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Mi otra mitad por maria uchiha uzumaki

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Notas del fanfic:

Ohayoo, este es el primer fic que subo de otra persona. Por lo tanto su historia no me pertenece, es de Rosshio (La cual escribe genial). Ella me ha dado el consentimiento de compartir esta hermosa y romántica historia con ustedes. Espero que les guste.

 

Los personajes son de Masashi Kishimoto ^^

 

Ya lo sé mio no hay nada, aparte de cambiar los nombre y variar pequeños detalles, pero yo contesto todos sus reviews y lo subo xD

 

Espero les guste tanto como a mí.

Notas del capitulo:

Hola, primero que nada gracias por entrar en el fic. Espero se entretengan con la lectura.

 

Un beso.

Alemania, Leipzig

Me recosté en mi cama, harto del maldito día que había que tenido que sufrir en el colegio. No era un mal estudiante ni un rebelde, ni tampoco una víctima de acosos, pero ya esas exigencias de tener que asistir a ese lugar me superaban, prefería estar recostado en la cama escuchando música, disfrutando de estar lejos de todos. Claro, tenía amigos, pero eso no me bastaba para tranquilizar esa inquietud que tenía hace años y que por el tiempo había llegado a su límite.
 

Ya no tenía ganas de ver o hablar con nadie, solo deseaba estar en silencio pensando, escribiendo, dibujando, escuchando música o ilustrando mis sentimientos en canciones, que solo yo podía encontrar sentido.

Mi madre ya ni atención me dedicaba, y en muchas ocasiones era lo que peor me ponía. Ella estaba concentrada más en su trabajo, claro que para que uno se convierta en uno de los mejores diseñadores más reconocidas debe darle dedicación a su trabajo, ¿pero hasta el punto de olvidarse de su hijo? No era muy comprensible...

El único enojo que encontraba en el remolino de sentimientos depresivos que me invadían, era el hecho de tener que estar pasando por tanta tristeza, yo era un chico maduro y realista, ¿Cómo era que estos últimos 3 meses habían sido un infierno? Ya no le encontraba sentido a nada, nunca se me había cruzado la idea de suicidarme, siempre lo creí un acto de debilidad, el querer huir sin siquiera haberle echo frente a lo que sea que me estaba sucediendo, pero en ocasiones pensaba como sería, como lo haría... ¡No!, yo no podía rendirme sin siquiera intentarlo. Necesitaba entender, necesitaba saber. Algo estaba mal conmigo.

No paso mucho hasta que quede totalmente dormido. Mañana sería un día diferente, lo presentía.

 

Ya de mañana, decidí afrontar aquel día, el cual parecía avecinar muchas cosas. Bajé las escaleras con cansancio y me dirigí a la cocina, quizás ahí estaría mi madre. Pero no, solo una nota. 

“No te preocupes por mi cariño, estaré para el almuerzo”

 

¿No te preocupes?, pero que... ¿acaso no había dormido aquí? No sería la primera vez, pero al parecer ella había llegado y luego se habría ido, esta nota ayer en la noche no estaba sobre la mesa. No comprendía muy bien, pero preferí no entrometerme en nada, esa letra era suya y me basto para irme despreocupado. A veces desaparecía, me había desesperado en más de una ocasión, pero parecía no afectarle a ella.

Llegué al maldito establecimiento y no tarde en ubicarme en mi sitio, no transcurrieron ni cinco minutos, que uno de mis mejores amigos se situó al lado mío saludándome.

Hola Sasuke, ¿todo bien? —su voz parecía preocupada.

Sí, ¿por? — Le respondo seco.

Me pareció raro que no quisieras ir a mi casa ayer, hace semanas que no sales

 “Perdóname que no haya querido ir a ver una puta película que seguro seria interrumpida por lo comentarios chillones de Karin” fue el único pensamiento que se me cruzo por la cabeza. Pero no, no podía desquitarme con él.

No me he estado sintiendo bien,  Juugo —hice una mueca de disgusto que fue más que perfecta para que no siguiera con sus preguntas. Al cabo de unos cortos minutos más aparecieron Karin y Kabuto, que además de Juugo, eran mis mejores amigos.

Todo en el colegio transcurrió como siempre, pero yo sentía que mi asqueroso día aun no acababa. Me despedí de los chicos y a paso lento y agotado llegué a mi casa. El auto de mi madre se hallaba en la entrada. Ya había llegado. Llegué hasta la puerta y deslicé la llave por el picaporte, y a la segunda vuelta, cuando pude abrirla sentí una risas provenir de la cocina.

Terminé de entrar y cerré, pase rápido por el pasillo hasta llegar a las escaleras, subí tan rápido como pude, no quería ver a mi madre. Estaba harto de las conversaciones sobre mi estilo de vestir y maquillar, era algo que no le incumbía.

Una vez protegido por las cuatro paredes de mi cuarto, me dispuse a tirar mi mochila al suelo y me relajé sobre mi cama. Algo en mi me estaba matando, aquel nudo en mi garganta hace meses no me dejaba dormir, algo no estaba del todo bien en mí, me había vuelto un chico depresivo. Esa actitud no cuadraba nada bien con mi personalidad, tan entusiasta, espontánea... ¿Qué había sucedido? No lo comprendía. Tomé el iPod de mi mesita, puse la lista de reproducción más acorde a lo que sentía y cerré mis ojos.

Quería relajarme, olvidar aquel peso que hacía que mi cuerpo se sintiera de plomo. Mis ojos se llenaron de lágrimas y pequeños gemidos de tristeza inundaron aquel silencio que había añorado toda la mañana en la que tuve que aguantar el colegio. Sólo lloré, lloré hasta quedarme sin lágrimas. Llorar hasta parecer agonizar... ya me había acostumbrado en estos últimos meses, era de la única forma en la que conciliaba sueño. Pero esta vez no se me fue permitido mi descanso por el aroma de una mujer de melena negra azabache que resaltaba por toda la habitación.

Hijo, ¿está todo bien? —no me había percatado de la intromisión de mi madre, pero no podía hacer nada, me había olvidado de cerrar con llave. Sequé mis lágrimas mientras me encontraba a espaldas de ella.

Sí, ¿sucede algo? —traté de sonar tranquilo, no quería preocuparla.

Bueno, sí. Necesito que hablemos —La observé en el marco de la puerta, su sonrisa llego a confundirme, parecía estar feliz, como si estuviera por confesarme la mejor de las noticias. Pero yo no estaba de humor como para oírla y mucho menos para sonreír.

¿No puede ser mañana mama? Estoy cansado y... — Me interrumpió.

No mi amor, tiene que ser ahora —rodé los ojos y asentí, parecía importante, podía sentir las ansias en su voz. Me paré y la seguí hasta la cocina, donde nos sentamos enfrente del otro.

Y bueno, ¿Qué paso? —pregunté sin que comenzase con rodeos.

Bueno hijo, hay algo que necesito decirte... —miró enseguida a la mesa, como ocultándose por la vergüenza de confesar un crimen, ¿qué había sucedido con la alegría de hace tan solo unos segundos?— ¿Tú te acuerdas de cuando te hable de tu padre? —Me miró fijamente.

Sí, lo recuerdo, me dijiste que no había funcionado, y que a pesar del amor que se tenían no podían hacer que funcionara, me contaste que se habían enamorado muy jóvenes y que quizás ese había sido el gran error —relaté exhausto, no era una historia que me interesase, no me parecía triste ni nada. Tampoco sentía dolor ni decepción por no tener padre, es más, me parecía genial. Lo único que me faltaba era otro loco molestándome por mi forma de ser. Su mirada me exigió seguir— Y bueno, dijiste que él se había ido a Estados Unidos, para alcanzar su sueño. Pero el muy maldito nunca me llamo, ni se acordó de mí... —incluí la última oración con un bufido y la mire, su rostro se había tornado nervioso y triste. Me canse del jueguito— ¿Qué sucede mamá? Ya cuéntame lo que debas contarme —Me miró y tragó duro.

Hijo, esto es difícil de decirte, pero debo confesártelo... Él sí te llamo muchas veces, pero yo nunca quise que hable contigo... —sus palabras fueron disminuyendo, tornándose casi un susurro y su rostro se tornó preocupado, esperaba una reacción y yo aún no comprendía.

¡¿Pero por qué nunca me dejaste hablar con él?! —exploté.

Cariño entiéndeme, tenía miedo de que... de que quisiera verte y también... No, yo... —el hilo de voz que podía pronunciar sonaba totalmente arrepentido, pero yo no sabía que decirle.

¿¿Y también qué?? —alcé una ceja interrogándole.

Que tu... tu ¡Sasuke perdóname! Yo, yo no quería... pero el insistió, sé que estuve mal... pero todo fue tan... —comenzó a agitarse y sus ojos se tornaron vidriosos. Me di media vuelta y fui en busca de un vaso con agua, quería calmarla... ¿pero quién me calmaba a mí? Estaba angustiado, pero deseoso de terminar de oír aquello que tanto le dolía decir.

Toma mama, tranquilízate y respira hondo. No quiero que esto te cause algún mal —Le sonreí, quería darle mi apoyo. Quería que continuase.

Gracias cariño —tomó el vaso que tenía en la mano y lo bebió más tranquila. Esperé paciente hasta que su mirada busco la mía, y exhaló un suspiro mientras su mano suavemente acarició mi mejilla con ternura. Aquel odio y remordimiento se desvanecieron, por un momento me hacía recordar tardes enteras en las que disfrutábamos juntos. Pero que nunca me pareció suficiente solo su compañía.

Por favor, mamá —Le mire suplicante y con una triste mirada asintió.

Está bien —seria retiró su mano de mi rostro—Sasuke, tú tienes un hermano gemelo.

Silencio... Solo hubo silencio entre nosotros. Mis ojos se desviaron a un punto de la habitación que solo yo podía llegar a ver, mi cuerpo se tensó y sentí como mi rostro palideció, comencé a sentirme mareado. Sentía que era toda una revelación, pero ¿Por qué no reaccionaba? Quizás debía gritar, golpear algo o capaz llorar. Pero no, nada paso, solo seguía mirando a la nada, como si ya lo supiera. Solo pensaba... un hermano. Mis hombros se sintieron livianos, acababa de liberar un peso que no sabía ni que existía.

 

Un hermano... Gemelo... —repetí. No traté de comprender nada, sólo de asimilarlo.

¿Hijo? —preguntó angustiada y totalmente preocupada. ¡Más preocupado estaba yo! ¿Cómo no podía estar diciendo nada? Sentía que quizás estaba recuperando mi madures y paciencia, que tanto extrañaba.

¿Dónde está mi hermano? ¿Con mi padre? —pregunté tranquilo, capaz muy relajado. Su mirada aun detonaba preocupación, pero prefería verme así que estar gritando. Asintió— ¿Cómo se llama?

Naruto. —respondió.

Quiero verle —me observó sorprendida, pero parecía feliz por mis palabras.

Lo veras —aseguró confiada. Sus ojos brillaban de... de ¿ansiedad?, ¿acaso esto no terminaba aun?— Bueno, pero aún hay más —de vuelta esa mirada nerviosa...— Tú te has dado cuenta que no he estado mucho en casa... No he llegado a las cenas, y lo siento hijo. Pero creo poder explicarte…

Está bien, explícame —Le mire serio.

Me había dejado tanto tiempo solo, y ahora me decía que tenía un hermano gemelo y que mi padre si había querido tener contacto conmigo. Por una vez en la vida sentía dolor, punzadas de dolor en mi pecho, porque mis padres estuvieran separados, eso significaba que mi hermano y yo también lo estábamos. Pero... pero éramos gemelos, uno no puede separar a gemelos, son inseparables ¡Exigía una explicación!

No he estado en casa, porque me he estado encontrando con tu padre. Y bueno, hemos decidido reconciliarnos... —Listo. Este era mi límite.

 

¡¿Queeé?! —Le mire con los ojos como platos y mi voz se cortó de inmediato. Mi corazón latía desesperado. En mi pecho revoloteaban tantos sentimientos tan confusos. Dolor, tristeza, desesperación, alegría... Empecé a sentirme mareado de nuevo y aun parado comencé a deslizarme por la silla hasta sentarme. Mi respiración se había vuelto agitada. Todo, todo había sido muy rápido. No podía introducir tantas cosas en mi mente... Mi pecho inhalaba y exhalaba rápidamente, y mis ojos no comenzaron a ver con claridad.

 

¡Sasuke! Tranquilo cariño —Me tomó por los hombros y me observo a los ojos. Pero yo no la veía, no veía absolutamente nada...

No me encuentro bien... —logré susurrar, y de inmediato me tomó con cuidado, haciéndome parar y con gran parte de su ayuda llegamos hasta el sillón. Me recostó y volvió a la cocina. Regresó con un vaso con agua y una píldora en mano.

Toma, cariño, esto te calmara —Me dedicó una sonrisa y se la devolví.

Perdón... No sé porque reaccione así —No tenía que disculparme, pero lo hice de todos modos.

No hijo, yo fui quizás muy brusca.- Se mordió el labio nerviosa.

Mamá, y ahora ¿Qué pasara? —pregunté inseguro. Sólo necesitaba la respuesta correcta.

No lo sé, él ha vuelto a Estados Unidos, para aclararle todo a Naruto. Y depende a como ustedes lo tomen, tomaremos una decisión —asentí.

Mamá... ¿Te has vuelto a enamorar de él? —era algo que me sorprendía pero me alegraba.

Sí, mi amor, nunca pensé que me sucedería esto cuando lo volviera a ver... Fue tan... Tan irreal. Sentí que volaba —Me sonrió, con los ojos llenos de un brillo que jamás creí que vería en ella. Un calor, más que reconfortante inundo mi cuerpo— Él me llamara por la mañana y me contará cómo se lo tomo Naruto... Hijo ¿tú que piensas?... —su mirada angustiada, solo me animaba aún más a decirle lo que sentía.

Quiero que vuelvas con él, el amor es algo que nunca debe reprimirse. Quizás fue un error en el pasado, quizás no. Pero ahora eres una mujer madura, decidida y valiente, sé que podrán llevar una relación con un poco de dedicación. Si ustedes se aman es lo que importa, y aprecio mucho que te importe nuestra opinión, pero si Naruto en verdad quiere a su padre, aceptara vuestra reconciliación. Yo te apoyo, mama. Quiero que seamos una familia —Le sonreí, como hace meses no lo hacía y sus ojos se humedecieron, yo estaba lo suficiente incorporado como para recibir aquel abrazo que me transmitió tanto cariño, tanto amor. Había extraño su contacto, su cariño, su aroma tan maternal...

 

Sasuke... Te quiero —sollozó y yo sólo pude abrazarle con más intensidad.

Yo más —Le susurré al oído.

Al cabo de una hora, estábamos ambos sentados en la mesa, almorzando una pizza que pedimos y ella me contaba como encontró a Minato, mi padre, en una pequeño café, charlaron hasta que se les hizo tarde a ambos. Luego quedaron en encontrarse en un parque, al parecer estaba en un viaje de negocios por 1 mes. Me asusto el saber que Naruto hubiera estado tanto tiempo solo, pero decía haberlo dejado al cuidado de sus tíos, lo cual me relajo.

Siguió relatándome como sus encuentros se hacían cada vez más seguidos y extensos, hasta que un día fueron a un restaurante y cuando estaban de regreso, decidieron parar en un parque, su favorito cuando jóvenes. Una poderosa tormenta se dio paso por las nubes, y en momentos estaban ambos empapados riendo y gritando, repentinamente Minato la tomo por la cintura, y le beso, según mi madre, tiernamente. Ahí corto su relato, me miro y se ruborizo. Yo rodé los ojos.

Mamá, sé que has pasado más de una noche fuera de casa. No soy ningún niño, ustedes son adultos —Le miré tranquilo, a lo que su rostro se tiño de un leve rosado.

Dios, hijo —su carcajada nerviosa logró provocar la mía.

Cuando terminamos de comer, limpiamos y acomodamos la mesa, ella se fue a su estudio, porque debía entregar unos trabajos a la noche temprano, y mientras yo me quede lavando los vasos. No había platos pues habíamos comido pizza.

Una vez arreglada la cocina me dispuse a ir a mi habitación, pase sigilosamente por el estudio de mi madre, quería ver que hacía. Se encontraba sentada en frente de su escritorio, con una sonrisa en sus labios y dibujaba con pasión,  trazos finos y luego gruesos, parecían bailar sobre aquel delicado papel. Había extrañado tanto esa sensación de tranquilidad, el sentir que por lo menos algo marchaba bien. Preferí irme antes de interrumpirla con mi presencia.

Llegué a mi cuarto, y una vez relajado sobre la silla junto a mi cama, frente a mi pequeño escritorio comencé a escribir. Escribí canciones y pequeños poemas, también dibuje y cante. Me sentía aliviado, pero aun no me encontraba bien. Aún tenía en mi pecho aquella ira, y tristeza que me cubrían por completo. Quería olvidarme de toda mi depresión, de todo mi dolor y pensar en lo bueno que me estaba sucediendo.

Un hermano... Un hermano gemelo, ¿Cómo sería? Solo podía imaginarme un chico igual a mí, pero sin maquillaje con ropa común y cabello corto moreno, aunque yo lo tengo pintado en negro, esperaba que le gustase la música, sería lindo compartirle mis canciones, lo que me sorprendía pensar, ya que yo nunca le mostraba algo echo por mí a mis amigos, ni tampoco a mi madre... Quizás así tenía que ser, sentirlo especial, era mi gemelo.

Pero... y ¿si él no quería conocerme? Fue inevitable el sentir que se oprimía mi corazón, capaz el no aceptaría la relación de nuestros padres... Quizás él no quería un hermano.

 

Todo dependía de Naruto.

Notas finales:

Sé que es cortito pero es como la introducción, espero que les haya gustado y me lo hagan saber por Review. 

¿Qué decidirá Naruto? Un adelanto, (Todos mis lectores saben que me gustan darlos)

 

El próximo capi se titulará....

 

Dependía de mí

 

Se me olvido explicar que en cada capítula variará el narrador: Sasuke, Naruto, Sasuke, Naruto, Sasuke... Así todo el tiempo, es entretenido ya lo verán ^^

 

. Pero... ¿¡Y mi hermano!? Si ellos no volvían a estar juntos yo nunca podría verlo, en verdad deseaba conocerlo, ni siquiera había preguntado su nombre... 


Cuidense lectores, un beso de parte mia y de Rosshio ^^


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