Yo era muy joven cuando empezaron estas mudanzas repentinas, mi familia estaba pasando un mal momento financiero, y viajábamos por todo el país buscando un trabajo estable donde mis padres pudieran llevar pan a la mesa y enviarme a la escuela.
Una vez estaba muy molesto con respecto a ello, odiaba esas mudanzas, durábamos en una ciudad un máximos de un mes, y nunca llegaba a destacarme en la escuela, quería hacer memorias al respecto, y aquello llegó a los oídos de mis padres.
Mi madre lloró mientras me abrazaba y me decía que lo sentía, y que estaban tratando de hacer todo lo que podían, yo me reprimí a muchos de mis caprichos y protestas solo para darles un poco de tranquilidad.
Para cuando cumplí dieciséis años mi padre llegó muy contento a casa, había firmado un contrato de un año como productor de soudtracks en series para niños. Él estaba satisfecho por ser algo que le gustaba hacer, y para mí fue lo mejor por la estabilidad.
La secundaria a donde me enviaron era grandísima, tenía un patio como comedor y un gran estacionamiento, era algo bastante llamativo.
El primer día, luego de clases, muchas chicas me perseguían, fue algo aterrador al principio, pero enseguida se volvió cansado y terminé por esconderme de ellas atrás de un árbol del patio. Suspiré aliviado mientras que soltaba mi bolso sobre el pasto.
-Ahh…si no fueran tan intensas- Caí a pies del árbol colocando mis manos atrás de mi cuello, invocando algo de paz.
-¿Quiénes?- al escuchar aquella voz me incorporé sorprendido, y dos ojos azules me saludaban al frente.
-Wow- exclamé sorprendido al ver aquel brillo, una sonrisa se me escapó a los labios. Esos ojos me hicieron sentir feliz un instante y me sentí avergonzado al respecto. Aquel chico me miraba con una expresión calmada.
-¿Te asusté?- preguntó sonriendo un momento, como si aquello hubiese sido su intención. Negué acomodándome sobre el pasto, y él se sentó a mi lado –Eres SasukeUchiha, ¿cierto?-
Levanté mis cejas intrigado, y luego asentí.
-Mm…parecías un chico genial con tu presentación en clase, por eso las chicas se vuelven locas-
-Es mi pequeña maldición- le dije riendo con su comentario.
-¿Y no le harás caso a ninguna?- me preguntó mirando a un grupo de ellas que pasaron sin vernos.
-No sé- le dije de verdad, lo que yo quería era enamorarme, sin saber cómo, ni de quien, pero quería estar enamorado.
-Vale…- me dijo empujándome hacia el tronco del árbol. Un pequeño toque de sus labios me abrieron los ojos.
-¿Qué…?- traté de preguntar atónito, alejándome un poco tapando mi boca con una mano.
-¡Te sonrojaste! ¡Gané!- dijo el chico levantando los brazos anunciando una victoria. Un grupo de chicas se nos acercaron riendo, y regañando al chico que me había besado.
-¿Qué es esto?- pregunté al ver que me ignoraban, tratando de reflexionar lo que había pasado hacía un momento.
-Todos pensabas que como te veías tan genial, no te sonrojarías por una cosa tan simple- me explicó una chica –Y Naruto vino a averiguarlo…-
-¿Naruto?- cuestioné por su nombre.
-Y mira…- dijo tocándome una mejilla con un dedo –Lo logré-
Me quedé algo pensativo, aquello había sido fácil para él, y a nadie le importó que se hubieran burlado de mí, ni de como yo me sentía. Así que lo tomé del cuello y le di un beso enserio.
Él tembló un poco sosteniéndose de mis hombros, tratando de empujarme, aun ante sus gemidos de súplica y la mirada de todos no me detuve. Mi lengua se deslizó entre sus labios hasta el interior de su boca, abriéndose un poco ante mi intrusión.
En ningún momento parpadeé y él tampoco cerró sus ojos, yo me divertía con su expresión de sorpresa. Hasta que mi lengua se sació de la suya y ya hubiese acariciado su paladar, dejé de molestarlo, y me separé de él. Apretó mi camisa por un momento, tratando buscar alguna ocurrencia para disimular su nerviosismo.
Sonreí y vi la cara de las demás, me reí un poco ante sus mandíbulas que casi rosaban el suelo y sus caras pálidas de fantasmas. Me levanté y coloqué mi bolso sobre mi hombro.
-Creo que yo también gané- dije con una sonrisa. Algunas gritaron de decepción y otras decidieron acabar con la dignidad de mi compañero de besos, quien no dejó de mirarme hasta que ya cruzaba la salida del colegio.
Toda la noche estaba en mi mente aquel pequeño beso que me alegró el día, y yo sonreía inconscientemente, incluso mis padres me miraron de forma extraña, pero estaban contentos de que me hubiese ido bien el primer día. Con respecto a mí, me estaba cayendo de amor por aquella pelusa amarilla que me sorprendió.
Durante todo el semestre nos la pasábamos provocándonos, salíamos de vez en cuando con un grupo de amigos en común y nuestra química no se disimulaba. Tratábamos de hacer avergonzar lo más posible al otro, hasta el punto en que se había vuelto un mal hábito, pero nos divertíamos mucho, y nos enamorábamos cada vez más.
Simplemente me encantaba su forma de ser, era tan tonto y divertido, me sacaba una sonrisa todos los días. Estaba fascinado con su cara, era como el cielo, con un sol tan amarillo como su cabello y unos ojos repletos de nubes resplandecientes.
Yo me había inscrito en el club de judo, y me iba muy bien, estaba en buena forma y mis notas estaban siendo recompensadas. Tenía buenos amigos allí, pero Naruto siempre me sorprendía al llegar de improvisto, como siempre, me hacía feliz.
Un día que estábamos solos en mi casa, luego de que mis padres se fueran a trabajar, él me demostró que no era nada tímido y quería acostarse conmigo. Luego de besarlo un momento asentí escondiendo mi cabeza en su cuello, estaba nervioso, estaba asustado, jamás había tenido ninguna relación sexual.
-Sasuke- me llamó cuando empecé a besarle en la oreja, carraspeé para que supiera que lo escuchaba –Déjamelo a mí-
Me empujó sobre mi cama con cuidado, y no pude mirarlo a la cara por un momento. No estaba seguro de si esto era lo que quería, mi mente divagaba, estaba pensando en tantas cosas, era demasiado joven, no tendría por qué estar apresurando estas cosas.
-¿En qué piensas?- me preguntó en un susurro, sacándome de mi mente. Continuó quitándome la camisa y besando mi cuello.
Comencé a sentir punzadas en el estómago y mis piernas comenzaban a temblar.
-En nada- dije disimulando un poco.
-¿Ni siquiera en mí?- me preguntó mordiendo mi piel. Me sentí agitado por un momento, sintiendo como dentro del lugar donde mordió la sangre empezaba a hervir -¿Ni en lo que estoy haciendo-
Entrecerré los ojos mientras sentía su mano deslizarse por mi estómago hasta mi entrepierna, y comencé a resistir el aliento. Escalofríos se paseaba por mi espalda y mis manos comenzaron a buscarlo.
-Naru…- dije en voz baja pasando una mano por su mejilla. Él me sonrió y se acercó a mi rostro, comenzando a besarme de manera tranquila, pero al sentir como su mano desabrochaba mi pantalón y como se hundía dentro de mi ropa interior, me desesperó.
-Ng- exclamé excitado, no quería que me tocara así, pero tampoco podía alejarlo, mi cuerpo comenzaba a temblar, y me perdía entre esa sensación, dejando mi miedo distraído.
Su mano me acariciaba mientras que él se burlaba de mi expresión, de repente comencé a sentir un calor intenso, y mi piel se quemaba.
-Sasuke… ¿eres virgen?- me preguntó de manera tranquila, como si ya supiera la respuesta, pero no dejó de tocarme.
-Si- le contesté cerrando mis ojos, estaba a punto de correrme. Con una risita de su boca, su mano se detuvo. Respiré llenando mis pulmones completamente, sin dejar de temblar. Como si hubiese sido un reflejo, lo tomé del cuello y le besé con ganas.
Le ayudé a quitarse la ropa apresuradamente, mientras que nos incorporábamos y me inclinaba sobre el espaldar de la cama.
Parecía que ya mis ansias habían desaparecido, me calmaba de apoco tocando su piel. Deslicé mis manos por su pecho y su espalda, sin dejar de besar cualquier espacio de su cuello. Un cosquilleo intranquilo se extendía por debajo de mi piel, haciéndome sudar.
-T-tienes que prepararme- me dijo jadeando, sosteniéndose de mis hombros.
-¿Prepararte?- le pregunté de la misma manera, él se volvió a reír.
-Así…- se acercó más a mí, levantándose un poco sobre sus rodillas, tomó una de mis manos y la deslizó por su cadera. Mi corazón se aceleró demasiado rápido, haciéndome sonrojar hasta las orejas.
Rápidamente entendí, y él volvió a abrazarse a mi cuello. Delicé un par de mis dedos entre sus nalgas, y escuché un pequeño gemido en mi oreja. Lo volví a hacer un par de veces más hasta que me replicó.
-Solo…mételos- me dijo respirando con dificultad. Yo estaba tan avergonzado que hice lo que me pedía de forma rápida – ¡Nnn!-
-Lo siento- le dije cuando el tembló sobre mí, clavando sus uñas en mi piel y quejándose con un gemido -¿Te lastimé?-
-N-no…- intenté sacarlos, pero él movió sus caderas un poco, y volvió a gemir –Sasuke…-
Él tenía los ojos cerrados mientras que respiraba con dificultad, pronunciando mi nombre, temblando ligeramente. Hizo que sintiera una cálida ternura en mi pecho, quise hacer que se sintiera aún mejor.
Moví mis dedos en su interior, rozando un poco las puntas y las uñas, gimió un poco más en mi oído y luego empecé a besarle el cuello, lamiendo su mentón, y besando sus labios de nuevo.
Dentro de él comenzaba a sentirse muy suave y sonidos extraños se producían con el movimiento de mis dedos, volviendo a carcomerme de vergüenza. Aunque los sonidos que salían por su garganta me aliviaban.
-Sasuke… ¿Quieres llegar hasta el final?- me dijo susurrando, haciendo que otro escalofrío se deslizara por mi cuello. Sabía absolutamente a qué se refería con “llegar hasta el final”, y mi mente se volvió un lío nuevamente.
Era tan obvio que Naruto tenía experiencia, lo que me hizo querer preguntarle sobre su primera vez, además ¿Cuántos chicos había antes de mí? ¿Solo lo hacía con chicos o las mujeres entran en su lista? ¿Duele mucho si lo meto por allí? Tantas preguntas que no me atreví a preguntar.
Saqué los dedos con cuidado mientras que él se movía para colocarse encima de mí, y solo me concentré en sus expresiones, por alguna razón me calmaba verlo, me daba confianza que fuera con él.
Tomó mi miembro y despacio lo colocó en su entrada, mordiéndose los labios antes de reemplazarlo por mis dedos.
-Ah- gemí cuando lo empujó hacia dentro, solo era la punta pero comenzaba a sentir como si quemara.
Sus mejillas se pusieron totalmente rojas y un par de lágrimas caían por sus pestañas. Me leacerqué y besé sus labios.
-… ¿Te duele?- le volví a preguntar asustado, lo último que quería era lastimarlo.
-No…- me dijo volviendo a besarme –Se siente muy bien…-
Esperó un momento antes de empezar a moverse, y cuando lo hizo, vi las estrellas. Era tan placentero casi no podía aguantarlo, quería más…
Me incorporé tomando sus manos y lo derribé hasta que tuve el control.
-Nh…- se sintió bien cuando lo embestí profundamente, y lo hice un par de veces más, él levantaba sus caderas haciendo que el roce nos desbordara de placer.
Sentí que estaba a punto de llegar, y lo embestí con fuerza, él se vino un segundo después.
Había tenido sexo por primera vez, y lo había hecho con alguien a quien amaba, y había sido perfecto.
Luego nuestra relación se hiso más estrecha, nos llevábamos realmente mejor que nunca, y yo podía presumir de mi felicidad.
Un día que mis amigos y yo fuimos a los lockers luego de la práctica de judo, fui testigo de un par de chismes a cerca de mi relación. Eran dos chicos de otras clases que se burlaban en voz baja.
-Dicen que son apuestas extrañas, solo lo hace por diversión- dijo uno ignorando mi presencia.
-Ese rubio tiene peor reputación que una prepago- dijo el otro riéndose.
Me quedé tranquilo por un instante, no para reprimir mis ganas de matarlos, si no para planear como matar a cada uno.
-Ustedes dos…- les dije por detrás, ellos se asustaron un poco al enterarse que yo estaba allí, pero luego me sonrieron.
-¿Vas a decirnos que es mentira?- me dijo uno riendo –Si hasta Shikamaru lo sabe-
-¿El qué?- pregunté a punto de perder la cabeza.
-Pues que Naruto se ha acostado con casi toda la sección- mi puño se dirigió con violencia hasta su boca, todo el equipo se asustó y volteo a vernos. No podía permitir ni soportar que esos chicos hablaran así de la persona que amaba, ensuciando su honor, sin siquiera saber nada de él.
El otro chico estaba a punto de golpearme, pero otros compañeros lo tomaron y lo tranquilizaron, haciendo lo mismo conmigo.
Me senté colocando mis manos sobre mis rodillas, con ganas reprimidas de levantarme y comenzar a golpearlos hasta que se retractaran de lo que dijeron, pero justo llegó Shikamaru y se sentó al frente de mí.
-Tengo que hablar contigo- me dijo.
Shikamaru se había vuelto un verdadero amigo para mi desde que había comenzado el semestre y también era el mejor en las prácticas de judo.
Luego de haber salido de los lockers, fuimos a sentarnos al patio, Shikamaru empezó a hablarme serio.
-Escucha…hay algo que me han dicho, a cerca de Naruto, no sabes lo difícil que es para mí decírtelo por qué sé que realmente estás enamorado pero…-
Él me dijo que Naruto se había acostado con otro chico de las practicas, no le creí, y sentí un terrible dolor al pensar que ese gran amigo me estaba mintiendo con algo tan serio. Mi primera reacción fue intentar golpearlo, pero como el mejor de la práctica, no me dejó hacerlo.
Me convenció para ir y hablar con aquel chico, lo que confirmaba que eso había pasado. También me informó que algo así de que otras diez personas se habían acostado con él a lo largo de ese año, a lo largo de nuestra relación. Todo aquello era una pequeña apuesta que compartía con sus amigas, ver a cuantos chicos de la sección podía conquistar.
A pesar de que estaba convencido de que todo eso eran puras mentiras, mis dudas comenzaron a rondar. Durante esa semana no vi a Naruto, ni siquiera cuando planeaba hacerlo, pero cuando menos lo esperaba, otra visita de él me sorprendió en la práctica.
Todos estábamos saliendo en ese momento y él saludaba muy cariñosamente a todos, como si fuera conmigo. Suspiré cansado, mandando todo al diablo, aquello me estresaba y debía averiguarlo.
Una vez no quedaba nadie en el salón, caminé hacia la entrada, donde él estaba, y me sonrió, apunto de besarme.
-¿Es verdad que te acostaste con otro tipo?- le dije serio, sin mirarlo, apenas audible, pero el eco del salón lo hizo más dramático. La sonrisa se borró de su cara y frunció el ceño.
- ¿Me estás reclamando? ¿Creías que íbamos enserio?- me preguntó tranquilo, haciéndome molestar.
-¿Qué significa eso?- le pregunté entre dientes, suplicando en mi mente que no fuera verdad.
-Yo… una relación no es lo mío ahora…- fue lo único que me dijo, agaché mi cabeza y respiré con fuerza.
Pensé en que le había dado todo, le había dado mi atención, mi amor, mis pensamientos, no podía creer eso, que había sido un juego. Caminé pasando por su lado, sin decirle nada, me había roto el corazón, supongo que las piezas eran respuesta suficiente.
Ese día, fui miserable.
Yo solo lo perdí…y no podía creerlo.
Pero yo solo tenía 16, era demasiado joven, y supongo que no sabía nada del amor. Ésta es mi historia, al menos parte de ella, me rompieron el corazón, no es un final nada bonito, pero espero que sepan que ese realmente no es mi final, yo lo superé, recuperé mi amor, y crecí como persona, sé realmente que ahora puedo llegar a ser feliz y no equivocarme.
Solo recuerden, un corazón es muy frágil, no jueguen con el de una persona, y si jugaron con el suyo, no sufran, puede que duela mucho, pero tiempo al tiempo, la felicidad estará donde la vayas a buscar.
Fin