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SUSHI DE OOTORO por Mahozahamy Arisugawa

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Notas del capitulo:

Hola =) espero que hayan tenido un gran fin de semana. Aquí les traigo la prometida segunda parte de esta historia. Gracias por esperarla con entusiasmo. 

Ojalá la disfruten. (Reverencia)

 

ADVERTENCIA: Lemmon. 

 


Una sonrisa extraña por parte de los dos. La mueca que Izaya tenía en el rostro era totalmente cínica, por que estaba aterrado. Estaba indefenso, acorralado en un rincón por un ser con la fuerza suficiente para matarlo con las manos desnudas ¿Estaba Shizu-chan tan enojado como parecía?


Había ciertamente fuego en los ojos azules... mas por alguna razón aquel fuego no era odio... Era...


Se miraban con cautela, midiendo con cuidado, tratando de percibir la más leve vacilación por parte del contrario.


Y pareció una eternidad en un segundo. En el solo latido del corazón transcurrió realmente mucho tiempo. Como si una eternidad fuese atrapada en la fracción de un segundo. Así era como se sentía.


Un diálogo mudo lleno de secretos inconfesables.


Izaya sonrió por fin. Ahora su sonrisa distaba mucho de cualquier mueca. Era una sonrisa divertida, aunque sin mucha convicción. Curiosa. El gesto, único, se grabo en la memoria del ojiazul.


Como siempre Izaya era absurdamente complejo. Por supuesto, como siempre Shizuo podía leerlo claramente.


---Pervertido...--le dijo por fin, como si aquella palabra ofensiva pudiera resumir todos los problemas de su mundo.


Y en cierto modo, para Shizuo así era. Por que no significaba mucho lo que Izaya decía, tan solo era el guion, parte del juego. Importaba mucho más su mirada... y su voz... lo soltó.


El moreno se quedó ahí, bajo la mirada azul, frotando sus muñecas, que habían enrojecido por el brusco agarre de Shi-chan, se rió internamente al recordar quién le había dado la idea de llamarle así.


Una boba niña de los tiempos de preparatoria. Una kouhai. Demasiado ridícula, demasiado caprichosa. Pretenciosa. No era rival desde luego. Izaya era el único que tenía derechos sobre Shizuo. Pues desde el momento en que se conocieron había sido su juguete particular. Innecesario era decir lo que había hecho con ella.


Pero había sido taaaan divertido oírla decir eso que a partir de entonces comenzó a llamar a Shizuo, Shizu-chan. Una manera muy personal de prolongar su diversión.


Y de recordarle a cualquiera que se atreviera a acercarse a Shizu-chan más de lo debido... el destino que le esperaba.


Shizu-chan habló bruscamente entonces trayéndolo a la realidad.


--- ¿Y Que?--espetó a su vez Shizuo sin dudar enviando el mensaje que Izaya esperaba— ¿Que si lo soy?


El moreno sonrió un poco más acercandose un paso. Suicida. Era absolutamente suicida, pero ya había descifrado el secreto de esos ojos.


---Nee, y.. ¿Que es lo que el pervertido Shizu-chan querría hacerme?


Como imanes con la misma polaridad siempre se habían repelido una vez que estaban demasiado cerca, ahora al parecer habían cruzado alguna barrera... que ponía de cabeza el mundo y todo lo que conocían. Ya no había modo de volver atrás.


Sonriendo de medio lado exhibiendo un lado esquivo y cínico Shizuo tiró de él con brusquedad. Sus alientos se mezclaron por un instante, mientras se miraraban directamente a los ojos diciéndose sin palabras que los dos querían esto. Una sensación jamás antes percibida por ninguno. Una clase muy diferente de tensión.


El contacto de sus labios fue perfectamente sincronizado de alguna manera pues ambos se movieron al mismo tiempo. Cerrando los ojos, suavemente, lentamente más y más profundo, perdiéndose, demandando, cediendo. Sus labios se presionaban.


Una calidez desconocida, una suerte de urgencia se había apoderado de sus cuerpos, acostumbrados a estar siempre en guardia en presencia del otro y buscar la manera de alejarse ahora les obligandoles a estar más y más cerca.


Shizuo, dejándose llevar por aquel extraño impulso se inclinaba sobre Izaya ahora, sosteniendo su espalda, deslizándose por su cintura con agarre de hierro, mientras el moreno se sostenía de su cuello.


Ninguno de los dos pensaba con claridad. De hecho ninguno estaba pensando en absoluto. En sus mentes solo había sensaciones.


Para Izaya era algo ridículo el “no pensar” en su mente siempre había pensamientos muy diversos, ideas constantes, planes que llevar a cabo, piezas nuevas para mover en su tablero, siempre ideando situaciones límite para observar las diferentes reacciones en los muchos seres humanos que amaba, conocía y manipulaba, seres humanos que destruía.


También para Shizuo era estúpido el dicho de tener la mente vacía. Sus pensamientos para el eran muy normales, los de una persona normal. Pese a que tenía una agudísima intuicion, y con los años había desarrollado una gran habilidad para sospechar acertadamente cuando las personas eran manipuladas por Izaya solía descubrir una mentira con mucha facilidad.


Sin embargo justo ahora Izaya no podía poner en pensamientos lo que estaba sintiendo. Parecía como si realmente se hubiera quedado en blanco. Toda su mente se hallaba absorta en la sensación tan intensa que le recorría por entero. Era una suerte de calidez, real y palpable.


Había perdido la cuenta de las personas que se habían rendido a él. Total y absolutamente, sin condiciones o restricciones. Pero ninguna de ellas había provocado en él algo similar. Ni siquiera reacción alguna. Todas y cada una de aquellas personas habían sido sus juguetes. Habían hecho lo que se esperaba de ellas. Nada más.


Siempre lo había sabido. Shizu-chan era extraordinario. Y había deseado en cientos de ocasiones ser el dueño de aquella persona. Realmente lo deseaba tanto...


Ahora mismo, se encontraba sostenido por Shizuo, quien lo aprisionaba sin hacerle daño, como si quisiera impedir que escapara. Izaya se rió mentalmente, ¿Como podría escapar de algo que secretamente había querido?


Shizuo se dejó caer suavemente en el sofá individual que había lanzado contra Kasuka aquella misma mañana.


Estando tan cerca, siendo acorralado por él, de algún modo cediendo ante su aplastante fuerza física era realmente una sensación muy sensual, pero de un modo ridículo también estaba rindiéndose a esa calidez que no entendía. Esa sensación era algo parecido a una certeza, seguridad.


Besándole con necesidad, con urgencia, sintiendo sus labios acariciar los suyos, intentado de algún modo con su anestesiada consciencia descifrar los secretos de este gesto. Era extraño por que no había racionalidad aquí, era puro instinto.


Shizuo se aferraba con más y más fuerza al delgado cuerpo que se había rendido ante él. Maravillado por la sensualidad innata de aquel que siempre había considerado alguien incapaz de ser otra cosa que un ser molesto que no tenía ni siquiera un 1% de humanidad.


El solo toque suave de sus dedos erizaba su piel. No quería apartarse un solo segundo. No quería dejar de besarlo. Era la maldita pulga, el parásito escurridizo de siempre... Pero era y no era lo mismo.


No lo percibía como una sensación de superioridad lo que ahora mismo sentía, no como haría si estuvieran peleando e Izaya hubiera perdido, como si se hubiera rendido. No se sentía como si hubiera triunfado. O algo.


En absoluto. Lo que sentía era una suerte de dolor muy extraño, no era físico, por que Izaya no le hacía daño alguno y no entendía por qué sentía algo así, era como una herida emocional. Cuando te das cuenta que has lastimado a alguien querido.


Lo que pensaba no tenía sentido por supuesto. Quizá fuera la soledad tan inmensa que podía sentir en este beso. Sentía una especie de convicción estúpida que podía expresarse en una frase. Shizuo quería defender a Izaya. Lo cual era preocupante e irracional. Con todo el corazón quería protegerlo.


Absurdo. Estúpido. ¿De qué?


No lo sabía, pero la sensación era intensa, y se acentuaba con cada segundo que pasaba.


Abrazándole como si se tratara de algo preciado los había hecho caer juntos en el sofá. Con un golpe seco, en absoluto doloroso o incómodo, quedó tendido dejando a Izaya estar sobre él. Como si en verdad no tuviese estar en guardia, defendiéndose de lo que pudiera hacerle. ¿No estaba entonces entregándose también? ¿Importaba acaso?


Rompiendo los dos el beso con una naturalidad que era muy extraña en su sincronización se miraron sin separarse. El moreno apoyaba las manos a penas en el pecho de Shizuo. Ese le rodeaba la cintura con sus brazos.


Entonces Izaya hizo algo muy extraño, sin mirarlo demasiado comenzó a deshacer el moño de su traje. Lentamente.


Mezmerizado, indefenso, Shizuo solo podía observar. La pequeña tira de tela negra se deslizó por entre los dedos blancos cayendo al piso.


Izaya abrió entonces los botones del chaleco. Con cuidado, como si temiese romperlos, del mismo modo abrió su camisa con gran lentitud, exponiendo su piel, llena de cortes y algunos moratones que en realidad no tenían importancia.


El moreno se aferró entonces a la cintura de Shizuo como lo haría quizá al abrazar un muñeco de felpa, la piel fresca del rostro de Izaya presionada contra su afiebrada piel desnuda era una sublime tortura. Electricidad pura recorriendole el cuerpo mientras el moreno descansaba sobre su pecho, absolutamente tranquilo escuchando los latidos de su corazón.


Unos segundos fueron suficientes para encender su deseo. Por que este era Shizu-chan, el hombre más fuerte de Ikebukuro.


Los ojos marrones de Izaya, se fijaron en los azules fieramente, mientras con sus dedos recorría la antigua cicatriz que le había hecho.


Divertido en cierto modo con la reacciones de Shizu-chan Izaya se irgió un poco hasta quedar de rodillas en medio de las piernas del alto rubio. Costaba creer que este cuerpo en apariencia fuerte y bien formado pero no más que el promedio escondiense la fuerza increíble que poseía.


Acarició el torso desnudo y besó su cuello. Un pequeño gemido, muy involutnario le hizo sonreír. Deslizo tortuosamente la punta de su lengua por aquel torso, delineando la clavícula, sintió las manos de Shizuo hundirse en su cabello.


Besó la cicatriz de un modo un poco extraño, recordando lo mucho que tenía que esconder. Todos esos sentimientos provocados por el rencor de sentirse rechazado por Shizuo por ejemplo. Ahora esas ideas estaban cambiando podía darse cuenta que en parte había sido su culpa. Por burlarse.


Realmente quería más, mucho más en esta noche, quería todo. Y su deseo, su necesidad no tenía límites.


La visión era extremadamente erótica a los ojos del apacible habitante de la isla serena.


No podía dejar de pensar en el moreno que dejaba pequeñas marcas sobre su piel. Quizá lo que ahora mismo ocurría no tenía sentido, pero quizá tampoco tenía que tenerlo. Sentía un ardiente deseo, quería...


--Shizu-chan... hazlo...--susurró en su oído, sorprendiéndolo y causándole escalofríos.


Obedeció sin dudar. Incorporandose con absurdo cuidado, conteniendo su propia fuerza con gran naturalidad Shizuo gentilmente lo sostuvo, para impedir que cayesen, deslizó sus enormes manos por debajo de la septiterna camisa negra, deshaciéndose de ella, aspirando con fuerza el aroma de su cabello, la esencia que desprendía su piel.


Realmente era increíble. La piel de Izaya, su complexión pequeña, su cabello negro tan brillante. Pero sobre todo sus ojos, su escencia misma eran fascinantes, la descripción de la sensualidad.


Tan cerca...


Izaya estaba deshaciéndose de su cinturón con movimientos precisos. No tenía idea del tiempo que había pasado, tampoco era como si importase demasiado.


Podía quedarse así la vida entera. Y seguiría sin importar demasiado.


Una mano en el hombro de Izaya, con un solo movimiento, haciendo uso de su extraordinaria fuerza lo colocó bajo él. Sin poderse contener ni desearlo realmente abrió por la fuerza los también oscuros pantalones de mezclilla.


Las caderas se rozaron por un segundo inevitablemente.


El cuerpo del moreno se arqueó, un sonido exquisito, inesperado, emergió de sus labios fuertemente apretados, un suspiro cargado de necesidad y deseo encendió si era posible aún más los instintos depredadores del rubio.


Caricias bruscas, besos profundos, intensidad. Ah, para Shizuo esto era el borde mismo de la locura.


---Más, Shizu-chan... más—No era una demanda gentil.


Era una orden.


Una sonrisa realmente perversa se extendió por el rostro del rubio. Aquello era demasiado sensual. Realmente no podía resistir un segundo más.


Y no lo hizo.


Se hundió profundamente en su interior.


Izaya, aferrandose con las uñas a la espalda fuerte de Shizu-chan sin hacerle daño, se estremecía ante la brutalidad extrañamente controlada de Shizu-chan.


Gimiendo fuertemente sin poder evitarlo, aún cuando trataba de contenerse mordiendo la comisura de sus labios sintiendo un choque de emociones contradictorias, absolutamente perdido en el placer que estaba sintiendo, Izaya supo muy en lo profundo de su conciencia...


Que esto era mucho más que un simple deseo, un simple necesidad.


---Shizuo...


No podía hacer realmente nada más que pronunciar su nombre.


---Ah, Izaya... yo...


Esa ronca voz, esas manos, este cuerpo. Le calló con un beso. No quería escuchar palabras vergonzosas justo ahora.


---Más fuerte... Si, Shizu-chan... más... hazlo más fuerte... ummm—le dijo en pequeños susurros al tiempo que llenaba su cuello de pequeñas marcas rojas.


Fundidos en una sola cosa, entrelazaron sus dedos, arrastrados por la fatalidad de sus acciones, Shizuo e Izaya se encontraron una vez más solos en su propio mundo.


Uno que hoy lucía totalmente distinto.


********************************


Exhaustos. Respirando agitadamente, sintiendo en la carne el frío beso de la noche, se quedaron ahí, sin saber que hacer. El contacto de sus pieles cubiertas de sudor no era grotesco.


Por su parte Izaya se sentía estúpidamente indefenso. Nadie, maldita sea nadie lo había podido sujetar así nunca. El era siempre quien llevaba la voz de mando y en cada ocasión lograba escapar en el último minuto.


Adrenalina, ese era el combustible de su vida.


Confirmando con sus atrevidos actos que nadie podía ser capaz de poder ganarle. O estar a su par. Estaba por encima de todos. Era más inteligente que otros. No podían atraparlo.


Había tentado al peligro muchísimas veces jugando con el alto rubio de fuerza bestial. Ahh, en verdad Shi-chan era una existencia monstruosa. Que quería ser humana.


¿Que clase de broma era esa estupidez?


Un monstruo debía ser un monstruo. La gente anormal debe seguir su camino, avanzando más y más en la oscuridad.


Eso debía ser el camino de Hewajima Shizuo. Era lo que se esperaba de alguien con una inhumana fuerza destructiva.


Mientras el miraba desde lo alto. Orihara Izaya. El profeta de las tinieblas. El informante que era una leyenda. Tendría por siempre veintún años.


Shizu-chan era... diferente.


Una existencia que desafiaba sus cuadrados métodos de encasillar a los seres humanos. Siempre los subestimaba. Solo Shizuo había sido capaz de demostrarle que no podía controlarlo, que el no haría lo que Izaya quisiera.


Era un cobarde.


Por que amaba a Shizu-chan más que a nadie en el mundo. Despreciaba su fuerza. Pero no podía evitar amarlo. Desear tan profundamente ser el centro de su mundo, tener su atención.


Shizu-chan era una isla pacífica, en la que podría perderse. Era como una fortaleza, el refugio que cualquiera desearía.


En esos ojos veía un mar en calma, lleno de profunda comprensión.


Reusándose a ser utilizado por el.


Cuánto lo amaba.


No quería adorarlo, ni idolatrarlo. Por que si lo hacía, Shizu-chan sería su dueño. Y eso era inconcebible.


Los ojos oscuros de Izaya habían contado sin querer la historia entera a Shizu-chan traicionándolo horriblemente.


Por que el rubio había leído en aquel silencio hasta la última palabra.


Con una ternura que Shizuo no sabía que poseía y que hizo que Izaya se sintiera quebrarse de algún modo, fue envuelto por los fuertes brazos del más alto.


La desnudez de sus cuerpos no era en absoluto tan profunda como la de sus almas.


Maldita sea el moreno se sentía tan vulnerable que podría llorar en cualquier momento.


Había pretendido usar sus propios sentimientos por Shizu-chan para burlarse de el de un modo tan cruel que su amada bestia unicelular cerrara su corazón para siempre.


Por que ante todo era un egoísta, un maldito egoísta, ya sabía que jamás podría ser correspondido, entonces deseó que Shizuo no fuera de nadie más. Se encargaría de que estuviera siempre solo. Había planeado usarse a sí mismo para lograrlo.


Solo de ese modo podría eliminar a Shizu-chan del tablero.


La pieza favorita. El rey blanco. Si se perdía esa última pieza se terminaba el juego.


No podía permitirse que Shizuo pudiese ser su debilidad. Ahora las cosas se habían vuelto en su contra.


Shizu-chan era... inteligente. Quizá tan listo como el mismo. Nunca habían jugado ajedrez. Y dudaba realmente que su amado cabeza hueca tuviera la paciencia. Pero si lo intentaran solo una vez, Izaya perdería. Por que no había manera de esconderse de esos ojos azules.


De los que tenía tantos celos.


Por que en ellos estaba toda la paz que nunca había podido tener.


Shizuo estaba estrechándolo en sus brazos. Su aroma personal, era realmente delicado, muy diferente del fuerte tabaco con el que pretendía quizá cubrir su inocencia o liberar su estrés.


Esas enormes manos tan cálidas, llenas de cicatrices y durezas. Eran la definición de la fuerza.


---Nunca te dejaré solo—dijo el rubio acariciándole el cabello.


Presionandolo gentilmente contra sí. Izaya podía sentir los latidos de su corazón.


Demasiado tarde, ya estaba perdido.


Don esas palabras, de verdad Shizuo rompió su corazón totalmente. Esto era lo que Izaya había querido. Lo que más había temido. Realmente Shizuo lo había vencido.


Pero quizá y solo quizá eso no fuera tan malo.


---Shizu-chan... bésame—le pidió traviesamente.


Una vez más sus labios se reunieron, fundiendose de inmediato... como lo que siempre habían sido, dos piezas aparentemente opuestas.


Nacidas para pertenecerse.


******************************


Un lujoso auto deportivo recorría las calles de Ikebukuro exactamente a la velocidad permitida. Algunos otros vehículos ralentizaban su marcha e incluso las personas en las aceras se agrupaban para verlo pasar.


La discreta vagoneta con algunos corresponsales en su día de suerte habían descubierto el vehículo y lo seguían a una distancia prudencial.


“El número que desea contactar se encuentra fuera del area de cobertura de nuestro sistema”--escuchó por tercera vez consecutiva. Realmente... no había nada que pudiera hacerse.


Miró un poco decepcionada la pantalla del celular.


--- ¿...No contesta?--le preguntó totalmente apático el otro ocupante del vehículo deportivo.


---Salta una grabación. Fuera del sistema, dice—aclaró la joven de mirada melancólica, devolviéndole el aparato.


---... es extraño—dijo.


---Si...--contestó-- Umm, ¿Crees que sea buena idea?--sabía por propia experiencia que Shizuo-san era realmente temible—Visitarlos sin su permiso.


---....Nii-san no nos haría ningún daño—dijo con la mirada clavada al frente.


Hijiribe Ruri no estaba tan segura.


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--- ¡Esto es realmente sorprendente, señoras y señores! --exclamaba en un susurro exaltado el presentador de la cadena mientra seguían a la pareja que había aparcado en un estacionamiento privado a unas cuantas cuadras de donde vivía Shizuo— ¡Creanlo o no, nuestros ídolos, en su bello romance de primavera Hanejima Yuuhei-sama el aclamado actor y Hijiribe Ruri-sama, la cantante que vive en nuestros corazones, llenándolos de alegría están paseando por la calle! Ah, Yuuhei-sama es todo un caballero, sostiene a nuestra bella idol por el brazo... ¿Estás enfocando eso, camara?


Togusa miraba la transmisión en vivo desde la pequeña televisión en la vagoneta mientras en la parte posterior Karisawa y Yumasaki dormían a pierna suelta, habían tenido mucho trabajo la noche anterior, Kadota había ido a buscar algunos bentos, así que aprovechando que estaba solo había prendido la televisión, mordiendo un pañuelo y haciendo drama... lloraba a lágrima viva.


¡Ruri-chan era su mundo entero!


No sabía si estar feliz por que estuviera enamorada... u odiar a Yuuhei-kun por esto.


**********************


Ninguno de los dos se había puesto sus mejores galas. Llevan ropa bastante casual, sin embargo la belleza de sus rasgos resaltaba la sencillez de la ropa.


A pesar de esforzarse ninguno de los dos podía impedir verse como un perfecto modelo de revista.


Esperaban no ser excesivamente acosados.


---...Intentaré llamarles... otra vez—dijo Kasuka mirando a Ruri que solo asintió. Esta vez trataría de llamar a Izaya-san.


******************************


Finalmente la famosa pareja llegó hasta los apartamentos y la cámara los perdió de vista cuando entraron al complejo. Rápidamente haciendo un corte comercial, los corresponsales subieron a la azotea de un edificio cercano.


--- ¿Eh? ¿No es esta la zona donde vive Hewajima Shizuo-san?--se extrañó un camara en voz perfectamente audible sin darse cuenta que ya habían vuelto del corte.


******************************


Tocaron varias veces, pero al parecer no había nadie en casa. Kasuka decidió que había esperado lo suficiente y sacando la llave que tenía del apartamento abrió dejando pasar a Ruri primero.


La habitación estaba sorprendentemente limpia... pero la mesa del comedor estaba totalmente volcada y al parecer rota...


Por un segundo Kasuka pensó que algo horrible había pasado con su hermano.


Hasta que miró el sofá.


Cubiertos con una sola manta yacían dos cuerpos. Hijiribe Ruri se sonrojó en un instante.


Solo para quedar asombrada al mirar a Kasuka.


Estaba sonriendo.


¡Sonriendo!


El inexpresivo chico que jamás revelaba sus emociones tenía una traviesa sonrisa dibujada en su rostro.


---....Lo sabía—dijo mirando a Ruri-san, quien contagiada por aquella ocasion tan especial sonreía complice también.


Sabía quienes eran por supuesto.


Kasuka, evitando hacer ruido, retrocedió y tomandola del brazo la condujo fuera.


--- ¿Querrás almorzar primero?--preguntó galante.


---Claro.


***********************


--- ¡Oh! Y ahora salen damas y caballeros, una misteriosa visita ¿No lo creen? Nuestras camaras seguiran a la pareja en una transmisión especial, mientras cambiamos nuestra locación un anuncio de nuestros patrocinadores.


Togusa había dejado de morder su pañuelo, miraba con suspicacia la pantalla, si Kasuka había ido a visitar a su hermano ¿Por que habían salido tan pronto?


No era horario de trabajo de Shizuo aún... Pensaba seguir esta transmisión hasta su final.


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Un par de horas más tarde la transmisión en vivo había captado a la famosa pareja entrando al restaurante de Sushi Ruso, comprando cosas en las tiendas de cien yenes y regalándolas a los jovenes.


Estaban dando muchos autógrafos por supuesto. Cientos de fotografías. La gente de verdad estaba entusiasmada.


Y la agencia que también estaba siguiendo la transmisión estaba en el quinto cielo. Publicidad gratis, nada mejor.


Togusa bostezaba por momentos. Karisawa y Yumasaki se habían ido a cambiar a los cubiculos en manga cafes que habían arrendado este mes, luego dijeron irían a comprar manga para la noche.


Kadota era ahora quien estaba durmiendo en la parte de atrás.


Después de dar un par de cabezadas que duraron de diez a quince minutos cada una había decidido apagar el televisor.


--- ¡Un momento amables telespectadores! ¡Si! Nuestra pareja de ídolos está volviendo al lugar que visitaron esta mañana....


--- ¿Eh? --Togusa permaneció sintonizado.


La camara volvió a grabarlos llamando a la puerta. En esta ocasión se vieron algunas sombras moverse al interior del apartamento.


Un rugido bestial surgió del apartamento, nada fuera de lo común. La cara grababa en silencio. Hasta que Izaya en persona abrió la puerta.


--- ¿Oh? ¿Quien es este misterioso joven de cabellos negros? ¿Por que nuestros famosos ídolos han decidido hacerle una visita?


Totalmente descolocado Togusa sacudía con fuerza a a Kadota.


---Um, ¿Que quieres, Togusa? Ya te dije que no quiero ver la transmisión.


---D-ime q-ue no estoy a-lucinando, ¡dímelo!


El tono de urgencia de Togusa lo hizo incorporarse para mirar también con la boca abierta que Orihara Izaya abría la puerta del apartamento de Shizuo, dejando entrar a los ídolos un segundo después.


 

Notas finales:

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        E P I L O G O

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Exactamente una semana más tarde, se estrenó en todo Tokyo el nuevo dorama de Hanejima Yuuhei.

Las coestrellas y por supuesto Ruri habían sido invitadas a la rueda de prensa.

Una exhibición nocturna del capitulo uno había sido programada para los artistas de la compañía, personalidades importantes del mundo de la política y los espectáculos. Así como también para los invitados especiales de los artistas, como familiares y amigos.

Sentados en la primera fila estaban Ruri, Kasuka, Shizuo... e Izaya.

Absolutamente indiferentes a las camaras, Shizuo e Izaya habían atendido juntos a la presentación del dorama. Habían caminado juntos por la alfombra roja, pero por supuesto no se habían hablado mucho.

Nadie había aclarado nada, se escuchaban rumores por supuesto. Que eran amigos de la pareja, que Shizuo era hermano de Yuuhei, que el misterioso tipo del pelo negro era un amigo de la infancia de Ruri, que si la relación de Ruri estaba en peligro, que si ofrecerían a Shizuo un papel en la siguiente película de Yuuhei, que si las distintas agencias de modelos estaban intentando reclutar a Izaya, que si se le ofrecería el papel de villano en una obra de teatro... que si cantaría un dueto con Ruri...

En fin los rumores eran infinitos. La prensa y los medios no se cansaban de intentar averiguar más.

Aunque por supuesto...


Karisawa Erika... había estado en el paraíso desde entonces.

 

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Espero que lo hayan disfrutado. ¡Hasta otro proyecto!


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