Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Yo nado para ti. Y tú gimes para mí. por Scarlett_Rose

[Reviews - 27]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Finalmente estoy actualizando, lamento mucho la demora, en verdad quería escribir lo antes posible, pero es difícil crear algo cuando llevas tiempo sin hacerlo -lloriquea-, ¡Pero! Aquí estoy, disculpen si encuentran alguna falta, pero la corrección fue de forma rápida por falta de tiempo, verán, me están secuestrando para ir de visita con mi abuela y por allá todo es naturaleza y tranquilidad, entonces o era actualizar ahora o esperar hasta dentro de una semana –suspiro- Finalmente para no hacerlos esperar, lo hice todo hoy.

Me siento muy contenta porque hoy logre finalizar la historia de Seven Days, -melancólica-, me esforcé muchísimo creando un buen final para Kaname y Zero, así que cualquier interesado puede darse una vuelta. También escribí un extra para dos one shot que prometí: Un nuevo comienzo y Si yo nado para ti, tú gimes para mí.

Espero les guste esta pequeña actualización, no prometo actualizar más seguido, pero tengan por seguro que estaré trabajando ahora que tengo un poco de inspiración y tiempo, así que no desesperen, ¿ne? ¡Bien! Ahora pasemos a los agradecimientos para esas personitas que siguen la historia -brillitos-.

Gracias a:

Anónimo (xD), Yumikochan nwn, pinkytopia, zamhara, Richiro, Macka, sunako_1, 4 anónimos más, Criss Crosszeria, Kotomi_Senri_Okazaki, Jaazmin ;3, kazai Shinju, AndromedaUchiha y todos los que leyeron el Fic.

Fufufu~ Sin más que decir, les dejó con el capítulo.

 

S.R.

 

Capítulo extra: Cumpliendo amenazas.

 

“La próxima vez que nos encontremos… No me detendré”

 

Decírselo, fue lo peor que pudo hacer. Ahora, no había visto a Rin ni por mera casualidad, entorno los ojos, desviando la mirada hacía la ventana a su costado, desde ahí podía apreciar la piscina, y su cristalina agua, sin embargo, ni esa esplendida vista, lograba animar su humor. Suspiró largamente, apoyando la frente sobre su pupitre.

 

Makoto, le observo detenidamente. Había estado tanto tiempo cuidando de Haru, que le conocía bien, pese a su indiferente personalidad, sabía que sólo existía una persona capaz de alterar el pasivo carácter de su amigo, balanceo sutilmente la cabeza, con el lápiz contra los labios.

 

¿Qué podía hacer él para ayudar a su amigo?

 

El resto de la clases, se la paso creando plan tras plan, sin embargo conocía bien la personalidad de sus amigos, en alguno de sus estrategias algo faltaba o sobraba. Se mordió el labio, mientras observaba el bailar de la cristalina agua, al menos Haru parecía haberse olvidado momentáneamente de sus problemas, el pelinegro disfrutaba nadando.

 

—¿Mako-chan? —llamó Nagisa estando a su costado. El ojiverde apenas le prestó atención—, ¿Qué ocurre?

 

—Haru y Rin pelearon de nuevo… Quiero… quiero hacer algo para que se reconcilien pero…

 

Tarde cerro la boca. Ahora Nagisa también entraba en acción y lo malo, es que la presencia del pequeño siempre significaba problemas. Makoto agitó las manos, intentando decir una excusa, crear una mentira, pero ya no había marcha atrás.

 

Y no saben cómo se arrepintió el castaño de su desliz, incluso quiso morir cuando a la noche, Nagisa le hizo una llamada para quedar.

 

En plena madrugada. Enfrente del antiguo club de natación Iwatobi.

 

::: ::: ::: :::

 

—¡¿Po… Por qué aquí?! —chilló el castaño detrás de Haru. Rei se acomodó los lentes, echándole ojo crítico al antiguo club de sus senpais.

 

—Se ve como un lugar embrujado —sentenció.

 

—¡Rei! ¡No digas eso, por favor! —gimoteo Makoto crispando los dedos en los hombros del pelinegro indiferente.

 

—¡Ey! ¡Chicos! —saludo energético Nagisa, llevaba consigo una mochila y a su costado estaba Gou—, Es bueno que hayan venido todos —comenzó aunque se dirigía especialmente al cobarde Makoto, quien ganas de escapar no le faltaban.

 

—¿Y bien? ¿Para qué nos llamaste? —cuestiono Rei, entrecerrando los ojos. Se veía ligeramente aburrido, y somnoliento.

 

—Rei-chan, no debes se apresurado, los chicos así no son nada populares —dijo haciendo sonrojar al peliazul—, Además aun no estamos completos.

 

—¡Oh, chicos!

 

Todos soltaron un suspiro grupal, podían reconocer esa energética voz, en cualquier lugar. La mirada indiferente de Haruka cambió en cuanto visualizo la rojiza melena que venía detrás del capitán de Sameazuka.

 

—¿Ha-Haru? —gimoteo Rin al verle, y aunque estaba por salir corriendo, Nagisa que podía ser demasiado rápido cuando se lo proponía, le dio alcance para cogerle del brazo y hacerle volver con los demás.

 

—¡Gracias por invitarnos! ¡Oh! Gou-kun —saludo con la mano en alto.

 

—Rin, ¿Cómo has estado? —pregunto Makoto amable como sólo él podía.

 

—Bien —dijo secamente con la mirada desviada hacía su costado, chasqueo la lengua intentando quitarse al rubio del brazo—, A todo esto, ¿Para qué demonios llamaron?

 

—Vaaamos, Rin-chan no sea gruñón —sonrió de forma siniestra—, Hoy estamos aquí para una prueba de valor entre Sameazuka e Iwatobi.

 

—¿Ha? ¿Prueba de valor? —enarco una ceja, mirando el imponente lugar, después a los demás— ¡Y un demonio! ¡Nagisa, ¿Acaso no ves que sólo somos dos de Sameazuka?!

 

El rubio pestañeo confuso, después conto uno a uno su integrantes, cayendo en la cruel realidad.

 

—¡¿Dónde está Ai-chan?!

 

—Hoy es día libre, la mayoría de los alumnos regresan a casa, así que para cuando llamaste Nitori se había ido a casa…

 

—¿Y el capitán por qué si estaba…?

 

—¿Yo? Ah, yo le estaba mostrando a Matsuoka todos los trajes de baño que compre.

 

—«Rin definitivamente no es Gou» —pesaron al unísono Makoto y Rei.

 

Rin tembló de pies a cabeza al sentir la hostil mirada de Haru, le miró de reojo y por un segundo sintió la imperiosa necesidad de explicarle las cosas, incluso inconscientemente se acerco al pelinegro haciendo torpes movimientos de manos.

 

—¡Entonces! ¡Está será la prueba de valor en equipos! —dijo Nagisa en alto—, Mikoshiba-san y Gou-chan…

 

—¡Sí!

 

—Na-gi-sa~

 

—… Junto con Rei —dijo intentando no prestarle atención a la atemorizante mirada del Matsuoka mayor, carraspeo—, Makoto con…

 

—Conmigo —se ofreció Rin—, Ya que Makoto es más tranquilo que los demás, probablemente sea el mejor para terminar el recorrido…

 

—¡Que mal, Rin-rin! —canto Nagisa dando saltitos—, Yo me pedí antes a Mako-chan, ahora, listos… ¡Fuera! —tomo el brazo del castaño y a una velocidad sorprendente le hizo entrar a las viejas instalaciones, causando un grito ahogado en el mayor.

 

—¡No perderemos tan fácilmente, Nagisa-kun! —sentencio Rei entrando junto a su equipo.

 

Rin vio partir a todos y aunque tenía la posibilidad de irse. No lo hizo.

 

::: ::: ::: :::

 

Había estado evitando a Haru. Se cuestiona mucho sobre lo que iba a decir o hacer, y muchas veces se imaginó como sería la próxima vez que se vieran, sin embargo…

 

Esto superaba sus expectativas.

 

El ambiente tenso era fácilmente perceptible, incluso alguien tan idiota como Nagisa podría notarlo, mordisqueo su labio mientras continuaban caminando. El hombro de Haru, a veces golpeaba el suyo…

 

—Ah… —se detuvo y el moreno le imito, dándole una vaga mirada de reojo—, Olvide preguntar cuál era la meta…

 

—Yo también.

 

—Rayos. —ladeo la cabeza, detrás de Haru estaba una piscina, vieja y tétrica—, Quizá lo mejor sería regresar.

 

Giro sobre sus talones y al pasar a su costado, el susurro de su nombre le detuvo.

 

—Entre Makoto y yo, ¿A quién prefieres?

 

—¡Ha! ¿De qué demonios hablas? —siseo arrugando el ceño, incluso le volteo a ver. Haruka continuaba con su apacible mirada azulada—, No hay forma… amigos… no… hay… E-entre la caballa y yo, ¿A quién prefieres?

 

Las pupilas de Haru por un segundo parecieron alterarse, sus labios se entreabrieron para murmuran cosas incomprensibles.

 

—A ti, Rin.

 

Las mejillas de Rin, le estaban haciendo competencia a sus ojos, avergonzado dio dos pasos hacia atrás, ¿Cómo podía decir cosas tan vergonzosas con esa seriedad? Haru, giro para poder tener frente a él al pelirrojo.

 

—Aunque los dos son mis preferidos, prefiero comerte, Rin.

 

—¿Co-comerme? ¡Espera! Ha—mh.

 

Los labios de Nanase chocharon contra los suyos, atrapando a Rin contra la sucia pared, sin darle escapatoria, invadió su boca, mordisqueando sus labios, empujando su lengua. Invadiendo de nuevo su espacio personal.

 

Había extrañado tanto tocarle, besarlo. Necesitaba tocar más, besar lugares que nadie nunca podría ni tocar, entrar en Rin y marcarle con suyo. Nunca había sido posesivo, pero monopolizar a Rin le gustaba, separó sus labios para ver el rostro rojizo del tiburón.

 

La próxima vez no me detendré… —pero aun así aflojo el agarre. Sin Rin lo quería podía irse de su lado.

 

Las pupilas rojizas del pelirrojo se cristalizaron, deslizo las manos hacía la pared palpando a su alrededor, hasta dar con la vieja perilla. No era una pared, era la puerta a los cambiadores.

 

—Lo sé. Y espero no te detengas, Haru…

 

::: ::: ::: :::

 

Mhg~… Uhmg… Ahhmg~

 

El sonido de chapoteo y gemidos inundaban la habitación, Rin cubría con ímpetu su boca, mordiendo agresivamente sus dedos para callar los gemidos, que retumbaban perfectamente con el eco, hecho la cabeza hacía atrás cuando la lengua de Haru acaricio gentilmente su pezón. El otro fue acuñado por sus dedos, dando ligeros apretones. Dos dedos ya entraban y salían lentamente de su ano, y aunque en un principio fue el maldito infierno ahora podía sentir un poco más de placer.

 

La parte baja de su ropa estaba perdida en algún punto, y sus partes íntimas sólo eran sutilmente cubiertas por la polera floja que llevaba puesto. La mano de Haru, se deslizo sobre sus vientre hasta su miembro que se levantaba vigorosamente incluso por debajo de la polera, mojando la tela con el líquido preseminal.

 

Con el pulgar acarició el glande, y Rin se retorció de placer.

 

—Rin —susurro Haru con la voz ronca.

 

El pelirrojo le miró a los ojos, beso constantemente sus labios, deslizando la lengua hacía su cuello, donde repartió mordiscos de tiburón, sus rodillas retrocedieron y aunque gimió con reproche cuando los dedos abandonaron su entrada, lo siguiente que iba a hacer le impedía continuar con las antiguas caricias.

 

—¿Rin?

 

—Te haré sentir bien, Haru —le dijo mientras bajaba la cremallera de su pantalón. Dio un mordisco sobre su entrepierna, y con los dientes jalo del elástico, con la palma acuno el sexo de Haru, dándole una suave caricia a todo el tronco.

 

Haru ladeo suavemente la cabeza, frunciendo graciosamente el ceño, con la yema de los dedos, acariciaba el frío suelo, dando pequeños rasguños. Tembló de pies a cabeza, cuando el aliento de Rin choco contra su entrepierna. Rin le dedico una profunda mirada antes de engullir el glande, lamiendo circularmente la cabeza, sus dedos serpenteaban sobre el tronco, bajando hasta los testículos, que retorció gentilmente.

 

—Ri…n —jadeo viajando la diestra hasta el rojizo cabello de su amigo, empujo ese mechón rebelde que siempre caían en medio de su frente. La boca de Rin bajo más sobre aquella longitud, acariciando la sensible piel con la lengua, sorbiendo y dando suaves mordisco que hacían gemir débilmente al moreno—, Me… correré…

 

Rin detuvo todo movimiento, mientras se erguía chasqueo la lengua, sus mejillas estaban ruborizadas y su seño estaba fruncido, mientras cortaba la poca distancia con Haru, levantó su polera, dejando ver parte de su pecho y por supuesto su entrepierna, sostuvo la prenda con los dientes.

 

—Rin —dijo suavemente cerca de su oído, posando las manos sobre su cadera, con movimientos pausados, le ayudo a bajar, penetrando al pelirrojo, Rin seguramente maldijo a todos, incluido él pero ya que tenía la boca ocupada no emitió más sonidos que gruñidos sin forma ni sentido.

 

La estrechez de Rin alteraba a Haru, le hacían olvidar su tranquilidad, su indiferencia hacia el exterior, repartió besos sobre su cuello, incluso deslizo la mano hacía el sexo del pelirrojo para masturbarle en un ritmo lento, sin preámbulos. Disfrutando del contacto y el acercamiento intimo que estaban viviendo.

 

Rin jadeo contra la tela de su polera, débilmente abrió los labios para dejar caer la mojada tela, le paso los brazos sobre su cuello y pego sus frentes con fuerza.

 

—Ha… Haru

 

El movimiento de ambos era torpe, y Rin siseaba a cada embestida, si había dolor él decía palabrotas, si había placer él decía palabrotas. El pelirrojo se aferró con fuerza a Haru, envolviéndole con brazos y piernas, incluso el abrazo se hizo más apretado cuando el orgasmo alcanzo a ambos.

 

—¿Rin? —cuestiono al ver que el pelirrojo no quería hacer contacto visual, su mano continuaba deambulando sobre el sexo flácido de su amigo, frotando el semen.

 

—Quie…ro… —se mordisqueo los labios nervioso, mirando tímidamente al moreno— Quiero… un beso… Haru…

 

Haru no pudo evitar pensar que su pedido era ridículo. Acababan de tener sexo, y Rin se cohibía al pedirle un beso, sonrió irónico, dándole un pequeño pico. Rin entrecerró los ojos.

 

—¡Dije un beso, idiota! —siseo sosteniendo la cabeza de Haru con fuerza para chocar fuertemente sus labios.

 

—No me detendré, Rin —comenzó Haru con los labios hinchados, incluso el inferior tenía un pequeñito corte.

 

—¿Eh? ¿De qué diablos hablas, Haru?… Rayos, como duele.

 

—Te cazare completamente.

 

—¡Ha! ¿A qué viene eso, eh? —gruño mostrando su afilada dentadura mientras fruncía el ceño incómodo y avergonzado. Probablemente lo que Haru no sabía, es que el tiburón había sido cazado desde hace mucho tiempo atrás pero Rin es demasiado orgulloso como para contarle eso.

 

Quizá después el delfín logre descubrirlo.

 

Notas finales:

¡Gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).