Un nuevo día amanecía en la mansión Varia. Todo el escuadrón se preparaba para ir a desayunar –menos Xanxus, claro está- , y después a sus misiones que debían completar ese día.
Lussuria fue el primero en bajar, y tal como llegó, empezó a preparar el desayuno de todos, inclusive el de Xanxus – que Squalo tendría que llevar personalmente a su jefe-.
-¡Maldita rana! Deberías acatar las órdenes de un príncipe. – Bel perseguía a Fran por todo el salón de los Varia.
-Lo siento Bel-sempai pero no veo ningún príncipe auténtico, sólo uno falso – contestaba con monotonía Fran.
-¡AHORA SI QUE TE VAS A ENTERAR!- Gritó Bel mientras le lanzaba sus preciados cuchillos.
-Además de príncipe falso, mala puntería. Deberías cortarte ese pelo, dudo que veas algo con él.- esquivaba los cuchillos lanzados por Bel.
-Maa~ Chicos, cálmense. Sentaos que el desayuno ya está, ahora os sirvo.-decía Lussuria en tono tranquilizador.
Fran se sentó en una de las sillas alrededor de la mesa, y Bel a su lado. Levi entró, y se sentó delante de Fran soltando un bufido y cruzándose de brazos.
-¡Vroooooooooooooooooei! –Entró Squalo dando zancadas al salón.- El estúpido jefe quiere el desayuno ahora.- gritó al llegar delante de Lussuria.
-Squ-chan~ Aquí tienes.
Squalo lo cogió y salió por la puerta con sus ‘Vroei’. Al llegar delante de la puerta de Xanxus, ni se molestó en llamar, directamente entró y se encontró a su jefe sentado en el sillón, con los pies encima de la mesa y con los ojos cerrados.
-¡Vroooooei! Jefe, aquí tiene el desayuno – Lo dejó encima de la mesa de un golpe. Cuando Squalo se giró para abandonar la sala, notó que le agarraban del pelo.
-Gritas demasiado, basura.- Xanxus le había cogido del pelo, y tirado de él hasta que Squalo se sentase en sus piernas.- Dame de comer, escoria.
-¡Vroooooooooooooooei! Puedes hacerlo tú sólo, bastardo. Déjame. – Xanxus tiró más de su pelo- ¡Vroooooooooooooei! Déjame maldito jefe.
-Dame de comer, desgraciado. No lo repetiré.
-¡Vrooooooooei! Jefe de los cojones –masculló con rabia Squalo.
Cuando Squalo acabó de darle de comer, se levantó del regazo de su jefe dispuesto a marcharse. Xanxus, en cambio, no lo dejó y tiró de él hasta sellar sus labios con los de Squalo.
-¡Vroeeeeeeeeeeeei! ¿Qué coño haces? No me toques. – Squalo se separó de golpe y abandonó la sala.
-Sé que te gusto, maldita perra. – Le dijo Xanxus cuando éste todavía se encontraba en la sala dispuesto a irse.
Squalo se encerró en su habitación, y acto seguido empezó a lanzar cosas al suelo, con rábia.
-¡Vroooooooooooei! Estúpido jefe cabrón, lo mataría. Aunque…se sintió bien..¿QUE COÑO DIGO?-.
Squalo divagaba sobre lo recientemente acontecido, mientras daba vueltas por su habitación. De repente alguien llamó a su puerta.
-¡Vrooooooooooooei!¿Qué quieres?- Gritó mientras abría la puerta. – Lussuria, ¿que haces aquí?- Se recolgó en el marco de la puerta.
-Squ-chan, cariño, ¿podemos hablar? – Respondió Lussuria de forma maternal. Squalo se apartó de la puerta, indicándole así a Luss que podía entrar.
Lussuria se adentró en la habitación mirando todo el desorden ocasionado por la rábia del peliplata y se sentó en una esquina de la cama.
-¡Vrooooei! Dime lo que tengas que decir. –Dictaminó el espadachín.
-Squ amor, sé lo que ha pasado en la habitación del jefe. Aunque la puerta estuviera cerrada, vuestros gritos se oían. Dime, ¿es verdad que estás enamorado de Xanxus? – se preucupó Luss.
-¡Vrooooooei! No digas esas cosas tan a la ligera. – se sonrojó un poco. Luss se levantó y se fue a abrazar a Squ.
-Oh Squ-chan, ¡es cierto!
De repente se abrió la puerta dejando ver a Belphegor.
-Shishishi el jefe estará celoso~ Su princesa se va con el afeminado shishishi.
-La única princesa serías tu Bel-sempai, con esa corona y rubia.
-Repite eso maldita rana, ya verás cómo serás comida para los pájaros dentro de poco.- Replicó Bel lanzándole más cuchillos a Fran.
-Duele sempai.
Fran y Bel se perdieron por los pasillos dejando a Squalo y Luss en la habitación.
-Así que te gusta la escoria afeminada esa, basura-habló Xanxus que justo entraba en la habitación y había oído las palabras de Belphegor. Agarró el pelo de Squalo y se lo llevó a su habitación otra vez.
-¡Vroooooooooooooei! Suéltame maldición.
-Cállate escoria, me provocas dolor de cabeza.- Llegó a la habitación y arrojó a Squalo al suelo. – Eres mío Squalo, me juraste fidelidad total. Me perteneces. – Acto seguido se colocó encima de Squalo y empezó a besarlo mientras que con una mano agarraba las muñecas del peliplata por encima de su cabeza, y la otra subía entre la camisa y la piel. –Sé que te gusta, así que no te resistas basura. – Lamió los labios de Squalo y lo besó otra vez.
-Déjame bastardo…suéltame..por favor…- Unas silenciosas lágrimas salían sin permiso de sus ojos.
Xanxus las lamió y se rió levemente.
-¿Así que el orgullo del famoso asesino se derrumba con unas simples caricias y besos? Ya lo dije, eres completamente mío Squalo, solamente mío..
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Hasta aquí, por ahora ^^