Gone (Not around any longer)
Capítulo 1
Cinco años. Esa edad teníamos cuando nos conocimos.
Recuerdo que estaba en el jardín de infantes, era un día soleado y la tarea era dibujar algo que nos hiciese felices. Quería dibujar a mi peluche preferido, que era un león naranja muy peludo y con una enorme sonrisa. Lo amaba.
Como no encontraba mi lápiz para colorear naranja, me acerqué a un chico de pelo castaño y le pedí prestado el suyo. Él me dedicó una dulce sonrisa y me lo entregó.
Cuando se lo quise devolver no lo aceptó, alegando que tenía más en su casa de ese mismo color. Prácticamente obligándome a quedármelo mientras, con una sonrisa y un leve y tierno ceceo, se presentaba.
Oh Sehun era su nombre. Era de Corea pero su familia se había mudado a China cuando él todavía era un bebé.
Recuerdo que le sonreí tímidamente en respuesta y le dije mi nombre. Xi LuHan.
Desde entonces nos volvimos inseparables.
Sin saber que ese chico se iba a convertir en mi todo.
Sin saber que teníamos contados los años juntos.
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- Hunnie, ¡Por acá!- exclamé al verlo bajar del tren. Era una costumbre de todos los días que lo pasara a buscar por la estación, para después ir juntos al colegio. Giró su cabeza para mirarme y sonrió.
- Buenos días- dijo al llegar a mi lado -¿Dormiste bien?- agregó, agarrando algo de mi hombro. Lo vi mirar fijamente una pelusa entre sus dedos mientras la dejaba caer.
- Bien, aunque poco. ¿Vos?- empezamos a caminar, ya que se nos empezaba a hacer tarde.
- Me quedé escribiendo hasta muy entrada la madrugada, así que también dormí poco- comentó, tomando la parte de arriba de la manga de mi abrigo. Algo que solía hacer mientras caminábamos.
- ¿En tu diario íntimo?- le molesté.
- ¡No es un diario íntimo! Eso es de mujeres...- frunció el ceño. Me reí y le sacudí el pelo con cariño. Era un poco más alto que yo -Es un masculino cuaderno donde escribo las cosas que pienso, siento, o simplemente lo que me pasó en el día- finalizó, soltando mi campera y cruzándose de brazos.
- Sí, cumple la misma función que un diario íntimo. ¿Entonces sería como un cuaderno íntimo?- seguí molestándolo.
- ¡LuHan! Me voy a enojar- caminó más rápido. Apuré el paso para alcanzarlo.
- No, Sehunnie, no te enojes- lo miré con un puchero. Mantuvo mi mirada unos segundos y soltó un bufido.
- Odio no poder enojarme con vos- dijo frustrado. Feliz por haber obtenido su perdón, dí un saltito en mi lugar -Pero ahora, como castigo, me vas a acompañar a acampar el mes que viene- declaró.
- ¿De nuevo?- pregunté -Fuimos hace menos de un mes- le informé en vano.
- Ya sé, pero sabés que me gusta mucho. Aguantá las consecuencias de burlarte- sonrió satisfecho -Además, estoy por cumplir catorce años. Así que tenés que complacerme en todo- finalizó.
- Faltan como cinco meses para que cumplas catorce, Sehunnie- respondí, fingiendo estar fastidiado. Intenté reprimir una sonrisa. Aunque me negara, sabía que me encantaba complacerlo. Hacía años que era así, y siempre lo sería. Después de todo, por él haría lo que fuera. Miré su rostro, que observaba al frente, mientras sentía su mano apoderarse de mi abrigo de nuevo. Lo que fuera y más. Te amo tanto, Sehunnie.
- Oh, son la Barbie y el bebé que no sabe hablar- dijo alguien a nuestras espaldas, mientras caminábamos con Sehun hablando animadamente. Nos dimos vuelta, cruzando miradas con Yixing y su estúpido mejor amigo Yimou. Eran dos de los chicos "populares" de la escuela, y se la pasaban burlándose de todos. Así era como habían ganado esa falsa popularidad. En mi opinión, eran unas personas insoportables.
- Vamos, Sehun- le dije bajo cuando vi su intención de contraatacar el tonto comentario de Yixing.
- Pero...- intentó protestar.
- Vamos, no les prestes atención.
Fuimos a la terraza, para saltarnos una clase sin que nos descubrieran.
- No sé como hacés para controlarte tanto- comentó Sehun muy molesto. Se sentó en el suelo.
- Es un idiota, un inaguantable, su popularidad es más falsa que el supuesto amor de mi papá por mí y mi mamá. Se cree que es lindo, y sus chistes son malos. Pero es mejor no pelear, Sehunnie- me paré a su lado. Soltó una breve carcajada y me miró -¿Qué pasa?- pregunté, dejándome caer para sentarme a su derecha.
- ¿Qué tiene que ver que se crea que es lindo?- cuestionó divertido.
- Que no lo es- respondí muy seguro.
- Mmm, yo creo que un poco lindo es- lo miré, totalmente sorprendido, y a la vez con una leve sensación de traición.
- No me digas que él te...- sonrió de costado.
- ¿Huelo celos?- preguntó, inclinándose levemente hacia mi para verme más de cerca, con los ojos entrecerrados.
- Claro que no- hablé rápidamente.
- Claro que sí- retrucó, inclinándose un poco más.
- Que no.
- Que sí.
- Que no.
- Que sí.
- Que n...- abrí mis ojos grande, al notar que su rostro estaba a escasos centímetros del mío, y que yo ya estaba semi recostado con él inclinado sobre mí.
- Yo digo que sí- susurró, para después depositar un rápido beso sobre mis labios. Dejándome helado, pero con la boca ardiendo.
- ¿Qué fue...?- intenté preguntar, todavía en estado de shock.
- Me gustás- declaró sin rodeos -Muchísimo. Siempre me gustaste.
- ¿Qué? Pensé que dijiste que te gustaba Yixing- todavía me sentía un poco dolido por eso.
- No, dije que me parecía lindo. Pero vos...- suspiró, haciendo que su respiración golpee suavemente mi rostro -Vos me gustás en serio. Te quiero muchísimo, y no sólo como mejor amigo- finalizó en un susurro, tomándome de las mejillas y haciéndome mirarlo directo a los ojos. Sorprendido, avergonzado, feliz y emocionado; le sonreí.
- Vos también me gustás mucho, Sehunnie, y te quiero... mucho- declaré, mientras veía cómo se inclinaba para darme el segundo beso que recibiría en mi vida. Aunque sabía que vendrían muchos más de su parte.
Después de que fuéramos sinceros el uno con el otro, formalizamos.
Pasó el tiempo. Mi relación con Sehun iba cada día mejor. Estábamos siempre juntos, haciendo las cosas del colegio, divirtiéndonos, pasando el rato. Todo era igual que antes pero mejor. Ahora se incluían los besos, los mimos, las palabras cariñosas, los abrazos íntimos, las interminables horas mirándonos sin pudor. Sin miedo a que el otro notara que esas miradas significaban algo más. Porque así era, y ahora ambos lo sabíamos.
Un sábado, Sehun y yo nos subimos a un tren y viajamos hasta un lugar que él amaba para acampar. Nuestros padres nos habían dado el permiso de quedarnos hasta el lunes, ya que el domingo era el cumpleaños de Sehun.
Nos bajamos del transporte, en una zona de campo, y caminamos un largo trecho hasta llegar a un pequeño lago con un bosque. A mi mamá y a sus padres no les gustaba que fuéramos a ese lugar, pero con el tiempo los habíamos convencido de que era seguro.
Armamos la carpa, acomodamos nuestras cosas y buscamos madera para hacer el fuego cuando se hiciera de noche.
Nos recostamos frente al lago, disfrutando de la brisa y los sonidos del agua. La vista era preciosa.
- Sabés...- comencé a hablar -me enteré que mi papá tiene un hijo de tres años con una mujer que no es mi mamá. Y además, se fue de casa. Para siempre- le conté. Lo vi sentarse de golpe, tomando mi mano cuando lo imité.
- ¿Estás bien?- preguntó preocupado.
- Claro que sí- le sonreí -Nunca le tuve aprecio, ya sabés.
- Si, pero... no sé. Es tu papá- me acarició un costado de la cabeza; desde el pelo, pasando por la oreja hasta mi mejilla.
- No importa. Mi mamá y yo estamos mucho mejor ahora, no te preocupes por mí- sonreí con dulzura y me acerqué para depositar un casto beso en sus labios.
- Eso es imposible- susurró al separarnos -Traje la cámara- me informó, mostrándome el aparato -¿Nos sacamos unas fotos?- agregó. Asentí y me acomodé a su lado.
Ambos sonreímos a la cámara, y Sehun sacó la primer foto. Sin dejar de sonreír, seguí mirando a la cámara, sintiendo cómo él me besaba una mejilla, sacando una segunda foto. Se separó y me miró a los ojos con una enorme sonrisa plasmada en su rostro, contagiándome. Tercera foto. Por último, acortó el espacio que nos separaba y me besó intensamente. Me alejé levemente sonrojado al escuchar un sonido proveniente de la cámara.
- ¿Por qué...?
- Quería tener una foto de nosotros besándonos- me explicó, rozando mi mejilla derecha con sus labios. Apoyé mi mano en su cuello, acariciando la zona -Algo que demuestre que de verdad tengo un novio tan hermoso- siguió con su caricia de labios hasta mi cuello, donde dio un pequeño beso justo debajo de la oreja.
- Vos sos hermoso- opiné, rascando el pelo de su nuca -Te quiero- agregué. Se alejó de mi cuello, sonriendo.
- Yo te quiero más- respondió, para después unir nuestros labios en un desesperado y torpe beso; provocándome escalofríos.
Después de cenar algo que Sehun había traído preparado de su casa, decidimos entrar en la carpa. El clima no era muy frío y, de no ser por los molestos insectos, probablemente hubiéramos disfrutado de la intemperie un rato más.
Adentro, usando un trozo de cuerda, colgamos de uno de los palos de la carpa una enorme linterna para que iluminara el pequeño espacio. Cada uno entró a su bolsa de dormir, quedando boca arriba, y entrelazamos nuestros dedos.
- Lu...- susurró. Giré mi cabeza para mirarlo -¿Y mi beso de las buenas noches?- cuestionó con un puchero, haciéndome sonreír. Arrastrándome un poco debido a la bolsa que apresaba mis piernas, me acerqué a él y le dí un tierno y superficial beso. Me volví a acomodar en mi lugar, amoldando nuevamente mi mano a la suya -¿Eso es todo?- preguntó, mientras se acercaba él esta vez, atrapando mis labios con los suyos. Nos miramos a los ojos mientras el beso se mantuvo suave, pero los cerramos casi a la misma vez cuando éste se volvió más demandante. Lastimándonos un poco debido a la inexperiencia de los dos pero, lejos de molestarme, hacía que me gustara más. Mis brazos rodearon su cuello impidiendo que se alejara, y él apoyó su pecho en el mío y sus codos a los costados de mi cuerpo. Se separó lentamente, observando mis labios -Qué calor...- comentó, alejándose para liberarse de la bolsa de dormir.
- Un poco...- respondí, sonriendo.
- ¿Te molesta si...? No, nada... dejá- se acostó a mi lado.
- ¿Si...? Dale, decime- lo miré divertido: sabía perfectamente qué era lo que quería.
- Si me saco la remera- dijo, sonrojándose. Reí levemente, era muy tierno cuando el rojo cubría sus mejillas.
- A mí no me molesta, ¿por qué habría de hacerlo?- si cuando hacés eso la vista es excelente.
- ¿Y ese rubor? ¿Qué estás pensando, cochino?- se burló, sentándose y sacándose la remera.
- ¿Qué decís? ¡Yo no pienso nada!- exclamé, avergonzado, observando su espalda; perdiéndome en la forma en que sus omóplatos se movieron cuando finalmente terminó de quitarse la prenda. Se dio vuelta, sonriendo, y volvió a inclinarse para quedar a centímetros de mi persona, la mitad superior de su cuerpo sobre el mío, apoyando sus antebrazos a los costados de mi cintura.
Sus deseosos labios volvieron a cubrir los míos, delineando con su lengua el mío inferior antes de que yo abriera mi boca para darle paso. Apoyé mis manos en sus hombros, acariciando con el pulgar su suave piel, embriagándome de la sensación.
Queriendo comprobar si toda su piel se sentía así de bien, así de suave y adictiva al tacto, bajé las manos, disfrutando con las palmas las clavículas de Sehun, y con mis labios sus besos. Me arriesgué a bajar un poco más, rozando suavemente su pecho con la yema de los dedos. Se me cortó la respiración y un calor me cubrió el cuerpo entero cuando sentí que mi mano derecha pasaba sobre uno de sus pezones. Sehun me mordió el labio inferior al sentirlo, y me tomó de la cintura con fuerza por arriba de la bolsa. Casi con hambre, demandé el control del beso mientras mi mano seguía con el estímulo, buscando más reacciones similares en él.
Sehun bajó el cierre de la bolsa de dormir rápidamente, la corrió para destaparme, y acarició por el lado exterior de mi pierna, desde mi rodilla hasta mi cintura. Fue sutil y duró un instante, pero la sensación de su mano pasando por mi cuerpo se repitió en mi cabeza miles de veces. Dejé salir un suspiro, sintiendo el aire repentinamente mucho más caliente y pesado que unos momentos atrás. Una lengua se deslizó con desespero por mi cuello, añadiendo dientes y labios segundos después, siendo dolorosamente placentero mientras su mano hacía un recorrido de arriba hacia abajo en mi torso; colándose bajo mi remera de vez en cuando.
Usé mis dos manos para acariciar su pecho, sintiendo sus pezones endurecerse con el tacto. Los colores volvieron a subir con furia a mi rostro cuando se movió, para colocarse mejor arriba mío, y sentí su abultada entrepierna rozar mi muslo. Y la vergüenza aumentó cuando se apoyó, juntando nuestros cuerpos; especialmente su abdomen con el mío. Esta vez su entrepierna tuvo un leve roce con la mía, y un pequeño y débil gemido brotó del fondo de nuestras gargantas.
Se acomodó para que nuestras caras estuvieran a la misma altura, y lo besé con ganas al tiempo que, por puro instinto, ya que no estaba muy seguro de lo que hacía, bajé mi mano y la dejé sobre el hueso de su cadera, por debajo del short que llevaba puesto. Sehun me imitó, pero depositó su mano sobre la ropa. Nos miramos a los ojos fijamente. Estaba despeinado, un poco sudado, sus labios hinchados y su respiración casi tan acelerada como la mía.
- Sehun... ¿Puedo?- pregunté bajito sobre sus labios, estirando un sólo dedo para adentrarlo en su boxer y darle a entender de lo que hablaba. Sonrió con ternura, y le devolví el gesto.
- Sólo si yo también puedo- respondió luego de darme un casto beso.