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Osanago por Matsuoka Rin

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Osanago

PoAomine Daiki.


PRÓLOGO

Esta es una historia sin sentido alguno.


Todos permanecieron quietos tras la actuación dada por el sargento Levi. Su rapidez como elegancia para ejecutar las maniobras contra los titanes continuaban siendo del más alto nivel, y sin duda alguna las mejores que cualquier otro soldado forjado estos últimos años hubiera logrado hacer. Incluso se decía que el día en el que esta hermosa y letal ave nos dejara, la humanidad terminaría por perder cualquier sueño y esperanza acumulada a lo largo del tiempo junto a esas extensas alas del que fuera algún día dueño Rivaille. Por eso era un placer, un deleite, como fortuna, tener la oportunidad de verlas.

Pero la razón por la que nadie se movió esta vez con la intención de ovacionarlo no era por el asombro generado gracias a los ejercicios realizados, no, sino por lo que tras finalizar el entrenamiento mostró haber estado portando el sargento.

Después de ejecutar ese giro de 360°, con las cuchillas peligrosamente afiladas, la capa verde que llevaba puesta ondeó lenta y progresiva por la ráfaga de viento retardada que lo seguía de cerca, exponiendo el cuerpo uniformado del soldado y cierto aditamento extraordinario adicional a su equipamiento. El capitán estaba erguido, empuñando ambas armas con el filo hacia abajo, mirando en dirección izquierda con sobrada prepotencia, luciendo esplendoroso, frívolo e imponente o así hubiera sido de no ser por lo que tenía amarrado al pecho.

"¿Qué demonios es eso?"

La elite se mordió los labios, sus ojos se les secaron y sintieron como claramente perdían unos cuantos años tratando de hallarle la lógica a lo que se encontraban mirando.

Frunciéndoseles las comisuras labiales casi al igual que cuando, atrevido, le has dado una mordida a un limón. Y es que el objeto que se encontraba firmemente sujeto al sargento no podía ser lo que claramente se veía era.

"¿He-heichou?"

Petra lo llamó con la voz temblorosa, arrugándose prematuramente, secundada por los demás, en el instante en que aquella cosita se movió.

"¡Se encuentra con vida!"

Erd, sintió la necesidad de preguntarlo, y después la obligación de hacerlo al ser el segundo al mando.

"Eso que llevas es un-"

No tuvo el valor o quizás fue su renuencia lo que le impidió terminar su frase.

"¿De qué hablas?"

El sargento no abandonó su pose, solo desvió sus rasgados y aniquilantes ojos hacía Gin.

"No dejes tus palabras a medias. Nadie entenderá lo que quieres decir si lo haces"

Era un regaño, una orden y al tiempo una disfrazada sugerencia.

"Ah-h"

A la que Erd respondió de manera automática y aún con la cara pálida y el aspecto marchito.

"Los que necesitamos entender esto somos nosotros"

Apretaron la boca queriendo contener sus ganas por volver a preguntar o a buscar respuestas. Y dieron en conjunto un par de pasos hacia atrás cuando Levi avanzó en dirección a ellos. Repitiéndose el acto un par de veces más. Esto solo provocó que el sargento frunciera la frente y les mirara irritado debido a la distancia creada entre su tropa y él.

"¿Qué ocurre?"

Su gélido tono aunado a ese espíritu agresivo los hizo dar un respingo. Cuestionándose ellos mismos: "Eso es precisamente lo que queremos saber", y evadiendo dar respuestas.

Haciendo desesperar al sargento quien enarcó una de sus cejas. Apenas perceptible por su peculiar fleco. Y afianzó el agarre de una de sus armas.

Heichou!"

Pronto Rak alzó la voz advirtiendo lo que estaba a punto de pasar.

"Esto, ¿cómo lo digo?, u-uhm"

"Dilo, Petra"

Levi pareció darle tiempo pero la verdad es que le estaba orillando a hablar y explicar ese comportamiento renuente en su elite ya, ahora, en ese momento utilizando su impávida expresión bastante conocida.

"Es solo que no sabíamos que heichou te-nía un hijo"

Todos agradecieron y admiraron el valor de la chica para decirlo. Pensando en llevarle flores cada mes a su tumba segura en memoria de su audacia. Y es que no había duda alguna sobre el hecho de que aquello que llevaba firmemente atado al cuerpo el sargento, en el pecho para ser precisos, se trataba de un bebé.

Un niño pequeñito que respiraba sosegado y parecía estar profundamente dormido. Como si estuviera totalmente cómodo en ese apretado lugar. Incluso si se ponía mayor atención, el bebé tenía las manitas aferradas a la camisa blanca del sargento.

"¿Qué tonterías estás diciendo?, ¿por qué tendría que ser el padre de este mocoso?"

"¿Entonces no es tuyo?"

Erd interrogó pero en esta ocasión sin trabas.

"No recuerdo haber mencionado tener un parentesco con Eren"

Cuando Levi lo dijo con una voz molesta, irritada, casi con cierto asco o al menos esa impresión dio, los miembros de la elite se rompieron internamente sin saber muy bien cómo responder a la información recientemente proporcionada.

"¡¿Eren?!, ¿ese bebé es Eren?"

Sintiendo por primera vez que todos habían caído presas de algún alucine masivo o sueño grupal.

"¿Cómo diablos pasó?"

Cuestionándose al unísono en total silencio y siendo respondidos en el momento que escucharon cierto grito hacer eco al fondo. Hacia donde giraron las cabezas.

"¡Hanji-buntaichoooooooo!"

Allí en un rincón se hallaban los restos que alguna vez pertenecieron a la mayor Hanji Zoe ensuciando el suelo y con sus seguidores horrorizados sin decidirse a recogerla.

Comprendieron al instante que la líder del escuadrón de investigación hubo pagado por lo ocasionado a manos del sargento quien lucía como si nada hubiera ocurrido mientras le echaba un fugaz vistazo a lo que actualmente era Eren Jaeger, ya que ella era la culpable de ese peculiar y desastroso cambio.

Así que, seguramente, gracias a los experimentos de la mayor el pobre Eren Jaeger, la esperanza de la humanidad, el jovencito capaz de transformarse en titán, había sido reducido a un indefenso y lindo bebé.

Y aunque todo el asunto, pese a la brutalidad con que procediera Levi a actuar sobre este, parecía de lo más mono el hecho de que estaban jodidos era tan claro como el del sol que sale por el este.

"Así que ahora tendremos que cambiarle los pañales al crío"

Nadie supo cuando fue el momento en que Auruo se separó del grupo para desplazarse y poder llegar hasta donde se hallaba el capitán y Eren.

"Que suerte tienes de tener a la élite de Levi heichou como tus niñer-"

Pero su palabrería se quedó allí, a medias, en el instante que tocó la mejilla de Eren con la yema de sus dedos, despertándole y haciéndolo llorar.

"Auruo"

"¿Eh?"

Bossard no tuvo el tiempo suficiente para cuantiar los daños, ni ver la mirada asesina del capitán, que con su acción acarreara debido a que el fuerte y veloz golpe recibido en su mandíbula por parte de la empuñadura de las navajas del sargento lo noqueó por completo tumbándolo al suelo donde ya estando allí Levi le aplastó la cabeza sin importarle que estuviera convulsionando y ahogándose con la lengua. Expulsando sangre por la boca y afortunadamente sin dolor alguno debido a su inconsciencia.

"No tienes ni la más jodida idea de lo que me ha costado que se durmiera. No vuelvas a tocarlo"

Los demás integrantes escondieron sus manos por detrás de sus espaldas, inmediatamente, al término de las palabras del sargento que contemplaba el cuerpo moribundo de Auruo igual que a un insecto desagradable y repugnante que le ha ensuciado el calzado.

Tragaron con cierta dificultad y no quisieron mostrarse mareados por los cambios repentinos en la actitud del capitán. Pues este para pronto se desato la cangurera improvisada que armara para alzar de las ropas a Eren quien lloraba con tantas ganas que tenía toda la carita roja y empapada.

Levi le contempló molesto al parecer esperando que su mirada detuviera el llanto, pero a Jaeger no le importó ni un poco. Fue entonces que el sargento se lo ordenó.

"Deja de llorar, maldito mocoso, solo los débiles chillan"

Empleando una voz firme y autoritaria; acercándolo lo suficiente para que tuviera el rostro del sargento en primer plano. Y tras ese gesto se suscitó algo bastante peculiar: Eren súbitamente se quedo callado, sin parpadear en lo más mínimo y fijando sus grandes y verduzcos ojos en Levi, casi igual a un gato que observa a su presa. Para enseguida posar sus diminutas manos en la cara del capitán y sonreír ampliamente mientras paseaba sus dedos por toda la tez de Rivaille de lo más divertido.

Todos enmudecieron ante la escena, y Levi pareció desconectarse por minutos sin dejar de tallar con su bota la cara de Auruo contra el concreto. De hecho daba la sensación de que entre más disfrutara Eren al acariciarlo, este empujaba con mayor bestialidad la cabeza de Bossard, casi como si la quisiera clavar en la tierra.

Cada miembro de la elite se cuestionó en ese momento e incluso más adelante sobre la razón del por qué seguían admirando y temiendo al soldado más fuerte con el que cuenta la humanidad si un bebé prácticamente lo había derrotado.

El capitán pareció salir de su transe y reaccionó después de que Eren le desacomodó el fleco, cargándolo con solo un brazo y pegándolo a su cuerpo, volteándolos a ver tan serio como siempre.

"Continuaremos con la misión de proteger a Eren Jaeger"

Pensando la elite que esa actitud de no ha ocurrido nada no le iba ya.

"Pero Eren es ahora un bebé y creo que el cuartel no es un lugar adecuado para él"

Alegando, poco convencido sobre el asunto, Gunter.

"Se encargaran de acondicionar una habitación para él. No quiero encontrar ni la más mínima cantidad de polvo rondando el castillo. Si Eren se enferma serán ustedes quienes cargaran con el castigo que merezca dicha falta"

¡Jesús!, esto era mucho peor que el tener que pelear con veinte titanes colosales al mismo tiempo. Incluso todavía más que ser masticado y desmembrado vivo. Que tener los intestinos de fuera y estarte ahogando con un pan duro atorado. O que la carne r13;milagrosamente ganadar13; de tu plato estuviera agusanada. Pues el tener que actuar como niñeros bajo el escrutinio de Levi dentro de un sitio altamente riesgoso para un niño, y que ese niño justamente se tratara de Eren Jaeger el favorito y por supuesto negado del sargento Rivaille era el infierno recreado que hacía lucir los demás escenarios como el paraíso.

Cada uno de los integrantes de la elite, a excepción del cuerpo hecho mierda de Auruo, se movió de inmediato para dar inicio a su tarea con la esperanza de sobrevivir a la odisea.

Dejando atrás al capitán Levi quien le había acercado el dedo índice de su otra mano a Jaeger para que jugara mientras lo contemplaba serio y con los ojos clavados fríamente en su pequeña cara.

Notas finales:

R&R


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