A orillas del río del pueblo, con una brisa suave y tranquila, los tres chicos disfrutaban de una pesca fuera de lo común. Joan movía un palito improvisado en el agua espantando a los peces que iban contra la corriente. Gabriel, el latino, mantenía firmemente agarrada una red para que los peces no escaparan cuando se dirigían allí.
-¿listo Dan?...-el joven sonrió al otro chico del otro lado del río que tiró la red con fuerza y bloqueó el paso de los peces que poco a poco se iban acumulando en la red. Los tanto Gabriel como Dan mostraban una sonrisa de alegría pues tenían mercancía para vender en el pueblo. Joan tenía plasmada una sonrisa ladina de satisfacción, sin embargo sus expresiones no pasaban más allá de eso.
El pueblito era pequeño, lo suficiente para que todos los pueblerinos se conocieran y se saludaran. Los turistas identificaban ese pueblo casi siempre como muy familiar, sin embargo también era conocido por “chismoso” pues las noticias corrían a una velocidad impresionante en aquellas residencias. Una de las noticias más frecuentes era del exterior, sobre todo de un joven muy especial. Michael Song, quien verdaderamente se llamaba Michael South. Su nombre artístico era una gran ironía pues Michael era un gran cantante, pero tras él había un gran secreto.
-¡Joan, tira de la cuerda para que se cierre o saldrán!- gritó Gabriel con ese acento tan peculiar y casi caribeño. El nombrado corrió río abajo en dirección a Dan y tiró de la cuerda atada a un árbol cercano. La red cedió y se cerró con rapidez las hebras que se meneaban y danzaban con la corriente.
Los tres jóvenes se agruparon en la cuerda y tiraron de ella alzándola por sobre el río, dejando ver una cantidad muy buena de peces meneándose y luchando por salir de allí.- señores… tenemos mercancía fresca-comentó Dan entusiasmado volviendo a atar la cuerda en el tronco del árbol para dejar que los peces estilaran un poco. Los tres jóvenes se sentaron a la orilla del río respirando un poco agitados por todo el esfuerzo de capturar a esas criaturitas. Ya relajados y conformes los tres se miraron alternamente divertidos.
-Dan, ¿crees que sea suficiente esto?- Joan fue el primero en hablar con un tono lejano mirando a la nada luego de recuperar el aire.
-Claro que si, tenemos suficiente para vender hoy…- comentó alegre Dan dedicándole una sonrisa algo pícara.
-No me refiero a eso idiota y lo sabes- rodó los ojos el chico más serio mientras que Gabriel soltaba una carcajada dirigida a Dan que le dio un puñetazo en el hombro para que se callara. Gabriel se sobó el hombro un poco riendo aun para sus adentros.
-Ya sé, ya sé… y no, tendremos que hacer mucho más para salir de aquí…-suspiró ahora tomando un poco de seriedad en el asunto. Estaban a principios de verano y el dinero recaudado para entonces era un cuarto de lo que necesitaban para salir a estudiar al exterior. Los tres eran chicos esforzados y trabajadores además de soñadores. Los tres tenían el deseo de irse del pueblo y entrar a los últimos años de bachillerato en la ciudad y así estar preparados pues sus sueños no terminaban allí. Los tres querían ir a la universidad sin duda. Tenían el apoyo de todo el pueblo casi y siempre eran solidarios con ellos al recaudar dinero, todos sabían lo buenos que eran y lo inteligentes que podrían llegar a ser.
-¿Y?...¿cuál es el plan entonces? ¿saquear al pueblo?- lanzó su opinión Gabriel mirando a ambos chicos que casi lo asesinaron con la mirada- sólo era una broma, vamos… están muy tensos, yo digo que lo lograremos… no todos tenemos tanta suerte como Michael ¿verdad Dan?- miró al joven que desvió la mirada al río perdiéndose un momento.
-supongo… pero no es cosa de suerte, es talento…-susurró un tanto afectado por los recuerdos, pero una sonrisa triste salió de pronto.
-Yo digo que una piedra tiene más talento que ese estúpido- comentó serio Joan haciendo reír a sus dos amigos.
-No seas tan cruel Jo, cada uno con su vida ¿no?... hasta las piedras- soltó otra carcajada Dan ante las estupideces de sus amigos. -¿Qué estará haciendo ahora ese chico?... ¿un concierto?... ¿una fiesta?... –comentó el latino suspirando- además cuando se fue de aquí era el más feo de todos, el orquito -esta vez se escuchó la risa profunda del pálido Joan.
-Deja tu humor del “señor de los anillos” fuera de esto Gabo…-dirigió su azulada mirada al latino que mantuvo una sonrisa burlesca.
-¡pero es verdad! Digo… tu Jo eres el serio y el pesado- Joan le lanzó una piedra que Gabriel alcanzó a esquivar-Dan es el ángel del pueblo, honesto y muy bonito el bastardo-rió un poco mientras Dan sólo le dedicaba una sonrisa divertida- y yo soy el gracioso y carismático Gabriel, el león, el rey de reyes… el-.
-Ya basta señor Rey del pueblo perdido- comentó Joan lanzándole otra pequeña piedra que le llegó a la frente- el punto es que todos hemos cambiado mucho… y ahora tenemos que velar por nuestro futuro y asumir responsabilidades que involucran a todos- miró a Dan que miraba el cielo entre las hojas del árbol que sujetaba los peces, luego a Gabriel que fingía haberse dormido con el discurso. Con la poca paciencia Joan se lanzó sobre Gabriel ahorcándolo mientras el latino reía sin parar esquivando sus golpes y rodando por el pasto.
Dan dio una rápida mirada a ambos chicos que reían, uno más que otro, mientras jugaban. Luego volvió la mirada al cielo pensativo y con un aire de recuerdo- me pregunto que estará haciendo en este preciso momento- ambos chicos pararon de rodar y lo miraron fijamente dejando pasar un momento de silencio. Ambos se pusieron en pie mientras Joan se sentaba a su lado Gabriel se dirigió directamente al agua pateándola a la cara de ambos.
-Ya, vamos a vender esto antes que saquen aroma desagradable- sonrió a ambos que lo siguieron casi de inmediato. Tomaron la red entre los tres y la voltearon en una carretilla que se mantenía reposando lejos de donde estaban. Luego los tres comenzaron a caminar en dirección al pueblo a un paso constante alejándose en la distancia-¡oigan, ¿qué tal una canción?! A la mar, a la mar, a la mar-comenzó a cantar Gabriel mientras los otros dos chicos silbaban en desaprobación a su canto además de que su afinación no era la mejor.
Lejos de allí, casi al otro lado del mundo, Michael rondaba la suite donde estaba hospedado sin parar. Caminaba de un lado a otro pensativo, sin prestar atención a nada más que a él mismo. Se sentía en cada movimiento un ritmo muy peculiar, era como si marcara los segundos pues sus pensamientos estaban ligados a la música. Meneaba un poco la cabeza y también las manos en su andar rápido. De pronto chasqueó los dedos y un segundo de silencio se hizo presente.
-ponedle “recuerdos”…-comentó en una voz un tanto baja y profunda. La mujer lo miró y suspiró.
-tiene que ser una broma, es muy simple-.
-pero si es una canción simple… es sencilla y habla de memorias…-se sacudió el pelirrojo cabello en un movimiento sutil y un tanto rebelde.
-No-. Sentenció la mujer de edad con seriedad mientras se ponía de pie y al tiempo el chico se sentaba en un sillón cercano agobiado y desconforme- Michael, te lo diré de nuevo, la disquera te pide tres temas nuevos para el próximo lanzamiento dentro de dos meses, considera que tienes poco tiempo pues hay que grabarlos y… bueno, ya sabes el procedimiento, el remasterizado, los videos… todo eso y tu andas de vago pensando en sutilezas cuando te debes enfocar en tu carrera-a veces su asistente era como la madre que nunca tuvo, pero en ese momento se portaba netamente como asistente, interesada en el bien de lo profesional.
-No es eso… necesito más tiempo, quizás si yo…-.
-Nada de eso, tiempo límite y ya, debes estar conectado de nuevo… ¿qué te ocurre? Si quieres te pido una pizza…-
-O sushi… estamos en Japón no en América-una mano subió a su propio rostro y frotó uno de sus verdes ojos en muestra de cansancio.
-Oh… ¿es eso? ¿Quieres ir a América? –suspiró algo intranquila.
-Nop- sus labios hicieron un sonido mudo mientras miraba la ventana distraído- no es eso… es que se me fue la inspiración…-.
-¡¿Qué?! Dime que estás jugando… que es otra de tus travesuras- el joven negó suavemente- Michael, no te des ese lujo… si quieres te traigo de nuevo a tu novia que está abajo peleando con el portero-.
-¿por qué diantres pelea con el portero?- rió suavemente mirándola.
-Algo sobre su maleta… mira ¡no me cambies el tema!-.
-Pero si eres tu quien lo cambió, ¿la edad te está afectando?- lo próximo que recibió fue un cuaderno en la cabeza de parte de la mujer.
-No digas tonterías…-un leve sonrojo asomó en el rostro fino de ella mientras iba por el cuaderno de nuevo. Sin embargo suspiró frotándose la sien que asomaba con una vena un tanto en relieve- bien… y la pregunta es… ¿Cómo te vas a inspirar?... ¿qué te inspiraba a componer?-esperó unos segundos.
-no lo sé… iré a bañarme- el pelirrojo se puso en pie encaminándose al baño para darse una relajada ducha, pues lo último en lo que quería pensar era en esos temas. La mujer por su parte dejó el cuaderno de notas sobre la mesa y salió del cuarto sin más agotada, sabía que Michael era un joven difícil de tratar y por eso, por el momento, era mejor dejarlo en paz.
Sin embargo alguien que aun no comprendía ese detalle era la joven que entraba a escondidas al cuarto. Su cabello ondulado y sedoso se extendía hasta más debajo de sus hombros. Vestía tan elegante y hermosa como siempre, femenina y muy distinguida. Se dirigió a la mesa donde estaba el cuaderno de notas y leyó todo lo que decía. Sonrió un poco divertida repasando las hojas de las nuevas canciones de su novio Michael.
El joven salió con una toalla en la cintura y con otra rodeándole parte del cuello mientras se secaba el cabello un poco más tranquilo. Tranquilidad que no duró demasiado pues notó la presencia de ella- ¿qué haces aquí?- comentó un tanto frío acercándose a ella y dándole un beso en la frente. La joven soltó una risilla inocente.
-¿problemas?...- comentó cerrando el cuaderno y tocándole el hombro con el índice.-Si quieres te ayudo con eso…-.
-No creo que puedas, es algo mío… y no tiene nada que ver con modelaje, así que no me ayudarías- suspiró alejándose de ella y encaminándose a uno de los cajones para sacar ropa de allí.
-Claro… ¿qué te pasa?... debes distraerte… ¿por qué no vamos a pasear? O sal con tus amigos- comentó mirándolo acostumbrada a verlo sin ropa y mientras se vestía.
-cuales dime tu… no tengo amigos en Japón…-habló mientras se acomodaba la ropa interior con calma.
-¿Los de la banda no son tus amigos?-se cuestionó más en forma personal que propiamente a Michael.
-No, no lo son… bueno si…-suspiró moviendo un poco los hombros.-son compañeros más que amigos… ellos no saben nada de mí-.
-ni yo tampoco se demasiado de ti- suspiró algo decepcionada- quiero decir que eres reservado… nadie conoce mucho de ti… sólo lo que dejas ver en entrevistas y nada mas…-.
-tú sabes que tengo un lunar en la cadera casi en una nalga- rió divertido- o espera, eso todo el mundo lo sabe gracias a los paparazzi’s- escuchó un gruñido por parte de ella.-de verdad no quiero salir… necesito terminar esto-.
-Pero necesitas tu inspiración original… dime ¿Cuál fue la primera canción que compusiste?- En ese momento Michael terminó de abrocharse el pantalón y dejó que su mente viajara. Una pequeña sonrisa asomó en su rostro, era como un rayo de esperanza para él- Una canción muy especial…-susurró para él-… ya sé lo que tengo que hacer- de pronto corrió a su cama y tomó el teléfono que más parecía un minicomputador por el avance tecnológico marcó un número muy conocido- Elli… -nombró a su asistente- ¿quieres canciones? Te las daré… pero arregla todo porque nos vamos a América de nuevo… -la mujer iba a protestar, pero cortó la llamada y se vistió lo más rápido que pudo- linda…-miró a la joven que observaba con expresión de confusión- ¿puedes ir con Elli y la disquera y convocar una reunión?... deben saber que me tomaré unas “vacaciones”- rió divertido y alegre, dejando ver un nerviosismo en su actuar- volveré a casa mañana-.