~ Deja escapar un suspiro ~
La primera vez que suspire por ti…, fue cuando te vi en los brazos de otro.
Pero nunca hubo una última vez en que dejara de suspirar por ti.
Siempre serás la principal razón de mis suspiros.
***
Él no era precisamente carismático, ni tampoco tenía muchos amigos, no era muy sociable, y solo los números le interesaban. Era un pequeño muy tímido.
Su ropa no era algo que las personas gustaran usar. Su mami lo vestía con lo que según se le veía mejor o más bonito. Una camiseta de raya, y encima de esta un overol de mezclilla; los zapatitos negros y bien limpios, y por último, unos lentes grandes que ocupaban gran parte de su rostro. Lo único diferente en aquel niño nerd era su cabello. Rubias hebras bien cuidadas y suaves, siempre bien peinadas y sedosas.
El escuálido Nerd, es llamado: Kim Kibum. Un pequeñito de diez años.
Un niño bien. Buenas notas en la escuela. Un futuro prometedor. Un futuro que muchos buscan estropear y humillar. El Bullying es algo a lo que Kibum enfrenta todos los días en el colegio.
***
Kim Kibum no era un niño muy valiente, le temía a muchas cosas…
Esa noche algo dejaría de atormentar al pequeñito; los ruidos terroríficos dejarían de escucharse. Los sonidos terroríficos no eran más que, su imaginación y nerviosismo. Aquellos ruidos provenientes de la casa de al lado.
El rubiecito tendría nuevos vecinos. Hacía ya dos años que la casa de al lado estaba deshabitada, pero hoy personas se mudarían y él estaba realmente feliz por eso. Por fin podría dormir tranquilo.
Kim Eunsook-la madre de Kibum- preparaba galletas para recibir a los nuevos vecinos.
Mientras que Kibum, por primera vez, prefería hacer otras cosas, antes que hacer su tarea. El pequeño rubiecito, permanecía bien pegado contra la ventana, observando cómo los vecinos entraban a su nueva casa, pero hubo algo más que llamo la atención del niñito: Un adolescente pelirrojo.
Su cabello era tan largo y alborotado, pareciera que no le importara la apariencia de este, como si nunca se peinase, como si cada día, al despertar, no se viera en el espejo o si quiera se lo arreglara un poquito, pero aun así, se veía bien, o al menos a Kibum le agrado, aunque nunca se peinaría de aquella manera. Él prefería un cabello bien cepillado. En fin. El pelirrojo usaba ropa muy ajustada; sus jeans no parecían muy correctos, es decir, había un objeto permaneciendo entre uno de sus brazos. Una patineta. ¿En verdad, podría patinar con ese tipo de jeans? Kibum no lo comprendía. Luego estaba ese suéter gris con gorrito, y por dentro una camiseta blanca; un par de tenis tipos vans negros. Bueno. Kibum pensaba que ese chico era muy guapo, aunque su forma de vestir le reprimía. Quería que fuera su amigo, enseñarle su ropa colorida y llena de vida, quizás le gustase y ambos podrían usar esos overoles que tanto le encantaban, y tal vez, regalarle un suéter tejido de los que su abuelita le hacía. Kibum estaba muy entusiasmado.
Quería ser amigo del pelirrojo guapo.