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Mello, esto está mal. por Anastasia Lawliet

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Notas del fanfic:

Los personajes de Death Note no me pertenecen. 

Notas del capitulo:

Puede ser todo lo malo que quieran, pero es mío. No sean demasiado duros, tengan en cuenta que es mi primer fanfic. 


Near (Nate).
¿Qué pasaría si te enamoraras de la persona qué te hace sufrir día y noche, que te pega solo por diversión o qué se burla de ti a cada instante? Eso es un problema muy grave. Yo sentía eso mismo por mi gran enemigo Mello. O eso creía. Un día cualquiera empecé a verlo como algo más, fue mientras me pegaba, como siempre. Me asustó mucho el pensamiento que tuve. No quería que parara. Quería que me marcara a sangre y fuego como algo suyo. Como al ganado. Entonces fue cuando me di cuenta de que había llegado a conocer tan bien los rasgos de mi rival, que me había enamorado de ellos.

Mello (Mihael).

Esa estúpida bola de pelo blanco albina que se pasaba el día haciendo puzles… ¡Era el primero de la Wammy’s House! Y lo peor era que no se lo merecía. No se merecía el aprecio de L, ni muchísimo menos el aprecio de Roger o de Watari. Por eso le odiaba. Pero… ¿a quién quiero engañar? No le odiaba, le deseaba. Y eso me llevaba a ser muy cruel con él. La verdad es que me divertía pegarle, ver su cara de sufrimiento y dolor, que suplicara que yo le dejara en paz. Por eso lo hacía, quería ocultar el hecho de que me moría por besarle, por arrancarle esa ridícula ropa blanca que llevaba siempre y demorarme en cada rincón de su cuerpo de niño. Me di cuenta un día cuando estaba sentado de espaldas a mí, jugando con su avioncito. Se veía tan frágil y hermoso… Quería marcarlo como mío. No soportaría que nadie más le tocara. Supongo que había encontrado una adicción mejor que el chocolate.

Mello.

Estaba andando por el pasillo seguido de mis amigos de la casa. Íbamos a jugar a los videojuegos con Matt, pero no podía quitarme de la cabeza las ganas que tenía de ver a mi nubecita. De pegarle de nuevo, de sentir su cuerpo aterrorizado contra el mío. Por lo visto mis plegarias fueron escuchadas. Cuando pasamos por el salón allí estaba él, de espaldas a nosotros, montando una torre de naipes. Hacía ruiditos extraños al respirar, pero eso no me preocupaba, lo hacía siempre.
-Escuchadme chicos, decidle a Matt que llegaré en un rato, tengo que arreglar unos asuntos.
Ellos parecieron resignados a dejarme solo con el albino pero acabaron yéndose. Cuando el último de ellos salió por la puerta me acerqué a Near. Creo que se había dado cuenta de que le estaba mirando porque se dio la vuelta y me miró con la frialdad de siempre. Eso me enfureció.
-Por favor Mello, ¿no tienes nada mejor que hacer que estar ahí parado? Si vas a pegarme hazlo ya, no tengo tiempo para tus jueguecitos estúpidos.
¿Se atrevía a desafiarme? ¿Ese estúpido crío se atrevía a darme una invitación para pegarle?
-Near… No necesito una invitación tuya para pegarte una paliza.
Me puse de rodillas y le agarré por el pelo, tirando hasta que gimió de dolor. Le levanté por la playera y lo estampé contra la pared, acercando mi cuerpo al suyo.
-Mello, no hagas esto, me duele.- sus enormes ojos se anegaron en lágrimas. De repente sentí deseos de agarrar su carita y beberme sus lágrimas a besos. Poseer esos labios que me volvían loco. Pero en lugar de eso me aparté un poco y le propiné una bofetada que resonó por toda la habitación.
-Eres un nenaza.- le dije, apretando más y más sus brazos hasta que Near soltó una exclamación e intentó apartarme de él. Consiguió separarme un poco pero no lo suficiente. Cogí sus manos y las aprisioné por encima de su cabeza.
-Near… Suplícame.
-No, Mello, no me rebajaré a tu altura.- respondió con un gemido.
-¿Y si hago esto?- empecé a acercarme al lóbulo de su oreja y a lamerlo despacio, haciendo que el albino adquiriera el color del tomate maduro.
-Mello, ¿qué haces? Esto está mal.- jadeó Near, notando como su erección crecía. Instintivamente se pegó más a la pared, pero no logró engañarme. Era tan perfecto…
-¿Te das cuenta de lo mucho que te deseo, estúpida nubecita?- en ese momento el olor de Near a juguete nuevo y a excitación me ponía demasiado y no me dejaba pensar con normalidad. En un instante me apoderé de sus labios, esos labios de niño pequeño por los que suspiraba cada noche. Deseaba acariciar cada milímetro de su cuerpo, y que él me acariciara a mí, aunque no tuviera ninguna experiencia, precisamente la ausencia de esta hacía que me excitara aún más. Near soltaba pequeños grititos que quedaban sofocados por mis besos. Empecé a deslizar mi mano libre por su perfecto abdomen debajo de la camiseta blanca que llevaba. Sus manos seguían aprisionadas por las mías e inconscientemente frotó su miembro contra mi pantalón de cuero negro.

Near.
Empecé a deslizar las manos por su perfecto abdomen debajo de la camiseta blanca que llevaba. Sus manos seguían aprisionadas por las mías e inconscientemente frotó su miembro contra mi pantalón de cuero negro.

No me lo podía creer, ¡Mello me estaba besando! Estaba devorando mi boca con pasión, y de una vez por todas me reclamaba como suyo. Estaba muy excitado y confuso, era la primera vez que me besaba con alguien. Podía notar como la parte de una parte de mi cuerpo se endurecía y me pequé a la pared, luchando porque no descubriera mi excitación. Siempre había soñado con que fuera una mujer quien me robara un beso, pero una mujer no habría despertado en mí el deseo que despertaba Mello.
-Me… Mello…- suspiré, notando como sus hábiles manos exploraban mi pecho y mi abdomen. Ya no luchaba por escapar de él. Pero el rubio no me soltaba, parecía que me quería indefenso. Y eso me gustaba mucho. De repente me soltó, haciendo que callera al suelo.
-Near, ya habrás notado que yo quiero ser el Seme a toda costa, así que yo decido cuándo y dónde haremos cada cosa, ¿queda claro?
Se había arrodillado frente a mí, manteniendo una mano agarrándome el pelo con fuerza de modo que solo podía mirarle a los ojos. Asentí y me dispuse a darle un beso, pero él se me adelantó. Me besó con fuerza, mordiendo mis labios en actitud posesiva. Cuando paramos podía ver un pequeño rubor en sus mejillas y noté que mi labio sangraba bastante. Estaba ardiendo pero me encantaba aquella sensación. Sonreí para mí. Por fin había logrado lo que tanto ansiaba, a ese rubio adicto al chocolate. A mi Mello.

Notas finales:

Hola, dejen reviews si les gustó. Muy pronto subiré otro bastante diferente en el que sale un personaje hasta ahora absolutamente desconocido. Disfruten. *Acepto toda clase de críticas, quiero mejorar.*


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