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Mi otra mitad por maria uchiha uzumaki

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Notas del capitulo:

Ohayo lectores ^^

Mil gracias por sus reviews a: DarkDiva ; Mare; AndromedaUchiha; Angelita; pachi-sensei; Anónimo; icericarditoelisalove y gemma.

Quería aclarar que los personajes conservan sus características: Naru es rubio (Debido a que siempre está surfeando); Ojos azules (Minato); Piel canela (Tiempo expuesto bajo el sol) Y Sasuke: Peli negro (Se pinto un poco más obscuro el cabello); Ojos negros (Mikoto): Piel blanca (Odia estar expuesto al sol) xD 

Su forma de cara, la forma de sus ojos, la misma nariz y labios. Los hace gemelos ^^

 

Bueno sin más os dejo por este capítulo narrado por Naruto

¿¿¡¡¡¡ Queeé!!!!??? —Grité tan fuerte que podría haberse oído en la otra parte del mundo— ¿¿¿¡¡Un hermano!!!??? ¡Y gemelo! —exclamé.

 

 Hijo tranquilízate, sabes que lamento mucho que hayan pasado tantos años y te haya guardado este secreto... — Antes de que mi padre siguiese hablando lo interrumpí.

 

 ¿¿Años?? ¡¡16 años papá!! —traté de bajar la voz, pero me era imposible ¿acaso estaba loco? ¿Cómo quería que me tranquilizase? Me había ocultado un secreto por 16 años— No te lo puedo creer... —bufé— Lo único que falta que me digas es que mi madre no está muerta... —suspiré con ironía comenzando a sentarme nuevamente.

 

Bueno, la verdad es que... —mis ojos le miraron aturdidos, mi boca se abrió lo más que pudo en un perfecto asombro— Hijo, necesito que me entiendas. Tu madre y yo tuvimos muchos problemas cuando jóvenes. Antes de odiarnos preferimos separarnos. Fue un mutuo acuerdo el separarlos, sé que no estuvo bien, pero les amábamos y ninguno podía renunciar a ustedes.

 

¡No nos amaban! Si nos amaran ¡no nos hubieran separado! Los gemelos no se pueden separar papá. —Le mire algo confuso por mis propias palabras, ¿por qué estaba reclamando a alguien a quién ni siquiera conocía? Quizás era el hecho de la curiosidad, de saber quién era mi gemelo— Estas loco, viejo... —tragué duro tratando de aclarar todos los bombazos que mi padre me había tirado.

 

Naruto, yo entiendo que me odies, pero antes trata de comprender porque hicimos lo que hicimos —Me hablo suavemente, ¡Já!... Como si eso me sirviera.

 

¿Por qué nunca me hablaste de ellos, dattebayo? —pregunté algo más relajado, pero la tensión seguía en mi cuerpo como también mis manos como puños.

 

Bueno, pues la verdad nunca lo encontré necesario. Aunque tu madre y yo no nos encontrábamos enojados, preferimos no volvernos a ver, por el simple hecho de que quizás ustedes se conocieran y quisieran estar juntos, y así uno de nosotros perdería a su hijo... También era imposible de que tú te encontraras con ellos, ya que viven en Alemania — Dijo ni corto ni perezoso…

 

¿¡Alemania!? Joder... —Me enojé mucho más, pero luego pensé— Y ¿Por qué me lo cuentas ahora? ¿Qué ha cambiado la situación para que tú por fin decidas contarme sobre ellos? —Le mire expectante.

 

La verdad es que... —respiró profundo, parecía que trataba de decirlo con cuidado, ¿con cuidado qué? Ya lo peor me lo había azotado en la cara— Tu madre y yo hemos decidió reconciliarnos —Me miro atento, esperando que le contestase, pero yo no podía creerlo.


Por momentos creí que esa no era la vida real. Toda mi vida, habíamos sido solo papá y yo, nadie más. Y ahora me venía con que tenía un hermano, y que mi madre no estaba muerta. Era imposible asimilar todo aquello. Mi padre me había traicionado, me había mentido, me sentía herido por él. Seguro el muy maldito esperaba que aprobase su relación así como así. No, eso no. Nadie toma por tonto a Naruto Namikaze, por mí que sufriera. Aquella mujer que nunca me había llamado en mis 16 años ¿ahora quería venir y que pareciésemos una familia? Eso jamás.


Me levanté abruptamente, tirando la silla sin consideración, y con mis manos aun en puños trate de no romper nada.

 

¿Naruto? ¿Estás bien? — ¿¡Qué si estaba bien!? Preferí no verle, solo me concentre en ir hacia la puerta, tomar mi abrigo y azotarla lo más que pude sin derrumbar la casa— ¡Hijo! —Al parecer su tono había cambiado, pero me importaba una mierda, yo ya me encontraba a una considerable distancia de la puerta, marchándome por la vereda.

 

Lo mejor era llamar a Gaara y a unos más, así podríamos pasar la noche en algún club, por lo menos hasta que decidiese volver...

 

Las horas pasaron veloces, todas las palabras de mi padre estaban dándome vueltas, casi hasta marearme o quizás eran las cuantas bebidas que ya me había tomado sin repudio alguno. Lo más sensato era olvidarlo todo y concentrarme en  las chicas que bailaban tan insinuantemente a mí alrededor, así era yo, un chico de muchos ligues, cualquier mujer se moría por mí. Pero esa noche no estaba para ligar, aún estaba molesto, por lo que me decidí a volver a la barra, donde me senté y pedí otro trago.

 

Oye Naruto —Me llamó un muchacho de pelos rojizos, ojos aguamarinas y un Kanji en la frente.

 

¿Qué? —contesté de mala gana.

 

¿Te sucede algo? Esta noche no te he visto con ninguna chica y además tienes una cara que no engaña a nadie, ¿qué paso? —insistió.

 

Nada Gaara, solo que hoy no me apetece estar aquí... —suspiré dándole el ultimo sorbo a aquella bebida que tan bien me hacía— Mejor me voy.

 

Ya eran más de las 3 de la mañana y estaba más que harto de aquel ambiente, me levanté algo tambaleando y me dispuse a despedirme de Gaara y los demás. Caminé unas cuantas cuadras, hasta que no di más y descansé en una banca de un pequeño parque.

¿Qué haría? No tenía ni la más mínima idea. No quería aceptar la reconciliación de mis padres, sentía ira al recordar el abandono de mi madre hacia mí. Pero... ¿¡Y mi hermano!? Si ellos no volvían a estar juntos yo nunca podría verlo, en verdad deseaba conocerlo, ni siquiera había preguntado su nombre... Tampoco había pensado en él cuando me había marchado enfurecido. Quizás era toda una rabieta por parte mía, yo quería esa reconciliación, yo quería conocerles, entonces ¿por qué estaba tan enojado? Todo era culpa de mi padre, por mentirme. Tendría que hacer unas cuantas cosas para que le perdonase, o para fingir que lo hiciera, porque yo ya no estaba enojado. Volvería a casa y le diría que estaba bien, que lo aceptaba, que quería lo antes que pudiese a mi madre y a mi gemelo. Pero claro, no lo haría así, tenía una imagen que mantener de mí, y no era parte de ello perdonar tan fácil.

 

Volví a casa antes de las 4, por supuesto él ya se había quedado dormido, pero me sorprendió que estuviera tirado en el sillón, en una incómoda posición, como si me hubiera estado esperando todo ese tiempo que había estado en el club. Tomé una manta y lo acomodé lo más que pude, y luego lo tapé. Subí las escaleras, hasta llegar a mi cuarto y arrojarme a mi cama. Esa charla podía esperar a mañana.

 

Unos susurros lograron despertarme, pero no me moví ni tampoco abrí mis azules ojos. Mi padre estaba sentado en mi cama inclinándose un poco para acariciar uno de mis mechones rubios. Soy idéntico en eso a mi padre; ojos azules, piel acanelada y pelo rubio, aunque en verdad soy moreno pero por pasar tanto tiempo en el mar se me ha vuelto rubio. Pero eso no es lo que importa ahora, si no lo que acontece. Parecía estar disculpándose, claro que tenía que hacerlo, pero su voz sonaba muy triste.

 

Perdóname hijo, nunca creí que reaccionarias así. Nunca pensé que lo rechazarías -¿Rechazar qué? ¿Su reconciliación? ¡Claro que no! Yo quería ver a mi hermano. Pero mi padre no podía leer mi mente y saber que yo sí lo quería— No te preocupes, arreglare todo y será como si yo nunca te hubiera dicho algo, eres importante para mí. —sus susurros eran más que tristes, melancólicos, pero sabía que yo no era lo único importante para él.

 

¿Acaso me estaba diciendo que olvidaría a mama? ¿Acaso todo dependía de mí? ¿Qué no pretendía suplicarme hasta que yo accediera? No... Él quería oír mi “Sí”... No me iba a obligar.

 

 Mi corazón se aceleró, él seguía acariciándome un mechón de pelo, mientras yo no sabía qué demonios hacer, tenía que decirle. Tenía que hacer algo. ¡Pero qué demonios! Yo no era así, él tenía que seguir suplicando, y ahí podría acceder. Sentí como el peso de la cama se aliviano a mi derecha, se estaba yendo. La puerta sonó, y en mi habitación solo me encontraba yo. Me levanté lo más rápido que pude, y un pequeño quejido se escuchó en el silencio, me estaba matando la cabeza. Estúpido yo por beber tanto. Bajé las escaleras con extremo sigilo hasta poder ubicarme tras la puerta de la sala en donde se oía mi padre mover unos papeles para luego tomar el teléfono.

 

¿Hola, Mikoto? Soy yo, Minato —Mikoto... Me sonaba mucho ese nombre, era... ¡El nombre de mi madre! ¿Qué le diría?

 

Bien, y ¿tu? —Su voz comenzaba a temblar. ¿Él estaba a punto de decirle lo que yo creía que le diría? Todo era mi culpa, pero solo ahora podía remediarlo. —Mira, quería decirte lo que paso... —caminé lo más rápido que pude hasta él, pero no se percató que me tenía a su espalda— Será mejor que... – Al demonio mi orgullo, tomé el teléfono, tan rápido que no fue ni un pestañeo.

 

Será mejor que vengan pronto, porque ambos estamos más que ansiosos por verlos —Mi voz sonó más que dulce, una sonrisa se dibujó en mis labios. Volteé a ver a mi padre, que ya se había incorporado y me miraba con asombro.

 

¿Quién hab...? ¿Naruto? —la voz tras la línea comenzaba a temblar, no sabía si había hecho bien, pero sentí que era lo mejor en el momento.

 

—No supe que más responder. Algo en mi comenzaba a acomodarse con tranquilidad.

 

Hola cariño, ¿co...cómo, cómo has e-estado? —parecía estar aguantando llorar, me angustien un poco, quería consolarla.

 

Mamá, ¿estás bien? —Eso la puso peor, comenzó a llorar.

 

Sí, estoy tan feliz... T-tan feliz —logró susurrar.

 

Yo también, pero tú ¿por qué? —no sabía de qué hablarle.

 

Porque me has dicho mamá, cielo —su voz era tan cálida, que me desesperaba no tenerla cerca.

 

 Ahora no era solo mi gemelo, ella también me resultaba importante. ¿Cómo podía haberme encariñado con ella luego de un par de diálogos? Difícil de entender, o quizás muy fácil. Ella era mi madre. Mis ojos no comenzaron a ver bien, como nublándose. ¿Acaso estaba a punto de...? ¡No! Imposible.

 

Mamá, me tengo que ir, pero te paso con papá —esperé su respuesta algo nervioso, no quería que me viera así mi padre.

 

Está bien, cielo —Le pase el teléfono a aquel hombre, que aún seguía más que inmóvil y totalmente boquiabierto. Con suerte logró tomar el teléfono, aun algo atónito.

 

Me retiré apresurado, tropezando un poco hasta llegar a mi habitación. Seguro era todo gracias a la maldita resaca. Fui al baño, para ver si quería vomitar, pero no. Aun me sentía mareado, y el dolor de cabeza me mataba, posé mi mano sobre mi frente y ésta se encontraba a temperatura normal, por suerte mis ojos habían tragado aquella basurita.

 

Nunca me había sentido así, claro que más de una vez despertaba con resacas horribles, pero las apaciguaba con vomitar hasta haber expulsado todo el alcohol en exceso, sin embargo esta vez mi cuerpo se rehusaba. Sin más opción me tiré sobre mi gran cama, y rodé hasta encontrar la posición perfecta para poder conciliar nuevamente el sueño.

 

Mi hermano...

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Es lindo el baka de Naru verdad?

Sí, he puesto a Gaara como el mejor amigo de Naru-baka.

Por cierto, el próximo capítulo se llamará:

 

Encuentro

 


Naruto: Maria-baka, ese título es bastante simple ¿No crees?

¡A que te quedas sin conocer a Sasu y hago un GaaSasu...! ¬¬

Naruto: Sabes que eres incapaz, me amas como el SEME de Sasu *^* Mari-chan pongo el adelanto por ti ¿Va? ^^

 

Pero Naruto casi se desmayó al darse cuenta de que yo era su hermano.

 


Bueno sin nada más que decir, os dejo. Espero ansiosa sus reviews ^^

Besos de parte de Rosshio y yo ^^


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