muy malo y que le
castigara rudamente.

Akihiko comenzó a agarrar el miembro del
menor y empezó a masturbarlo muy rápido, los
gemidos del menor se intensificaban cada vez
más y más. Se sacó los dedos de su entrada y se
autopenetró dejando a Usagi asobrado, jamás
había hecho eso, pensaba que Misaki le iba a
penetrar a él. El menor se movía muy lento,
estaba disfrutando como nunca de aquel
miembro. Akihiko ya no podía aguantar más, con
cada movimiento perdía más y más el juicio, se
estaba volviendo loco de placer Misaki no paraba
de gemir muy fuerte, eso era la cumbre del
placer. Volvió a colocar su mano sobre el
miembro humedo del menor y a mover con
rápidez, se fue levantando hasta que Misaki
quedó sentado encima de él y este aún seguia
moviendose con más ganas.

En aquel momento Usagi le susurro al oído "eres
un niño muy malo" acto seguido le fue
mordiendo el cuello cada vez aumentaba más la
fuerza de la mordedura y los gemidos se
intensificaban más, seguía masturbándolo con
rapidez y mordiendo y besando al menor. Misaki
estaba ya desesperado del placer y sus
movimientos comenzaron a ser muy rápidos,
tanto, que ambos no tardaron mucho en correrse.

Cayeron rendidos en el suelo, el enorme cristal
se había empañado de tanto calor y fuera nevaba
cada vez más fuerte.
Por primera vez, Usagi quedó dormido, en aquel
momento, Misaki se levantó del suelo algo
aturdido y agotado tapando al mayor con una
manta que habia en el sofá dejándolo como
Akihiko siempre lo deja a él después de estas
cosas y se dirigió nuevamente a la ducha al
acabar y bajar las escaleras, fue al despacho del
mayor y cogió la cámara instantanéa y le sacó
una foto. La guardó en uno de sus libros
favoritos. Fue a acabar la cena. Desde que se
habían casado las escenas de sexo se habían
intensificado más y a penas comian en todo el
día, pero eso no disgustaba a ninguno de los dos.

Acabó la cena y fue a despertar a Akihiko, era
realmente entrañable verlo así. Al acercarse, este
lo agarró de la mano y ambos se fundieron en un
beso repleto de pasión y lujiría.

-Vamos a cenar... -dijo Misaki aún aturdido y casi
sin aliento.

-Voy~~ -Akihiko se incorporó completamente
desnudo.

-Usagiiiiii tápate -se puso las manos en los ojos el
menor.

-¿Taparme? ¿Eh? Pero si ya me has visto
desnudo, pequeño pervertido, ahora no te hagas
el inocente. Voy a ducharme y ahora cenamos -
dijo mientras se dirigia a la ducha.

-Bakayaro.... -el menor continuó poniendo la
mesa.

-Bueno, ya estoy. ¿Qué hay para cenar?

-Salchicas con forma de pulpo, arroz, verdura al
vapor y carne de cerdo con salsa agridulce.

-Con que salchicas... ¿eh? -comenzó el mayor a
reír.

-Ay... No lo hice a posta, Usagi eres malo... -soltó el
menor haciendo un puchero.

-Vamos a comer, que me has dejado muerto...
Señor Me-he-portado-mal.

-Calla, calla -dijo el menor alterado y rojo como
un tomate.

La risa de Akihiko retumbó por todo el
apartamento.

-Tonto.

Akihiko le amaba con locura a pesar de sus fases
de niño malo a adolescente hormonada, incluso
había veces que se comportaba como una
madre... Pero aún así era lo más importante en su
vida. Lo único importante.

Después de recoger la mesa y lavar los platos
ambos se fueron a dormir, estaban muy cansados
como para otra ronda de sexo salvaje.

A la mañana siguiente....

Como de costumbre, Misaki se había levantado
antes para hacer el desayuno y en el momento de
servir la mesa aperció Aikawa gritando como
posesa.

- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¿MISAKI SE PUEDE SABER POR QUÉ NO
HAS IDIO HOY A RECOGER TU SALARIO,
ZEPORRO?!!!!!!!!!!

-¿Eh? ¿Salario? ¿De qué hablas?

-No te hagas el sueco, se lo dije ayer a Usa....
¡¡¡¿ESE GILIPOLLAS NO TE HA DICHO NADA?!!! -
dijo muy alterada.

-¡Dios! Con esos gritos no hay quien duerma.
¿Quieres tranquilizarte ya? Tampoco es para
tanto, ayer estuvimos ocupados y no me acordé
de decírselo. ¿Cuantas veces te tengo que decir
que no vengas sin avisar? -dijo Akihiko bajando
las escaleras con sólo los pantalones de pijama
puestos y el torso desnudo, rascándose la cabeza.
Estaba realmente guapo por las mañanas, bueno
siempre estaba guapo, pensó Misaki.

-Si no fuera por mí, tu adorado maridito se
habría quedado sin salario. ¿Dónde está el tomo?
-continuó hablando muy alteradamente Aikawa.

-Arriba -dijo secamente Akihiko-. Ve a buscarlo,
está donde los demás libros.

-Encima de que se le olvida decirle eso a Misaki
me pone a subir estas malditas escaleras
infernales.... -se fue refunfuñando la dama. Misaki
estaba en la cocina con el mantel en las manos y
los ojos abiertos como platos no sabia lo que
acababa de pasar. Pero el beso de buenos días de
Usagi le hizo olvidarse de todo.

En el despacho de arriba...

-Demonios, cómo voy yo a saber dónde está el
maldito tomo. ¿Cómo puede ser tan sumamente
vago de no ir a por él? A ver, ¿es este? -empezó a
revisar todos los libros de la estantería de Usagi
en busca de aquello que necesitaba para la
editorial- No... ¿Y este? Tampoco, maldito Usagi -
poco a poco su desesperación creció dándo paso
a la ira y la frustación, ese Akihiko le ponía de
malas en cero coma. En ese momento dio con lo
que buscaba- ¡Ah! Creo que es ese -refiriendose
al tomo de en medio de la estanteria de arriba-.
¿Cómo demonios lo cojo yo ? -maldijo y comenzó
a saltar y a zarandear las manos para cogerlo. Se
quejó en el momento en que al tratar de cogerlo
se le calló un libro bastante grueso la cabeza y de
él salió una foto -. A ver... Esto que es...
¡¡¡HOSTIA!!! -había encontrado la foto que Misaki
le sacó a Akihiko la noche anterior. Se ruborizó
tontamente- Realmente está sexy así... Que pena
que nunca fueras mío, yo te quería, podríamos
haber sido felices - pensó ella en voz alta-.
Desgraciadamente, tú elegiste a ese mocoso...
¡Cuanto le odio! -se guardó la foto en un bolsillo
y salió de la habitación.

- Pensé que te habías muerto -comentó Usagi
entre risas. Misaki no le prestaba mucha atención
a Aikawa puesto que no le caía muy bien y
siempre sospechaba que quería algo más con
Akihiko.

- No tranquilo, viviré muchos más años para
atormentarte -dijo ella mientras llegaba a la
mesa-. Bueno me voy, ya nos veremos.

- Joder, es la primera vez que te veo irte tan
rápido -se sorprendió el mayor.

-Sí bueno, tengo que entregar el tomo. Hasta otra
-se puso el abrigo y salió disparada por la puerta.

- ¿Qué le habrá pasado? -dijo Usagi mientras
miraba al menor.

-No lo sé, ni me importa lo que le pase a esta
mujer -el menor la odiaba demasiado.

-¿Sigues con tus ideas de que me quiere violar?
Baka...

-No sólo eso, sino que te quiere para ella. Lo noto
en su mirada. Me odia tanto como yo a ella -no
paraba de mirar al plato.

-Misaki, no te preocupes, si esas suposiciones
fueran ciertas, que lo dudo porque Aikawa no
creo que tenga apetito sexual, jamás conseguiria
nada conmigo, porque te recuerdo que estamos
casados y que te quiero más que a mi mismo.

-Lo sé...

-Pues deja de preocuparte y vistete que vamos a
salir, tenemos que ir a Osaka.

-VOY~~

Mientras tanto...

- Muy bien Aikawa, cada vez consigues más a
tiempo los tomos de Usagi -felicitó el jefe con
asombro.

-Sí, realmente me esfuerzo para que ese zeporro
entrege las cosas a tiempo.

-Bueno, feliz navidad, Aikawa -despidió.

-Feliz navidad, Jefe -respondió marchándose.

Aikawa se dirigió hacia su coche, y al entrar se
sacó la foto que antes se había guardado y le vino
la idea perfecta para separar a los tortolitos.
¿Qué pasaría si Misaki les pillará en una
situación como esa? El pobre no lo soportaría y
seria el fin de esos dos...

Al día siguiente, Aikawa llamó a Misaki y le dijo
que tendría que estar en la editorial del
periódico durante todo el día, a Misaki no le hizo
mucha gracia, pero era su trabajo y se dirigió
hacia la editorial dejando el desayuno y una nota
para explicárselo a Akihiko.

En la editorial....

-Bueno, ya estoy aquí, ¿qué quieres? -espetó.

-Solo necesito que me ayudes con la nueva
publicación del tomo.

- ¿Y el resto de gente?

-Ahora vendrán -no hubo acabado bien la frase y
todos llegaron y se pusieron manos a la obra.

-Oye Misaki, yo tengo unos recados que hacer. Me
marcho. Buena suerte -después de un rato siguió
con la frase- en el trabajo. Y se fue sintiéndose
superior. Fue a comprar comida y un montón de
cervezas. Cuando acabó, ya eran las seis de la
tarde y se dirigió a casa de Akihiko.

-USAGUIIIIIII~~

-Ya estamos, que no vengas sin avisar, joder.

-Ay... no te pongas así. He traido algunas cosas
para que cenemos juntos aquí.

- ¿A estas horas? Además, Misaki no ha llegado.

-Me refiero a tú y yo solos, como en los viejos
tiempos.

-Lo siento, Aikawa, pero no quiero recordar
viejos tiempo contigo.

-Bueno, bueno, pues bridemos por los nuevos y
por tu casamiento.

-Te he dicho que no. ¡Joder! Vete ya.

-No seas malo... Además, tu amorcito tardará en
venir, no te vas a morir de hambre, ¿o si ?

-Bueno, pero sólo media hora -cedió.

-Va.

Y se pusieron a cenar. Aikawa no paraba de sacar
cerveza tras cerveza hasta conseguir
emborracharlo y en el momento en que estaba ya
a punto de dormirse se ofreció a ayudarlo a ir a
su habitación, Akihiko estaba tan borracho que
no se dió cuenta de nada y en el momento de
recostarlo en la cama se quedó dormido. Aikawa
aprovechó para desvestirlo y desvestirse ella
también, se tumbó junto a él en la cama
tumbándose sólo con una fina manta.

En menos de media hora llegó Misaki a casa.

-Usagi, siento haberme ido así- Aikawa
necesitaba ayuda y no podía decir que no. ¿Has
cenado ya? -comentaba mientras se dirigia a la
habitación- Que mal marido soy ni siquiera te
dejé hecha la ce...... -en aquel momento vio a
Aikawa desnuda junto a Usagi y calló al suelo de
rodillas, no podía creerlo... Era todo una
mentira... Usagi no era capz de esto... Él... él... le
amaba.... comenzó a llorar como un niño,
sollozaba muy fuerte, el pecho le ardía y deseaba
arrancarse el corazón. Lo único que salió de su
boca fue en un grito, el nombre de Usagi. El cual,
hizo despertar al mayor y a su compañera. Lo
único que pudo ver Usagi fue al menor llorando
desconsoladamente antes de que saliera
corriendo de la casa.

-¡¿QUE COÑO HACES EN MI CAMA, AIKAWA?!

- ¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Es que no te ha gustado?

-¡¿GUSTAR EL QUÉ, ASQUEROSA?! ¡¡¡LARGÁTE DE
MI CAMA, Y DE MI CASA!!!

-Bueno, bueno. Relajáte, no querrás quedarde
solo ya que tu maridito se ha ido, ¿no? -dijo
vistiéndose y saliendo de la habitación para irse,
ya había hecho su trabajo. Se fue sonriendo y con
una cara de satisfacción inimaginable.

-Misaki... ¡¡¡MISAKI!!! ¡¿Misaki, dónde estás?! -
bajó de la cama aturdido por tanto alchool, se
vistió rápidamente y salió a buscar a Misaki. Pero
no hubo resultado, hacía cada vez más frío y cada
vez era más oscuro. Eso no le paró, siguió
buscando al castaño por todos los lugarse
posibles de la ciudad.

Mientras tanto...

-¿Cómo ha podido hacerme esto? ¿No me amaba?
¿No dijo que jamás me haría una cosa así? No
quiero volver a verle nunca más -las lágrimas se
le congelban del frío que hacía, vagaba sin rumbo
por las calles nevadas, había salido sin abrigo y
el frío se volvia cada vez más intenso, no sabía
dónde iba... Tenía un nudo en la garganta y su
corazoncito estaba roto en miles de pedazos. Se
dirigió a un 24 horas para comprase un
chocolate caliente, a ver si así entraba en calor...
el samáforo se puso en verde y Misaki cruzó
hasta la midat del paso de zebra.

En otro sitio....

-Misaki, ¡¡¡MISAKI, JODER!!! ¿Dónde estás? Mis... -
le cortó una llamada telfónica y no contestó
pensando que sería Aikawa, pero el móvil volvió
a sonar otra vez y otra y otra hasta que decidió
contestar - ¡¿PERO QUÉ QUIERES, JODER ?!
DEJÁME EN PAZ.

-Disculpe, señor, le llamamos del hospital central.
Su marido, Misaki Takahashi, ha sufrido un
accidente, está en urgencias gravemente herido.
Por favor, ¿podría venir?

-Si, ya voy para allá -se quedó en shock un
tiempo con el movil en la mano, gruesas lágrimas
recorrieron su rostro con velocidad. La tristeza
lo despuertó y se dirigió al hospital corriendo a
más no poder.

En el hospital...

-Disculpe, ¿Misaki Takahashi? -preguntó con
desesperación a la mujer del mostrador, la cual
parecía estar más interesada en la revista de
moda que tenía entre las manos, que en los
propios pacientes.

-Está en urgencias -respondió sin alzar la vista,
de mala manera.

-¿Cuando podré verlo? -puso mala cara a la
mujer, pero esta todavía no se percatava. La
desesperación de Usagi era más que palpable en
el ambiente.

-Está en urgencias y ha entrado gravemente
herido, los médicos hacen todo lo que pueden...
No puedo estimar una hora concreta... Pero
puede esperar en la sala -la mujer por fin alzó la
vista y respondió a Akihiko presa de su enorme
belleza.

Después de tres horas...

-¿Akihiko Usami ?

-Sí, soy yo. ¿Cómo está Misaki? -acudió al doctor
alterado.

-Está muy grave, le hemos tenido que operar de
pneumotorax urgentemente, además tres
costillas rotas que no son ningún riesgo si
permanece en cama y el brazo derecho.

-¿Puedo pasar a verlo?

-Hasta pasado mañana no, necesita reposo y
tenemos que tenerlo constantemente vijilado por
si surgen complicaciones. Vayase a casa, nosotros
le avisaremos -recomendó

-¡NO!

-Señor Usami, no puede permanecer aquí tanto
tiempo. Váyase a casa, nosotros le avisamos.

-De acuerdo.

Akihiko se pasó esos tres días sin dormir ni
comer esperando constantemente con el móvil en
la mano para recibir noticias de su amado, en ese
tiempo cambió la cerradura de la casa y cambió
de empresa para no volver a tener que ver a esa
zorra nunca más. De pronto, sonó el móvil y le
avisarón de que podía ver a Misaki, que ya estaba
mejor y desde hacia un día no había tenido
complicaciónes. Fue a ducharse y arreglarse y
compró el pastel preferido de su amado.

-Hola... Misaki... Yo... ¡¡¡¿QUÉ COÑO HACES TÚ
AQUÍ ?!!! ¡SAL DE ESTA SALA SI NO QUIERES QUE
TE ECHE YO! -dijo muy alterado al ver a Aikawa
cerca de Misaki.

-Tra....tranquilo Usagi... -dijo Misaki
incorporandose- Ha venido a explicarme lo que
pasó y que lo sentía.

-¡¡¡¿Y QUÉ PASÓ?!!! QUE ME VIOLÓ.

-Tranquilo. Relájate. Que no te hice nada, sólo
quería separaros porque te amaba, pero,
sinceramente, no vales la pena ni tú ni el niñato
este. Me dáis lástima, siempre juntos. Yo, ahora
vivo mejor, he conocido al hombre de mi vida
que a parte de rico la tiene más grande que tú, y
me han ascendido ya que me caso con el jefe.

-Eres una zorra, lárgate de aquí -la jaló Usagi del
brazo y la sacó a fuera.

-Misaki... lo siento de verdad, sabes que te quiero
y... y... -una lágrima asómo por su rostro.

-Tranquilo... Lo sé, siento haber dudado de ti...
Pero es que verte ahí con ella... y ambos
desnudos... me enloqueció -se explicó
conteniendo sus emociones para luego echar en
cara lo que él había visto en la chica desde un
principio con vehemencia- ¡VES COMO ERA
MALA!

-Te amé. Te amo. Y te amaré sólo a ti. Y por
siempre -ambos se fundieron en un beso
apasionado, las manos de Akihiko ansiaban
recorrer todo el cuerpo del menor, pero él estaba
muy débil aún.

-No te detengas -le dijo el menor.

-Estás herido, te podría hacer daño.

-Los médicos me han dicho que estoy mejor.
Además, ya va casi una semana entera que no me
tocas. Y yo necesito. Eso... -dijo como si fuera un
niño pequeño.

-Dentro de dos días te dan el alta, y no te dejaré
ni dormir -dijo entre carcajadas.

Pasaron los días...

-Muchísimas gracias por todo -dijo Misaki al
médico y se fue con su amado.

En el coche...

-Bueno, bueno. Con que ya estás mejor, ¿no? -
comentó Usagi mientras le acariciaba la pierna al
menor hasta llegar a su entrepierna.

-S..s..si... -notaba como la mano de su superior le
desabrochaba los pantalones. - Pero... Usagi...
Aquí no.... -comentó incorporándose el menor.

-Tienes razón, muy incómodo -en ese momento
pisó el acelerador para llegar cuanto antes a casa.
Lo que habría sido un trayecto de media hora
ahora era de 10 minutos.

En casa....

-Pero... Pero... Usagi... has dejado toda las cosas en
el coche -dijo el menor mientras Akihiko le
besaba el cuello.

-Las marcas se están borrando y eso no me gusta
-comenzó a morder al menor por todo el torso y
el cuello aún estando de pié. Luego, lo fue
tumbado con delicadeza sobre el suelo al lado
del ventanal donde nuevamente comenzaba a
nevar. Sus manos,ansisosas, recorian, a la vez
que su boca, todo el torso del menor con una gula
impresionante. Poco a poco fue deslizando su
boca hasta encontrarse con el miembro del
castaño, lo introdujo en su boca y comenzó con
movimientos rápidos, estaba desesperado por
volver a estar de quella manera con su amante.
Fue untándose los dedos con vaselina y los
introdujo uno a uno en la cavidad del menor, los
dos estaban ansios, Usagi por estar dentro de
Misaki y Misaki por tenerlo dentro. Akihiko
metió el pene por el ano ya dilatado de su
marido, rápidamente las embestidas comenzaron
a ser muy rápidas tanto que no duraron ni dos
minutos en venirse. Ambos cayeron rendidos del
cansancio, después de haber estado separados
por tanto tiempo, ansiaban volver a tocarse y
sentirse de aquella manera.


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