Podía verlo al otro extremo de la calle mientras la lluvia se volvía más intensa, aquella persona que había permanecido a mi lado, le observaba a lo lejos inmóvil. Un auto se estaciono frente a él mientras yo miraba completamente confundido, el auto arranco y mi corazón comenzó a latir frenéticamente, “muévete” le ordenaba a mi cuerpo, comencé a correr hacia él mientras gritaba su nombre:
-HARU!!!!-
………………. Hace dos años………………
La primavera acababa de llegar, la ceremonia de bienvenida había sido realizada apenas unos cuantos días atrás, para un estudiante de segundo año de preparatoria como yo realmente no significaba nada más que una molestia.
Porque siguen haciendo estas cosas, me parece innecesario hacer a todos los estudiantes participar si el evento en si es la bienvenida para los de primero, que molesto.
Pero en este momento ese tipo de cosas no me interesaban en lo más mínimo, en mi mente mi única preocupación era terminar mi labor lo más rápido posible.
Allí estaba yo, parado en el borde del segundo piso del edificio principal de la preparatoria a la que asistía, por el momento la protección que siempre se encontraba allí había sido removida debido a las remodelaciones y lo único que me separaba de mi objetivo eran unas delgadas tiras de precaución.
Debo aprovechar esta oportunidad que se me ha dado.
Miraba al vacío frente a mí, tratando de obtener el valor suficiente, respiraba aceleradamente y mis manos temblaban pero ya había tomado una decisión.
Acabare con esto de una vez.
Para muchas personas seguramente mis acciones no tendrían sentido, yo era un alumno ejemplar, prometedor por así decirlo, notas excelentes, educado, deportista y aunque este mal que yo mismo lo dijera bastante atractivo, era popular entre mis compañeras pese a mi forma fría de hablar lo que al parecer ellos consideraban “misterioso”,
Como si fuesen capaces de entender como me sentía.
En ese momento la opinión popular era lo que menos me interesaba, estaba harto de todo y solo quería que terminara esta vacía vida.
Cerré los ojos y di un paso al frente permitiendo que la gravedad ejerciera su fuerza, comencé mi descenso al suelo en un instante. Por unos segundos permanecí con los ojos cerrados y me percate que mi caída se había detenido.
-que dem..?-
Abrí los ojos y mire hacia arriba bruscamente para percatarme que mi muñeca había sido sujetada por una mano.
-estuvo cerca jeje-
El dueño de esa mano reía forzadamente tratando de evitar soltarme.
-oye, que demonios estás haciendo?-
-esa no es la forma de agradecer a quien acaba de salvar tu vida, no crees?-
-ah!!? De que rayos hablas, yo no te pedí que lo hicieras, ahora suéltame!-
Río una vez más.
-jejeje, lo siento, pero no puedo hacer eso-
El tipo cuyo rostro no podía apreciar debido a los rayos del sol estaba de pecho al suelo con el brazo extendido hacia el mío, podía escuchar sus gemidos de dolor por el esfuerzo que estaba ejerciendo.
-oye! suéltame de una vez, acaso también quieres caer?-
-eso no va a pasar…-
-que estas..? Si no me sueltas ambos vamos a …-
-dije que eso no va a pasar!- me interrumpió bruscamente – ninguno de los dos va a caer, no lo permitiré!-
Apoyo su otro brazo contra el techo y comenzó a empujar su cuerpo hacia atrás, poco a poco mi cuerpo comenzó a subir, sus piernas se enderezaron con dificultad y podía escuchar sus quejidos por el dolor.
-oye! espera…-
Un violento grito salió de su boca y usando toda su fuerza me arrojo de nuevo sobre el techo del edificio cayendo de boca sobre el mismo, mientras el cayo de espalda completamente exhausto y adolorido, respiraba con dificultan y apenas se podía mover.
Me senté en el lugar donde había aterrizado dándole la espalda.
-oye, no creas que te agradeceré por esto-
-está bien, pero al menos pude salvarte- respiraba con dificultad
-eso no cambia nada, no evitaras que lo intente de nuevo-
Me levante del suelo y me dirigía de nuevo al borde del edificio cuando repentinamente fui jalado hacia atrás. El tipo cuya identidad seguía sin conocer se había aferrado a mi espalda y me había arrastrado de nuevo, con brazos y piernas evitaba mis movimientos y me forzó a caer de espalda contra el suelo.
-maldito, suéltame!-
-no! no te voy a dejar!-
Parecía que no tuviese mucha fuerza por su pequeña complexión, sus delgados brazos que rodeaban mi cintura me daban esa impresión, sin embargo me resultaba muy difícil quitármelo de encima.
-joder! Suéltame!-
-No!-
-que eres testarudo! Suéltame!-
-NO!!-
-maldición, es mi vida! Hare con ella lo que quiera y no dejare que te metas en mi camino!-
-te equivocas!-
-eh? De que hablas?-
Forcejeaba tratando de quitármelo encima.
-no es tu vida, es mía!-
-ah? -
-tú te lanzaste, entonces como yo te rescate ahora eres mío!-
-deja de decir tonterías, yo..!-
-no es una tontería, cuando alguien recoge algo que alguien más tiro por voluntad propia, ese algo se vuelve de su propiedad, tú te lanzaste y yo te atrape, entonces eres mío!-
-como si fuera a aceptar algo así…-
Estuvimos allí tumbados en el suelo, forcejeando, el tiempo del almuerzo que aproveche para subir al techo se había acabado hace unos momentos y la campana dejo de sonar.
Después de un rato me rendí. Suspire…
-entiendo… dejare de tratar de suicidarme, ahora me podrías soltar?-
-mmm…-
-escucha, lo prometo, no tratare de acabar con mi vida otra vez, está bien?-
-lo juras?-
-si si, lo juro-
Por un momento no hubo respuesta, al parecer dudaba de creer en mis palabras.
De pronto suavizo su agarre lentamente y pude nuevamente respirar, enderece mi cuerpo hasta sentarme y relaje mis músculos, comencé a masajear mi cuello que había quedado adolorido por la pelea.
-ejem..-
Me hablo desde la espalda.
-necesitas algo más de mí?- respondí sin voltear
-bueno, aun no nos hemos presentado, no?-
-como si eso me importara- mi tono frio y seco eran más que evidente, estaba realmente molesto en ese momento.
-no tienes que ser tan grosero…-
Solté un largo suspiro, tenía razón, no ganaba nada con enojarme con él, después de todo aun si hizo algo en contra de mi voluntad lo hizo con buena intención, no pensaba agradecerle por ello pero al menos trataría de no ser tan grosero.
Lentamente gire mi cuerpo hasta quedar frente a él.
Como había pensado su complexión era realmente delgada e incluso se veía frágil. “como rayos le hizo para detenerme y más aún para poder cargarme con ese cuerpo tan flacucho?”, pero lo que atrajo mi atención fue su rostro, cabello castaño claro y lacio, piel blanca y ojos grandes color avellana adornados con unas largas y delicadas pestañas, sus labios eran pequeños pero estaban bien formados y tenían un lindo color rojo natural, odio admitirlo pero era bastante atractivo y aun como hombre podía darme cuenta de ello.
Por donde lo viera parecía un niño pequeño, aun si su estatura rondara los 1.73 m. sus grandes y claros ojos estaban completamente fijos en mí, me resultaba un poco incómodo aunque no molesto, era algo difícil de explicar con palabras.
Extendió su mano hacia mí y una enorme sonrisa adorno sus labios.
-me llamo Yamamoto Haru, encantado de conocerte-
Dude un momento en corresponder su saludo, pero termine accediendo de mala gana.
-soy Aoyama Takashi-
-lo sé, tú fuiste quien dio el discurso cuando ingresamos al instituto-
-cuando ingresamos?... espera, no eres un alumno de nuevo ingreso?, nunca te había visto por aquí-
-nop, soy de segundo año como tú, estoy en la clase B-
-Clase B… esta justo al lado de la mía!, como rayos no te había visto antes?-
-creo que porque Ao-kun nunca presta atención a los que están a su alrededor…-
-Ao-kun?, oye, no crees que estas tomando mucha confianza?-
-preferirías Taka-chan?- sonrió
Tsk-haz lo que quieras- desvié la mirada con enojo –por cierto, puedo saber que estás haciendo en este lugar?-
-bueno, yo siempre vengo aquí durante la hora del almuerzo a dormir, estaba por regresar a clases cuando te vi, estaba realmente sorprendido-
Su tono animado de hablar me resultaba molesto, como podía sonreír de esa manera tan despreocupada.
-ohh..-
-es cierto!! Ya es tarde! Tenemos que volver a clases!- se levantó de golpe y me tomo de la mano para arrastrarme de vuelta al aula.
-oye espera! Que crees que estas?-
-demonios prisa!- gritaba mientras bajábamos las escaleras corriendo.
En ese momento sentí que por la mano que el sujetaba algo se deslizaba, mientras continuaba corriendo mire hacia abajo y pude notarlo: su brazo estaba sangrando, probablemente se lastimo cuando me sujeto antes de caer. Mi corazón latió con fuerza por un momento, era un sentimiento extraño del cual no entendería su naturaleza hasta mucho tiempo después.
Como era de esperarse fuimos castigados por el retraso, ambos nos quedamos parados fuera de nuestras aulas correspondientes hasta que la clase terminara, pude escuchar los murmullos de mis compañeros tan molestos como de costumbre.
Al otro extremo del pasillo pude verlo, me estaba mirando y sonreía animosamente mientras me saludaba con la mano.
Sí que es idiota…
Esa fue mi primera impresión de él.