Lluvia…
El autobús, medio de transporte, momento de reflexión para otros, aunque para muchos resulta ser tedioso tener que ir en el, para otros es agradable, aunque este ultimo no es el caso de nuestros protagonistas. Choi Seung Hyun y Kwon Ji Yong.
Seung y Ji, son vecinos desde que nacieron y a pesar de que sus familias se llevan en extremo bien, la relación entre ellos no es la mejor, juran odiarse entre si, uno causa las desagracias del otro, o al menos es lo que le dicen a todos.
Para su mala, o buena, suerte, ambos asisten al mismo instituto, sus clases comienzan y acaban a la misma hora, y por ende se van y regresan a su casa al mismo tiempo, a pesar de que existen mas transportes además del autobús, ellos lo prefieren utilizar, al fin y al cabo, los deja frente a sus hogares, ninguno decide esperar el segundo autobús de la misma ruta que pasa 5 o 10 minutos después del primero. “Si no quiere verme, que el espere el segundo autobús” es lo que dicen ambos, al final acaban peleándose por quien sube primero y con eso no acaban con la “desgracia”, lo siguiente al subir es checar asientos y oh Dios bendito que los ayuda siempre hay un asiento doble disponible, es un largo trayecto, y aún si fuera corto, ninguno de los dos quiere irse parado, así que prefieren sentarse juntos.
Pelean entre si a cada instante, desde que suben hasta que bajan. Quieran admitirlo o no, les es divertido a ser enfadar al otro. Muchas personas dicen que entre ellos existe una atracción, solo que ninguno lo nota, o no lo quiere notar, por ello estar entre ambos no es la cosa más cómoda del mundo.
En fin, aquello era una rutina, se molestaban cada vez que salían de sus casas, cada uno guardando el “Hola” que desean decir. Molestarse entre clase, es común para ellos, cada vez que se encuentran se acerca y comienzan un “pelea” que termina alejando a las personas que anteriormente los acompañaban, dejando a ambos solos e inexplicablemente cada vez más cerca, hasta que caen en cuenta del acercamiento, su pelea termina y cada quien se va por su lado. Y por ultimo al terminar las clases, sus miradas chocan en la parada del autobús, es momento de alejarse y dejarlos solos. Y hoy no es la excepción…
-Bueno Seung te dejo, yo, me tengo que ir- menciono con nerviosismo un peli castaño- nos vemos, hasta mañana Ji- dijo por ultimo, dirigiéndose al rubio que se encontraba en el otro extremo de la banca.
-Hasta luego DaeSung- sonrío cálidamente, al fin y al cabo, ese chico es un amigo en común de ambos-
Los dos se quedaron en completo silencio, no faltaba mucho para que el autobús llegara, giraron su rostro al mismo tiempo encontrando sus miradas. Seung miro a Ji de abajo hacia arriba, rodo los ojos y sonrío ladinamente, era un habito que tenia, le encantaba ver completamente al menor antes de subir al autobús, “Te ves muy bien” eran palabras que salieron en forma aquella sonrisa socarrona. Ji bufo, odiaba que el mayor lo juzgara, no sabia bien el por que, pero cada día se esforzaba en verse bien para el, deseaba escuchar de aquella ronca voz un “Te ves bien” o mínimo un “Nada mal”, pero no, solo recibía una burla. Entre los pensamientos de ambos, divisaron el autobús, se miraron entre si y volvió el espíritu competitivo, ¿Quién iba a subir primero?
Esta vez gano Ji, sonrío con autosuficiencia y observo alrededor, al fondo, como siempre, un solo asiento, soltó un suspiro y camino rápidamente hacia el asiento, sentándose mirando a la ventanilla, esperando a que el mayor se sentara a su lado, lo cual no tardo mucho en suceder y aún así no lo miro esta vez, estaba cansando, no quería pelear con el, a pesar de que le encantaba ver como funcia el ceño cada vez que le respondía algo ingenioso a sus insultos. Sonrió aún sin desearlo, el cielo comenzaba a oscurecer, parecía que en cualquier momento comenzaría un diluvio, se odio por no llevar consigo algo para cubrirse, el frio comenzaba a calarle, de repente recibió un cálido toque, Seung le estaba colocando su chaqueta, aquello lo sorprendió lo volteo a ver con los ojos más abiertos de lo normal, le sonreía cálidamente, su sonrisa era hermosa, siempre lo supo.
El darle el abrigo, fue un impulso de parte de Seung, no sabia en que estaba pensando pero ver a Ji removerse por el frio, le encogió el corazón y un sentimiento de protección nació. Sus manos se movieron automáticamente, tomo su chaqueta y se la coloco a Ji por los hombros, intentando con ello, protegerlo del frio, este le miro con los ojos extrañamente abiertos ocasionando su sonrisa, aunque no le gustara admitirlo, amaba a Ji, le encantaba molestarlo y ver sus infantiles pucheros, deseaba tomarlo de la barbilla y besar sus delgados y rosados labios.
Al observar la sonrisa de Seung, su estomago se revolvió, comenzaron las insistentes cosquillas dentro de el y el sentimiento de siempre le llego de golpe, sabia que le gustaba el mayor, pero jamás lo admitiría, odiaba sentirse de esa forma, odiaba saber que el mayor ni siquiera como un buen amigo lo viera, frunció el ceño y hablo.
-No soy una chica- quería eliminar ese sentimiento, sacarse al mayor de la mente y el corazón.
Eso no lo esperaba el mayor, su sonrisa se desvaneció, ¿En que estaba pensando?
-Pues a decir verdad, lo pareces- soltó una carcajada.
-Idiota- susurro, volteando de nueva cuenta hacia la ventanilla, observo las gotas caer, estaba en lo correcto, había comenzado una tormenta, aún falta un tramo para llegar a su hogar y el autobús comenzó a llenarse rápidamente, supuso que era por la lluvia, todos se apresuraban a subir.
No supo por que contesto aquello, bueno si lo sabia, quería atraer la atención del menor, sabia que no era la mejor forma, que debía ser amable y lograr un avance con el, más no lo lograba, pareciera que Ji no quería nada de el. La lluvia había comenzando, observaba detenidamente la puerta, el autobús comenzó a llenarse, la gente corría para alcanzarlo y no mojarse. No les faltaba mucho para llegar a la parada frente a su hogar. Observo al menor, esperaba que le dijera algo y comenzara la pelea, pero solo susurro “Idiota” y le fue indiferente. Soltó un suspiro y observo a una señora embarazada junto con un pequeño niño, observo a su alrededor, nadie se levanto, bufo y le toco el hombro a Ji.
-Vamos, levántate- le dijo, haciendo un movimiento de cabeza hacia la señora.
-Oh- fue lo único que susurro el rubio y se levanto.
-Siéntese- le dijo Seung cordialmente. Ji sonrió al pequeño y le revolvió el cabello. Ante este gesto la señora agradeció y Seung sonrió. Sabía que a Ji le encantaban los niños, se sujeto del barandal y así lo siguió Ji, se situaron frente a frente, sus miradas chocaron, y Ji desvió la suya.
A pesar de que no faltaba mucho, más gente subía y subía, hasta quedar atascados. Seung sonrió con la escena, Ji estaba pegado a su pecho y le evitaba la mirada.
Observaron su alrededor, una parada más y era su turno de bajar.
Ji aún traía la chaqueta de Seung, se le resbala por los hombros, al notarlo, miro a Seung, se la quito de encima y se la ofreció de vuelta.
-Gracias, pero en verdad no soy una chica- susurro desganado y con un leve puchero.
-Eres hermoso- susurro, sonrojándose al instante por las palabras dichas. Ji lo miro con los ojos completamente abiertos y la boca media abierta, como esperando decir algo, que jamás dijo. Bajo la mirada con las mejillas con un leve tono carmesí. Seung sonrió con aquel gesto, y decidió aligerar la situación.- Es verdad, debo admitir que eres una hermosa chica- rio ligeramente.
El rubio solo lo miro y descifro aquello, ambos querían salir de aquella situación un poco embarazosa y extraña, por lo que sonrió y decidió seguirle la corriente, como siempre, antes de ir a descansar quería ver las expresiones del mayor, siempre le llevan de alegría.
-Gracias, ya se que soy hermoso, no como otros- lo miro de arriba abajo, como pudo se alejo un poco de el-que son poco agraciados- el mayor frunció el ceño y Ji estallo en risa. Eso no se iba a quedar, así que la pelea comenzó. Entre risas, mohines, y demás, ambos estaban completamente ensimismados en la mirada del otro que no se percataron que estaban más juntos de lo normal, dentro de aquel pequeño espacio.
Un movimiento brusco los hizo salir de su mundo, Seung se sostuvo del aquel barandal que había tomado desde que se levanto para ceder el asiento, mientras que para Ji no era el caso, se removió y tal vez hubiera caído al suelo, sino fuera por los reflejos del más alto. Alcanzo a tomar aquella cintura con la que muchas veces había soñado el estrecharla y jalo al menor hacia el, evitando se resbalara y cayera.
La mirada de ambos cambios, ambos se asustaron por el movimiento repentino, por lo que empezaron a reír de la expresión del otro, sus risas encajaban perfectamente, ambos sonidos formaban una sinfonía hermosa.
El mayor aún tenia abrazado al menor, dejo de reír al notarlo y lo miro seriamente. Ji también paro su risa y lo observo detenidamente, estaban cerca, muy cerca, podían sentir el aliento del otro rosarles el rostro. De un momento a otro, sus miradas comenzaron a intercalarse entre sus ojos y sus labios y por fin, lentamente, se dio el rose, sus labios se unieron un tierno beso que hubiera durado una eternidad, si la necesidad de oxigeno no hubiera hecho aparición.
Sus rostros estaban sonrojados, miraron a su alrededor intentando normalizar su frenético corazón al igual que su respiración y lo notaron, su parada, la habían pasado hace varios metros. Sus ojos se abrieron desmesuradamente, moviéndose rápidamente hacia la puerta y bajando cuando el autobús se paro. Soltaron un suspiro una vez sus pies tocaron el suelo, llovía a mares y tenían que caminar de regreso a sus casa, se miraron y comenzaron a reír de nueva cuenta.
El rubio reía, no podía creer que había besado a su hyung, por que si, Seung era un año mayor a el, aunque no le llamara hyung, por que al fin y al cabo lo “odiaba”, sonrió por los recuerdos del beso, los labios del pelinegro eran suaves y se amoldaban perfectamente a los suyos. Salió de sus pensamientos, cuando fue jalado, comenzando una carrera hacia su hogar.
El mayor se tocaba los labios, había probado los labios de Ji, por fin se había atrevido a besarlo y no se arrepentía, sus labios sabían a cereza, eran adictivos y quería probarlos de nuevo. Observo al menor, sonreía tranquilamente, tomo su mano, con todo el valor del mundo y comenzó a correr, en dirección a sus hogares. La mano del menor era cálida y a pesar de que llovía fuertemente, el tomar la mano del rubio lo transporto a un paraíso en donde solo existían ambos.
Ji sonreía por la sorpresa de ser arrastrado, literalmente, por el mayor, era magnifico como a pesar de que se estaba mojado y probablemente podría enfermarse estaba más que feliz. Sin saber cuanto corrieron, llegaron a sus hogares, con la respiración agitada y aún sonriendo, se pararon en medio de ambas casas, justo enfrente del árbol que dividía ambos terrenos.
Y así se quedaron sin palabras, no era por que no supieran que decir, que en realidad si pasaba eso, sino más bien sus labios estaban ocupados en probar los contrarios.
Y así, debajo de la lluvia se veían dos sombras besarse animadamente. ¿Por qué pasaba, si aquellas dos figuras, juraban odiarse? Simple… Por ahí dicen que la lluvia es maravillosa, remoja a las personas haciendo que sus sentimientos salgan a la luz. Tal vez, fue por eso, tal vez, era momento de que el amor saliera, tal vez ahora amarían aquel autobús… Quien sabe, nada era seguro… Solo una cosa, aquellas personas tenían un futuro por delante, por supuesto, un futuro juntos.