Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

CAFÉ por Knockout

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

GTOP

Si no entendieron el resumen :'3 no se desgasten :'3 mejor entren y lean y disfruten :3 

Notas del capitulo:

Holi :3
Acá primer fanfic :3
Ni idea que más escribir :3
Lean :3

CAFÉ

¿Quién dice que el otoño no es caluroso? Bueno, durante los últimos años en Seúl, los primeros días de otoño han sido ligeramente cálidos; mostrando esa brisa fría, característica del cambio de temporada, por ahí de las cuatro de la tarde. Siendo este día jueves por la tarde, un joven universitario acudía a su "cita" de todos los jueves (aunque en este año, el "jueves" se había transformado en cualquier día de la semana; los horarios universitarios no estaban de su lado)

Acomodando el maletín junto a su cuerpo, Seunghyun se abrió rápidamente paso entre los peatones, puesto que más tarde necesitaba estar con su madre en casa. Su vehículo llevaba ya un mes descompuesto y no podía darse el lujo de dejarlo ahí, estar sin coche sí que lo perjudicaba con los tiempos.

– ¡BUENAS TARDES! – dijo el pelinegro a toda voz una vez que llego a su destino, siendo este una modesta cafetería que se encontraba de paso a la universidad. Todos los comensales y personas que degustaban una taza de café, dirigieron su vista hacia la entrada ante el efusivo saludo de Seunghyun, pero una persona en particular se acerco a él con el ceño fruncido y manos en la cintura.

– no me digas… ¡Hyung! Tu saludo se escucho hasta en Júpiter, mejor entra de una buena vez.

Abochornado, Seung siguió al chico (quien no era otro sino Kwon Ji Yong), hasta donde él le indicaba, que era un pequeño balcón con dos sillas y una mesa – y dime melenudo, ¿Qué paso?

– lo-lo siento Ji, es que veras… cuando iba saliendo de clases yo…

El rubio, que ahora tenía su hermosa cabellera bajo la oreja y un uniforme blanco con franjas azules delgadas; elevo ojos al cielo – no te pregunto qué paso contigo sabiondo, sino que vas a querer tomar, babbo.

– Oh perdona… pues lo de siempre. Quiero una taza de café americano.

El rubio tomo una pequeña libreta donde anoto el pedido. Ji Yong había decidido estudiar y trabajar, para no tener que pedirle nada a su familia (más que lo necesario)– En un minuto te traigo tu café.

– si Ji, gracias.

El pelinegro se acomodo, tomo algunas de las revistas que estaban cerca y comenzó a hojearlas en lo que llegaba Jiyong con su pedido. Si alguien en el pasado le hubiera dicho que se vería cada semana con su amigo de barrio, y que de vez en cuando extrañaría su compañia, seguramente a esta persona la habría tomado por chiflada. Es decir, Jiyong y él habían vivido muchas situaciones juntos que los acercaron a tal grado que mantuvieron un pequeño e infantil romance; no obstante, la inmadurez de ambos y el tonto comportamiento del niño rubio dio como resultado que Seung no se pudiera acercar tanto como hubiese querido, creando una vez más, una gran brecha entre ellos. Algo que sinceramente Jiyong se lamento por mucho tiempo.

Seunhyun suspiro varias veces, movía las manos en forma insistente mirando de reojo su maletín, del cual no podía despegar los ojos. Lo tomo y busco un sobre junto con una pluma, lo abrió y saco la carta de su interior; la leyó una vez más y después de una suave inspiración comenzó a escribir en ella.

– ¿Qué haces? – llego Jiyong, poniendo la taza de café en la mesa e interrumpiendo a Seung, que inmediatamente dobla la carta y la metio en el sobre.

– nada, solo revisaba mi "plan de vida"

Ji se sento junto al chico, mirándolo suspicaz y enarcando una ceja – ¿"plan de vida"? ¿Qué es eso?

– Es… un proyecto que traigo en mente. Cambiando de tema ¿Cómo te ha ido en las clases?

El chico busco en el interior de su bolsillo, un paquete de cigarros y un encendedor, acomodo un cigarrillo en su boca y lo encendió – pues me va… el maestro de gramática avanzada no deja de mirarme de forma depravada, mi único consuelo es que no solo hace eso conmigo, sino también con otros dos chicos.

Seung frunció en entrecejo – ¿y no le han dicho nada?

Da unas bocanadas a su cigarro antes de continuar – bueno… cuando íbamos saliendo de su clase, Youngbae se acerco a mí y me abrazo sin despegar la vista del Señor Park.

– Youngbae… ¿acaso tu regresaste con…? – pregunto Seung, acomodando el codo en la mesa y poniendo el dorso de su mano en los labios, mirando fijamente al rubio, quien sintió un pequeño escalofrío, por la atención que Seung tenía sobre él.

– No es lo que tú piensas… él solo trataba de defenderme, a su manera.

Seung tomo su taza de café y le dio un gran sorbo – Ji…

Siempre era lo mismo, cuando Seung miraba al rubio en esa forma tan fría y al mismo tiempo seductora, Ji no podía mantener sus defensas por mucho tiempo – ¡Rayos! Está bien melenudo, Youngbae me pidió de nuevo que regresara con él, pero por vigésima vez le dije que no estoy interesado.

El pelinegro entrecerró los ojos, fijando su vista en el chico delante de él – ¿vigésima vez? Es muy insistente… ¿Hace cuanto que terminaste con él?

– Hace diez meses – respondió Ji, rodando los ojos hacia la calle para que el chico no pudiera ver el contenido de su mirada.

– vaya, casi el tiempo que tengo de que rompí con Dae…

Poniéndose de pie en forma brusca, Ji apoya una mano en la mesa y con la otra, señala a su acompañante – ¡claro que no Seunghyun! tú rompiste con Dae en noviembre y yo termine con Youngbae en ene… – se detiene al darse cuenta de que en otro ataque de celos, había hablado de más – quiero decir… que no es el mismo tiempo, hyung – finaliza sentándose despacio, cruzándose de brazos y desviando la vista para que no pudiera ver el sonrojo, aunque eso no ayudo mucho.

Con media sonrisa, Seung dio otro sorbo a su café – no sabía que llevaras las cuentas, Ji.

– No llevo las cuentas SEUNGHYUN, es solo que… bueno tú sabes.

Seung desvió su mirada hacia la avenida, sintiéndose un poco más tranquilo. Por desgracia, la paz que sentía no duro mucho – aunque… no solo me pidió que volviera con él… sino que además… bueno… tú sabes…

– No Ji, no se… dime a que te refieres –replico Seung en forma un poco tosca, fijando su vista en los temerosos ojos casatños del chico frente a él – ¿estás tratando de decirme que Youngbae te propuso…?

– Matrimonio – Ji finaliza la frase, analizando la reacción del chico.

Ante estas palabras, Seung sentía que el aire que inspiraba le lastimaba la garganta y congelaba su corazón. Como instinto, metió la mano derecha al maletín y tomo el sobre, apretándolo fuerte. Acto seguido tomo el suficiente aire, para que las palabras pudieran salir de su boca – ¿Qué… respondiste?

– ¿Tú qué crees? – Ji tomo el cigarrillo del cenicero y dio unas bocanadas – No soy de los que olvidan una promesa, cabezón.

Seung dibujo una sonrisa un poco amarga, llevo la mano izquierda hacia sus cabellos y los peino un poco – no tienes porque mantener esa promesa Ji, en aquel entonces las cosas eran distintas.

– y tú no tienes porque decirme que hacer Seung, te hice una promesa hace años y no pienso romperla.

En la preparatoria, Ji le había hecho una peculiar promesa a Seung, una que era tan descabellada, como tontamente dulce – pareciera que apenas fue ayer verdad, digo cuando comenzamos a hablarnos de nuevo…

Flashback…

En la preparatoria, Seunghyun estaba tenido problemas con un maestro, quien no aguanto más al impertinente jovencito – ¡Choi!, salga de mi vista inmediatamente y vaya a la dirección! – termina señalando la puerta de entrada.

– sí, sí como sea – el chico tomo su mochila/bolso y salió del aula, camino por el largo pasillo de la escuela y salió al patio. Era el comienzo del otoño y las frescas ventiscas le enfriaron un poco, ya que solo llevaba una camisa blanca, con mangas largas en tono azul y un pantalón de mezclilla roto en las rodillas. Y a pesar de que su vestimenta no era la mas a la moda, su ahora escultural cuerpo dejaba a más de una sin aliento, en la clase de deportes. Llevo sus manos hacia su desgastada gorra y saco un paquete de cigarrillos junto con un encendedor. Prendió el primero de la tarde y se sentó en las escaleras.

– No sabía que fumaras – escucho tras él, haciendo que tirara el cigarro y lo apagara con su tenis negro tipo converse.

– Ah… eres tú – respondió al ver a la persona que le había hablado – Además de espantar a las personas ¿Qué hay en tu mundo Ji? ¿Qué no deberías estar en clases?

Ji se acerco a él, sujetando un vaso de café de la máquina expendedora – El señor Lee no vino, por lo que tenemos libre esta hora.

– Ya veo – Seung toma su gorra y saca otro cigarro – ¿y tu noviecita porque no está contigo?

Ji bajo la vista, sintiéndose incomodo – ¿te molesta que este contigo?

Seung se encogió de hombros – No… simplemente me extraña verte solo Ji.

Asintiendo con la cabeza, el chico se sentó a unos pasos a él – ¿te puedo acompañar?

– Es un país libre – responde al tiempo que desviaba su mirada a otro punto, tratando de evitar que el chico viera el brillo de sus ojos; esa pequeña y pasajera felicidad que le proporcionaba el estar cerca de él, aunque fueran solo unos segundos.

– Está enojada conmigo – dice Jiyong antes de darle un sorbo a su café.

– ¿co-como dices?

– Te digo que Kiko, mi novia, está enojada conmigo, dice que no soy completamente sincero con ella y eso me irrita.

– Ah – Seung da una fumada a su cigarro y tira un poco de colilla, mueve sus labios y saca el humo haciendo un pequeño aro – debe ser frustrante para ella, descubrir que las nubes no son algodones de azúcar.

Ante el sarcástico comentario, Ji mira molesto al chico – Seunghyun, no quiero que te expreses así de Kiko.

– ¿Qué? Yo solo digo que ya debería darse cuenta de que no todo es color de rosa– da otra bocanada, sacando un par de aros de humo.

– ¿Cuándo aprendiste a hacer eso? Antes no hacías aros con el humo.

El chico abrió grandes los ojos, después se giro hacia Ji quien le daba una cálida sonrisa – ¿No que no sabías que fumaba?

– bueno, en realidad no te había visto fumar, solo me llega el olor a cigarro de tu cabello, cuando estamos en deportes.

Deportes era la única materia que compartía con Ji, pero por desgracia también con Kiko, la hermosamente popular y perfecta novia del rubio. El rostro de Seung se coloreo al escuchar que Ji se percataba de algo tan personal, como el olor de su cabello – mejor deberías de concentrarte en tu perfecta novia.

– Hyung, ¿qué te cuesta ser más amable?

– Me costó un cigarrillo, Jiyong – responde frunciendo el ceño y haciendo referencia al cigarro que tiro al piso, cuando este le sorprendió.

– Entiendo, siento haberte molestado – finaliza el rubio, poniéndose de pie dispuesto a retirarse.

– ¡Espera! – Seung se volteo y tomo la mano libre de Ji, pero en cuanto se percato de lo que hizo, lo soltó de golpe – es decir… que delicado te volviste.

Ji sonrió, pues estaba seguro de haber visto el enorme sonrojo, en el rostro de Seung – todavía queda un poco de café – se sienta junto él, pero aun manteniendo cierta distancia.

– ¿Por qué sigues con ella? – pregunta Seung, viendo de reojo a Ji.

– supongo que es porque la quiero. Ella es una chica bonita, amable, agradable…

– Todo lo que yo no soy – pensó Seung con tristeza, terminando el cigarrillo y apagándolo en la suela de su tenis – ¡por Dios Ji, abre los ojos!, ella es superficial, hueca, tonta… en cambio tú eres dulce, inteligente, apuesto… – Seung se quedo en silencio, al darse cuenta de lo que estaba diciendo – Este… qui-quiero decir, ella es alguien que en definitiva no te merece.

Con sorpresa, Ji dirigió sus bellos ojos hacia Seung, pues no creía las palabras que salieron del chico – ¿lo dices en serio?

Aunque Seung sabia que el que había hablado fue su corazón, la rabia que le daba escuchar como Ji se expresaba tan maravillosamente de otra persona, fue lo que le aflojo la boca – eres buena persona…– termina posando su blanca mano en el hombro del chico.

Ji le sonríe con dulzura a Seung – tú también eres buena persona.

Los dos quedaron en silencio después de esto, permaneciendo así por largo rato, retomando de vez en cuando la charla para comentar cosas triviales, hasta que el sonido de la campana marco el cambio de clases y el fin de la hora libre. Después de esto, pasaron algunas semanas y solo en contadas ocasiones, Ji y Seung cruzaron palabras en el corredor de la institución. Ji entendió, que aquella plática que tuvo con Seung solo había sido un pequeño regalo de la vida, como probar algo que jamás se volvería a repetir. Por lo menos eso pensaba hasta que, justo un mes después, ocurrió algo que cambiaría su forma de pensar.

– ¡Ya me voy! – grita Ji desde su pórtico, tomando su chaqueta gris y sin esperar respuesta, pronto se encamino hacia el parque. Se detiene un momento, toma unos billetes y pide un café en una cafetería cerca de su casa, se lo entregan y continua caminando para despejar su mente.

– ¡Maldita sea! – Escucho a unos pasos de donde estaba, busco con la vista a quien había gritado y al no encontrar a nadie, prosiguió su camino, pero un sonido hueco y el movimiento brusco de un árbol, le ayudo a Ji a ubicar de donde venia el alboroto. Como rayo, Ji rodeo aquel pobre árbol que estaba siendo golpeado, quedando sorprendido al ver a la persona responsable.

– ¿Seung?

De inmediato, el chico se volteo hacia quien le llamaba, mostrándole unos vidriosos ojos rojos, que opacaban sus negros ojos – ¿J-Jiyong? – bajo la vista para ocultar las huellas de su dolor. Ji también bajo la vista, sintiendo una enorme punzada en su corazón al ver el puño de Seung.

– ¡¿Pero qué rayos te pasa? – El chico arrojo su café y se aproximo a él – tú mano está sangrando, ven rápido – Ji tomo la otra mano de Seung y dio solo unos pasos, puesto que él se detuvo en seco.

– No Ji… yo… estaré bien – menciono en un hilo de voz, cabizbajo.

El chico dio un vistazo a su alrededor y localizo una toma de agua, se volteo hacia Seung y le hablo con seriedad – no te estoy preguntando– aferro su mano con la de él y lo llevo a la toma de agua, lavo sus heridas y con cuidado fue retirando los pequeños pedazos de corteza que se le habían quedado.

– ¿Por qué…? ¿Por qué siempre haces esto? – Pregunta mirando un poco más calmado al que lo estaba ayudando – ¿Por qué Ji?

– No sé de qué me hablas hyung – Ji había terminado de limpiar la mano de seung y necesitaba algo con que cubrir los raspones; tomo su gorra y se la quito, dejando caer sus largos y dorados cabellos sobre su delicado rostro, e inmediatamente se retiro el pañuelo que adornaba en forma anónima su cabeza y cubrió la mano de Seung.

Ji había quedado graciosamente despeinado, algunos rizos acariciaban sus rosadas mejillas al compás del viento, y el flequillo bailaba sobre sus castaños ojos. Seung se perdió por un breve momento, mientras admiraba a tan bello ser.

– Seung por Dios ¿Qué estas sordo?

Sacudiendo su cabeza, Seung sale de su trance – oh… perdón Ji, ¿me decías?

Con sus delgados dedos, Ji alejo el cabello que revoloteaba libre sobre su cara – ¡Rayos! Te estoy preguntando sobre qué fue lo que te paso. ¿Por qué te encontré así?

– Ah… sobre eso… – antes de que pudiera explicar, ambos escucharon a sus espaldas una voz conocida, se giraron y vieron a distancia a Kiko junto con otro chico, tomados de la mano e intercambiando algunos besos.

– oh… rayos… – Seung mira a Ji, que bajaba la cabeza.

– ¿sabes? Tuvo el cinismo de preguntarme por ti – dice el chico, sin despegar la vista del piso.

Ji frunció fuerte el entrecejo mientras que una gran ira invadía sus sentidos. Apretó los puños en un intento inútil por contenerse de ir a llorar y reclamarle a su “novia”– No lo puedo creer… – murmuro Ji, sin notar que Seung le había escuchado.

Con la mano que tenia vendada, Seung tomo la mano de Ji – ¿te molestaría acompañarme un rato?

Con ojos enormes, el ruborizado chico asintió – está bien hyung.

Una triste sonrisa se dibujo en Seung, y sin soltar a Ji se fueron a una cafetería cercana, donde él pidió café americano.

– Ji ¿no gustas algo?

El chico lo miro– un café está bien, tire el mi cuando te mire golpeando al pobre árbol – Ambos adolescentes se sentaron en las sillas exteriores que tenía el local, y el silencio se presento entre ellos por varios minutos.

– ¿Cómo estás? – al fin, Seung se atrevió a romper el incomodo silencio.

– ¿Cómo crees? – respondió Ji, sin mirar a su preocupado acompañante.

– oh… – él chico se sentía nervioso.

El rubio dio varios suspiros, así como unos sorbos a su café – sobre lo del parque… me preguntabas “por qué haces esto” cuando eso te lo debería preguntar yo.

– ¿esto? ¿A qué te refieres con "esto" chico listo?

Afirmando con la cabeza, el rubio prosiguió – siempre que estoy en problemas, siempre que estoy en una situación desesperada o triste… estas ahí. No importa donde sea, si aquí, o en otro país… estas ahí.

Un gran calor llego hasta el rostro de Seung, acompañado de su clásico nerviosismo – no-no sé a qué te r-refieres.

– Me refiero a esto…– baja la vista y la posa sobre su corazón herido – Seung, no es la primera vez que me ayudas, y odio admitirlo, pero tenias razón.

– ¿tenía razón?

– sobre Kiko… tenias razón sobre lo que me dijiste esa vez, que platicamos en la escuela.

Seung se sentía un poco más tranquilo, aunque lo que su adorado ángel de cabellos dorados le decía, lo mantenía con un ligero nerviosismo – yo siempre tengo la razón.

– Jejeje eso parece – da otro trago a su bebida caliente y mira lo con sinceros ojos – gracias por estar siempre ahí Seung, en serio te lo agradezco.

Con inesperada dulzura, Seung miro a Ji y le dio una hermosa sonrisa – te prometo que siempre voy a estar ahí para ti, Jiyong.

Por un pequeño instante, ambos se miraron a los ojos y sintieron un curioso cosquilleo, que los hizo enrojecer y desviar los ojos – bueno yo…

– Por lo menos, hasta que te encuentres con esa persona especial – interrumpió al rubio.

– ¿podemos vernos… la siguiente semana?

– sí, ¿Por qué no?

– hasta en una semana, Seung!.

Desde esa ocasión, Seung y Ji se veían una vez a la semana, a veces dos veces en la misma semana y en algunos casos pasaban dos semanas desde la última vez que se veían; pero la mayor parte del tiempo procuraban mantenerse en la regla de citarse los jueves.

Fin del Flashback.

– Ji, te agradezco mucho todo el apoyo que me has dado… si quieres estar con Youngbae… eres una persona libre… – finaliza tomando con fuerza su maletín.

– Seung… hay algo que quiero decirte…

Bom, compañera laboral de Ji, se acerca a él – siento interrumpirte Ji, pero los clientes se están juntando, ¿podrías ayudarnos?

– Ni modo, el deber llama, uno tiene que hacer lo que uno tiene que hacer – tomo el cenicero junto con la taza de café vacía y se levanto, dejando solo a Seung, después de un tiempo también le había pegado el vicio del cigarro.

– Comprendo… – Seung se quedo unos minutos observando a Ji como tomaba pedidos y limpiaba un par de mesas. De nueva cuenta abrió su maletín y saco el sobre junto con una pluma y continuo escribiendo en ella. Una vez concluida su carta, la doblo y la volvió a meter en el sobre, saco un par de objetos de su maletín, dejo el dinero por la taza de café y se encamino a la salida.

– Ji, tu amigo ya se va – le comenta Minzy, otra compañera del rubio.

– déjalo, lo volveré a ver en una semana – responde en forma tranquila, mientras terminaba de limpiar una mesa. Con serenidad, Ji llevo los platos sucios de la mesa donde estaba, hasta la cocina, y regreso a la mesa donde había estado con Seung, encontrando algo inusual a un costado del servilletero. Sintiendo un terrible presentimiento, Ji tomo aquel sobre que llevaba su nombre y guardaba un secreto, que estaba a punto de ser revelado.

"Querido Ji:

No sé ni siquiera como comenzar esto. Estas letras han sido escritas y cambiadas por más de una ocasión. De seguro me ganare un gran golpe de tu parte, y lo más seguro es que lo merezca; más que nada por no decirte esto en persona, pero después de tantos años y tantas cosas que hemos compartido, te he llegado a tener respeto y miedo… pero por sobre todo, amor."

Ji cubrió su boca, impactado por lo que leía, y muy despacio, se sentó en una de las sillas, continuando la lectura de aquella reveladora escritura.

"No quiero que me malinterpretes. Cuando digo amor, es amor real, amor verdadero… algo que no había sentido desde hace mucho, y probablemente jamás lo llegue a sentir con otra persona, que no fueras tú. Desde hace tanto tiempo, he tratado sin éxito de armarme de valor y decirte lo que siento; sin embargo, persiste ese miedo, ese temor del rechazo, y no por el famoso orgullo masculino, sino más bien, porque tengo miedo de perder lo más importante en mi vida: a ti."

Cuando finalizo este segundo párrafo, Ji elevo sus bellos ojos (ahora enrojecidos) al cielo, y dio una larga inspiración, tomando su pecho con fuerza pues su corazón latía tan fuerte, que parecía estar amenazando con salir de ahí. Una vez que se calmo un poco, regreso su atención de nuevo a la carta.

"Siempre, desde aquella tarde que platicamos por primera vez, he tenido la oportunidad de aprender cosas maravillosas de ti; y este día aprendí, o mejor dicho recordé, algo importante: la promesa que me hiciste cuando estábamos en la preparatoria.

Dios… no sabes cuánto le he agradecido al cielo por haberte encontrado esa tarde de otoño. Tal vez creas que para mí, hubiera sido lo mismo si en vez encontrarme contigo, hubiera sido Yongbae, SeungRi o Daesung, pero no… En aquel entonces no entendía el porqué, pero deseaba tanto encontrarte en el parque, que cuando te vi, simplemente no podía creer mi "extraña" fortuna; porque siempre que necesito de alguien, estás tú a mi lado, estas apoyándome, confortándome o devolviéndome las esperanzas que creía perdidas. Por eso cuando reaccione, te pregunte '¿por qué?' aunque para ser sincero contigo, en realidad no me importaba mucho la razón, sino el que estuvieras ahí, siempre ahí. Entonces fue que hiciste esa humilde, noble y desinteresada promesa de permanecer a mi lado. Yo egoístamente la acepte gustoso… pues estarías ahí, conmigo, sin que nada me costara. Permaneciste junto a mí, escuchando una y otra vez sobre mis conquistas y desengaños amorosos… y todas esas veces que llore contigo, veía en tu rostro un profundo dolor, inclusive más fuerte que el que sentía, y para mí, era más fácil pensar que era ocasionado por la pena que yo te causaba e ignorar lo obvio. Pero ahora veo que es demasiado tarde."

– ¿demasiado tarde? – se pregunto Ji, antes de continuar.

– ¡Kwon! Regrese por favor a sus labores, su turno no ha terminado.

– En un momento señor Yang – Ji limpio las primeras lagrimas que ya habían salido de sus ojos, y continuo con la lectura.

"Como lo mencione antes, hoy recordé esa promesa y creo que es hora de liberarte de ella. Jiyong, no quiero seguir siendo egoísta, no quiero seguir pensando nada más en mí. Si tu felicidad esta con Youngbae, pues adelante.

Debo agregar que no lo odio pues siempre ha sido mi amigo. Esa vez que nos peleamos… bueno, aunque te asegure que fue porque invito a salir a Dae, la razón real fue por ti, por ti Jiyong. Yo sabía que él quería regresar contigo desde que terminaron y no pude más. Y reitero no lo odio, pero si lo envidio. Él te dio el valor que mereces, tuvo el coraje de hacer algo que yo no pude, y aunque aborrecí el enterarme de que se me adelanto, creo que eso era de esperarse; pues cuando uno encuentra algo tan valioso como tú, lo debe de atesorar y darle el amor que le corresponde, no solo recibirlo sin habérselo ganado, como yo."

– ¿Se le adelanto? – el rubio continuo leyendo.

"Ji… te amo… Creo que siempre te he amado. No como amigo, no como hermano… te amo como hombre. Nunca creí necesario pedirte que seas mi novio, y ese fue mi primer y más grave error. Porque aunque muy en el fondo yo así te veía, creo que era justo que tú supieras esto. Y por eso mismo me anime a comprarte algo que ahora, solo va a servir como regalo de bodas para cuando desposes a Youngbae, lo encontraras dentro de la rosa que está debajo del sobre. Tal vez ya no me veas tan seguido en la cafetería y espero lo entiendas. Por tanto tiempo tuve miedo de perderte, sin saber que por mi estúpida indecisión te termine perdiendo. Te deseo lo mejor del mundo, pues lo mereces."

Con amor. Seunghyun

P.D. Hasta que yo mismo experimente el dolor de ver a la persona que amas con otra, pude entender esa mirada de gran sufrimiento que tenias, cuando te hablaba de las chicas con las que salía. Perdóname por eso. "

Ji no dejaba de temblar, sus mejillas ya estaban completamente humedecidas y la carta tenía algunas huellas de las lágrimas, que habían descendido de sus alterados ojos. Con mano temblorosa, Ji tomo la delicada rosa blanca que fue escondida bajo el sobre y al poner los pétalos hacia abajo, sobre su mano izquierda, resbalo un delicado y fino anillo de oro, con un hermoso diamante ovalado y cuatro piedras preciosas transaparentes que lo adornaban (dos a cada lado).

– Kwon ¿te sientes bien? – pregunta el señor Yang, dueño de la cafetería. Hasta en ese momento, Ji reacciona y se voltea hacia Minzy – ¡Minzy! Tú viste cuando se fue Seung ¿no?

– Si Ji, se fue hace como diez minutos, quince tal vez.

– ¡Por Dios, tengo que hablar con Seung! – Jiyong rápido se puso en pie, pero la mano del señor Yang la detuvo.

– ¡Espere un momento señor! Aun no has terminado tu turno – le sentencia el señor de edad madura, mirando serio al pobre de Ji, quien se quedo petrificado y sin saber qué hacer.

– Además… – agrega el jefe del rubio – cuando venia para acá, vi que entro a la librería de la siguiente cuadra – le responde guiñándole un ojo.

– gracias… – el chico de dorada cabellera salió corriendo hasta la mencionada librería, donde por fortuna trabajaba SeungRi, su mejor amigo.

Recuerdo cuando caminaste a través de esa puerta 
Sentado en esa silla 
El tiempo que compartimos...

– ¡BUENAS TARDES! – grito Ji una vez que llego, llamando la atención de los clientes que estaban ahí.

– Buenas tardes Ji, que gusto me da verte – le dice su fiel amigo, que sujetaba unos libros.

Tomando los hombros de SeungRi, Ji comenzó a sacudir al pobre chico – ¡¿Dime donde esta? ¿Dónde está Seung?

Sólo la silla blanca en la que te sentaste... 
tiene tu aroma en ella 
Desde que me dejaste con un silencio sin corazón 
Esperando por ti, este pequeño café

– aaah, aah, ya se fue… ¿Por qué? ¿Necesitabas hablar con él? – pregunta mientras recoge los libros que dejo caer por las sacudidas.

– ¿no viste para donde se fue?

– Creo que iba hacia la sexta avenida – apenas dijo esto el panda, cuando Ji salió corriendo, sin prestar mayor atención al menor. Llego a la sexta avenida y aprovechando las luces, cruzo la calle y continúo corriendo. A media cuadra choco con una pobre anciana, cayendo al piso junto con ella.

– ¿Por qué no se fija abuela? – grito Ji poniéndose de pie.

– ¡jovencito maleducado!, ayúdame a levantarme.

Con gran molestia, Ji ayudo a la señora de la tercera edad a ponerse de pie – no tengo tiempo que perder abuela, ¿Por qué no se esfuma? – dicho esto reanuda su búsqueda, pero la voz de la abuela la detiene.

– Debería de haber más jovencitos como el chico guapo de la camisa roja, que me ayudo a cruzar la calle – dice sacudiendo su bolso.

El usual Ice Coffee, Expresso double shot 
cierra tus ojos, deja que se deslice suavemente 
por la garganta, la música que nos gustaba escuchar 
Mi corazón late muy rápido 
Recuerdo mi nerviosismo la primera vez que nos conocimos. 
El café me ayuda a recordar esa atracción 
Pidiendole la fuerza a la cafeína. 
Su jarabe de azúcar que yo siempre llevaba 
Ahora odio esa dulzura pegajosa

Como relámpago, Ji se regresa hacia la anciana – ¿co-como dijo? ¿El chico que menciona era alto y llevaba un maletin?

– oh si, y tenía unos hermosos y profundos ojos negros, aunque su mirada era triste.

– ¿Vio hacia donde se fue?, dígame – le exigió Ji a la señora, que comenzó a sentirse nerviosa.

– Do-doblo a la izquierda, rumbo al subterráneo.

– Es cierto, Seung aun no tiene su vehículo – pensó Ji y se regreso a la avenida, ignorando los gritos de la anciana. Fue directo hacia las escaleras del tren subterráneo y a lo lejos alcanzo a ver a su inconfundible amor.

Oh, por favor no me dejes solo 
¿Qué debo hacer? 
En una noche donde todos duermen 
¿Porque estoy solo?

– ¡SEUNGHYUN! ¡SEUNGHYUN! – Ji gritaba con todas sus fuerzas, pero el bullicio de la gente opacaba su voz. De pronto, llego el tren subterráneo y vio como Seung se encaminaba hacia él. El chico retrocedió y comenzó a correr, dando un gran salto para librar los giratorios.

– ¡Oiga deténgase! – fue lo último que escucho Ji. Continúo su carrera hacia el vagón donde iba el pelinegro y alcanzo a entrar justo en el momento en que se cerraban las puertas, cayendo al interior del mismo, llamando la atención de todas las personas que ahí estaban, incluyendo Seung.

– ¿Jiyong? – Seung miro entre asustado y sorprendido al chico de rubia cabellera – ¿estás bien?

Dime la verdad, 
A diferencia de ayer, hoy ya es tarde 
Todo lo que prometimos, 
todo lo que hablamos 
Es todo mentira, no me hagas un tonto

El rubio se puso de pie como resorte y le dio una fuerte y escandalosa bofetada al joven pelinegro, que estaba inclinado hacia él.

Un señor que estaba frente a ellos, no puede quedarse callado – Señor, el joven solo trataba de ayudarle.

Apretando fuerte el puño, Ji le muestra la carta junto con el sobre a Seung, que estaba sobando su adolorida mejilla – ¡Dime que significa esto! ¡DIME CHOI SEUNGHYUN!

Sólo la silla blanca en la que te sentaste... 
tiene tu aroma en ella 
Desde que me dejaste con un silencio sin corazón 
Esperando por ti, este pequeño café

– ¿La leíste? Si ya la leíste sabes lo que significa – responde con frialdad, desviando los ojos de Ji.

– ¿Y qué significa? – pregunta una curiosa abuelita, mirando emocionada la escena.

– ¿tan tranquilo dices que me amas en esta carta y me estas entregando a Youngbae? ¡Eres un hipócrita! – grita Ji, arrugando la carta y tirándola al piso, cerca de los pies de Seung.

– ¡Ji tu no entiendes! Yo no te estoy entregando a nadie… solo… solo estoy haciendo lo que debí de haber hecho hace mucho, no ser egoísta.

– y si lo ama tanto jovencito, ¿por qué no se lo dice? – dice la anciana, observando con complicidad a Jiyong, quien se paralizo ante esto.

Tú ya no me necesitas más 
Por favor no digas eso 
¿Quieres decir ahora que me odias? 
Mintiendote a ti misma 
En esa mesa antigua están grabados nuestros nombres 
Pero ahora dejémoslos enterrados en la memoria y el pasado

– Esta bien… – armándose de valor, Seung se acerco de nuevo a Ji– Kwon Jiyong, te amo… te amo más que a nada, más que a mi vida. Contigo aprendí a conocer el verdadero amor, ese que no es egoísta y que se da sin esperar nada a cambio… y si tu felicidad está al lado de Youngbae, lo acepto y les doy mi bendición, porque alguien como tú lo merece todo – apretó con fuerza el pasamanos donde estaba agarrado, bajando la cabeza.

– ¿usted ama a Youngbae? – le pregunta otro pasajero, teniendo como muchos su total atención sobre el rubio.

Ji sentía su cuerpo adormecido, las piernas apenas lo podían mantener de pie y sus ojos parecían que tenia rota una tubería, pues no podía dejar de llorar – A Youngbae lo quiero mucho, fue mi novio y una persona muy importante para mí, pero no lo amo.

Seung de inmediato, levanto la vista hacia Ji, que lo miraba con rabia. El silencio reino en ese vagón en particular y todos esperaban la conclusión de Ji.

Oh, Dios mío, incluso si los enterramos lejos 
Esto sólo vuelve a mí otra vez, enfrentando mi miedo 
Mi corazón errante se asusta 
Solo y solitario, acostado en una habitación sin luz 
Pensando en ti, recordándote, este pintor patético 
Mi única obra maestra es nuestra tragedia de amor 
Mi corazón es una galería de arte llena de ti
 
Sin ti, Seúl no es más que un desierto desolado

– Eres un babbo, estupido, retardado… eres un engendro inepto … y eres tú a quien amo… – dijo Ji, soltando el enorme nudo de su garganta y ya no pudo hablar más, solo se tapo la boca y lentamente extendió la otra mano hacia Seung, quien, aun en shock, alcanzo la mano de Ji y tomo lo que ella le estaba dando, que era el anillo.

– ya ves, y se lo estabas entregando a Youngbae – le dijo la anciana con gran sonrisa, esperando el desenlace de esta pequeña historia de amor.

– Entonces… ¿Por qué me regresas el anillo? – pregunta el pelinegro, sintiendo la adrenalina y el furor por saber que Jiyong le correspondía.

– Creo que él quiere que sea usted el que hable y no la carta – dijo atinadamente otro pasajero.

– vamos jovencito, ya me pase mi parada… no tenemos todo el día – exigió un señor también de edad madura, que los observaba desde el rincón del vagón.

Sólo la silla blanca en la que te sentaste... 
tiene tu aroma en ella 
Desde que me dejaste con un silencio sin corazón 
Esperando por ti, este pequeño café

De nuevo, la atención se centro en esos dos. Seung sonrió y con cuidado, acomodo una rodilla en el piso y tomo la mano de Ji – Jiyong, tengo algo que preguntar… – antes de terminar, el chico recibió un pequeño golpe en la espalda, por parte de una niña que esperaba impaciente.

– señor, ya termine por favor.

– mph, mph… Kwon Ji Yong ¿quieres casarte conmigo?

La atención ahora se fue hacia Ji, quien no podía dejar de sonreír – desde que te conocí… si quiero Seung…

Siempre estaré esperando por ti 
Cuando pienso en ti, yo digo tu nombre 
El café que hice para ti, el marcador del libro plegado 
Y la lluvia que cae 
en la casa blanca que te pertenece sólo a ti, baby

Un simple movimiento para acomodar el anillo en el dedo del rubio, fue lo que provoco la euforia y los gritos en ese vagón del tren subterráneo. Seung abrazo a Ji para darle el esperado y tan deseado beso que sellaría su nuevo pacto, bajo el calor de los aplausos.

Sólo la silla blanca en la que te sentaste... 
tiene tu aroma en ella 
Desde que me dejaste con un silencio sin corazón 
Esperando por ti, este pequeño café

El tren se detuvo en otra estación y la nueva pareja salió corriendo feliz hacia la avenida, y aunque Seung al igual que Ji tenían pendientes esa tarde de otoño, sabían que podrían atenderlos para otro día, pues lo más importante en ese momento era vivir el amor que tanto tiempo estuvo a la vista y al mismo tiempo oculto. Ese amor que de ahora en adelante no iba a ser un secreto para ninguno de los dos.

(Cuando te sientas solo) Sólo la silla blanca en la que 
te sentaste 
(Te extraño) tiene tu aroma en ella 
(El café que hice para ti) Desde que me dejaste con 
un silencio sin corazón 
Y la lluvia cae 
en la casa blanca que te pertenece sólo a ti, baby

0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0 - 0

c - c - FiN - c - c

 

Notas finales:

Ojala les haya gustado >u<

(Después se harán mejores correcciones..por ahora...ojala y les haya gustado)

Reviews a la cajita? *u*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).