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Aprecia lo que tienes. por Yukii Matsumoto

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Notas del capitulo:

Dedicado a la chizu:3

Aprecia lo que tienes.


 


Yo, Shiroyama Yuu, sufriendo por amor, increíble ¿Verdad? Toda mi vida me la pasé presumiendo que jamás amaría, y por consecuencia, jamás sufriría por amor. Comúnmente jactándome de que, sin importar cuanto apreciara a mi pareja, jamás me enamoraría, creyendo inútilmente que cada quien controla cuando hacerlo y cuando no. Suena tan estúpido ahora que lo digo.


Una vez tuve un novio. Un hermoso chico, dulce, alegre, cariñoso, celoso y posesivo, divertido y siempre detallista. Era perfecto, yo le quería mucho, me encantaba pasar horas y horas a su lado porque jamás me aburría de él, ni de su olor, ni de sus besos, ni de sus coquetos jugueteos, ni de sus tiernas caricias, ni de tocar su suave cuerpo. Él era el único en la tierra que era capaz de soportar mis pesadas bromas y mi mal humor. Era el único capaz de alegrarme con un beso, de borrar todas esas malas vibras y el estrés con un dulce, casto y corto beso en los labios.


Era como la linda esposa que siempre quise de niño. Esa que te espera con la cena lista al volver del trabajo, que siempre está feliz, que te hace la vida mucho más llevadera y alegre. Era la persona ideal para mi. Con la que desearía estar por el resto de mi vida.


Sin embargo en nuestra relación no todo fue color de rosa, tuvimos muchos problemas que él intento superar para continuar conmigo.


Los problemas se reducían a mi falta de interés en la relación, en mi frialdad y muchas veces en mi infidelidad.


Dije anteriormente que me encantaba estar con él, y así era, mas las veces que podíamos estar juntos eran realmente pocas, creo que unas... ¿Dos o tres al mes? No por falta de tiempo, por mi falta de interés. Gran parte de las veces que el me pedía salir le inventaba excusas para no hacerlo, y cuando aceptaba, el día anterior a la salida le llamaba disculpándome y mostrándome muy dolido por no poder asistir por “imprevistos problemas del trabajo”. Él siempre contestaba, fingiendo alegremente, que no importaba y que ya podríamos hacerlo en otra ocasión.


Muchas veces me sentí culpable por hacerle eso, pero se me pasaba rápidamente cuando al rato iba a una disco u otros lugares que frecuentaba.


Un día que cancelé no corté la llamada y él tampoco lo hizo, seguramente por descuido y por la costumbre de ser yo quien colgaba sin siquiera permitir que terminara su despedida. Lo que escuché ese día me destrozó el alma, si piensan que fueron gemidos y gritos de placer, pues están equivocados. Fue peor, escuché el llanto de Kou, fuerte y claro, como si estuviese llorando a unos metros de distancia. Dolido y triste, como si se hubiese muerto alguien realmente importante. En ese momento me hice la pregunta ¿Siempre lloraba luego de que le cancelaba alguna cita?


Entonces me di cuenta de la verdad, del por qué del intenso dolor en mi alma. 


Estaba enamorado.


Amaba a Kou.


¿Pueden creerlo? Luego de que por años presumí que no lo haría.


Por eso el dolor en mi pecho. Por eso las lagrimas que ahora derramo.


Al día siguiente intenté ir a su casa, pero comenzó a evadirme, le llamé mil veces, pero no contestaba. Todos mis esfuerzos por encontrarlo, por hablar con él, y confesar que estaba enamorado, estaba siendo inútiles. Hasta que un día lo encontré en la calle... de la mano con otro chico, se veía tan feliz y radiante. Y yo me encontraba tan triste y deshecho, destrozado.


Él me vio, hablamos, y por fin le expliqué cuando lo amaba, y lo mucho que sentía mis actitudes. Sin embargo fue demasiado tarde. Kou me lo dijo, que ya no quería sufrir más, porque eso era lo que hacía a mi lado, sufrir. Y era verdad, constantemente sufría por mi frialdad, por mi crueldad al estar en público y hacer todo lo posible porque nadie notara nuestra relación.


Pero aquello también lo hacía por él. Los comentarios de la gente son crueles y no era justo que alguien tan frágil a mis ojos como lo era él sufriera por la intolerancia de las personas ni que recibiera los insultos de éstas. No quería que... sufriera. ¡Qué ironía!


En el momento que terminó nuestra relación intentó consolarme diciendo que no todo había sido malo en esos meses, que igualmente había sido feliz, pero que el sufrimiento fue mayor que esos pequeños momentos de felicidad.


Todo se había roto para mi.


Imaginar que había tenido todo, absolutamente todo lo que cualquiera y yo necesitaba para ser feliz, y que por mi estupidez había perdido.


Si pudiera volver el tiempo atrás, me golpearía incansablemente y gritaría que de una maldita vez aprendiera a apreciar lo que tenía junto a mi, que aprendiera a expresarme como es debido y a amar a ese chico.


Si ustedes fueran capaces de sentir solo una parte del dolor que siento ahora mismo estoy completamente seguro de que todos aprenderían a apreciar y cuidar mucho más lo que tienen a su lado, parejas, amigos, familiares.


Amigos... Ni si quiera amigos tengo. Recuerdo que el día en que todo terminó el sugirió que fuéramos amigos. Acepté, pero no era suficiente. Hablábamos poco, él ya no me llamaba y yo sentía miedo de llamarle, tenía miedo de que me contestara su nuevo novio y me pidiera dejarle en paz. Así que nuestras conversaciones eran básicamente a través de las redes sociales y a altas horas de la madrugada. Sin embargo, yo deseaba hablar a todas horas con él, saber que estaba haciendo o que haría. Quería escucharle decir que me extrañaba y que quería verme. Quería que todo volviera a empezar otra vez.


Si hubiese prestado más atención a mi relación no me estaría lamentando ahora, no estaría llorando ni sufriendo, por el contrario, todo sería igual que el primer día. Estaría besando sus labios, abrazando su cuerpo, aspirando su aroma y muchas cosas más, que a cada que nombro siento como el deseo de hacerlo se agranda dentro de mi pecho, provocando una presión que me impide respirar y ver las cosas con claridad.


Cuánto añoro sus labios sobre los míos, cuánto lamento saber que eso jamás será así, que lo único que tocará mis labios será esté dulce veneno que en dulzura no tiene comparación alguna con esos rosados y suaves labios.


¿Adiós?

Notas finales:

Espero ke les haya gustado, este one-shot es, como decirlo, importante para mi y disfruté escribiéndolo. 

¿Un comentario? ¿Para saber sus opiciones? ¿Por favor? 

 


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