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MINI IZAYA por Kuro_nii

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Notas del capitulo:

Antes que deciros que en un principo se iba a llamar BARBIE IZAYA xDD pero esa idea abandonó mi cabeza.

Miki: menos mal¬¬

Kuro-nii: si, aunque sigo loco iáginándome un Izaya en miniatura *¬*

Miki: ¿otra vez hablando en masculino?

Kuru-nii: lo siento-_-''

Era un día normal, excepto porque no había visto a la sucia pulga de Izaya, en ningún momento. Estaba molesto y necesitaba patearle el trasero a ese maldito bastardo tantas veces, como para sentirse lo suficientemente bien. Se dispuso a encender un cigarrillo, cuando algo le llamó la atención. Había alguien tirado en el suelo, tal vez inconsciente, pero lo más gracioso, es que parecía el bastardo de Izaya. Decidió pasar de largo y así lo hizo, pero a los escasos pasos, comenzó a llover y sin saber por qué, se dio la vuelta. Izaya no parecía herido, pero si lo dejaba allí tirado, lo más seguro es que cogiera una pulmonía o peor. Entonces para su sorpresa, cuando lo tomó del brazo para levantarlo, el cuerpo de este comenzó a brillar. Tras un fuerte resplandor, que le hizo cerrar los ojos, se topó con que la pulga ya no estaba. Solo estaban su chaquetón y demás prendas, como si él se hubiera evaporado. Parpadeó varias veces, hasta que vio algo que lo dejó boquiabierto. La pulga no había desaparecido, simplemente había encogido hasta medir aproximadamente unos veinte centímetros. El guardaespaldas se agachó y tras varias luchas con su subconciente, cogió la camiseta de Izaya y envolvió su diminuto cuerpo desnudo con ella. Seguía inconsciente, por lo que decidió llevarlo acurrucado entre sus brazos. Por el camino, se fue maldiciendo a sí mismo por lo bajo, discutiendo de nuevo con sigo mismo. ~¿Por qué le ayudas, eres idiota? ¿A caso has olvidado todo lo que te ha echo este bastardo? Pero es un crío... ¡¿Qué crío si tiene eternos veintiún años?! ¡Lo único que pasa es que es enano, nada más, no es ni inocente ni un niño!~ Eternos veintiún años... Aquellas palabras resonaron en su cabeza y rió por esto, era lo que Izaya decía siempre y ahora había salido de su boca. << A diferencia de Shizu-chan, yo no me hago viejo. Yo tengo y tendré veintiún años para siempre>>.Sin darse cuenta ya estaban en su casa, por lo que decidió que la pulga tendría que pasar la noche allí. Suspiró y le dijo- espero que no des mucho la lata-, aún sabiendo que no podía oírle.

Izaya abrió sus ojos lenta y pesadamente, se sentía aturdido y bastante desconcertado. ¿Dónde estaba? Miró a su alrededor, viéndolo todo recogido, limpio y ordenado. Entonces se dio cuenta de que todo lo que le rodeaba, era como cincuenta veces más grande que él. Entonces recordó haber estado en casa de Shinra y haber probado algún que otro pastel de extraño sabor. Se puso en pie como pudo, sentía que como si cada uno de sus huesos hubieran sido apaleados. Entonces notó cierta brisa en sus piernas. ¿Por qué llevaba puesta una minifalda de colegiala a conjunto con la camisa? Entre cerró los ojos y siguió observando a su alrededor, era como si el estilo de decoración de la casa le fuese familiar. Entonces vio un móvil a su lado, en la misma mesita de noche en la que él estaba. Echó a correr hacia él e intentó abrirlo de todas las maneras posibles, no era muy pesado, pero lo dolían demasiado los brazos. Cuando logró levantar la tapa del mismo, abrió los ojos como platos. Era el teléfono de Shizuo. Imposible que estuviera en casa del guardaespaldas, los monstruos no son ordenados, ni limpios y ni siquiera él le hubiera ayudado. Entonces sin saber bien que hacer, trató de cerrar el móvil de nuevo, pero no puedo ser. Este se calló de la mesita, causando un gran estruendo en la habitación.

– Oi pulga-Shizuo asomó la cabeza a la habitación, a ver que pasaba-, si ya estás despierto no la tomes con mis cosas.

– P-perdón...

– Vaya, pero si pareces resentido y todo. No me digas que además de encogerte, te han quitado la maldad Izaya-kun.

– ¡C-cállate, Shizu-chan! A todo esto, ¿qué hago con minifalda?

– Pues como encogiste, tu ropa se te quedó grande, por lo que le pedí el traje de alguna muñeca, a tus hermanas.

– ¡No me digas que le contaste esto a mis hermanas!

– Cálmate, no lo sabe nadie. Solo les dije que era para alguna prueba rara de Shinra y me lo dieron sin preguntar. ¿Contento?

– No. Bueno... ¡No se, estoy mareado!

Entonces el guardaespaldas quedó en silencio, contemplando a la molesta pulga fijamente. Este miró tras él y al ver la pared, supo que él era el centro de atención. Agitó una de sus manos arriba y abajo, tratando de llamar su atención, pero parecía no funcionar. ¿En qué diablos podía estar pensando ahora? Izaya infló sus carrillos y con enojo, comenzó a gritarle.

– ¡Ey, Shizu-chan, despierta de una vez! ¿Qué haces?

– Por un momento llegué a pensar que podías ser lindo- dijo bajando su mirada hasta centrarse en los diminutos ojos escarlata de Izaya. Acto seguido esbozó una sonrisa cargada de sarcasmo- Pero luego me he dicho “¿a dónde vas, Shizuo? No puedes considerar a la pulga lindo”.

– Oh~ Shizu-chan, ¿no será que me echaste de menos porque no me viste en todo el día y por eso decidiste recogerme?

– ¿Echarte de menos?- dijo asqueado- ¿A tí, Izaya? Te recogí porque eras diminuto, habías quedado desnudo y pronto quedarías empapado por la lluvia.

– No puede ser, el pervertido de Shizu-chan me vio desnudo- dijo con ese tono musical que le daba a todas sus frases.

– ¿Qué quieres que mirara? Bastante pulga eres con tu tamaño real, como para que viese nada siendo aún más pequeño.

Izaya pareció sonrojarse pro un momento y desvió su mirada molesto, contemplando la pared con enojo. Shizuo sonrió sarcásticamente y se le acercó a grandes zancadas, pensaba molestarlo más, pero no tenía escusa alguna para hacerlo. Izaya se giró, topándose frente a frente, con los ojos miel del guardaespaldas. Estos lo miraron tranquilamente, en vez de con la furia de siempre. La pulga le puso una cara un tanto extraña y bajó un poco la cabeza, para amenazarlo con la mirada desde la penumbra. Casi se podía decir que estaba algo nervioso por tenerle tan cerca. En parte estaba sorprendido, ya que nunca había estado tanto tiempo cerca de él, sin que este le hubiera intentando lanzar una máquina expendedora o una señal de tráfico a la cabeza. Ni siquiera él había estado tan cerca de Shizuo sin intentar cortar su camisa con su navaja, aunque claro, él estaba en desventaja ya que la navaja en aquellos momentos era como la mitad de su cuerpo. Izaya suspiró y dio un paso al frente, estando más cerca de él. Era como si quisiera decir algo y no encontrara las palabras. Se rascó la cabeza, dando a entender que estaba un poco confuso o avergonzado, entonces comenzó a hablar.

– Supongo que... que gracias, Shizuo- el decir su nombre completo, sin el apelativo cariñoso (que el decía a modo de burla, evidentemente) del chan, hizo que el nombrado abriera mucho los ojos. Izaya se crispó un poco y lo miró serio, pero avergonzado- ¿Qué?

– No pensé que supieras mi nombre.

– Muy gracioso.

– A todo esto, ¿que hacía tirado en medio de la calle?

– Yo... Bueno... ¡Nada que te importe!

– ¿Ahora qué he dicho?

Entonces interrumpiéndolos, sonó el fijo de la casa. Ambos miraron el teléfono, anonadados y sin saber muy bien que hacer. Se quedaron quietos, hasta que Izaya miró al guardaespaldas preguntándole con la mirada si no pensaba cogerlo. - Eh... Ah, sí, perdón- Shizuo dio un respingo y caminó hasta este. Antes de cogerlo observó el número y soltó un leve suspiro, era como si no quisiera atender esa llamada. Izaya observó atento y trató de escuchar parte de la conversación, pero nada, estaban demasiado lejos. Intrigado por ello, cogió carrerilla y saltó desde la mesita de noche hasta la cama. Cayó sobre la almohada, la cual ahogó su golpe. Se deslizó por esta y avanzó hasta el borde de la cama. Se asomó al borde y pudo ver una de las patas de la misma, a la cual se agarró para poder bajar escurriéndose por ella. Cuando llegó al suelo, perdió el equilibrio por culpa de las botas que llevaba, que le quedaban enorme y, calló al suelo de espaldas. Aterrizó sorbe su trasero, dejando el sonido de un golpe seco en el ambiente. Se levantó algo dolorido, no sin quitarse los molestos zapatos antes. Una vez descalzo, echó a correr hacia la puerta y buscó a Shizuo con la mirada. Allí estaba, hablando a través del teléfono que había sobre el aparador de la entrada. Desde abajo todo le parecía enorme, tanto que podía asegurar que un pie del guardaespaldas era casi como tres veces su cuerpo. Echó a correr hacia él y se agarró a su pantalón, subiéndose sobre su zapatilla. Shizuo notó esto y miró abajo, vio que era Izaya y siguió atendiendo a la llamada. Desde tan abajo, no se podía oír lo que decía el que estaba al otro lado de la línea y se tenía que conformar con oír lo que contestaba Shizuo. Lo cual, lo hacía casi con desgana.

– Sí, está bien. […] No veo por qué no. […] Ajá. Sí, me buscaré un piso y me mudaré allí. […]Bueno, pues nos vemos dentro de tres semanas en Corea.

Izaya quedó de piedra, ¿el guardaespaldas había dicho que se mudaba a Corea? Bueno, ¿y eso que le importaba a él? ¿Acaso no quería perderle de vista? Comenzaba a sentir que esto no era del todo cierto, ya que algo extraño surgía en su interior. Era como si el corazón que nunca había latido, hubiera comenzado a latir para resquebrajarse. Se soltó poco a poco del pantalón y se bajó de su pie lentamente. Shizuo colgó y al ver a la pulga quieto, mirando al suelo, se agachó junto a él. Este miró hacia arriba, esbozando una falsa sonrisa, la cual Shizuo no se tragó.

– ¿Qué pasa pulga?

– Nada, solo quise molestarte un poco. O-oye...- el guardaespaldas lo miró de medio lado, si comprender que pasaba por su cabeza en aquellos momentos- ¿Te vas a Corea?

– Seh... bueno, no es que yo quiera, pero por cuestión de trabajo... Ya sabes.

– Sí, ya... Pero eso a mí no me interesa, solo quiero saber el por qué te vas y no dices nada.

– ¿Qué, acaso Izaya-kun tiene miedo de que me vaya y lo deje solo?

– ¿Bromeas?-esbozó esa sonrisa de idiota, que dibujaba cada vez que se salía con la suya o lo que era lo mismo, siempre.

– Pulga- se le acercó serio, con la mirada fija en sus ojos-, ahora en serio... ¿Tienes miedo de que me vaya?

El corazón de Izaya dio un vuelco, acelerándole el pulso y dejándole la mente en blanco. ¿Que debía contestar en aquellos instantes, cuando sus ojos comenzaban a inundarse de lágrimas que acabarían por desbordar? El guardaespaldas era consciente de esto y no quería darle más coba. Tenía curiosidad por ver una vez en su vida a la pulga llorando, pero por otro lado no quería hacerle sentir mal y llorar. ¿Que debía hacer? De buenas primeras, Izaya se abrazó a su pierna, ahogando un llanto que trataba de disimular. Shizuo se dispuso a cogerlo, cuando un resplandor como el de la otra vez, le obligó a cerrar los ojos. Cuando los abrió, vio a la pulga con su tamaño normal, abrazado a su cintura. Le puso una mano sobre la cabeza y la deslizó hacia abajo, hasta retirar las lágrimas de sus mejillas. Izaya se sonrojó y trató de reaccionar de alguna manera, pero su cuerpo no reaccionaba. El guardaespaldas, bajó aún más su mano y levantándole la barbilla con un dedo, se acercó a él para besarle. Izaya abrió los ojos como platos y luego los cerró, para disfrutar de lo que tanto tiempo llevaba esperando. Se separó un poco de Shizuo, posando una mano sobre su pecho, dudando si preguntar.

– ¿P-por qué...?

– ¿Por qué, qué?-le interrumpió- ¿Por qué te besé o por qué te amo?

Izaya sonrojó y miro hacia abajo, apoyando su frente en el hombro de Shizuo. Este apoyó su cabeza sobre la de la pulga y se centró oler el agradable aroma de vainilla, que desprendía su cuello. Entonces, este volvió a hablar una última vez, pero sin levantar la cabeza del hombro del guardaespaldas.

– ¿Y qué pasa con Corea?

– Digamos que me surgió un asunto más importante aquí.

– ¿Entonces no te mudas?

– Podría, además pasó el efecto de lo que sea que te dieron y podías reaccionar mal, por lo que necesitas alguien que te cuide.

Izaya solo se limitó a sonreír y besarle de nuevo, mientras Shizuo lo rodeaba con unos cálidos brazos.

~Fin~

Notas finales:

Konichiwa, ¿qué tal? O~O me quedó ñoño, ¿no es cierto? Pero a mí me gusta ^^ sobre todo porque trata de mis dos personas favoritas, quizá debería hacer alguno de uta no prince-sama de Ihinose Tokiya e Ittoki Otoya. Asdfghj... me encantaría, sobre todo de Kurusu Shou *_* Bueno, que decir que tengo que hacer otro fic pero ya mañana o esta noche, que ahora quedé muerta -.-

Jā nē! Kisu! No olviden comentar, arigatou! Por cierto, para los que quieran mi face para fans es Muzukashii Haru busquenme


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