Quizás sea porque los demás se han entretenido. Quizás algo hace que se retrasen y que solo uno de los doce se encuentre en la sala de prácticas. Quizás él ha sido demasiado rápido.
No le gusta perder su tiempo, empieza a calentar poniéndose de puntillas. Se mueve así por la sala. Con el paso de los minutos decide ponerse a bailar y así la espera se haga más amena. Se dirige al reproductor de música y le da al play.
-Vamos Lay, dalo todo. – se dice a sí mismo.
Comienza a sonar What Is Love. Su cuerpo inicia movimientos fluidos a través de la música, marcando el ritmo con cada parte de su cuerpo. Cierra los ojos y simplemente se deja llevar. Siente cada nota cantada por sus compañeros, realiza leves desplazamientos con la misma delicadeza con la que se acaricia la figura de porcelana más fina. Continúa con sus ojos cerrados, sin más ruidos que la propia música. Sus movimientos son limpios y sigilosos.
Cuando está casi finalizada la canción, desliza suavemente su mano hacia delante esta es agarrada con la misma suavidad como quien toma un pluma, haciendo que vuelva a su mundo y vea a su compañero sujetando su mano con una sonrisa.
-Kai… – el chico es silenciado cuando el menor pone su dedo en sus propios labios para que no diga nada.
-Déjate llevar. – dice en un susurro cuando comienza a sonar Baby Don´t Cry.
Es así como ambos deslizan sus cuerpos en el espacio, cortando el aire suavemente, en movimientos livianos perfectamente sincronizados. Cuando el menor parece tener tomado el control, es doblegado por los movimientos del mayor. Con intensos que aun así suaves movimientos, el menor toma el control una vez más, el mayor le da la espalda y así continúan marcando el lento ritmo de la música. Ambos ven su reflejo en el enorme de la sala, se puede apreciar como al mayor le empiezan a caer las primeras gotas de sudor. Los dos tienen la misma mirada al sentir eso que ambos aman y disfrutan. Aquello por lo que se dejan llevar. El mayor da un giro de ciento ochenta grados, volviendo a tomar posesión del menor, realizando así finos y elegantes pasos. Ambos sienten eso que les quema en su interior. El menor le da más intensidad a los movimientos, se separa del mayor tomando su mano y lo hace girar hasta que vuelven a quedar unidos y sus miradas vuelven a encontrarse una vez más siendo conscientes de las llamas que se aprecian en sus ojos. Cuando el mayor se libera, vuelve a colocarse enfrente de su compañero de baile sin perder un mínimo el contacto visual. Se limita a dar tres pasos al frente, tomando el terreno del menor que sigue con su sonrisa, la cual sería capaz de enloquecer hasta el ser más frío. Pero no se deja achantar por el mayor y con suave giro de muñeca vuelve a ponerlo de cara al espejo, ahora ambos son los que tienen gotas de sudor recorriendo por su cuello y la respiración algo más agitada que en un principio.
Es así como la canción empieza a tomar la última estrofa. Kai desliza su brazo a la vez que toma el del mayor a un lado. Quizás simplemente se deja llevar y lleva su otra mano al abdomen. Y empieza a deslizar la mano hacia abajo mientras Lay lleva la mano que enlaza con la del menor hacia la cabeza de él, sin perder en ningún momento el contacto visual a través del espejo, siendo conscientes del deseo de ambos sin ser más allá de eso que aman. En el último verso deshacen los tres movimientos de forma rápida pero igual de suave, fina y elegante. Hasta que finaliza la música continúan mirándose a la vez que sonríen con la respiración levemente entrecortada. Hasta que terminan las últimas notas así se contemplan, unidos. El menor tomando de la cintura al mayor mientras contempla su sonrisa que forma su perfecto hoyuelo y esa mirada capaz de seducir al último tempano de hielo. El mayor con su mano sobre el hombro del menor a la vez que analiza la sonrisa del menor que le hace tener una imagen seductora muy distinta a como de verdad es.
Cuando empiezan a oír a sus compañeros acercarse solo dejan unidas las manos que tienen entrelazadas y aun así sin perder el contacto visual al final las sueltan, aún perdidos en la mirada del otro.