Esa tarde Taemin había hecho una de sus rabietas, yéndose a llorar a la azotea. Molesto, me largué de ahí antes de que el líder o Minho me reclamaran algo.
Salí en mi auto hasta lo de unos amigos que estaba frecuentando últimamente. Tratando de olvidar la manera en que Minho me había gritado por haber hecho llorar a Taemin. Ja, maldito niño que me provoca problemas.
Luego de algunas cervezas y algún que otro cigarro, del cual no sé de qué está hecho, Daeho me mandó a mi casa alegando que no me encontraba del todo cuerdo… Debía ser verdad, porque me sentía liviano y algo adormilado.
Noté que era bien de noche, porque la ciudad estaba muy tranquila.
Luego de un tropezón en el garaje, logré entrar a la casa. Vi a Minho que, tranquilamente, miraba una película.
— ¿Dónde estabas? — preguntó serio, poniendo pausa a la tv.
— Mmm… no sé ¿Dónde creés que estuve? — le respondí tratando de apoyarme sobre la pared.
— Por tu cara, tomando alcohol… bueno, con suerte — respondió molesto, parándose.
Me acerqué a él y lo volví a sentar en el sillón. Me acomodé entre sus piernas y mis manos en su nuca, perfectamente sentado en su regazo.
— Estás borracho, ¿No? ¿Qué mierda tenés? — preguntó de mala manera, empujándome por la cintura. — E-estás… m-mucho m-más flaco…
— Tal vez —, me levanté de hombros, pero era verdad, no había estado comiendo lo suficiente.
Me mordí el labio inferior, si no lograba por la buenas que Minho me notara, lo haría por las malas. Había cambiado mi aspecto, adelgazado, dejado de maquillarme tanto… Todo lo que… lo que suele ser Taemin para ver si, con un poquito de suerte, me miraba.
Pero no, sus ojos seguían persiguiendo al maknae día y noche… cuanta rabia me daba.
Ya me había decidido, esa noche me llevaría a la cama a Minho, y me encargaría de que fuera su mejor noche, para que no tuviera que pensar en ese pequeño chiquillo.
— Minho-ah… —, besé su mejilla, — quiero… —, besé su nariz, — estar… —, besé su otra mejilla, — con vos… — completé robando un suave beso de sus labios.
¡Dios! ¡Cómo había esperado este momento!
Profundicé un poco más, logrando que por fin aceptara el beso de a poco. Presioné sus labios con mi lengua, queriendo entrar en él, lo cual logré con ayuda de mi pulgar. Comencé a mover mis labios más rápido, buscando más contacto. Me sentí feliz al sentir sus manos presionar mis caderas para que me apegara más a él. Empezó a faltarme el aire y casi ahogándome, nos separamos.
— No… no, no, no, no Kibum… Sabés que Taemin… — se quejó moviendo la cabeza.
— Que Taemin es la persona a la que amás ¿No? ¿Y por qué no se lo dijiste? ¿No estás seguro? ¿O él no es lo suficiente para vos? Digo, porque aún no te veo a su lado — dije venenosamente, tomando su mentón para levantar su mirada. — Ambos sabemos que no te ama… ¿Por qué seguir detrás de él?
Mentira, Taemin moría por Minho… Pero si él no se enteraba…
— Aún así, yo a vos, no te quiero… — dijo dolido.
Lo besé nuevamente, salvaje, desesperadamente… Y tal vez por despecho me correspondió con el mismo salvajismo.
— Es un niño… No entiende ni la mitad de las cosas que yo te podría dar… — le murmuré al soltar sus labios, empezando a besar cuello y desabrochar su camisa.
— Eso no cambia na… ah… Kibum-ah, no toques a-ahí… —gimió, una de mis manos se había metido dentro de su pantalón, masajeando lentamente su miembro.
Sonreí victorioso al sentir que reaccionaba.
— ¡¡ESTO NO ES UN MOTEL PARA QUE SE ANDEN REVOLCANDO POR AHÍ!! —retumbó el grito de Taemin en toda la sala. ¿Cuándo había llegado? ¡Claro! Siempre arruinando mis momentos con Minho.
Levanté la cabeza y lo miré casi divertido, parecía enojado a más no poder… “Nop, Minho no va a ser tuyo…” pensé sonriéndole. Era por la única razón por la que podía estar enojado.
Minho se levantó del sofá y fu a explicar cosas que Taemin parecía no querer conocer ¿Qué diría? ¿Qué no nos besamos o que no logré excitarlo? Idioteces…
Miré al maknae, provocándolo para que se enojara el doble… Se sentía bien saber que con esto ya no se acercaría a Minho. Creó que mandó al diablo a Choi y luego se fue a su cuarto.
— Key, esto fue demasiado… — me dijo Minho enojado, muy enojado.
— Está enamorado de mí — solté sin pensar, tal vez podría notar que Tae estaba celoso por él… Y eso me traería problemas, — Pero ya sabe que te quiero a vos… Mirame, soy millones de veces mejor que el maknae… ¿Cuál es el chiste de seguir detrás de él?
— ¿T-te a-ama? —, me dolió un poco ver como sus ojos se llenaban de lágrimas.
Asentí con la cabeza y me acerqué a abrazarlo. Él se hundió en mi cuello.
— Yo… no quiero que sufras… si… si estás conmigo lo vas a olvidar, te lo prometo — dije con voz suave, era la primera verdad que decía en la noche.
— ¿Y él…?
— Él… ya sabe que no lo quiero… ya se lo expliqué… voy a hablar con él de nuevo… ¿Sí? —, de nuevo con las mentiras.
Porque no, a mí no me jode tener que mentir para obtener lo que hace años quiero.
Nos miramos nuevamente y esta vez él comenzó el beso. Me abrazó fuertemente y me llevó hasta mi cuarto. Cerré la puerta y nos tiramos en mi cama…
Dije que me llevaría a Minho a la cama esta noche…
Después de todo, soy el todopoderoso Key… Y si yo quiero hacer el amor con Minho… lo hago…
.
Me desperté algo, muy, cansado. Mis brazos agarrotados, mi espalda doliendo a miles y una cabeza que me daba vueltas. Claro, alcohol, cigarros y sexo no son buena combinación.
Pero al diablo con eso si estaba entre brazos de Minho. Sonreí bobo, feliz de la vida… ¡Había hecho el amor con él! Podría saltar y gritarlo millones de veces sin cansarme para que todo el mundo se enterara.
Y realmente no me había importado mentirle, porque ahora Taemin lo olvidaría y sería lo mismo que nada…
Me hubiera gustado seguir abrazado a él, pero quería ducharme rápido. Traté de no moverlo, saqué algo de ropa del closet y entre a mi ducha. A los 30 minutos ya estaba fresco, cambiado y con una sonrisa de oreja a oreja.
Salí del baño y noté que Minho estaba sentado en la cama, con su celular. Me acerqué a él y, con cuidado, lo abracé por la espalda.
— Buen día — canturreé en su oído.
— ¿Qué es esto? — preguntó duro, dándose la vuelta con un cigarrillo en mano. — Key, ¿Qué hacía esto en tu chaqueta?
Me quedé mudo, casi con un ataque de pánico… Creí que no me había traído ninguno.
— E-es… u-un… s-simple cigarrillo — le respondí quitándoselo de las manos.
— ¡Key! ¡Esto es droga, no es un cigarrillo! — me gritó y le tapé la boca rápidamente.
Sí, sabía que era droga y no simples cigarrillos, pero se sentían tan bien cuando los consumía que no me ponía a pensar qué demonios eran. Hacía alrededor de dos meses que eso estaba en mi vida, más o menos desde que me decidí por tener a Minho.
— Yo… —, ¿qué debía decir? ¡Él no iba a querer a un maldito drogadicto como novio! — p-perdón… e-es que… t-te juro q-que no es ad-adicción… pe-pero…
— Tranquilo, tranquilo Bummie — me murmuró abrazándome.
Yo quería ser un buen novio para él, nada de problemas… porque yo era mejor que cualquier otro para él ¿Verdad? Comencé a llorar, frustrado de tanta vergüenza.
— Escuchame… mientras vos y yo estemos juntos, esto no va a volver a tocarte ¿Sí? — dijo quitándome aquella cosa de las manos. — Juralo…
— Lo juro… — murmuré aferrándome a su pecho, — ¡te lo juro! Pero ayúdame, por favor, quedate conmigo…
En ese momento estaba desesperado por no dejar que Minho se retractara de lo que había hecho en la noche. Y si tenía que dejar de fumar y de encontrarme con mis “amigos”, pues lo haría…
Nos quedamos un rato así juntos, le me acariciaba suavemente la cabeza, me susurraba algunas canciones al oído para que me tranquilizara y jugueteaba con mis dedos con su otra mano.
— ¿No te arrepentís de lo de anoche? — pregunté tímido, aún después todo, puede haberlo tomado como una aventura y ya.
— No lo sé, por ahora no… No me hagas arrepentirme — me sonrió dándome un pequeño beso. Me abrazó nuevamente. — Y con respecto a esto, tenés que empezar a comer — recalcó tocando mi delgada cintura.
— ¡Sí! Todo lo que vos digas…
.
A veces tan feroz y otras tan sumiso, todo lo que se requiera para que Minho no se separe de mí.
Sí él quería que comiera, comía.
Si quería que no fumara, no fumaría.
Si quería que hablara con Taemin, hablaría con él.
Así que luego de dos días (donde Taemin se comportó normal y Minho trató de no mostrar nuestra “relación”), me tocó ir a hablar con el maknae. Claro, para aclararle que no lo amaba… gran mentira le había dicho a Minho, y extrañamente había funcionado. Pero ahora me debía idear algo para que ninguno de los dos cruzara palabra sobre eso.
— M-Minnie… ¿podemos hablar? — entré tímidamente a su cuarto, con mi mejor cara de niño triste.
Él me miró asombrado, tardó en reaccionar. Se paró de su computadora y se sentó en la cama, indicándome que hiciera lo mismo. Claramente él también quería conocer que sucedía. Le contaría… bueno, solo la parte que me convenía.
— Yo… disculpame por lo de la otra noche… No estaba en mi mejor momento, había llegado borracho y bueno… eso es muy vergonzoso para mí —, bajé mi vista, fingiendo pena.
— ¿Hyung está feliz con Minho? — me preguntó con un estúpido tono de inocencia.
Lo miré, sus ojitos parecían tristes pero contentos a la vez, no entendía. Casi me quiebro al notar que la pasaba mal… ¡Pero no! Yo la pasaba peor cuando Minho me rechazaba.
— Sí Minnie, estoy feliz… él me está ayudando mucho… — dije con una sonrisa.
— Entonces no me molesta, solo quiero que hyung sea feliz — me respondió. Me asombró lo rápido y fácil que se había arreglado todo.
— Umma, Tae, umma — le recordé abrazándolo.
Pareció contento ante tal muestra de afecto. Y yo también me sentía aliviado al abrazarlo, era como si necesitara abrazarlo luego de tanto tiempo de ignorarlo. Aunque tampoco era como si terminara de caerme bien del todo.
— Gracias umma…