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Otra vez, adiós. por Annally

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Notas del capitulo:

Enjoy it.

Los siguientes años que le esperaban serían lo mismo que los últimos veinte que habían transcurrido en una cansada monotonía y estaba dispuesto a enfrentarlos como su mente le indicaba, pero el hastío que le provocaba el solo pensarlo podía más en algunos segundos de su vida.

Las ambiciones eran cada vez más pretenciosas, no le bastaba con el solo seguir como hasta ahora y él podría jurar que a pesar de esforzarse cada día más, nada mostraría cambios en quienes le rodeaban y solo empeoraría con el paso del tiempo. Aún así, debía, y haciéndose creer así mismo que también lo ansiaba, tenía que lograrlo a como diese lugar, al precio que fuese; él sería como su hermano mayor, como LuHan.

No podía quejarse de la posición social y económica que gozaba gracias a su familia, pero sobre todo por su padre y el renombre que tenía al ser uno de los empresarios más destacados del país. Poseía cuanto quería, aunque no lo quisiese en realidad y presumía de lo que realmente no sentía orgullo alguno. Sin embargo, él creía que era feliz, de una extraña manera, pero lo era.

Su felicidad dependía de la complacencia que otros sentían por él.

 

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“Vive la vida de acuerdo a tus convicciones”, aquella frase lo definía a la perfección y lo llevaba a la práctica como si su existencia dependiese de ella. No encontraba impedimentos para tejer su propia fortuna, lo que traería consigo lo que más anhelaba; el éxito.

De las veinticuatro horas del día, catorce se destinaban para satisfacer su constante necesidad de plasmar sentimientos en un papel y de esa fina lámina, darle vida a una composición musical que ayudaría a que su voz pudiese darle el efecto deseado. ¿Las restantes? Eran básicamente para cubrir lo que su cuerpo también exigía, más no era lo primordial al igual que dormir. Era un apasionado, de esos que en la actualidad es difícil de hallar.

Vivía en la zona de clase media de la ciudad, su familia no carecía de lo indispensable, aunque tampoco tenía lujos como alguna vez pretendieron darse. Eso no era motivo para malograr los sueños que creaban un camino hacia adelante, originando ensueños que únicamente podían ser proyectados en su imaginación; no desistía de alcanzar la alucinación que seguidamente invadía su pensamiento y le sacaba la mayoría de sus sonrisas.

Él era feliz, tenía lo esencial para serlo y es que solo dependía de que la satisfacción fuese para si, para nadie más.

 

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BaekHyun solo miraba los autos pasar con la misma expresión sería y sin una mínima pizca de interés, puede que pretendiese mostrar un ánimo forzado, pero jamás terminaba por convencerlo y mucho menos para poder creérselo.

A veces, insistía en buscar con la mirada un motivo, una maldita razón para que la curvatura que se plasmaba en sus labios fuese por primera vez real; ¿a caso sabía lo que implicaba la palabra “real”? Muchas veces llegaba a escuchar esa palabra en boca de otros, leerlo en libros que solo lo hacían apartarse de su realidad y es que justo en ese momento caía en cuenta que para él, lo “real” se basaba en lo que vivía a diario y se asqueaba de solo pensarlo. Era su realidad, no había de otra.

Cuando bajaba la ventana y asomaba un poco el rostro en la abertura que creaba en la puerta, cerraba los ojos para poder sentir como el viento acariciaba y revolvía sin cuidado sus cabellos. Eran contadas las veces que llegaba a sentirse en plena paz, olvidarse por completo de lo que le esperaba en las próximas catorce horas; no perdía nada con darse ese gusto, aunque el chofer lo mirara por el retrovisor y lo catalogara de infantil. Podía cargar con esa culpa, pues una más no era ninguna.

Los minutos que había determinado para disfrutar de una parsimonia incomparable, se esfumaron con la voz del contrario que se hallaba al volante, avisándole que por fin habían llegado a su destino y que era momento para dar inicio a sus actividades académicas. Con una mueca accedió y con pesadez abandonó el auto.

Evitaba tener que recurrir a las prisas, odiaba que lo presionaran llevar a cabo lo que no deseaba y resultaba demasiado contradictorio, pues todo lo que hacía era bajo la presión de su padre.

El paso era lento, se tomaba la cautela de no parecer demasiado desesperado por ingresar al edificio y rendirse a lo que esa mañana estuviese deparado para él. Eran las siete de la mañana y aún el sueño residía en su cuerpo.

-¡Byun!- KyungSoo era como una especie de despertador personal, aunque no sabía exactamente como definirlo al ser el encargado para esfumar de su cuerpo la somnolencia al ser la primera persona que exclamara con tanta enjundia su apellido. Pero si de algo estaba seguro, era de que se trataba de su mejor amigo.

Parpadeó en cuanto fue enajenado de sus pensamientos y creyendo que podía ser sincero en esta ocasión, plasmó una sonrisa. Al menos lo intentaba.

-Soo~- Apenas y era la primera palabra del día e iba destinada a su confidente, pero no se enorgullecía al tratarse de una miserable sílaba que ni siquiera alcanzaba a concretarse al mover la cabeza como si desease saber como se encontraba el otro.

El chico de grandes ojos lo sabía, comprendía en que se basaba el pesar del chico “Byun” y desechando las ideas de mirarlo con lástima, se disponía a obsequiarle las sonrisas que éste no podía hacer yacer en su rostro. Le dolía verlo en una constante decadencia y caer en cuenta de que no podía hacer más por él. Lo hacía sentir inútil.

No perdió más tiempo para pasar uno de sus brazos por encima de los hombros del mayor de edad y ejercer una ligera presión que buscaba externar que siempre estaría para él, que todo estaba bien aunque ambos sabían que eso era una vil mentira.

 

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-Tengo tres boletos para el toquín de esta noche y no acepto un “no” por respuesta. Lo digo por ti Baek- JoonMyun era el más viejo de los tres, el que los hacía reír la mayor parte del día y  en esas pequeñas fracciones del día, BaekHyun si sonreía con sinceridad. JoonMyun siempre se encargaba de planear salidas, escapadas que al final del día se iban por la borda y terminaban por frustrarlo al no lograr nada con dedicar su tiempo libre para hacer de su amigo alguien más vivaz.

Los boletos eran sacudidos con la finalidad de ser acaparadores de toda visión que llegase a toparse con ellos, no dejaban de moverse a causa de la mano de JoonMyun que insistía en incitar a que esta vez no fuese un “no” y por vez primera se tratase de un “si”.

KyungSoo lo dudó por unos segundos, pues de antemano sabía que no era su fuerte el ir a esos lugares y es que pasaría a ser la segunda vez que asistiría a aquel sitio donde una vez perdió la respiración. Terminó por acceder.

-Vamos Byun. Te juro que si en cinco minutos no encuentras tu esquina en esa tocada, nos vamos sin rechistar y tú tendrás la última palabra para la próxima salida- El chico de los ojos grandes sabía que su proposición apostaba más de lo que realmente quería, pero era eso o dejar que BaekHyun se saliera con la suya.

BaekHyun lo consideró, repasó la idea por su mente un par de veces y creyendo que no le hacía daño a nadie, se arriesgó a que su padre lo reprendiera por concurrir a  un sitio de “mala muerte”. Una mentira más, un respiro más.

-De acuerdo, cinco minutos es la pauta para que me convenza el lugar-

JoonMyun y KyungSoo se miraron al mismo tiempo al ver que su insistencia por fin había surtido efecto.

 

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-Padre, en la universidad nos han dejado un proyecto en equipo y como es de saberse, debo de realizarlo con todos los integrantes-  El don que tenía para mentir era impresionante, sin embargo, un sabor amargo invadía su cavidad bucal cada que se atrevía a inventar algo que sabía no estaba del todo mal. No tenía otra salida.

Su padre no le dirigió la mira siquiera, le parecían más interesantes los documentos que revisaba y dando una apariencia de que efectivamente prestaba parte de su atención al joven que se encontraba de pie frente a él, movió la cabeza mientras cada palabra era articulada.

-¿Puedo quedarme por esta noche en casa de KyungSoo? Prometo que mañana a primera hora me tendrás aquí-

Una mirada bastó para que meditara la respuesta que le daría a su hijo. Tornó a seguir divisando los papeles y a pretender que bastante tiempo había dedicado a aquel chico.

-A primera hora-

La noche estaba por comenzar.

 

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Las ansias carcomían la poca tranquilidad que le restaba. Comenzaba a arrepentirse.

No quiso bajar la ventanilla, asomar su rostro y permitir que el viento hiciera su trabajo con él. No pensaba que para ese instante se diese el efecto deseado o como esperaba que efectivamente se diera.

Sus amigos solo podían comentar lo que acontecía en la universidad, las novedades que traía consigo la admisión de nuevos estudiantes y los que arribaban a la institución por el plan de movilidad. Reían como si nada malo estuviese a punto de suceder o como si no estuviesen haciendo algo que atentara contra sus principios; “¿cómo podían estar tan tranquilos?” pasaba por su mente reiteradas veces, más no conseguía respuesta que apaciguaran los crecientes nervios que se apoderaban cada que se sentía más próximo al lugar.

 

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Las luces pasaban a cegarlo cuando coincidían con sus ojos, los entrecerraba para contrarrestar el daño que le provocaba y terminaba por colocar el rostro cabizbajo mientras tomaba otra dirección donde él no pasara a ser parte del trayecto. El bar estaba a rebosar de gente, no había espacio en el cual se pudiese caminar con demasiada comodidad y suponiendo que sería un buen pretexto para salir de ahí junto con sus acompañantes, se dirigió a la barra que era donde se localizaban en espera de una bebida.

-¿No creen que sería mejor el ir a un restaurante y disfrutar de una cena? Digo, hay demasiada gente y siento que empiezo a asfixiarme- Los dos chicos se miraron como de costumbre y soltaron unas cuantas carcajadas al notar que no podía existir excusa más absurda que esa. Inmediatamente se rehusaron.

-Byun, relájate. Recuerda que nos diste cinco minutos y faltan dos- KyungSoo sabía como manejar ese tipo de situaciones, esas en las que BaekHyun hiperventilaba por insignificantes cosas que no ameritaban tanto pánico como el que demostraba.

BaekHyun estuvo a punto de replicar, de contradecir lo que el menor le había recordado, pero la voz de JoonMyun irrumpió para avisar que el show estaba a punto de comenzar.

Agradeció que las luces solo se centraran en el escenario, pero no agradecía que la barra fuese otra zona donde la luz predominara al ser necesaria para quienes se encargaban de atender todo aquel que pidiese consumición.

En todo el establecimiento se oyó una grave voz que presentaba al grupo que estaba por ofrecerles un poco de buena música. “Amber”, ese era el nombre del grupo. Aplaudió como por acto reflejo al igual que todos los presentes y optó por disfrutar.

La media luna que se creaba en esa inigualable sonrisa lo llevó a que su visión se tomase el atrevimiento de descubrir otros sectores que comprendieran al individuo que salía con una guitarra en manos; sus labios se entreabrieron al ser despojado de la razón o pánico que minutos atrás lo atormentaban. El joven que ahora se adueñaba del micrófono, simplemente dio el nombre de la canción y se concentró en dar las primeras notas. Era alto, más alto que él y el color de su cabello combinaba a la perfección con la tonalidad de su piel que no era demasiada blanca, dándole un adecuado toque para que sus grandes ojos coordinaran con las finas facciones que se destensaban cada que miraba al público y esa curvatura en sus labios iba destinado a ellos.

Los segundos pasaban más lentos que de costumbre, su respiración se volvía imperceptible y su mirada solo seguía lo que el músico ejecutaba en el escenario. Contemplaba la forma en que movía su boca al cantar, el movimiento que realizaba con los brazos al tocar la guitarra y el brío con el cual se manejaba en cada estrofa.

No supo en que milésima, desconoció en que santiamén encajaron sus miradas.

El músico le dedicó una sonrisa, mucho mejor que las que había configurado en su rostro en todo ese breve lapso de tiempo que había estado actuando para los espectadores y él sonrió sin mentiras, sin engaños para quien parecía cantarle.

What a beautiful smile

Cada que un verso culminaba, sentía como se exasperaba al experimentar esas sensaciones que eran nuevas para él.

Can I stay for awhile?

Cada uno parecía ser parte de una insinuación que estaba dispuesto a aceptar, pero a rechazar al siguiente minuto que regresara a su realidad.

On this beautiful night

Debía salir corriendo de ahí, negarse una y otra vez que todo lo percibido era un sucio juego de su imaginación. No podía, no quería y para agravar sus ansias, sabía que no estaba dentro de sus opciones el huir de lo que empezaba a necesitar.

 

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Esa noche, resonó en sus cavidades auriculares la voz del músico, se grabó su magnífica sonrisa y pudo dormir como en años no lo hacía.

Notas finales:

...


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