“No lo acepto...”, dijo Rivaille desviando la mirada de los documentos que tenia en la mano para encarar a aquella persona que le habia avisado de tan desagradable noticia.
“Pues serà asì quieras o no rivaille... Pixis me encargo de decirtelo...”, respondio Irvin quien estaba apoyado en el escritorio del mas bajo mirandolo fiamente, “No creo que sea tanta molestia”
“En cambio si, no permitire que esa... cosa.... se acerque a mis soldados....”, dijo con amargura conteniada el pelinegro con su tipica mirada gelida de siempre, “Esa cosa esta mas loca que Hanji”
“Pero aun sigue siendo el teniente del escucadron de reconocimiento del norte”, volvio a responder el comandante rubio en un suspiro de cansancio, “ Solo cumpli con el deber de avisarte, es tu problema si quieres o no resivirlo... ademas... lo que paso hace años probablemente ya no lo afecta....”
“Te equivocas...tks.... esa jirafa enana me escuchara en cuanto llegue...”
“Si tu lo dices.... ¡ah! Y llegara hoy en la tarde.... sera mejor que todos esten preparados”, dijo Irvin levantandose de su primera posicion en la que se encontraba para caminar hacia la puerta y cerrandola rapidamente.
“Tks”, fue lo unico que pudo salir de la boca del sargento, se recargo lentamente en el espaldar de su silla, y respiro hondamente, resignado, enoajado, y asustado...
El simple hecho de que aquella persona volviera a aparecer en su vida simplemente le ponia los pelos de punta, y un poco mas.
Se levanto con pesades de la silla, comenzando a reflexionar sobre aquella desagradeable noticia, se parò enfrente de la ventana mirando el paisaje montañes, debia aprobechar las horas de tranquilidad que faltaban para que esto se convirtiera un un caos.
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Mientras tanto en en comendor, todos los soldados del escuadron de reconocimiento se consentraban en su desayuno, algunos concentrados en comer, mientras que otros conversaban anmenamente con sus demas compañeros sobre cosas triviales, como por ejemplo en una mesa donde un pequeño trio conversaba sobre la “noticia” que habia estado rondando por todo el castillo durante los ultimos 5 dias.
“¿En serio vendra hoy?”, respondio un pequeño rubio de encantadores ojos azules muy emocionado por aquella notica, lo otros dos lo miraron un poco divertido, porque a pesar de ser soldados aun eran unos niños.
“Escuche que si...”, respondio Mikasa sin mirarlo, concentrada de comer toda su comida antes que ciierta castaña se atreviera a preguntarle ¿Te comeras eso? Otra vez.
“Escuche que era el teneinte del escuadron del norte, ¿me pregunto porque vendria aqui?”, Dijo Eren, llevandose un pedazo de pan a la boca, estaba extrañado por la nueva precencia en el cuartel, pero a la vez lo llenaba de una curiosidad enorme.
“Me contaron que el comandante Pixis lo envio aqui para ayudar en la mision hacia la muralla Maria...”, contesto sorpresivamente la pelinegra de rasgos japoneses quien habia dejado ya de comer para voltear a ver a sus dos amigos.
“Tambien dicen que es tan poderoso o mas que Rivaille Heichou...”, contribuyo Armin con un aire de admiracion rodeandolo.
“¿Mas poderoso dices?, no creo que eso sea posible...”, corto el ojiverde del grupo terminando de comer tambien, “Y si asi fuera èl seria el humano mas poderoso del universo”
Solo con mencionarolo ya sentia su pelos de punta, ojala que sea un persona normal, ya que si resultaba igual que el sargento Rivaille o como algunos lo llamaban, levi, estaria doblemente jodido.
Iba a decir algo mas, pero de repente la puerta del comedor se abrio dejando pasar a una excentrica y castaña mujer quien tenia los ojos iluminados con dos lamparas, y su sonrisa asustaba mas de lo que hacia normalmente, un silenco se apodero del lugar mientras ella se adentraba al lugar.
“¡Buenos dias!”, saludo energeticamente la castaña sonriente parandose en frente de las mesas captando la atencion de todos, “Todos sabemos que hoy habra un nuevo integrante a esta mision, asi que, Rivaille heichou me puso a cargo de la supervision de todos ustedes, solo por hoy, ya que no se ha sentido bien de salud segun me ha comunicado”
Al parecer a casi nadie le importo aquella noticia, pero a Eren le preocupo mucho el estado de salud de su superior, ¿Tendra fiebre? ¿Se habra lastimado? ¿Comio bien?, tantas preguntas se formaron en su cabeza, alborotando sus sentimientos que ni siquiera se dio cuenta que Mikasa lo llamaba un poco preocupada.
“¡Eren!”, la muchacha de ojos negros lo zarandeaba captando su atencion.
“¿Eh? ¿Que paso?”, miro a los lados, pero nadie estaba alli, todos se habian retirado a hacer sus labores del dia antes de que llegara el “nuevo” por asi decirlo.
“Tenemos que ir a limpiar la cocina”, informo la chica llevando a su distraido hermano hacia la cocina para porder limpiar, sin embargo, Eren aun seguia con ese sentimiento de preocupacion hacia Rivaille.
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Ya era de tarde, y Rivaille aun no permanecia calmado. Caminaba de un lado a otro como un animal salvaje encerrado, faltaba poco, y no tenia muchas ganas de ver a aquella jirafa enana con la que compartio la cuarta parte de su vida.
Hoy no tenía ganas de nada, simplemente habia dejado con toda la responsabilidad a Hanji con la escusa de que no se encontraba bien, pero la cuestion era más mental que física.
Su cabeza no dejaba de hacerle recordad algunas escenas de su pasado, hasta que de pronto un recuerdo fugaz inmundo su mente por completo.
(o.o)/ Flashback (o.o)
Los golpes eran implacables, la sangre salia de la comisura de su boca mientras que sus ojos miraban perdidamente el suelo sucio del juzgado, sus manos atadas en un frio tubo de metal casi oxidado, el sudor, las lágrimas y la sangre se mesclaban en el suelo.
Gimiò de dolor al ser golpeado en el estomago por cuarta vez, y sus cabellos fueron apricionados por unos dedos delgados pero fuertes y su mirada fue alzada para encontrarse con un par de ojos de color onix que lo miraban intensamente.
“Jump...”, rio por lo bajo aquella persona que sostenia con crueldad sus cabellos negros, “Una escoria como tu no resiste unos simples golpes es por eso que el dolor es el mejor método de aprendizaje”
Rivaille, arrodillado, esperaba el veredicto final para comenzar su condena, pero todo el mundo estaba en silencio, dandole una oportunidad a esa persona que hace poco lo moliò a golpes.
“Esta persona de aqui...”, se diriguio al publico señalando a Rivaille con tan solo 13 años de edad, “Ha cometido una serie de crímenes que se considerarian todos sumados a un pena de muerte, sin embargo, ¿no se puede considerar eso bueno?”
Los murmullos comenzaron el juez observaba absorto hacia aquel hombre de ojos onix, tal vez podrian considerar ese talento para hacer algo útil.
“¿Y que planea usted?”, el juez permanecia quieto sin despegar la mirada del hombre.
“Diria que podria pasar a mi tutela, de esa manera podra unirse al escuadron de reconocimiento para que brinde su ayuda en las investigaciones....”
Su destino fue sellado en aquella sala, solo que... la tutela paso a Irvin ya que aquel hombre de cansados ojos onix era demasiado joven como para hacerse cargo de un nuevo soldado.
Liberaron a Rivaille de aquella tuberia, haciendo que caiga descuidadamente al suelo, trato de levantarse sin embargo una bota hizo presion en su cabeza, apretandolo contra el suelo.
“Ejejejejejeje, tienes suerte niño, creo que ahora nos veremos muy seguido”, no pudo ver su sonrisa socarrona, pero algo le decia que estaba riendose por lo bajo.
Saco su bota, y lo ayudo a levantarse, el peliengro se sentia mareado, esos golpes lo rompieron un poco, aquel hombre se percato de ello y decidio pedir un poco de ayuda.
“Oe, Irvin ayuda al chico”, el rubio con un suspiro cargo al joven pelinegro quien estaba a punto de caer desmayado.
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“Creo que te excediste en golpearlo... Klaus”, dijo el rubio a su compañero quien miraba como el mayor dejaba al nuevo recluta en un sofa.
“Era nescesario, el mocoso tiene potencial, y ademas que realmente merecia una paliza”, respondio con fastidio el joven llevandose algunos mechones de cabellos color rubio platinado hacia atras.
Irvin suspiro, ese hombre era todo un caso, solo devolvio la mirada hacia el pequeño cuerpo de Rivaille quien se encontraba “inconciente” en el sofa...
(o.o)/ Fin del Flashback (o.o)
De repente escucho un alboroto, sacandolo abruptamente de sus pensamientos, escucho golpes freneticos en su puerta, me masajeo las sienes sabiendo muy bien quien era.
Hanji...
“Rivaille, Rivaille, Rivaille~~~~~”, canturreaba la castaña detras de la puerta con un tono meloso que lo molestaba de sombremanera.
“Largate mujer loca, ahora no estoy de humor”, dijo lo suficientemente alto como para que Zoe lo escuchara.
“Pero Rivaille~~~, ¡Klaus ya esta aqui!”, grito emocionada la mujer de lentes, como si estuviera hablando de titanes.
“No me interesa, ahora largate....”, el peliengro pudo escuchar como la mujer soltaba un bufido y se retiraba, pero sabia que volveria, siempre lo hace....
Lo unico que pudo hacer fue recostarse en el sofa de su recamara, esto iba hacer pesado, y por sobretodo molesto. Pero de todas maneras se levanto del lugar y salio por la puerta, tiene que afrontarse a sus propios poblemas y por sobretodo proteger a cierto castaño que probablemente saliera herido mentalmente.
Pero estaba equivocado.
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Todos los soldados estaban reunidos afuera del castallio, casusando una conmocion, Eren habia salido de la cocina unos momentos antes, y se sorprendio de que casi todos estaban reunidos formando un circulo.
Se quedo parado analizando el lugar, parecia que el nuevo teniente habia llegado.
“¿Que es todo este alboroto?”, pregunto una voz profunda, y a la vez un poco enojada, el ojiverde dio un saltito en señal de susto, y dirigió su mirada hacia el pequeño hombre que estaba parado detrás de él.
“¡S-sargento!”, Eren se sorprendió un poco por la repentina aparición de su superior pero de todas maneras respondió, “¡E-el nuevo teniente acaba de llegar, señor!”
“Ya veo…”, su voz expresaba amargura. Y sus ojos solo miraban a la multitud llamando la atención del ojiverde.
“¿S-sucede algo heichou?”
“No es nada”, respondió secamente volteando la mirada hacia Eren, “Solo te advierto una cosa mocoso, aléjate de ese sujeto, nada bueno sale de él”
“¡Si, señor!”, respondió el castaño poniéndose rígido.
De repente la multitud comenzaba a alejarse como si una persona estuviera a punto de salir. Rivaille temió lo peor.
“Nos volvemos a ver, Levi~”, aquel tono acaramelado sonó muy siniestro, nadie había notado el estremecimiento del pelinegro excepto aquel hombre de ojos ónix y cabellera rubia platinada, “Es un gusto volver a verte”
“Yo no diría lo mismo…. Klaus…”, respondió Rivaille secamente con la expresión más neutra que podía poner ahora. Diablos, el causante de todas sus penas y dolores estaba allí.
“Ahhh, ¡no te pongas así Levi!”, se acercó amistosamente el rubio al más pequeño, notando unos ojos verdes que lo miraban curioso, además de las otras miradas de los demás soldados, que parecían asustadas, “¿No me digas que tienes arena en la vagina?” (Así es!!! A lo cartman XDDD)
Todo el mundo se quedó congelado, realmente perplejos a lo que el hombre había dicho al enano más temible de todos los tiempos. Eren sintió pena por ese hombre en ese momento, acababa de cavar su tumba.
Se sintió la tensión en todo el lugar, la mirada del pelinegro se volvía obscura y sus puños se apretaban hasta que sus nudillos se volvieran blancos, de verdad que odiaba a ese hombre.
“Yo… no tengo…arena en la vagina….”, ya Rivaille no sabía que decía tratando de controlarse sabiendo que saldría humillado de allí.
“Oh… ¡entonces admites que la tienes!”, rio el hombre que se acercó amistosamente al más pequeño, y usando su altura de más de un metro ochenta poso su brazo sobre la cabeza de Levi como si este fuera un objeto donde recargarse. Pero sintió que este comenzaba a temblar de lo enojado que estaba.
Miro a todos lados y solo encontraba caras de miedo, especialmente la de un niño de ojos verdes que estaba al costado de ellos diciéndole con la mirada, “Aléjate o te matara”, lo único que hizo fue reír un poco.
“¡¡Oh vamos muchachos el sargento parece dar miedo pero es solo un gatito que solo muestra las uñas pero no lástima!!”, dijo eso acaricio la cabeza de Rivaille como si fuera un niño pequeño.
Todos estaban estupefactos, totalmente callados ante esta muestra de valor, enfrentándose a la peor persona del mundo.
Pero todo el tenso ambiente fue interrumpido por una castaña que salió estrepitosamente, muy feliz y emocionada (como en el episodio 19 cuando vio el brazo de titán de eren), Klaus se dio cuenta y atrapo a la castaña con sus brazos ya que ella se había lanzado contra él, empujado un poco al pelinegro.
“¡Waaaaa! Que alegría verte de nuevo Klaus!”, chillo la mujer loca para empezar dar vueltas con el hombre mientras ellos reían como niños ante la estupefacta mirada de los soldados.
“Digo lo mismo de ti, Zoe…”, respondió alegre el hombre.
Eren mantenía la mirada en esos dos locos, pero aun no asimilaba lo que acababa de pasar con Heichou, como era posible que ese hombre se burlara de él y este no se defendiera como se debe, más bien se contuvo… pero ¿Por qué?
“Rivaille-Heichou”, Eren llamo al más pequeño, sin embargo este ni se inmuto, “¿Por qué-?”
“Cállate”, lo corto en seco el pelinegro girando sobre sus talones dispuesto a irse por donde vino.
Sin embargo Eren no se daba por vencido, necesitaba saber que había pasado allí y lo quería saber ahora, Heichou no era así.
Comenzó a seguirlo, se dirigía a su habitación, donde todos estaban prohibidos de entrar, donde no había ni una mancha de polvo y todo tenía un olor agradable a lavanda.
Pero paro cuando Rivaille volteo para lanzarle una mirada de muerte.
“Lárgate mocoso”, fue lo único que dijo para abrir un poco la puerta con el fin de cerrarla en la cara del joven.
“No”, fue lo que contesto el menor en edad, viendo como el pelinegro se detenía, enojándose, no querían que los vieran así de humillado, “Quiero saber porque Heichou no se defendió de ese hombre”
“No tengo porque darle explicaciones a un mocoso como tu…”, hablo fríamente y con los ojos cortándolo como frías y oxidadas navajas, “Ahora largo, y has lo que te dije: mantente lejos de ese hombre”, y con eso entro rápidamente por la puerta y la cerro con llave para que Eren no pudiera entrar.
El joven ojiverde se quedó mirando la puerta de su superior congelado en su lugar, apretando levemente los puños, tenía razón, no tenía por qué darle explicaciones, y eso lo molestaba, le daba rabia que humillaran así a su Heichou.
Ya conocía sus sentimientos, y no le molestaban, sabía desde siempre que lo que sentía por Rivaille era más que simple admiración, sentía algo más profundo y cálido, estaba enamorado, y ahora que ese nuevo hombre estaba en este castillo, como que le daban unos presentimientos extraños y muy poco prometedores.
Algo raro sucedía y no dudaría en descubrirlo.