Dicen que con un año nuevo, es como una "vida nueva", es época de felicidad y unión familiar. Pero todos esos deseos, o los propósitos de año nuevo, a Near, Nate River, sólo le parecían razones estúpidas de la gente para festejar algo, o de las tiendas para vender más productos.
Ya había pasado un año desde que acabó el caso de Kira, por lo que casi no había trabajos pendientes que hacer.
Near se encontraba en una habitación completamente solo, rodeado de sus juguetes, contemplándolos.
De un momento a otro, comenzó a recordar los tiempos en los que estaba en Wammy's House, cuando todos los niños se reunían en la sala común, esperando que dieran las 12 para festejar la llegada del año nuevo. Todos, menos él.
Apenas daban las 12 en punto, aproximadamente, un minuto después Mello ya se encontraba en la habitación del albino, obligándolo a salir mientras lo llevaba a rastras con los demás. Y ni él mismo lograba comprender la razón por la que Mello hacía eso, pues todo el tiempo se la pasaba gritándole, insultándole, o si tenía mala suerte incluso golpeándole. ¿Entonces por qué cuando alguien le quería hacer daño, Mello lo defendía? ¿Y eso de obligarlo a salir de su habitación en año nuevo? ¿No sería mucha molestia para alguien hacer todo aquello? En especial si era el mismo Mello, el rubio quien le restregaba en la cara que lo odiaba.
Pero Mello ya no estaba. Había muerto. Y ahora que no estaba, jamás podría responder aquellas dudas que en ese momento rondaban por su cabeza.
¿Por qué justo ahora Near estaba pensando en eso? ¿Qué caso tenía, si de todas formas no había manera de responder todo eso?
Era completamente estúpido estar perdiendo el tiempo tensando en esas cosas, según el albino. ¿Pero por qué aún así no dejaba de pensar en eso? Intentaba pensar en otra cosa, pero siempre llegaba a lo mismo.
¿Qué era esa sensación de vacío que se encontraba sintiendo? Nunca se sintió solo, o por lo menos no hasta ese momento. Suspiró. Si pudiera, regresaría el tiempo a épocas de Wammy's no para cambiar el pasado, sino para recordar donde era feliz y no lo sabía.
Por otro lado, estaba Matt. Como extrañaba a ese pelirrojo despistado.
Matt siempre fue de las únicas personas que le hablaba por su cuenta y lograba tener una conversación con él. Mientras que otras, lo buscaba para pedirle algún consejo. Mello también le hablaba, aunque fuera para insultarlo, pero le hablaba.
Se comenzaron a escuchar los gritos de la gente desde el edificio, quienes contaban hasta 0.
"5... 4... 3... 2... 1... ¡Feliz año nuevo!"
Los gritos aumentaban, mientras las parejas y familiares se abrazaban entre si. Inconscientemente, volteó hacia la puerta, como si esperase algo.
Suspiró pesadamente al caer en cuenta de aquel acto y lo que significaba. La única persona que lo obligaba a salir, Mello, y al único que podía considerar un "amigo", Matt, ya no estaban.
De nuevo ese molesto sentimiento de vacío lo invadió.
No había nada que pudiera hacer, los otros dos chicos no se encontraban ya en el mundo de los vivos, sólo podía quedarse con las dudas, sin poder responderlas. Suspiró nuevamente y sin ganas de nada más, se retiró a dormir.