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La melodía del silencio por Celeste Nyx

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por darse un tiempo y leer este relato. Perdonen por no haber podido actualizar antes pero he estado delicada de salud y me fue difícil acercame a la PC >_< espero les guste la actualización, prometo ya no desaparecerme y entregarles actualizaciones semanales al menos n_n  y por cierto, visto que en las reglas de publicación no está prohibido hacer anuncios personales (o eso creo, de todos modos perdonen si no se puede hacer T.T) quisiera invitarlos a mi página en donde publico relatos homoeróticos, mis descargas son gratis n.n si desean y tienen un tiempito pueden visitarme y regalarme un like. Y si tienen alguna duda, pregunta o comentario, pueden agregarme al face, que estaré encantada de charlar con ustedes. Aquí les dejo el link: https://www.facebook.com/pages/Celeste-Nyx/212836588873959 las descargas estan en los post, los links los llevaran a la editorial virtual en donde pueden descargar lo que deseen gratis. Nos vemos!!!!!! y Perdonen de nuevo por el retraso!!!!! n.n

No sueltes mi mano…


 


Podríamos perdernos en la densa oscuridad…


 


Camina junto a mí…


 


Te protegeré de aquellos monstruos del pasado…


 


No tengas miedo…


 


Siempre estaré contigo…


 


Jamás te abandonaré…


 


Porque tú eres mi todo, la persona que más amo en todo el universo…


 


Porque a pesar de esa dura mirada, sé que posees un alma frágil…


 


Mi adorado escritor… aquí estoy, esperando por ti…


 


 


 


 


Yuki se había quedado profundamente dormido sobre la mesa de la cocina. Hace un par de horas que había salido de su despacho con un fuerte dolor de cabeza, al no poder escribir ni una sola línea de su nueva novela, dispuesto a beber una enorme taza de café para despejar su mente. Ni siquiera se dio cuenta del momento en que cayó dormido, apoyado contra sus brazos y ocultando el rostro entre ellos, mientras que la taza de café, antes humeante y ahora tan fría como un refresco, lo contemplaba con abandono a lo lejos. La noche pasada había regresado muy tarde del hospital, ya iba a cumplirse un mes desde que Shuichi perdió la memoria y hasta el momento, no había ninguna novedad. Yuki estaba cansado tanto física como mentalmente, estaba muy atrasado en su trabajo y casi vivía en el hospital, yendo y viniendo, algunas veces comiendo solo de las maquinas expendedoras y otras, simplemente haciendo compañía al pelirosa desde lejos, sentado en una esquina sin poder acercarse a él. Shuichi se había recuperado de sus heridas y golpes, había empezado a comer mejor y eso lo fortalecía lentamente pero, desde la última vez no le había dirigido ni una sola palabra al escritor. Yuki podía sentir aquel ambiente tan tenso y espeso apenas entraba a su habitación y sus miradas se cruzaban, Shuichi le tenía miedo, y no era un temor cualquiera, era algo parecido al pánico. El escritor sabía que se lo merecía, todo había sido por su culpa y si no lo hubiese tratado tan mal, tal vez Shuichi no sentiría esa extraña aura alrededor de él y pudiese hablarle como hacía con todos los demás. Yuki se movió en esos instantes y abrió los ojos, en sueños había escuchado claramente la voz de Shuichi y sintió su mano posándose sobre su hombro, como solía hacer cuando se quedaba dormido en los lugares menos esperados. Rápidamente, el rubio se levantó de la silla y se fue directamente a la habitación, pero en medio del camino se detuvo apoyándose contra la pared y dándose cuenta que solo había sido un sueño. Yuki se pasó una mano por los cabellos y respiró profundamente, intentando controlar aquellos fuertes latidos que su corazón daba. Solo había pasado un mes pero para él, parecían años. Lo que más le dolía era que no podía acercarse, ni abrazarlo, mucho menos dirigirle algunas palabras, Yuki había aceptado esa regla a cambio de poder ver a su amante todos los días. Sabía bien que Shuichi se alteraba con facilidad y lo que menos quería era que empeorase. Todos le habían llevado fotos, canciones y le contaban anécdotas de las cosas que había vivido. Pero, Shuichi seguía indiferente, observando con una mirada ausente aquellos rostros felices en las fotografías, sin poder reconocerse en ellas. También, Yuki le había llevado un pequeño álbum de fotos de los dos, aunque ahora que lo notaba, solo poseían diez fotos en total. El escritor no sabía que decirle, habían pasado tres años de relación y solo se habían tomado diez fotos en todo ese tiempo. Era lógico que Shuichi no lo aceptase y le negase el habla, y más cuando en ninguna de esas fotos se mostraba cariño alguno del rubio hacia el cantante. Hiro había intentado en tres ocasiones hablarle del tipo de relación que mantenía con Yuki, pero Shuichi empezaba a sentir un gran dolor en el pecho y comenzaba a llorar sin saber la razón, por lo que el doctor les había recomendado que por el momento solo le diesen la información más básica y necesaria para que aceptase al menos su nombre. Muchas veces cuando lo llamaban, Shuichi no reaccionaba, ni siquiera volteaba a ver quien le estaba hablando, eso demostraba que no había progresado en nada todo ese tiempo. Yuki estaba totalmente destrozado, el ver a su amante postrado en aquella cama era realmente una tortura, pero a pesar que el chico se negase a hablar con él, iba fielmente todos los días a visitarlo y llevarle alguna cosa que necesitara. Yuki esperaba que sucediese un milagro, pero la mente del cantante estaba peor que un papel en blanco.


 


El escritor se estiró como un gato y se sobó el cuello a causa de la posición tan incómoda en la que se había quedado dormido. Iba a tomar un baño pero al ver la hora, solo se cambió de camisa y cogió las llaves del auto, que estaban sobre la mesita de noche. En el camino al hospital estuvo pensando en algunas cosas, ya era hora de que tuviese una charla real con el cantante, visto que aquella táctica de quedarse viéndolo de lejos no funcionaba en absoluto. Estaba cansado de estar como un espectador, mientras contemplaba como todos los demás le hablaban y lo llenaban de mimos. Así que esa tarde se dispuso a ir más temprano con el fin de estar a solas con el chico y así poder charlar con él. Yuki llegó en media hora al hospital y dejó el auto en el estacionamiento, luego de eso ingresó al edificio y entró al elevador, pero cuando estuvo en la puerta de la habitación del cantante, escuchó voces y risas que lo dejaron sorprendido. Hace tanto tiempo que no escuchaba aquella risa del pelirosa, demasiado tiempo… Yuki lamentaba haber dejado de lado a su amante, pero estaba dispuesto a empezar desde el comienzo. Por algunos segundos se sintió aliviado al escucharlo ya que eso significaba que se encontraba de buen humor y quizás este podría ser un buen momento para acercarse a él. Pero, su expresión cambió totalmente al abrir la puerta y encontrarse con cierto cantante de cabellos castaños sentado sobre la cama y con su rostro a pocos centímetros de Shuichi. En todo ese tiempo ese odioso del conejo no se había aparecido por el hospital, pero al parecer había regresado de sus giras y ahora volvía solo para acosar a su amante. Y Yuki no estaba muy lejos de la realidad, apenas Ryuichi se hubo enterado del accidente había hecho todo lo posible para regresar a Japón y estar cerca del pelirosa. Ryuichi se mostraba con aquella engañosa apariencia inocente y juguetona, le había traído algunos dulces y un conejo igual que el suyo, con el cual había estado jugando a su lado, por ello Shuichi había estado riéndose. Yuki sintió como los músculos se le tensaban. Shuichi no le había hablado en todo el mes y ese molesto cantante, había logrado que riese en solo una visita. Yuki no pudo evitar cerrar la puerta con un golpe y con ello captó la atención de ambos.


 


- Perdón por interrumpir su tan amena charla – dijo Yuki sarcásticamente.


 


- Oh no, no interrumpes nada, si quieres puedes unírtenos… pero, creo que no. Has asustado a Shu-chan con esa escandalosa entrada – dijo Ryuichi abrazando al pelirosa. Su voz sonaba infantil como siempre, pero su mirada era claramente la de un hombre que está dispuesto a enfrentar al mismo diablo con tal de lograr sus objetivos. Yuki sabía muy bien que tipo de personalidad se escondía debajo de aquella imagen inocente. Empezaba a perder la calma y a querer poner sus manos alrededor del lindo cuello de Sakuma Ryuichi.


 


- Supongo que tendrás otras cosas que hacer ¿no? ¿Por qué no regresas a tus giras y todas esas tonterías?


 


- ¿Escuchaste Shu-chan?, él piensa que el trabajo de un cantante es una tontería… - dijo Ryuichi poniéndose de pie y acercándose a Yuki sin dejar de observarlo fijamente, como si quisiera atravesarlo, -  No debería hablar así Yuki-san, y menos cuando le contaba a Shuichi que él también ha viajado por muchos lugares gracias a su banda -. Yuki quiso golpearlo en esos momentos, pero hizo un gran esfuerzo para contenerse. Había cometido un error, y por culpa de aquel comentario Shuichi volvía a tener aquella expresión incómoda de siempre. No quiso decir nada más para no empeorar las cosas. – Bueno, ya tengo que irme. Cuando seas dado de alta puedes venir a visitarme cuando  quieras, sabes que siempre tendré tiempo para ti – le dijo el cantante con una sonrisa.


 


- Gracias por todo… - respondió Shuichi débilmente.


 


- Y recuerda que eres muy especial para mí, demasiado especial.


 


Yuki no pudo soportar ver a Shuichi sonriéndole mientras sus mejillas se sonrojaban y a Ryuichi coqueteándole en sus propias narices. Eso era demasiado. El escritor salió de la habitación detrás de él, no estaba dispuesto a que se burlasen en su cara. Yuki detuvo al cantante en medio del corredor, mirándolo desafiante.


 


- Se puede ¿saber que demonios estás tramando? - le dijo con voz fría, reservada especialmente para personas indeseables como él.


 


- No entiendo lo que quieres decir, solo vine a ver a Shuichi.


 


- A mi no me engañas, ¿crees que acercándote a él de esa manera vas a lograr algo?


 


- Oh… ya veo, ¿acaso el gran Yuki Eiri está celoso? ¿Tienes miedo que alguien más te robe a Shuichi? Aunque no sería tan difícil… sé muy bien que él ni siquiera te dirige la palabra.


 


- ¿¡Y eso que te importa!? ¡Soy yo el que ha estado cuidándolo todo este tiempo!


 


- ¿Entonces por qué él no sabe ni como te llamas?


 


- Todo es por causa de la perdida de memoria…


 


- No, todo esto es por tu culpa. ¿Cómo explicas que él hable con todos menos contigo? Quizás no recuerde nada pero, sé muy bien que su corazón sí recuerda lo cruel que fuiste con él. ¡Por eso te tiene miedo! Y si yo puedo hacer que sonría como antes, entonces seguiré viniendo a verlo... es más, hasta estoy pensando en proponerle que vaya a vivir conmigo por un tiempo después que salga del hospital.


 


- Tú no puedes hacer eso.


 


- Claro que puedo, si Shuichi no soporta ni verte dudo mucho que quiera regresar contigo a tu departamento. ¿Cómo vas a poder convencerlo si cada vez que te mira empieza a temblar?


 


- Eso no es problema tuyo…


 


- Shuichi merece ser feliz, tiene que estar con alguien que lo ame en verdad y no solo lo utilice como un objeto…


 


- ¿¡Qué estás diciendo!?


 


Ryuichi sonrió burlonamente, dejó que Yuki lo empujara bruscamente contra la pared y le diese un golpe en el momento exacto en que Hiro, Suguro y K salían del elevador. Ellos fueron testigos de la escena e inmediatamente se acercaron con una expresión de sorpresa en sus rostros. Algunas enfermeras estaban asustadas por el comportamiento tan agresivo del rubio, a lo lejos no habían podido escuchar la conversación que habían tenido y a sus ojos, el escritor había golpeado a Ryuichi sin que este le diera motivos para hacerlo. K estaba indignado y fue a ayudar al cantante cuyo labio estaba sangrando, Ryuichi se mostró tan inocente como pudo y fue conducido al cuarto de primeros auxilios para que una joven le curase aquel golpe. Yuki acababa de darse cuenta lo que había sucedido, y lo peor, es que había sido muy tonto para caer en aquella trampa. Era obvio que Ryuichi sabía muy bien que los amigos del pelirosa estaban por llegar y había montado toda aquella escenita a propósito. Se sentía un completo idiota, pero ya era tarde para arrepentirse. El escritor se dejó caer en uno de los asientos de la sala de espera, realmente en esos momentos lo único que quería era que lo tragase la tierra, parecía que nada de lo que hacía le salía bien. A lo lejos contempló la puerta de la habitación de Shuichi, sabía que sus amigos se encontraban dentro y rogaba porque el chico no hubiese escuchado nada sobre aquel incidente. Cada vez iba alejándose más de él, ahora ni siquiera podía entrar a su habitación por culpa de Ryuichi Sakuma. Estaba cansado de todo eso, y de ser tratado como si fuese un asesino en serie. Yuki pensó que lo mejor sería bajar a la cafetería a beber algo bien frío y luego regresar cuando aquel odioso murmullo de las enfermeras cesara. Pero apenas se puso de pie, K se acercó a él con una mirada seria.


 


- ¿Ahora qué?, ¿vas a asesinarme por haber golpeado a tu adorado cantante? – dijo Yuki con voz cansada.


 


-Pues no,  yo sé que fue culpa de él – respondió K tranquilamente.


 


- ¿Eh?


 


- Lo conozco demasiado bien, sé que Ryuichi armó todo esto y dejó que le pegases para quedar como una víctima ante nosotros.


 


- ¿Entonces tú me crees?


 


- Yo sí Yuki-san, pero los chicos no. Ellos están convencidos de que Shuichi estará mejor lejos de ti.


 


- ¿Qué demonios?


 


- Shu-chan será dado de alta mañana, el doctor dice que ya está estable y al parecer los desmayos han cesado, de todos modos tendrá que venir dos veces a la semana a una evaluación y a terapia para recuperar la memoria. Los chicos han decidido que se quede en casa de Hiro en donde podrá descansar tranquilamente, pero yo creo que…


 


Yuki no esperó a que terminase de hablar, en esos instantes se puso de pie y se dirigió con paso firme hacía la habitación. K se quedó solo, pero con una sonrisa extraña y de complicidad en sus labios. El escritor entró al cuarto llamando la atención inmediatamente de los tres jóvenes que se encontraban ahí. Shuichi evitó su mirada, felizmente los chismes de lo ocurrido en el corredor no habían llegado a sus oídos, pero actuaba como si hubiese sido testigo en primera fila de aquella patética discusión. Yuki estaba harto de que todos actuasen como si no existiera, hasta ese momento lo había permitido solo para que Shuichi pudiese recuperarse y no tuviese emociones fuertes, pero ya no podía contenerse más. Rápidamente, se acercó al chico y lo abrazó efusivamente, Shuichi no se movió, pero empezó a temblar levemente. Y antes de que alguno de sus amigos pudiese decir algo, les lanzó una mirada seria para que se callasen y escuchasen lo que tenía que decir.


 


- Escuchen atentamente porque solo lo diré una vez… Shuichi vendrá conmigo cuando sea dado de alta. No voy a permitir que sigan interfiriendo en este asunto. Él ha vivido conmigo durante tres años, lo conozco suficiente y sé que a mi lado podrá recordar mejor las cosas.


 


- ¿Recordar lo mal que lo tratabas? – dijo Hiro con sarcasmo.


 


- Tú te callas Nakano-san, todo este tiempo lo único que han hecho es alejarme de él.


 


- Es tu culpa de que ahora se encuentre en esas condiciones…


 


- ¡Lo sé! ¡Es mi culpa! ¡Yo fui quien estrelló el auto en aquella pared e hizo que Shuichi perdiese la memoria!, ¡maldita sea! ¡Fui yo!


 


- Suéltame por favor… - dijo Shuichi con voz baja.  


 


- ¡No!, ¡no lo haré! Escúchame Shuichi, sé que me tienes miedo y no tienes la menor idea de quien soy, pero quiero que regreses a casa conmigo. Solo dame esa oportunidad, permíteme demostrarte quien soy en verdad – dijo Yuki sujetando el rostro del joven para que lo viese a los ojos. Sabía que estaba siendo muy brusco pero tenía que hacer algo antes que aquellas personas se lo arrebataran.


 


- Yo… no sé lo que siento, estoy muy confundido…


 


- Eiri-san por favor, Shindou-san no está en condiciones para escuchar más de la cuenta, el doctor dijo que solo le proporcionáramos información básica. No es un buen momento para decirle lo de ustedes – dijo Suguro intentando apartar al escritor del pelirosa.


 


- Eso no me importa, él vendrá conmigo mañana.


 


- ¡Estás siendo muy egoísta y como siempre no te importa lo que suceda con él! – gritó Hiro poniéndose de pie, dispuesto a enfrentar a Yuki. – Ya todos fuimos testigos de lo que sucedió en el corredor, ¡no permitiré que mi mejor amigo viva con alguien tan agresivo como tú!


 


- ¡Él vendrá conmigo!


 


Yuki soltó a Shuichi y se acercó a Hiro  mientras seguía repitiendo que se llevaría al cantante y nadie podría impedírselo. Suguro no sabía que hacer, intentó calmar las cosas y se puso en medio de los dos. Y mientras discutían, nadie se dio cuenta que Shuichi se estaba levantando de la cama apoyándose contra la mesa de noche, hace semanas que no se había puesto de pie y sentía sus piernas muy débiles. Pero a pesar de ello, se acercó a aquellos hombres y puso una mano sobre el hombro de Yuki. Como acostumbraba hacer en un afán para tranquilizarlo. Inmediatamente, todos se callaron. Shuichi miraba fijamente a Yuki a pesar que sus manos temblasen junto a todo su cuerpo por el esfuerzo.


 


- Shu-chan no debiste ponerte de pie – dijo Hiro preocupado.


 


Pero Shuichi no respondió, su mirada estaba ausente y parecía como si fuese un sonámbulo. Mantenía la mano derecha sobre el hombro de Yuki sin decir palabra alguna. La mente de Shuichi era un completo caos, algunas imágenes borrosas habían aparecido junto a voces que le parecían familiares, pero no podía identificarlas. El chico empezaba a sentirse mareado, sus piernas perdían la poca fuerza que había reunido para levantarse, pero logró articular una palabra débilmente…


 


- Yuki…


 


Fue lo único que pudo decir antes de desvanecerse en los brazos del escritor. Yuki lo cargó y rápidamente lo depositó con cuidado sobre la cama. Suguro fue corriendo a llamar a la enfermera y Hiro no podía dejar de mirar asesinamente a aquel hombre. No comprendía lo que había sucedido. ¿Acaso a pesar de todo Shuichi sí recordaba a Yuki muy en el fondo?, ¿o solo había repetido el nombre que había escuchado días antes para evitar que siguieran discutiendo? Estaba muy preocupado para pensar bien en ello, lo único que quería era que Shuichi recuperase pronto el sentido. Pero, mientras esperaban que la enfermera llegase con el doctor, Yuki se dispuso a salir de la habitación. Su expresión había cambiado por completo al escuchar a Shuichi llamándolo. Ahora, más que nunca, no permitiría que lo separasen de su amante.


 


- Soy el tutor legal de Shuichi por haberme hecho cargo de él en todas estas semanas… ni siquiera sus padres pueden decidir sobre él… mañana regresaré y se irá conmigo…


 


- No lo entiendes, ¡no quiero que muera! Si sigue desmayándose así él… - dijo Hiro sintiendo como la voz se le quebraba.


 


- Lo sé muy bien Nakano-san, pero es mi culpa de que se encuentre así. Fui yo quien le robó la memoria, y deseo ser yo quien se la devuelva…


 


- Él es mi mejor amigo…


 


- Y también es la persona que más amo en este mundo – dijo Yuki en un susurro, pero Hiro pudo escucharlo. Quiso decirle algo más pero, al voltear, Yuki ya había salido de la habitación. Hiro sujetó las manos de su amigo, solo quería lo mejor para él y por eso había tomado la decisión a espaldas de Yuki pensando que sería lo más adecuado. Pero, ahora al haber sido testigo del comportamiento de Shuichi a pesar de tenerle miedo, y de aquella frase que jamás pensó escuchar de los labios de Yuki Eiri, estaba confundido. Lo único que pudo hacer en esos momentos fue pasarle una mano por los cabellos y acariciarle la cabeza. Y antes que el doctor llegase, le susurró algo al oído…


 


- ¿Podría tu amor ser más fuerte a pesar de todo? Shu-chan… ¿acaso tu verdadero “yo” está luchando por salir para regresar con ese escritor? Si te pierdo por su culpa jamás me lo perdonaré pero… tampoco podría vivir en paz alejándote del amor de tu vida… aunque ese tipo no te merezca -. Hiro se alejó del chico y se apoyó contra la puerta, la enfermera llegó con el doctor y tuvo que salir para que lo examinasen.


 


Y cuando Suguro se acercó a él, Hiro estaba totalmente ausente y perdido en sus pensamientos. A los lejos estaba K, observando por la ventana como el auto del escritor se alejaba del edificio. Sea como fuese, el rubio sabía que la única persona que podría ayudar en verdad al cantante era aquel hombre de mirada asesina. Yuki Eiri era la mejor medicina para Shuichi a pesar que todos estuviesen en contra de él, siempre había sido de esa manera y estaba confiado en que esta ocasión sería igual…


 


 


 


 


 


 


Continuará…  


    


 


 


 


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