- ¡Ay, llegué tarde! - Dijo, colocándose en frente.
- ¿Qué ocurre? - El perro lo miró horrorizado.
- ¡La princesa de fuego le ha quitado su núcleo de oxígeno al príncipe! - Dijo, alterado.
Finn miró con sorpresa a su amigo canino, impactándose con la noticia. Jake sólo lloraba por su inutilidad.
- Waaaaaaah... -Chillaba este. - ¡Oh, espera! ¡Podríamos intentar algo!
- ¿Qué cosa? - Preguntó Finn, esperanzado.
- ¡Podríamos darle carbón! O al menos eso creo, pero yo no tengo nada.
Finn sacó de sus bolsillos algo de carbón, siempre tenía un poco por si a Flama le daba algo de hambre. Se lo metió a la boca y miró con atención, pero el príncipe no desmotraba ningún cambio.
- Por favor, reacciona... -Pidió Finn.
Como hubiese querido que despertara de una vez, pero no pasó. De los ojos del héroe comenzaron a salir lágrimas de tristeza al ver que Flama no se encendía en lo más mínimo.
- Lo siento, hermanito... - Dijo Jake al ver la tristeza de su amigo.
El rubio no hizo caso a las palabras del perro y abrazó al muchacho de la realeza sin dejar de llorar, empapándolo con sus lágrimas. Las lágrimas que caían en la piel del príncipe hacían que el chico lanzara algo de humo en su contacto, el humano se dio cuenta de esto y lo miró fijamente, el príncipe comenzaba a encenderse muy ligeramente.
- ¡Jake, busca carbón! - Ordenó.
- ¡Que no tengo!
- ¡QUE BUSQUES!
- ¡Bien, bien!
El perro salió rápidamente, mientras que Finn le daba los carbones al príncipe. Cuando terminó con los que tenía en la mano, sacó todos los que se encontraban en su mochila y comenzó a alimentarlo más. Vio que el príncipe seguía encendiéndose, así que seguía. Le dio un último carbón, el último que tenía, era su última esperanza para que se encendiera... Fue una esperanza nula. El príncipe volvío a apagarse poco a poco.
- ¡NO! - Exclamó Finn. Notó que las lluvias se formaban y comenzaba a llover, extinguiendo la llama de Flama. - ¡NO, NO, NO!
La lluvia obligó a Finn meter nuevamente al príncipe en la cueva, no podía darse el lujo de dejar que se quemara. Miró al mayor, estaba completamente apagado, su única y última esperanza era que Jake llegase pronto.
A las tres horas, el Bulldog aparece nuevamente, con los brazos llenos de carbones. El príncipe ya tenía otro color, era de color gris mientras que Finn lo abrazaba.
- ¡Perdona por tardar, no encontraba carbón por ningún lado! - Se excusó el perro.
- ¡Dámelos, Jake! ¡Rápido! - Exigió Finn.
- ¡Bien, bien!
El perro le dio todo el carbón que tenía y sin perder tiempo, el humano comenzó a dárselo al príncipe uno a uno. Flama no presentó ningún cambio, todo lo contrario, se sentía demasiado frío.
- Vamos, reacciona por favor. -Pidió Finn en medio de las lágrimas. Comenzó a darle respiración de boca a boca, pero no pasaba nada. - Por favor, reacciona, por favor...
- Finn, hermanito... - Dijo Jake mientras le ponía una mano en el hombro. - No se puede hacer nada...
- ¡NO! - Gritó Finn, golpeando el pecho de Flama.
- Finn, cálmate. - Finn Sólo lloraba. -Lo siento. - Finn sólo volvió a golpear el pecho de príncipe con más fuerza. Jake reaccionó y lo alejó. - ¡Finn, basta!
Finn sólo lloró y abrazó el cuerpo del príncipe. A Jake le daba una lástima increible ver a su hermano del alma de esa forma y bajó la mirada. Luego recordó.
- ¡Finn! ¡Tengo una idea! - Exclamó, ganándose la atención inmediata del humano.
- ¿Cual?
- El anciano durmiente que otorga la vida...
- ¡VAMOS!
- ¡Espera! No es tan fácil encontrarlo, hermano.
- ¡No me importa, Jake! - El perro sólo suspiró.
- Está bien. - Aumentó de tamaño y tomó al príncipe. - Vamos.