Kibum sonreía alegremente al ver el resultado de su más reciente selca.
—Soy hermoso—dijo para sí mismo, observando la fotografía donde comía alegre y despreocupadamente papas fritas.
Se acomodó un mechón negro tras la oreja y pensó en su siguiente fotografía.
Jonghyun entró a la habitación y se recostó en sus piernas, confianzudo como siempre.
Como si Kibum no tuviera un novio celosísimo.
—¿Qué haces, Bum?—preguntó mientras arreglaba sus teñidos cabellos de la frente.
El menor sonrió y siguió tratando de encontrar el ángulo perfecto para la imagen, pero nada llegaba a su mente.
—Quiero subir otra fotografía, pero no sé de qué tomarla—hizo un puchero y Jonghyun se sentó, sonriendo extrañamente.
—¡Yo sé cuál puedes subir!—comentó alegre y casi con brillitos a su alrededor. Desde que se volvió "rubio", su personalidad chispeante se había vuelto casi insoportable—Una foto de Minho y tu, nunca has subido una de ustedes juntos.
Key lo consideró un momento y negó con la cabeza, refutando el hecho.
—No, no creo que la gente quiera entrar a mi cuenta para ver fotos de los demás miembros—como toda Diva, no quería admitir que en verdad no sabía cómo pedirle una foto a Minho.
Jonghyun rodó los ojos y bufó.
—No es cualquiera de nosotros, idiota—gruñó—Es tu novio.
El pelinegro se tiró de espaldas en la cama e hizo un gesto con la mano, restándole importancia al asunto.
—Como sea, necesito inspiración para mis fotos—anunció—Así que fuera de mi habitación, pulgoso.—rió ante su propio chiste—Ve a molestar a tu novio, y no vuelvas hasta que haya oído gritos desde su habitación.
El mayor se levantó y le enseñó la lengua antes de irse y cerrar con un portazo.
—Perro tonto, ¿cómo quiere que me tome una foto con Minho?—dijo a la nada, mirando su teléfono.
Una idea llegó a su mente y se sentó de golpe, entró a la aplicación en el celular y posó, poniendo boca de beso y guiñando un ojo.
El strike a pose* de Madonna resonaba en su cabeza con cada nueva imagen tomada, sacó la lengua, hizo el signo de paz, hizo pucheros y mandó muchos besos voladores a la cámara, hasta que oyó una risa grave y divertida detrás de él, después de sentir unos fuertes y cálidos brazos en su cintura.
—¿Es un beso para mí?—la voz del más alto del grupo le recorrió la piel, erizándola.—Vaya, no sabía que te sorpenderías tanto, gatito.
Se deshizo del abrazado de su novio y lo miró con falso enfado.
—¡Idiota!—gritó—Me asustaste.
Minho rió y le picó una mejilla, sonriéndole encantado.
Cada vez que sus ojos encontraban el rostro del mayor, brillaban con un anhelo y un cariño inmenso y poderoso. Como si Kim Kibum fuera la cosa más preciada, hermosa y valiosa de todo su mundo.
—No te enojes, precioso—dijo contra su cuello—Te ves tan lindo con ése puchero que me dan ganas de hacerte tantas cosas...
Otra vez ése rico calor recorriendo su cuerpo; Minho podía hacer que se pusiera caliente con sólo unas palabras.
Pero ahora no estaba para calenturas.
—No seas urgido, Choi—se burló, empujando un poco su pecho con el dedo y mirándolo desde abajo, desafiante—¿Qué te hace pensar que ése beso era para ti?
El súbito cambio en la conversación fue muy del agrado del menor.
Se inclinó hacia adelante, medio quedando recostado sobre el pelinegro y mirándolo directamente a los ojos.
—Pensé que era algo obvio—comentó en sus labios picudos—Dame.
Hizo un pico con la boca y cerró los ojos esperando la suavidad de los otros, sensación que no llegó.
—Dame.—exigió frunciendo el ceño y acercándose más a Kibum, que lo empujó, alejándolo—Key, quiero un beso, ¿no puedes darme éso?
El más bajo rodó los ojos y le plantó un rápido pico en sus gruesos labios, haciéndolo sonreír.
—Ten tu beso—rió y acarició su nariz con la propia.
Minho hizo un puchero, haciendo un piquito otra vez.
—Otro—pidió con ojos llenos de anhelo.
Kibum sonrió y se acercó de nuevo, dejando otro beso corto en ésos labios que tanto quería.
—Te vas a hacer adicto, niño—lo regañó con ligereza, apretando sus mejillas con las manos.
El castaño subió más al cuerpo ajeno y puso ambas manos a los costados de la cabeza pelinegra.
—Ya soy adicto a ti, Kibum—soltó con honestidad.
El ex-rubio sonrió con suficiencia y ladeó la cabeza, acercándola a la de Minho y robándole un beso un poco más largo que los anteriores, pero sin dejar de ser un inocente piquito.
Al menos hasta que el menor lo tomó de la cintura y lo jaló hacia el frente, mientras él se sentaba y quedaban arrodillados en la cama, sin dejar de besarse.
Con las mejillas sonrojadas por la sorpresa, Key correspondió, colocando sus brazos en el cuello del otro y dejándose hacer cuando Minho levanto sus piernas, colocándolas en su cintura, cargándolo sobre él.
De improviso, Minho se levantó de la cama, con Kibum en su cintura, sin deshacer el beso y recargó a su precioso y divino novio en la pared, sacándole un jadeo.
—Tonto—reclamó sonrojado Key.
Minho sonrió y sacó la lengua, pegándola a los labios acorazonados e introduciéndose entre éstos, como una escurridiza y húmeda víbora entre los arbustos.
Claro que si hubiera sido una víbora real, el mayor hubiera oído despavorido.
Pero en lugar de éso, siendo sólo la lengua de Choi, Key extendió su lengua también y la junto con la otra, perdiéndolas en una batalla cálida y que parecía no tener tregua, puesto que ninguno de los dos estaba dispuesto a parar.
—Te amo—soltó el castaño contra los labios delgados y rosas.
Minho sonrió enormemente, afianzó las piernas de Kibum en su cintura y lo cargó con más confianza, dando vueltas sin dejarlo caer.
—¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo!—exclamó una y otra vez, sin dejar de girar.
La preciosa risa del mayor inundó sus oídos y su alma, llenándolo de amor y tranquilidad al saberse correspondido.
En algún momento, perdido en la hermosa que era su Kibum, terminó perdiendo el control y cayendo sobre él en la cama.
—Estoy loco por ti—susurró sin dejar de mirarlo a los ojos.
La Diva de la casa sonrió y besó con ternura sus labios.
—Yo también te amo, Minho—confesó—Más de lo que te imaginas.
Otra vez unió sus labios y Choi lamió los ajenos, llenando de cosquillas el cuerpo del otro.
—Eres lo mejor que me ha pasado, gatito—pasó sus dedos por las mejillas delgadas.
Besó con más fuerza a Kibum, sentándolo un poco y poniéndose entre sus piernas.
Siempre era el momento correcto para tomar a su novio.
Fue sacando su camisa con cuidado y dedicación, hasta dejarlo sin ella, con el pecho delgado al aire y con la boca seca por tanto besar.
—M-Minho—gimió—No es buena idea ahora, aún tengo fotos que tomar y...—una mordida en su blanco cuello lo hizo cambiar de idea y gruñir—Hazme lo que quieras.
Choi sonrió con malicia y lo recostó de nuevo.
—Te haré mío.
Fue una noche muy larga y placentera en el departamento de SHINee.
A la mañana siguiente, Kibum revisó su teléfono y miles de notificaciones de Instagram, Tumblr y otras redes lo asaltaron, todas con el mismo tipo de mensaje.
"¿Ya lo anunciaron?"
"¿Te dieron permiso de compartir las fotos?"
"¡Felicidades! No sabía que estaban juntos. Se ven hermosos."
"Hyung, ¡felicidades!"
Confundido, abrió su cuenta y oh, ¡cuán grande sorpresa se llevó al encontrarse cuatro imágenes de él y Minho la noche anterior, besándose, abrazados y las últimas dos eran de ellos, juntos, con las sábanas apenas cubriéndolos, profundamente dormidos.
Las leyendas bajo las fotos eran sospechosas.
Keybommie y Min siempre han querido que todos sepan lo suyo~
Te amo, Keroro.
¿Una rana y una Diva? ¿Qué saldrá de ésto? Igual son hermosos juntos.
Hay un puppy celoso de su maravillosa intimidad, suertudos.
Sólo había una explicación lógica para ésto.
—¡Kim Jonghyun!