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Orgullo de porcelana. por Mariexp

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Notas del fanfic:

¡Buenas noches!

Aquí de nuevo compartiendoles un texto que hice hace ya algún tiempo y finalmente me decidí en publicarlo... 

 

Como siempre, yo y mis serios problemas mentales...

Sin ser más, les dejo con el fic...

Hubiese preferido seguir con los ojos cerrados, sin embargo el olor salado y el creciente dolor en su nuca le alertó de que no era su cómoda habitación, propia de aquellos que pertenecen a la cima de la montaña monárquica, donde se encontraba. Abrió sus orbes grises, de los que se encontraba tan orgulloso, y se sentó con sobresaltado en el pequeño colchón individual cubierto por sabanas que en su momento debieron ser blancas pero ahora el marrón y el amarillo se disputaban la dominancia, observó con despreció la estancia de madera que limitaba, paralelamente de donde él estaba, con una reja de metal oscuro parecido al negro, advirtió además que todo se balanceaba vagamente como acunado por una superficie de mucha mayor magnitud. Esa, sin duda, era la celda de un barco.

 

Recordaba haber bajado a la playa cercana al castillo, su hogar, para caminar sobre la arena y quizá sumergirse durante un momento en el mar, dado que podría disfrutar, después de mucho tiempo, la tranquilidad que se experimenta cuando no se tienen deberes, aún más si se refiere a los que su padre tan incansablemente le imponía para que se educase y fuese capaz de gobernar una vez que él faltara, no se podía permitir que, siendo hijo único, fuese incompetente para ocupar dicho lugar. Si bien no se equivocaba había llegado al maravilloso terreno, parpadeó constantemente al evocar una imagen de un pequeño grupo de hombres que al parecer tenían por objetivo su vida, se llevó la mano a la parte posterior trasera de su cabeza profetizando una herida, posiblemente lo que le dejó inconsciente, hallando una pequeñas gotas de sangre. Concluyó que si no le mataron seguramente pedirían recompensa, entonces no habría nada por qué preocuparse, no se permitirían perder al único heredero a la corona.

 

Vigiló con alarma la puerta que se divisaba desde el lugar donde él estaba contenido al escuchar el leve sonido de unos pasos acercándose, entonces la atractiva figura apareció, un hombre alto de piel morena, propia de su raza, en cuyo cuerpo sobresalían algunos músculos, poseedor de un  cabello negro que se combinaba con escasos tonos castaños que le llegaba un poco más debajo de los hombros y finalmente los ojos verde oscuros; el príncipe se estremeció al detallar esto último, aquella no era una mirada normal, juraba que solo la poseían los grandes felinos, ¿Qué clase de creatura era esa que caminaba hacía él con arrogancia y aura de cazador?. Sin embargo un recuerdo afloró en su mente, estaba seguro de haber escuchado esa descripción en labios de su padre, y si no se equivocaba, y rogaba por que fuese el caso, ese individuo que ahora se hallaba en la entrada de la celda era sin duda el despreciable pirata que se conocía por el nombre de Jeff.

 

-Espero que se encuentre cómodo- El recién llegado realizó una leve reverencia llevándose la mano derecha a mitad del pecho, imitando aquellas que se ahogan en respeto y elegancia, sin perder la notable sonrisa de mofa en su rostro- Su alteza, lamento no poder ofrecerle algo más digno de su perso-

 

Sus palabras fueron interrumpidas por el molesto hablar del príncipe quien no consentía que alguien, sin exceptuar inclusive a su madre que juraba amar más que a nada en aquel vasto mundo, se burlase de él.

 

-Ahórrese los comentarios innecesarios e indeseados, ¿Ya ha pedido la recompensa por mi cabeza?

 

-¿Recompensa?- Jeff enarcó una de sus delineadas cejas- Por favor no nos confunda con esos miserables vándalos, nosotros conocemos el valor de la venganza sin tener que utilizar algo como el dinero, ese podemos conseguirlo de muchas formas, pero de lo otro… Solo una de las posibilidades es la perfecta.

 

-¿A qué se refiere…?

 

-Me refiero, pequeña dama, a que espero haya disfrutado lo suficiente la última vista que tuvo de ese magnífico palacio donde vivía, le recomiendo que trate de dormir sin pesadillas- Se dio la vuelta para salir del lugar- No sería agradable que el último sueño que tenga fuese tal que desee olvidarlo, de momentos desventurados ya me encargaré yo de dotarle- Y desapareció de la temerosa vista del joven, eso, sin duda, era una sentencia de muerte.

 

Cayó de espaldas sobre el colchón nuevamente, y lloró, como nunca lo había hecho, más allá de la muerte, el temor a que su orgullo fuese destruido, siempre se le enseñó que la dignidad de un hombre era más preciada que su propia vida, y así lo creería por siempre, aún en el último momento, pues desde pequeño ya había aceptado el fallecer como el último viaje que realizaría, pero jamás, ni siquiera en aquellas noches donde corría a cama de sus padres pues una pesadilla le atormentaba, se imaginó tal fin, aquella ocasión, diferente a toda las oportunidades anteriores, su mente reposó en oscuridad y silencio, ningún pensamiento o sueño podría suprimir lo más mínimo de desdicha.

 

Su propio grito le despertó a la mañana siguiente, abrió los ojos, enrojecidos por todas las lagrimas derramadas, que pronto se inundaron de nuevo a causa del dolor, aún así pudo diferenciar la sangre en sus manos, que juntas, eran atravesadas con una barra de acero atada en ambos entremos por una cuerda, alzó la vista distorsionada para encontrarse con un hombre completamente desconocido, supuso que sería integrante de aquella tripulación, su gesto se descompuso en uno que iba desde el sufrimiento hasta el cólera, ahora entendía porque su padre procuraba con tan fiera determinación exterminar a todos los piratas que habitaban en los alrededores… Aquellos eran individuos repugnantes.

 

-Lamento interrumpir sus sueños, alteza- Esa voz era, definitivamente, la más irritante que había escuchado en mucho tiempo- Pero hemos llegado al lugar donde ese montón de idiotas desean comer la cena- Haló del lazo que unía los limites desgarrando un poco más de la delicada carne de las manos del joven recibiendo como repuesta no más que un nuevo doloroso grito desde lo más profundo de su garganta- ¡Vamos, levántate!- El príncipe se removió rogando por la inconsciencia, pero sabía bien que el dolor le avivaba los sentidos cruelmente, así que decidió ordenarle a sus piernas  levantarle, y así lo hizo antes de que el otro le guiase como al ganado, una vez a cubierta divisó una noche iluminada grácilmente por una luna, libre de nubes, y un sin fin de pequeños luceros que solo alimentaban la belleza de la primera.

 

Cuando vio el mar sintió el irremediable deseo de saltar a este sin importar si se quedaba sin extremidades, aún podría nada, pero le descartó de inmediato, le parecía imposible que tuviese control sobre sus funciones motoras, juraría que en otras circunstancias se encontraría en el suelo gritando por ayuda, pero en aquel momento, defendería su dignidad hasta que exhalara por vez última.

 

-¡Príncipe Yukio!-Escuchó que le llamaban desde la base del barco, le acercó al borde desde donde le lazaron, ¡Como hubiese agradecido morir por aquel golpe que dio directamente en su cabeza!, pero aquel impacto no generó en el más que un profundo dolor que le hizo cerrar los ojos y aullar sonoramente- Oh querida, no llores, ese pequeño golpe no es nada, hay cosas mucho peores- Le levanto cruelmente de la cuerda que ataba la barra perforadora de sus extremidades delanteras- Trataré de enseñarte varias esta noche –Ahora por fin distinguía claramente aquel sonido, Jeff, y eso era inconfundible, no se sentía con la fuerza de abrir sus preciosos orbes, pero experimentó la sensación de un liquido humedeciendo el izquierdo, supo por el olor que era sangre- ¿Ya perdiste tu voluntad de lucha de la que la monarquía se enorgullece tanto?-Empezó a caminar haciendo tropezar al otro, pero continuó con su marcha arrastrándole por la áspera arena, tan diferente a aquella que bañaba la playa del palacio- Pensé que la realeza me insultaría con mayor espíritu…

 

No lo soportaba, su sangre, su orgullo, su vida, todas estaban desapareciendo, no solo a medida que se hería su piel  y dejaba tras de sí el pequeño rastro carmesí, las palabras de burla del pirata le destrozaban, ¡Si tan solo tuviera la espada que su padre le enseñó tan fervientemente a utilizar con habilidad!, pero en ese momento no abría nada a que aferrarse, nada para defenderse, nada para sostenerse, era mejor abandonarse cuando aún podía, así lo que siguiese no sería tan doloroso como lo vivido hasta ahora.

 

Se detuvieron en un claro bordeado por algunas palmeras, Yukio escuchaba, como si se encontrasen a varios kilómetros, las voces emocionadas de la tripulación al ver llegar “El plato principal”, percibió el olor de la leña quemándose, probablemente una fogata cercana. Dejo de sentir la presión que le halaba al ser soltada aquella cuerda, pero entonces ya no percibió el suelo bajo sí, creyó escuchar “La comida debe cocerse”, y posterior a esto el insoportable ardor al haber sido lanzado directamente al fuego, se agitó violentamente hasta que logró alejarse de las insufribles llamas, logrando con ello apagar sus ropas sin que esto evitara aquellas quemaduras que le formaron rápidamente en, la que era, su hermosa piel.

 

Se permitió entonces abrir sus ojos, le era insoportable permanecer a la espera de lo que podría ser el próximo golpe, encontrándose con las miradas maliciosas de aquellos hombres, eso era,  definitivamente, el iniciar de su epitafio. Jeff se le acercó nuevamente con esa molesta sonrisa burlesca, se disponía a dar el primer bocado.

 

-Muy bien damita- Mostró entonces la espada que escondía en su espalda- Buen provecho.

 

Se abalanzó sobre él, topándose con los brazos, que aunque proporcionaban tal sufrimiento que a su poseedor le parecía increíble poder moverlos, se apresuraron a protegerle como muestra de que aunque aceptaba se final, jamás entregaría su vida con cortesía a ese tipo de individuos.

 

-Pero que molestia…- Y el primer corte se hizo presente, tomo ambos brazos y precipitó con la fuerza el arma que las extremidades se desprendieron completamente, por debajo del codo, de su señor, el grito estremecedor resonó incluso en los alrededores, aquellos era, por mucho, lo más doloroso que experimento en su tranquila existencia, entonces pensó que la oscuridad por fin le acobijaría… La ropa que aún le cubría se le arrebató y su entrada fue profanada sin preocupaciones.

 

Lo había perdido… Su dignidad, en aquel mismo momento en que la primera lágrima delatora escapó de sus orbes, empezó a mover sus piernas en todas las direcciones tratando de liberar un poco del trastorno sufrido, pero uno de ellos impactó directamente en el rostro de su atacante, quien enfurecido, realizó penetraciones con la espada en aquellos músculos hasta donde el hueso se lo permitió. Podía escuchar aún los sonidos eufóricos, distorsionados por los dolorosos movimientos en su interior.

 

Alzó la vista a la luna, demasiado turbado como para hacer cosa alguna, viendo de forma periférica como la herramienta de metal era elevada para seguir una trayectoria que sin duda impactaría en su cuello, cerró sus ojos, su orgullo aún en ese momento, cuanto agradecía que pronto terminara…

 

Un cuerpo abandonado en una playa desconocida…. La cabeza del hijo entregada al padre como símbolo de la venganza realizada. 

Notas finales:

Bueno, espero les gustara (Y les causara un trauma leve).

Espero sus comentarios ^^

 

Marie fuera.


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