Su futuro socio estaba retrasado una hora, Hyo esperaba impacientepor su llegada.
Después de seis meses para poder contactarlo y otros dos para lograr una reunión, había logrado que Kim Jongin le concediera una cita. Su negocio no andaba bien, necesitaba una buena ayuda económica y en estos tiempos… ¿Quién puede darte esa suma de dinero? Sino alguien sin mucho que perder pero todo para ganar.
Jongin entrababa en aquel restaurante después de una larga sesión de sexo con su asistente. Se había olvidado completamente de aquella cita. No le costó mucho hallar a quien sería su nuevo negocio. Podía notar las grandes ojeras que cubrían los ojos del hombre sentado unas mesas más adelante y su actitud desganada.
Se acercó con cautela y sin sentarse tiró el sobre en la mesa - Este es el contrato. Allí está mi número, llámame cuando te hayas decidido. Pero nos encontraremos en tu casa, un trato no se cierra en público - y sin más dio media vuelta saliendo por donde había entrado.
Hyo estaba estático en su lugar, Kim Jongin era un maleducado. Pero desgraciadamente lo necesitaba. Tomó aquel sobre marrón y pagó el vino que había tomado mientras esperaba.
Era su última oportunidad.
…
— ¿Vas a aceptar este contrato? —preguntaba incrédulo Kyungsoo a su padre. Hyo suspiró derrotado, había llegado el momento de hablar con su hijo.
—Escúchame, el negocio no funciona. Necesito hacer unos cambios y no puedo si no tengo dinero — hablaba Hyo mirando expectante a su hijo que lo observaba con sus ojos grandes sin poder créelo.
— Pero… Esto es inaceptable — Reprochaba Kyungsoo — Si no le devuelves el dinero en dos meses, se apropiará de la empresa ¿Si no lo consigues? ¿Si pierdes todo lo que el abuelo construyó en estos años?
—Entiende hijo, ya busqué todas las maneras. Nadie nos puede dar ese monto de dinero. Voy a aceptar el contrato y esto no se discute más
Hyo dejó a su hijo solo en la mesa del comedor. Kyungsoo no sabía qué hacer, que decir. Quería ayudar pero… ¿Qué podía hacer? No era más que un adolescente que intentaba terminar la secundaria.
***
Jongin sonreía victorioso sentado en el sofá de aquella casa. Hyo había aceptado el contrato, el muy iluso lo había hecho. El moreno tenía en claro que la empresa estaba fundida en la mayor de las miserias, sabía que en los próximos dos meses DO&CO le pertenecería.
— Necesito que lo firmes ahora —dijo Jongin con voz profunda —Solo si firmas primero depositaré el dinero
No ocultaba la sonrisa de superioridad en su rostro. El negocio era demasiado fácil.
Las manos de Hyo temblaban frente al papel, su firma salió media distorsionada debido a los temblores, pero era su firma al fin y al cabo.
Hyo le había prohibido a Kyungsoo el estar presente en la firma. No quería que su hijo estuviera involucrado en aquella atrocidad. Pero al menor poco le importaba, si su padre se iba a hundir el estaría para apoyarlo y saldrían juntos, como habían salido cuando su madre falleció.
Sin pedir permiso abrió la puerta de la habitación, impactándose con la escena encontrada. Un hombre, que no pasaba los veinticinco años sería la persona que los dejaría en la nada. Era un jodido veinteañero.
—Kyungsoo ¿Qué estás haciendo aquí?
Hyo le hablaba, pero él no podía dejar de observar a aquel hombre de piel morena, que le correspondía la mirada.
—Kyungsoo—repitió Jongin alagando las letras de aquel nombre—Ven siéntate con nosotros
Jongin pensó que aquel chico, era lo más interesante de aquel contrato.
Hyo se sentía una mierda, había arrastrado a su hijo consigo. Pero lo que más odiaba era la forma en la que Jongin miraba a Kyungsoo. —Ya está hecho, te acompaño a la puerta —hablaba tratando de atraer la atención del joven moreno.
— No hace falta — le cortó con superioridad Jongin, mirándolo solo un momento —Kyungsoo me acompañará ¿Verdad? — preguntó esta vez mirando sin descaro al joven.
Kyungsoo no podía negarse y Hyo tampoco podía protestar, ahora él y su empresa le pertenecían completamente a Jongin. No podía darse el lujo de contradecir a quien le estaba dando de comer, por lo menos por algún tiempo más.
Jongin fue guiado por Kyungsoo hasta la puerta, en el camino no podía dejar de pensar lo hermoso que se le hacia aquel muchacho con ojos profundos y esos apretados jeans que traía puestos.
— Gracias —susurró sinceramente el menor, bajo la atenta mirada de Jongin que sonreía victorioso.
—Kyungsoo… dime ¿Qué harás el viernes?
—No creo que deba interesarle
Kyungsoo tenía una mirada fiera, que atraía con locura a Jongin
Mordiendo su labio inferior, Jongin se adelantó un paso, acorralando a Kyungsoo contra la puerta de la entrada —Sabes, suele ocurrir que sí me interesa —.dijo fijando la vista en aquellos labios exuberantes —. Así que voy a preguntártelo otra vez—y tomando a Kyungsoo de la barbilla suavemente, lo obligó a conectar miradas —¿Qué harás el viernes?
— Nada
…
—¿Qué son esos gritos? — Preguntó Luhan desorientado. Después de cerrar aquel trabajoso contrato y por fin ingresar armas a China, estaba tomando una copa con sus socios y allí pudo escuchar los gritos desesperados.
— Asuntos no que no te incumben
Uno de sus socios respondió riendo. Luhan levantó una de sus cejas intrigado ¿Se atrevía a hablarle de esa manera después de ponerse de rodillas y suplicarle cerrar el contrato?
Luhan no pudo más cuando un ‘por favor ya no… duele’ hizo eco en la habitación. Levantándose e ignorando a las demás personas se dirigió a la puerta de donde salían aquellos gemidos lastimosos.
Ahogó un grito en su boca cuando la puerta se abrió.
Frente a sus ojos, un crio de no más de veinte años estaba tirado sobre una mesa mientras la sangre fluía por su cara y sus… piernas.
Luhan no pudo con semejante imagen, entró en aquella asquerosa pieza lanzando disparos a todos los que estaban allí parados. Cuatro hombres cayeron al piso sin vida.
Sehun miraba horrorizado aquella escena, un hombre había irrumpido su muerte lenta.
Quería morir, por dios que lo deseaba. La vergüenza en su rostro era demasiada. Con temor observó que aquel hombre se le acercaba despacio, mirándolo con pena.
Sin decir una palabra, tiró del hombre muerto sobre el cuerpo de Sehun quien lanzó una exclamación al sentir como la presión disminuía. Luhan subió sus pantalones y acomodó su camisa. El menor había comenzado a llorar de impotencia.
¿Quién era que sujeto que le salvaba? Porque venía a salvarlo…
¿No es cierto?
Luhan desató el agarre en las muñecas de Sehun, que se lanzó a abrazarlo.
Luhan estaba asqueado, presenciar aquella escena lo había marcado. A pesar de ver y conocer todo tipo de torturas aquello era algo… inaceptable, incluso para él.
No tuvo que darle explicaciones a nadie, simplemente le dijo a uno de sus ayudantes que tomara al chico y lo llevara al auto. Su sorpresa fue grande al escuchar al crio hablar
— No… por favor, no lo deje solo
Luhan fruncía el ceño sin entender
— ¿De qué estás hablando?
— Hay otro como yo, por favor ayúdelo
Sehun hablaba bajo, podía sentir el gusto de la sangre en su boca, asqueándolo y provocándole arcadas.
Luhan no esperó más y amenazando a todo el mundo emprendió la búsqueda del otro pobre muchacho. Lo encontró encerrado en una habitación, la cual olía a orina y sangre. El pequeño estaba acurrucado en el colchón mirándolo con miedo.
—Vamos chico, levántate.
Minseok miraba con horror a aquel desconocido que le hablaba, y no fue hasta que escuchó la voz de Sehun llamándole que accedió a un poco de ayuda.
***
— Entonces ¿Cuál es el diagnostico?
Luhan esperaba ansioso la respuesta del médico.
— El chico Sehun, está en muy malas condiciones —El doctor dijo, obligando a Luhan a sentarse — Él corte en su mejilla lo hemos suturado pero perdió mucha sangre y está muy débil
Luhan sabía que no podía llevárselos a corea en tan malas condiciones
— ¿Qué hay con lo otro?
— Mal, muy mal. No sé lo que le hayan hecho, pero está demasiado deteriorado —Luhan tapó su cara con miedo y vergüenza. No podía evitar pensar en el dolor de aquel pobre chico ¿Qué hubiera pasado si no llegaba? ¿Qué sería de Sehun?
— Minseok está mejor, solo tiene unos cortes pero nada más. Según me explicó él había llegado hacia solo una semana, pero Sehun hacía ya un mes que estaba allí
Un mes. Un puto mes agonizando.
—Luhan, lo chicos no pueden salir del país. Por lo menos espera una semana a que Sehun mejore y los trasladas. Si te lo llevas ahora, se muere
El doctor esperó a la confirmación de Luhan, antes de empezar con la siguiente operación de Sehun.
Abandonó el hospital con furia, tenía llamadas que hacer, cosas que arreglar. Porque no pensaba irse de china sin Sehun ni Minseok.